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Capítulo 17, Está ocupado ¡sos ciego o que!

   El plan de Louis era acostumbrar a Azul a estar sentada allí con todos los ojos puestos en ellos. Repitió la misma estrategia tres veces a la semana.

Faltando 6 días para el recital, Azul aún no lograba dominar la sinfonía, su miedo no le daba espacio para memorizar las notas.

Estaba frustrada, podía sentir la tensión en sus músculos, se sentía agotada mentalmente, deseaba poder escaparse y esconderse, pero una parte de ella quería hacerlo, quería enfrentarse a ese sentimiento que no le permitía respirar, deseaba deshacerse del miedo y liberarse, pero no era fácil.

**

Era sábado, Louis buscó a Miranda y a Azul en su auto para invitarlas de nuevo al restaurante.

Miranda vestía más formalmente desde que comenzó a frecuentar ese lujuso lugar, llevaba un vestido ajustado de color crema con escote en la espalda, tenía el cabello liso con ondas en las puntas, su maquillase ligero y natural, para complementar su pinta llevaba tacones altos en juego con su vestido.

También se encargaba de vestir a Azul de la misma forma; elegante y hermosamente. Esa vez llevaba un vestido suelto con volados de color verde agua, el corset era bordado con flores, no muy largo dos dedos más arriba de la rodilla, llevaba medias pantis de color blanco y zapatillas negras, parecía una pequeña princesita de Disney con su cabello largo y extremadamente liso, su piel pálida y ojos llamativos.

Subieron al auto, saludaron a Louis y a Robert quien también estaba en el auto. En el restaurante después de conversar un rato y disfrutar de una deliciosa pizza, "menú elegido por Azul", Louis se recostó en el espaldar de la silla, sus diamantes azules se enfocaron en las almendras de Azul, Su mirada desafiante y picara hicieron que la chiquilla desviará la miraba, no podía soportar el contacto visual de Louis en ese momento.

—Azul, ayer me lastimé mi mano izquierda —Expresó haciéndose el enfermo y dejando al descubierto su mano herida—, podrías ayudarme a tocar el piano hoy, todos en el restaurante esperan. 

—¿Te lastimaste? —preguntó con incredulidad— ¡quiero ver!

Azul se levantó y tomó su mano con desconfianza —No la vendaste a propósito para hacer esto ¿cierto?

—Me crees capaz de fingir estar herido.

—¡Sí, lo creo! Sos muy capaz de fingir cualquier cosa para que yo toque el piano.

—Asssshhh eso duele Azul, no confías en mí —Louis se puso la mano en su corazón haciendo gestos exagerados de que moriría—, Haz hecho un hueco profundo, moriré Azul —dijo con una voz aguda.

Azul y Miranda rieron a carcajadas, por otro lado Robert comenzó a llorar.

—No, no, no mueras hermano ¡Louis no mueras! —vociferaba.

—Ves Azul, ahora mi hermano necesita una canción para calmarse.

Azul  sujetó su mano dándole un jalón para dirigirse al piano, ambos se sentaron en el taburete —Te ayudaré esta vez, fingiré que tu mano está realmente herida.

Louis sonrió sastifecho de haber conseguido lo que queria, finalmente ambos tocaron la favorita de Robert "claro de luna" de Beethoven, se sentía realmente bien sentada enfrente de aquel hermoso piano con el mejor amigo que jamás hubiera imaginado.

**

La cuenta regresiva comenzaba, faltaban solo dos días para el recital, Azul evitaba a Louis a toda costa en el colegio —¿Qué voy hacer? Tengo miedo, —se decía a sí misma, sentada en la orilla de las escaleras—, falta dos días, creo que voy a morir.

 Reposaba su tronco en sus piernas viendo los brillosos que estaban sus negros zapatos escolares.

Aunque pasó toda la mañana evitando a Louis, observó cómo unos mocasines marrones se detuvieron enfrente de ella. Levantó la mirada para toparse con los diamantes azules.

—¡Oh no! —dió un salto y se tapó el rostro con su mochila.

—¡Aja! Estas evitándome, creí que no me habías visto en la entrada pero... ahora me doy cuenta que no fue así.

—¿En la entrada? Pssss, no, no lo recuerdo. No te vi –bajó la mirada, para que Louis no viera la verdad en sus ojos.

—Sí claro. Todo está planeado, Miranda comprará un gran pastel para tu madre, los chicos creo que han practicado como cantarán cumpleaños feliz.

—Aún tengo miedo y si me desmayo de nuevo —confesó la pequeña.

Louis le regaló una sonrisa y acarició su cabeza —Ven conmigo practicaremos un poco.

—Debo ir a clases —manifestó tratando de escaparse.

—Hablé con la señorita Claire, dejará que faltes a clases hoy y mañana.

—Oye, si mi madre se entera, va a matarme.

—Solo serán dos días, sos muy inteligente, seguro que una clase sobre los valores podrías perdértela.

Con la mente en blanco para seguir inventando excusas, no tuvo otra elección que ir con Louis. El salón de música estaba ocupado, los chicos de 1er año estaban practicando para el recital.

—Lo ves todos están en clases, tomaré ejemplo e iré a la mía también —Azul volteó para dirigirse a su salón, pero Louis la tomó de su mochila y le dió un jalón.

—Está ocupado, ¿sos ciego o qué? —Chilló Azul apretando los dientes molesta por la insistencia de Louis.

—¡Es perfecto!. Entraremos.

Ambos se dirigieron al salón, Louis con una cara de "entrarás" y Azul con deseos de tener rayos láser en sus ojos para matarlo.

—Buenos días chicos, quiero presentarles a Azul Caroline Smith —gritó Louis al entrar—, Buenos días señorita Emily me permite un segundo —pidió permiso a su profesora.

—Buenos días Louis. Claro adelante —dijo la señorita Emily confundida por la inesperada interrupción—, ¿Y ahora que se trama este pibe? —Se dijo a sí misma en voz baja.

Louis dió pasos firmes hacia adelante arrastrando a Azul quien se negaba a entrar.

—Azul les tocará una pieza de Beethoven, es la mejor pianista que conozco, así que todos pueden oírla, por favor solo llevará unos minutos y luego nos iremos —explicaba a los chicos en voz alta.

Finalmente llegaron al piano, Louis alzó a Azul como si de una muñequita se tratara y la sentó en el taburete. Con sus manos la sujetó de los hombros, se inclinó y le susurró al oído.

—Les pediré a todos que salgan para que puedas tocar, pero... para que no sientas miedo... —Sutilmente arregló su cabello hacia atrás, luego cubrió sus ojos con un pañuelo negro —La señorita Emily me contó que practicaste tanto que memorizaste las notas, podrías tocarla con los ojos cerrados.

Louis enderezó su tronco —Chicos vamos todos afuera. ¡Todos salgamos un momento! —comenzó a gritar.

Todos los estudiantes se levantaron confundidos pero, Louis hizo señas para que permanecieran sentados, sin embargo seguía solicitando a todos que salieran, se dirigió a la puerta y la cerró con fuerza, con la intención de que Azul pudiera oírla.

—Bien, estamos solos, ahora podés comenzar.

Azul sabía que no estaba sola, algo dentro de ella permanecía alerta "no estoy sola", "nadie salió" aunque su corazón lo sabía su mente intentaba engañarla. Una voz interna le decía ¡confía en Louis! Louis es tu amigo y él no miente.

Fue entonces como su corazón y su mente se fusionaron, sus manos se elevaron al teclado, logró sentir la textura y el frío del mismo, se ubicó en la posición correcta, presionó algunas teclas para escuchar el sonido y asegurarse que estaba justo en el lugar exacto.

Lentamente comenzó con la melodía, no fue difícil dejarse llevar por el sonido de la música, casi podía sentir que estaba sola. Su mente la transportó a un hermoso prado como en su sueño, Louis estaba allí, justo al frente.

Ya no tenía los ojos vendados, podía sentir el sol tostando su piel, la brisa rozando sus mejillas, se sentía feliz como si el mundo no existiera, como si el tiempo se hubiera congelado para todos menos para ella, esa sensación que la música generaba le encantaba, la hacía olvidarse de todo y de todos.

Al terminar, su mente traidora le recordó, que estaba en el salón con los estudiantes de música de 1er año, se quedó unos segundos con los dedos aún puesto en las últimas notas que había tocado, sin quitarse la venda, dijo en voz alta;

—¡Louis! Sé que los chicos no se fueron.

Todos al oír esto comenzaron a reír, dieron aplausos y silbidos, algunos gritaron ¡Bravo!

Azul se quitó la venda, Louis seguía a su lado, ella se puso de pie encima del taburete y lanzó su brazos alrededor de sus hombros para darle un abrazo, Louis lo recibió alzándola despegando sus pies de la superficie del taburete, rodeó a Azul por completo.

—Gracias Louis.

—Soy yo quien debe agradecer, he aprendido con vos más de lo que crees.

Nota: veánme aquí de nuevo intentando volar jajaja, les dije que el capítulo anterior era mi favorito bueno este tambien lo es, es que me parece tan lindo espero que les guste tanto como a mí bye.

nos vemos pronto, no olvides regalarme una estrellita de amor.

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