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Un dulce y cálido beso


Al día siguiente Shindou se levantó temprano, viendo que ella seguía sumida en un profundo sueño fue a darse una ducha revitalizante, luego de vestirse salió de su pieza para ver si su hijo ya estaba despierto, al abrir la puerta el chico no estaba y la cama estaba sin hacer, incluso el baño estaba con la puerta abierta.

- ¿Dónde se habrá metido? - se preguntaba Shindou ya que su hijo no podía estar solo mucho tiempo ya que podía hacer mil travesuras.

Regresó al pasillo y pensó un poco las cosas, llevaba una vida llena de reglas y algunas cosas debían de cambiar, al llegar a las escaleras solo miró el retrato de su esposa y lo contempló - Querida mía, no sé si he tomado la mejor decisión, no siento nada por mi asistente, me sentí solo todo este tiempo y la tomé a ella para llenar el vacío que dejaste, pero en verdad ella no lo logra ¿qué debo hacer?

Las cortinas de la habitación de Akane se movían suavemente, la luz era tenue y el ambiente agradable, Hiroshi en la madrugada se había venido a dormir ya que las pesadillas siempre se hacían presentes y más con lo que ocurrió, así que ella le había permitido quedarse y ahora ellos estaban dormidos y él muy gustoso abrazaba al gatito de peluche de Akane.

Ella despertó y admiró a Hiroshi mientras dormía, acarició sus cabellos y este solo se movió- Mamá- Musitó mientras seguía dormido. Akane solo sonrió, en verdad soñaba con las caricias de su madre.

- Ahora ya tendrás una nueva mamá. - dijo Akane, el chico despertó de golpe escuchando lo que ella dijo.

- Madrastra querrá decir. - dijo, ella solo se asustó por la brusquedad con la que despertó él y dijo eso. - No quiero que ella se case con papá.

- Tan temprano y ¿ya de mal humor? - Akane con su dedo tocaba la mejilla del niño. - Sonríe que estás muy chiquito para pensar en problemas, tu solo trata de preocuparte por jugar y estudiar.

- Bien, le haré un regalo para celebrar. - Hiroshi ya tenía claro que buscar para darle, pero se tendría que aguantar el regaño que su padre le iba a dar.

Ellos dos se levantaron de la cama, pues pronto sería la hora de desayunar, Akane mandó al pequeño a lavarse los dientes, bueno como todas las mañanas ella le había enseñado una rutina para que hiciera todos los días. Ella solo fue a lavar su rostro y cepillar sus dientes.

Hiroshi terminó de hacer todo y rápidamente bajó para ir a encontrarse con su padre- ¡Buenos días! - el niño saltó para abrazarlo ya que este se encontraba pasando.

- Buenos días- le da un beso en la mejilla- he ido antes a tu habitación y no te he encontrado en tu cama ¿dónde estabas?

- Ah pues me fui a dormir con mi maestra tuve una pesadilla y ella veló mi sueño hasta que me quedé dormido.

- Parece que la quieres mucho ¿verdad mi niño?

- La quiero demasiado.

Shindou dejó a Hiroshi en el piso y fueron a desayunar. Akane luego los alcanzó y comenzaron sin la asistente, que pronto comenzó a buscar el calor del otro cuerpo, se dio cuenta de que ella estaba sola. Estaba algo indignada pues quería despertar con él y sentir sus caricias y besos, pero no, él la había abandonado.

Se levantó y sentía el mundo en sus manos, aprovechando que ahora era la novia de un hombre importante se daría ciertos lujos y con astucia pediría lo que se merecía, la vida que siempre quiso.

Se paseó como dueña y señora de la Mansión, incluso ahora tenían que mostrar más respeto a ella pues sabían del carácter que tenía. Llegó al comedor donde estaban los tres terminando de desayunar muy animadamente, saludó y se acercó a Shindou para darle un muy cariñoso beso en la mejilla.

Eso hizo que Akane volviera a sentir un pequeño dolor en su pecho, no le dio importancia, en tanto Hiroshi solo miró a otro sitio con una cara de disgusto y asqueado.

Akane ahora tenía tiempo para hacer sus cosas, tenía mucho que adelantar para la semana, mientras solo estaba en el jardín sentada escribiendo muchas cosas, incluso respondiendo una carta de sus padres que había recibido el jueves, más tarde se encargaría de llevarla.

Shindou ahora que disponía de tiempo solo quería jugar con su hijo ya que el pequeño se lo había pedido y no podía negarse.

La asistente novia de Shindou lo convenció para que le cumpliera sus caprichos, así que por ahora ella se la pasaría de tienda en tienda.

Shindou narraba el partido mientras jugaba con Hiroshi, Akane solo los miraba y sonreía de vez en cuando, además de que la risa del pequeño iluminaba y alegraba su día.

Ella terminó y ya que ellos estaban en el césped cansados les extendió una toalla a cada uno- Me alegra que se diviertan, tengo que salir si no le molesta, estaré aquí cuanto antes.

- No se preocupe es su día libre, además Hiroshi promete portarse bien en su ausencia.

- Que bueno, con permiso me retiro. – dijo para luego tomar sus cosas e ir dentro.

Shindou pidió que se fuera a bañar, pero él simplemente dijo que tenía algo que hacer antes de eso, él aceptó y lo dejó solo para ir a refrescarse, viendo que su padre ya no estaba en la mira fue a donde estaban las flores y como la tierra estaba húmeda decidió tomar una pala de jardinería y buscar cosas.

Encontró unas lombrices de tierra y directo las puso en una cubeta para que no se le escaparan, luego cuando reunió unas cuantas fue corriendo a su cuarto y buscó cajas de regalos anteriores que aún conservaba y las metió dentro para cerrarlo todo bien. Luego fue a bañarse.

Un rato después tanto Akane como la novia de Shindou se encontraron en la entrada, esta venía muy cambiada, miró a la castaña con superioridad y siguió adelante y de paso todos los paquetes que tenían que bajar.

- Pero si es que se ha traído la tienda. - pensó, a pesar de que Akane anteriormente había ido de compras, solo compró le que más necesitaba además ella se había negado a recibir tal trato de parte de Shindou.

Hiroshi al ver que ya había llegado se apresura con la caja para entregársela- ¡Te tengo un obsequio!

Shindou se acercó ya que le parecía interesante saber lo que su hijo quería darle, tal vez algo hecho a mano o una cartita.

- A ver criatura ¿qué tienes para mí? - ella tomó el obsequio y lo abrió, fue tal la sorpresa que solo pudo gritar de disgusto. La caja cayó al suelo dejando ver el contenido – Eso es inaceptable.

- ¿No le gustó? Pero es que se convertirán en mariposa... y son muy lindas.

Ella solo miró a Shindou enojada y se fue de ahí, éste solo pensaría como darle una reprimenda. Akane solo levantó la caja y sintió como que le iba a dar algo, no acostumbraba a tratar con esos pequeños animalitos.

- Haz el favor de devolverlas a su sitio y tendremos mucho que estudiar porque las lombrices no se convierten en mariposas.

Hiroshi se fue con la caja al jardín, ella solo se fue a sentar porque andaba algo aprensiva con lo que vio.

- No sé qué haré con mi hijo, siempre es un problema. - Shindou contempló que Akane estaba algo pálida- ¿está usted bien?

- Si, solo que me dan un poco de pavor los animalitos de ese tipo. - ella suspiró- ¿no va a ver a su novia? Ella fue la afectada.

- Supongo que en cuanto entre a la habitación me armará un pequeño lío, hasta entonces esperaré que se le pase un poco. Si me disculpa voy con mi hijo.

- Pero no le grite fuerte- pidió ella, él solo sonrió pues en verdad lo estaba malcriando.

Una vez que se encontró con Hiroshi lo llamó autoritariamente, él solo escuchó la voz con ese tono ya sabía que esperarse.

- Mande padre. - dijo, aún sintiendo temor decidió enfrentarlo.

- Ya sé que no estás de acuerdo con que yo salga con ella, pero toma en cuenta que estuvo a tu lado desde que la conoces, aunque hubiese sido por un corto tiempo, ya sabes que te quiere.

- Ella es buena como tu asistente... no como mi madre y no quiero que te cases con ella. - dijo muy enojado.

Shindou estaba perdiendo un poco la paciencia- Debería darte unas buenas nalgadas por tu comportamiento.

- Pero padre, usted nunca me ha pegado...- Hiroshi salió corriendo y gritando por su vida, Shindou salió tras él pues solo quería darle un pequeño castigo y lo que dijo antes solo era una advertencia. El niño al ver a su maestra se escondió tras ella.

- Pero ¿qué ocurre? ¿por qué el escándalo? Shindou-san ¿puede decirme? – Preguntó Akane muy confundida por cómo estaban los dos; Hiroshi señaló a su padre acusándolo de querer darle unas nalgadas. - Hiroshi-sama, es de mala educación señalar a la gente y la forma correcta es utilizando dos dedos, pero no señale a las personas.

Shindou tuvo que explicar mejor las cosas, ahora solo le daría un castigo leve- No habrá postres para ti en dos días.

Había dado en lo que más le gustaba a su hijo, los postres eran su debilidad y quitárselos era un buen castigo. Luego lo obligó a disculparse, fueron a donde estaba la chica que estaba admirando sus nuevas posesiones, hasta que ellos dos llegaron.

- Hiroshi tiene algo que decirte. - Shindou lo empuja un poco al frente.

Él miró para todos lados para no mirarla directamente a los ojos y trató de formular la oración- L-lo... lo si-sie-lo sien... ¡LO SIENTO, PERO NO LA QUIERO! - él chico salió corriendo a su habitación, Shindou enojado iba a ir tras él, pero esta lo detuvo.

- No, déjalo, es un niño y comprendo que aún no me tenga suficiente cariño.

Si se tuviese que quedar sin postres estaba bien, además un par de días pasaban rápido, Shindou decidió que no dormiría con su asistente por el tiempo que estuvieran en una relación de novios y eso que todavía no le proponía matrimonio porque en su corazón había dudas.

Akane para consentir a Hiroshi por dos días de no comer dulces, decidió hacer un dulce de naranja, Hiroshi siendo su ayudante para realizar esa labor, estaba desanimado sentado en la encimera de la cocina mientras Akane reunía los ingredientes.

- No me gusta verlo triste, además hoy se lo haré especialmente para usted.

- No dudo que quede delicioso, solo que papá no me mira como antes, por lo menos con un poquito de cariño.

- El amor no se termina, eres su más grande tesoro, solo que a veces todos nos enojamos con nuestros seres queridos y bueno para sanar el alma siempre hay que perdonar.

- Eso quiere decir que ¿tengo que perdonar que se case con ella?

- No, que perdone la lejanía, la indiferencia y el rechazo de su padre, además no quiero que su pequeño corazón se enferme, por eso aprendí que, aunque me doliera lo que hiciste la otra vez debía de perdonarte.

- Perdón, no debí hablar.

- Eso quedó en el pasado, ahora tu eres mi asistente y tienes que sonreír- Akane hizo que la imitara, puso un dedo en la comisura de sus labios y el otro de igual forma y con ese gesto formó una sonrisa, eso hizo que Hiroshi instantáneamente sonriera.

Pasaron entre los dos haciendo la mezcla y luego la metieron al horno, Akane preparó la cubierta con rayadura de naranja y miel. Ella sonrió al ver al pequeño con esas manchas de harina en su rostro.

Como tenía su móvil decidió sacar unas cuantas fotos de los dos y al finalizar tomó una con el dulce que habían hecho para tenerlo de recuerdo.

Akane y Hiroshi después de tomar el almuerzo, partió el dulce y entre los dos lo comieron pues sabía muy bien y no cualquiera lograba que no se sintiera amargo y ella había podido tener el dominio de los sabores.

Como Shindou y su asistente llegaban a casa para la cena, el chico solo se mantuvo a la raya ya que sentía a su padre muy molesto y distante, así que prefería no saltarle para abrazarlo, aunque se moría por dentro por el cariño de su padre, luego se retiró a su pieza a conversar con la foto de su madre.

Quién se encargaba de arropar al niño era Akane pues Shindou no se atrevía a romper el hielo, ninguno de los dos para ser exactos.

Akane esa noche bajó a preparar un poco de té de manzanilla, y se encontró nuevamente con Shindou mientras comía un poco de pastel de naranja. Fue algo incómodo.

- Lo siento por interrumpir.

- No descuide, vi esto y se me antojó probar. - suspiró un poco largo mientras partía un trozo con el tenedor.

Akane siguió adelante para preparar su té- sabe tanto usted como Hiroshi son muy tercos, ninguno quiere aceptar que se necesitan, esto los está matando de tristeza. - dijo mientras calentaba el agua, para luego sacar una taza y el té.

- Pero todo esto que ha hecho, él siempre fue travieso, pero se está pasando de la línea.

- Tal vez, pero es que Hiroshi aún no lo asimila del todo, supongo que deben de hablarlo con calma y no pierda la paciencia. - Ella toma asiento mientras está listo el agua.

- Todo esto es demasiado difícil, a veces me pregunto si hago lo correcto, confieso que hay veces en que dudo sobre mi relación, me estoy obligando a amar a alguien, pero en ningún momento han surgido esos sentimientos tan fuertes como los tuve con mi primera esposa.

Akane al saber eso, sintió algo diferente en su corazón, ¿esperanzas nacían? Pero ella ignoraría esos sentimientos.

Para cambiar el tema decidió enfocarse en lo que estaba comiendo- esto está delicioso, el chef ha hecho un postre muy rico.

- No ha sido el chef, su hijo y yo lo preparamos en la mañana. - Akane se fijó que casi no quedaba en el recipiente- Se lo ha terminado todo, lo hice especialmente para Hiroshi-sama, me parece que mañana le tendrá que dar una muy buena explicación cuando descubra que alguien se lo ha comido.

- No es mi culpa, estaba delicioso y cuando estoy triste como de más.

Akane fue a preparar el té. Mientras Shindou la veía de arriba abajo, sus delicadas curvas lo hacían delirar un poco y eso que estaba en pijamas, aún con eso lograba atraer su mirada.

Ella elaboró su té y se sentó a esperar que se enfriara solo un poco, Shindou tuvo la genial idea de partir su postre para darle un trozo a ella, lo puso en frente y Akane solo se admiró por ello, ¿qué estaba pasando por su mente?

- Abra la boca. - pidió él, eso la hizo sonrojar pues ese gesto era algo más entre una pareja y ellos no eran nada.

- Disculpe, pero eso no me parece correcto ¿qué pensaría su novia si nos ve en esta situación?

- No tenga pena, la considero una amiga que da buenos consejos y le quiero compartir de este postre que usted hizo. - Aún tenía el tenedor con ese pedazo ahí esperando ser mordido por ella.

Ella no dijo nada y se acercó para darle un bocado, la tierna manera de hacerlo le encantó a él ya que desbordaba inocencia y vergüenza, incluso disfrutaba ver sus mejillas coloradas.

Ella se bebió su té lo más rápido que pudo y se retiró pidiendo permiso, no iba a resistir mucho de esa forma, Shindou solo esbozó una sonrisa pues esa muchacha era un total encanto.

Era de día y no se hizo esperar el grito de Hiroshi descubriendo que no había ni el pedazo que quedaba anoche antes de que Akane se fuera a dormir. - Está vacío ¿quién fue? - dijo con enojo y con su respiración algo alterada.

Shindou salió a enfrentarlo - Lo lamento hijo, pero es que estaba delicioso- lo tomó en brazos- pero créeme que no quise hacerlo, sabes tú y yo nos hemos distanciado estos días y para celebrarlo he decidido que saldremos a pasear en el yate que tengo, así podremos salir, hace mucho que no lo haces y bueno pienso que un paseo familiar es buena idea.

La asistente se acerca y los escucha- eso es, algo familiar entre los tres, pequeño Hiroshi- ella le toca la pancita para hacerle cosquillas. Este solo ríe, por lo tanto, Akane sentía sobrar así que salió de la cocina.

Antes de que él se fuera a trabajar tocó la puerta de la habitación de Akane, ella abrió- ¿Se le ofrece algo?

- ¿Puedo pasar? - pregunta a lo que ella señala que pase adentro- quería pedirle que nos acompañe el viernes.

- Usted dijo familiar y yo no soy de su familia.

- Le dije considérese parte de la familia, además usted le hará falta a mi hijo que tanto la necesita. Por favor, diga que sí.

- Bueno, espero no molestar.

- De ninguna manera, con su presencia nos alegraría mucho. No se diga mas y vaya escogiendo que ponerse, en todo caso usted cuenta con mi apoyo para comprar.

- Le agradezco, con el salario me alcanza y sobra para hacer unas compritas.

Al salir Shindou de casa con su asistente, ella y Hiroshi comenzaron con la clase de música, él iba mejorando en su canto y con el piano. Suerte que su padre siempre iba a trabajar para que pudieran usar el sitio, aunque Akane siempre pensaba qué reacción tendría él.

Cuando Akane estuvo libre dejó bajo supervisión al pequeño, salió a comprar ya que ahora tenía una buena cantidad de dinero, visitó varias tiendas en busca de nueva ropa, justo ya había encontrado un lugar donde vendían ropa muy linda.

Ahora podía permitirse ciertas cosa y lo que más le atrajo la atención fue una cámara, no dudó en comprarla y llevarla consigo al viaje, le encantaba fotografiar y la necesitaba en su vida, pasó por un par de refrescos y volvió al auto que la llevó devuelta a la mansión.

Una vez de vuelta Hiroshi fue corriendo a recibirla, ella le entregó el refresco, todos los paquetes fueron bajados, directamente ellos fueron a ver las compras. Akane había comprado varios conjuntos y vestidos, no sabía que ponerse para ese día.

- Que tal si se prueba los atuendos y vemos como le queda.

- Buena idea, espérame un momento. - Akane dejó su refresco a medio tomar y tomó las prendas y fue modelando al chico, ella solo necesitaba de su aprobación. Bastó un poco para que el diera un sí al conjunto.

El viernes no tardó en llegar, estaba todo listo en el puerto, el auto venía por la carretera, Akane estaba muy feliz porque podía hacer una de las cosas que más le apasionaba, tomar fotos, la asistente por su puesto que estaba molesta, porque para todos lados tenían que llevarla, Hiroshi podía disfrutar por fin de una salida sin tener que mentir y Shindou solo estaba pensando en algo que lo desconcertaba y el motivo se encontraba en el asiento de atrás, en todo ese tiempo Akane estaba ocultando algo muy bien.

Al llegar por fin, bajaron todas su cosas para llevarlas adentro, Shindou se puso en la entrada del yate para ayudar a subir, pretexto por otra razón, ayudó a su hijo a subir, luego le ofreció la mano a su novia y de paso llamó la atención de una distraída Akane.

Ella se dirigió rápidamente- lamento retrasarme, el paisaje está muy bonito. - dijo en lo que ya iba a subir.

- Permítame ayudarla, no queremos que pase un percance con su cámara. - la ayudó a subir, moría porque en verdad había escogido un atuendo muy hermoso.

El capitán que tomaría el mando los saludó a todos, Shindou dio la orden de zarpar y comenzar el recorrido, fueron a sentarse mientras, el castaño sacó unas gafas oscuras para el sol con un solo fin, poder disfrutar de la vista que tenía al frente, la maestra de su hijo.

Su novia estaba abrazada a él, podía tener todos los detalles con ella, como rodearla con su brazo para que no dijera nada, pero sus ojos estaban enfocados en Akane, desde que la vio por primera vez usaba ropa no muy reveladora, faldas un poco más debajo de la rodilla, pero esta vez se había lucido con esos pantalones cortos en color blanco, eran un poco anchos, pero perfectamente modelaba su trasero.

Cada día se sorprendía más de ella, todo ese cuerpo se ocultaba muy bien bajo esas prendas que llevaba diario. ¿Cómo pudo su exnovio ser un imbécil para dejarla por otra?

Envidiaba a su hijo por tener toda la atención de ella, esos pequeños abrazos y las ligeras caricias en el cabello.

Un ayudante les ofreció de tomar una bebida refrescante, la brisa movía sus cabellos, Hiroshi y Akane estaban de lo más animado mirando el paisaje mientras bebían, Shindou se levantó y fue con su novia a ver si veían delfines.

El niño tomó la mano de Akane para ir con su padre, los cuatro trataban de ver si aparecían delfines cosa que ocurrió estando muy lejos, los gritos por parte de Hiroshi y un poco de Akane no se hicieron esperar.

La joven mujer solo rodó los ojos pues ver delfines no era tan impresionante, a Shindou sin embargo le encantaba ver las reacciones de Akane, tan espontanea y con esa alegría que poco podía ver en ella, disfrutaba como muy entusiasta tomaba fotos con una agilidad impresionante.

La asistente fue un momento al baño, Akane seguía con Hiroshi viendo el paisaje, pero a cierto castaño le gustaba la vista que tenía en frente, esas hermosas piernas, no era posible que semejante mujer se resistiera a amar nuevamente y definitivo algún hombre sería muy afortunado de tenerla a su lado, además a su mente llegó una duda, si ella ya había tenido pareja seguramente había sido de otro.

Apretó los puños y maldijo al desgraciado que se aprovechó de un inocente corazón y la tiró así sin importarle sus sentimientos.

La chica volvió y sacó al castaño de sus pensamientos, Akane y Hiroshi bajaron pues el niño tenía que usar el baño y ella lo iba a acompañar hasta el camarote principal, había una cama increíble y muy mullida, ella se sentó ahí mientras esperaba al niño.

Shindou bajó de igual forma, pero con la excusa de buscar al ayudante para que sirviera unos tragos y los llevara a cubierta, al ver que el camarote estaba con la puerta entreabierta fue y se encontró con Akane sentada de una forma muy seductora, al menos eso le pareció ya que ella parecía estar esperando al hombre de sus sueños.

Ella solo lo miró, en eso sale Hiroshi del baño- Listo he terminado.

Akane solo se levantó para ir con el niño, pero Shindou le impidió a ella irse, solo dejó que Hiroshi siguiera solo.

Ahora que estaban solos- Es que quería hablar con usted.

- Parecemos como si estuviésemos haciendo algo incorrecto, tener que escondernos de alguien.

- No pasa nada, tranquila, solo quería preguntarle si se está divirtiendo.

- Pues mucho, he sacado tantas fotos que me siento como cuando cursaba el instituto, pero bueno tuve que dejarlo para enfocarme en mis estudios.

- Comprendo, solo que estuve pensando algo, no me malinterprete, pero usted se ve muy bonita con ese atuendo que eligió para hoy. Su ex fue un estúpido por dejarla, si yo tuviese una mujer como usted la valoraría y cuidaría mucho.

- ¡¿Pero que dice?! – ella se sonrojó. – Usted solo se está fijando en el físico y no en el alma... por eso cuide a su novia y no la engañe.

Akane estaba en una posición cercana a la cama. Hubo un movimiento brusco que los hizo caer a ambos sobre aquel colchón. Él encima de ella, algo comprometedor, se miraron a los ojos y sus corazones comenzaron a latir con fuerza, Shindou solo por instinto se iba acercando, una oportunidad así no se daba siempre, ella casi no se podía mover, un ligero roce de labios y él rodó fuera de la cama ya que ella lo empujó mientras gritó por lo que estaba pasando.

Simplemente salió y fue al baño que se encontraba fuera de la habitación, él muy impresionado se levantó- ¿Qué es lo que me pasa con ella? - se preguntó mientras se sentaba en la cama, no pasó mucho para que su novia muy enojada, al saber que se habían quedado los dos solos en esa habitación, llegara a ver que estaba pasando.

- ¡Shindou Takuto! Con que me quieres ver la cara de...- ella enmudeció al ver el lugar solo con él.

- ¿Decías algo querida?

La chica miró la pequeña habitación, luego fue al baño no había rastro de lo que buscaba, o sea Akane.

Akane luego de lavar su ruborizado rostro subió y vio que Hiroshi estaba solo, se sentó a su lado- ¿Quieres ir con el capitán?

- Si, quiero que me enseñe a manejar el timón. - Dijo, Akane lo llevó arriba y el hombre muy amable le enseñó y hasta le puso su gorra. Akane tomó unas foto del pequeño.

Shindou y su asistente volvieron, él de una se tiró el trago que había pedido, no sabía que pasaba con él, recordar esos suaves y delicados labios, tan cálidos y ¿dulces? hacía que su corazón latiera de una forma muy linda.

El yate paró para estar un rato en reposo, Hiroshi y Akane bajaron, el menor sacó de su maleta unas gafas con aro rojo para sol y se las puso, la institutriz no podía mirar a Shindou ahora, era muy incorrecto que él se fijara en ella ya que tenía novia. Solo trató de enfocarse en las fotos que había tomado.

Unas horas después estaban de regreso, Shindou con las intenciones nuevamente, ayudó a Hiroshi y a su novia a bajar, mientras estos seguían el aprovechó la distracción y para ayudar a bajar a Akane la sostuvo por la cintura asegurándose de que tocara tierra firme.

- No es correcto esto- ella le dio una mirada seria.

Shindou sintió su carácter fuerte, una chica que se daba a respetar, tan hermosa y gentil pero ese geniecito que tenía lo hacía desearla.

El viaje fue tranquilo de regreso, Hiroshi se quedó dormido mientras Akane cabeceaba, de alguna manera la tranquilidad hacía que estuviera así, cerró los ojos unos momentos y a su mente venía aquel momento en que hubo ese encuentro, aquellos ojos marrón rojizo, sus labios que apenas rozaron los suyos. Despertó y sacudió su cabeza tratando de alejar esos pensamientos, definitivamente no, podía ser muy guapo, inteligente pero no soportaba la infidelidad, en ese caso ella era la otra y no quería arruinar su relación.

Un hombre se paró a la distancia de la mansión Shindou, observándola en todo su esplendor. - Al fin te encontré Akane.

No tardó mucho para que el auto llegara, ellos bajaron Shindou cargó a su pequeño durmiente, la chica de cabello azabache sintió una mirada y volteó al lugar, solo vio como alguien se ocultaba. Akane inocente a lo que vendría fue dentro con el resto.

No pasaron muchos día y uno de tantos su móvil timbró, ella contestó y escuchó una voz que no había oído en mucho tiempo.

- Mi querida Akane ¿se acuerda de mí?

- ¿Cómo consiguió mi número? - dijo con su voz algo temblorosa.

- Tengo mis medios ¿nos podemos ver?

- Todo terminó entre nosotros, ¿no que la otra era más bonita, con mejor cuerpo? Así que no me llame- ella muy enojada cerró, luego suspiró.

En la clase estuvo algo distante. Tanto que Hiroshi la tenía que sacar de las nubes de vez en cuando.

Shindou estaría fuera dos días por asuntos de negocio, las cosas en la mansión y la oficina estarían a cargo de su asistente.

Entre ellos dos solo habían miradas por lo que pasó, ella mantenía su distancia para no caer en su juego, Shindou cada día que pasaba después de lo que hubo en el yate, sentía como su estómago era invadido por maripositas que revoloteaban, no recordaba tal sensación desde que conoció a la madre de su hijo, su amada esposa.

Llegó el día en que partiría, se despidió de su hijo y justo cuando su novia le iba a besar el prefirió darle un dulce beso en la frente, eso la dejó desconcertada ya que últimamente no la deseaba y no demostraba tanto cariño como antes y la única responsable de seguro era Akane.

Una vez que él dejó la mansión todo el mundo tomó sus posiciones, Akane y Hiroshi estaban como siempre, en medio de muchas materias y lecciones.

La asistente calculaba su siguiente movimiento, despedir a Akane, no tenía que pedir permiso a Shindou pues ella sería en un futuro la esposa y dueña de todo.

Una noche antes de irse a dormir Hiroshi entró en la habitación de su padre para buscar un libro que él tenía, en eso siente pasos y se esconde en el armario, entra la novia de su padre y tira su bolso.

Estoy cansada de esto, Takuto no me presta suficiente atención, para él solo está Hiroshi, juro que cuando nos casemos se irá a estudiar a un internado, de eso me ocupo. - Ella fue al baño a desvestirse y tomar un buen baño.

Hiroshi salió de su escondite y se fue a su cuarto donde rápidamente se metió a su cama algo asustado. - ¿ella siempre ha sido así? - dijo audible para él.

Akane llegó a darle un beso y arroparlo, él no dijo nada de alguna manera saldría de esto y su padre no dejaría que él se fuera o ¿sí?

Al día siguiente Akane fue a la oficina de Shindou, en donde la joven mujer estaba ahora sentada. – ¿Me mandó a llamar?

- Yamana-san, al principio pensé que sería correcto, pero al momento de verla supe que sería un problema, conozco a las de su clase, son unas zorras disfrazadas de ovejas, no crea que no me he dado cuenta de que usted mira a Mi Novio.

- ¡Un momento, yo no estoy aquí para ligarme a nadie! Yo estoy aquí porque Hiroshi me necesita.

En eso cae un sobre en el escritorio- Pues queda despedida, si usted no dimitía yo me encargaría de correrla de aquí y por fin me libraré de usted hoy. Esta será su liquidación y vaya empacando las cosas la quiero fuera de aquí, tiene hasta mañana en la mañana.

Akane solo se retiró con lágrimas dejando el dinero y si quería que se fuera ya se las arreglaría. Ella de inmediato subió y tomó una maleta, Hiroshi extrañado de que su maestra no había ido a buscarlo para el desayuno entró y vio lo que hacía.

- ¿Te vas? - preguntó acercándose.

- Lo siento... pero creo que es necesario, no puedo vivir en el mismo techo donde crean que estoy aquí por otras cosas. – Akane se sienta en la cama y pone sus manos en los hombros del niño- quiero que te sigas portando bien y recuerda todo lo que te he enseñado.

- Pero señorita Yamana, no quiero que se vaya- el chico la abrazó y comenzó a llorar.

Ella se disculpó y recogió sus cosas, en lo que Hiroshi fue a la habitación de su padre, se subió a la cama y marcó el número que le había dejado en marcación rápida, como lo tenía apagado él dejó un mensaje- Papá, Yamana-san se va de casa para siempre, por favor ven, no quiero que me deje.

Akane salió sin llevarse algunas cosas, quizás cuando encontrara un nuevo lugar vendría por el resto, solo se llevó lo esencial, Hiroshi fue detenido por la novia de su padre, entre llantos y gritos el niño pedía que regresara.

Ella lo sacudió un poco para que volviera en sí, esa actitud no era digno de alguien de su clase, entre gritos decía que no pararía hasta que ella volviera, lo único que ella hizo para que parara fue darle una cachetada.

Todos los que estaban presentes se asustaron, jamás había llegado a tanto y eso que el señor perdía rápido la paciencia- el niño volvió en sí y se llevó la mano a la mejilla- No me vuelvas a tocar ¡te odio! - salió corriendo.

- ¡Hiroshi! - volteó a ver al resto- ¡Vuelvan a trabajar inútiles!

En cuanto Shindou estuvo desocupado revisó la llamada y quedó extrañado al escuchar el mensaje, lo repitió varias veces, muy desesperado pidió reserva para el vuelo de la tarde, tenía una última reunión dentro de una hora así que le daría tiempo.

Hiroshi se encerró dentro de su habitación y por ningún motivo saldría hasta que volviera su padre.

Ella se paseaba por toda la casa con una copa en la mano, ya le echaría un cuento barato a Shindou cuando llegara.

Cuando las cosas se calmaron un poco el mayordomo junto a una mucama, llevaron alimento al pequeño que estaba preso del terror, abrió solo porque recordaba que debía comer a tiempo.

La tristeza lo embargaba a cada hora que pasaba, estaba preocupado ella no llevaba nada más que solo un mes con ellos y la quería mucho, demasiado ¿ahora qué sería de ella? Al anochecer comenzó a llover y su preocupación aumentó más.

Algo mojado llegó Shindou a la casa con un paraguas, él mayordomo se acercó a ayudarlo- Vaya que si está fuerte- dijo mientras traían una toalla para que se secara.

Al pequeño se le avisó que había llegado, tardó un poco en reaccionar, Shindou subió las escaleras y al pasar vio aquella habitación solitaria, su aroma había quedado impregnado, dolía la ausencia, luego fue con su hijo, ambos se abrazaron.

- Hiroshi, hijo ¿qué pasó? Vine en cuanto pude, pero veo que es demasiado tarde.

- Tienes que encontrarla, estará pasando hambre y frío, se estará refugiando en las calles bajo una caja de cartón con esta lluvia.

Shindou sonrió a la imaginación de su pequeño- No creo que eso le esté pasando, ella es muy inteligente y sabe cuidarse. - de inmediato marcó al teléfono de ella, pero no hubo respuestas- no responde.

Fue con su novia ya que ella estaba a cargo de todo- ¿Dime por qué se fue Yamana? - dijo mientras entraba en la habitación de ella.

- ¡Cariño! ¿Cuándo llegaste?

- Hace unos minutos, dime ¡¿qué pasó con Yamana?!

- Ella simplemente dimitió, estaba cansada de tu hijo, eso dijo. - ella se levantó de su cama para acercarse. - Además no aceptó su liquidación, supongo que la pobrecita no tendrá un techo porque solo era gasta y gasta.

- No creo que ella dijese eso. - mientras ellos discutían Hiroshi tomó su impermeable y botas, fue directo afuera.

- Si no la van a traer yo mismo la buscaré. - dijo, el viento era muy fuerte para él, así que una de las mucamas avisó lo que pretendía el pequeño.

Shindou no dudó en salir tras él, no dejaría que cometiera una locura, no importaba que se mojara nuevamente al ver a su hijo desesperado lo rodeó con sus brazos impidiendo que siguiera su camino en tan torrencial aguacero.

Una vez dentro todos estaban muy preocupados, para mantener las apariencia la asistente se acercó para ver como estaba a lo que el chico le envió una mirada de enojo pues lo de la mañana le había dolido, no solo físicamente también emocionalmente.

Las cosas estaban algo pesadas en casa, Shindou había entrado en desesperación, no podía hacer nada si ella había tomado la decisión de irse. - Comprende hijo, no puedo hacer nada salvo esperar.

- La extraño demasiado- el chico corrió y fue a la habitación de ella, nadie lo había notado por todo el alboroto, pero sobre el escritorio se encontraba una nota. Hiroshi con las lágrimas que aún brotaban la leyó.

_Si están leyendo esto, no se preocupen por mí, solo me he llevado algunas cosas, dejé el resto volveré en cuanto haya encontrado un lugar estable donde vivir.

Hiroshi-sama, sé que me va a extrañar yo de igual manera, hasta entonces.

Akane.

Mientras la asistente volvía a su habitación a dormir, Hiroshi fue con su padre y entregó la nota. Éste la leyó y parecía contrariar la versión de su novia, solo tendría que esperar a la mañana.

Cuando se hubieron cambiado para por lo menos descansar un poco, Hiroshi entró a la habitación de su padre con aquel gatito de peluche- ¿Me dejas dormir contigo?

- Claro, ven. - Shindou recibe a su hijo y lo abraza y besa, el niño puso en medio aquel juguete y se quedó dormido con las caricias de su padre.

Al dormirse Hiroshi, Shindou muy preocupado toma el peluche y lo mira con la poca luz que había- ¿Dónde está Yamana-san? - El muñeco tenía el aroma de ella muy impregnado ya que desde hace mucho que lo tenía.

Llegó la mañana y Shindou se levantó y se vistió, bajó muy rápido a su oficina y se le había ocurrido que tal vez ella podía estar en aquel sitio de donde la habían contratado.

En eso contestan y él pregunta si se encontraba allí, por lo que dijeron que le habían dado una habitación, él de inmediato se levantó con prisa y se encuentra con su asistente.

- Takuto, hoy tenemos una reunión en la mañana ya que como te regresaste antes.

- Cancélame todo, hoy tengo un asunto importante. - Shindou tomó las llaves del auto y se fue, con la dirección que le habían dado esperaba poder llegar a tiempo.

Akane estaba desayunando, de ahí saldría a buscar donde vivir en lo que conseguía un nuevo trabajo, desanimada por todo lo ocurrido, no quería sufrir como lo estaba haciendo ahora, terminó y fue a su habitación por su bolso, con su buena presencia de seguro no tardaría en encontrar donde vivir.

Shindou estaba cerca del lugar, las rejas del sitio se abrieron para que Akane saliera, él al verla aceleró un poco y se cruzó en el camino asustándola porque pensó que la iban a atropellar.

Ella solo se sintió mal, que la vida no la quería y tuvo miedo en ese momento.

Shindou bajó del auto y fue con ella – Yamana-san, lo lamento.

- ¿Cómo supo dónde estaba? - ella lo miró.

- Una corazonada.

Minutos después estaban dentro mientras él trataba de convencerla para que volviera- Lamento que haya dejado el puesto por el comportamiento de mi hijo.

Ella se admiró de tales palabras. - No, yo a su hijo lo adoro con el alma, me he ido por otro motivo, no puedo vivir donde no me quieran.

- Pero si todos en la mansión le tienen cariño. No entiendo.

- No todos, señor. - ella no quería decir el motivo para no buscarse líos.

- ¡Dígame! ¿Quién? - él la tomó de los hombros para que lo mirase. - Se lo suplico.

- Sería una indiscreción, no puedo, no quiero problemas, será mejor que busque a alguien más que cumpla con los mismos requisitos que yo.

- Pero es que mi hijo la quiere demasiado, tanto que anoche durante la lluvia trató de ir a buscarla. Por eso vuelva.

Akane se sentó- ¿Eso hizo? Es un niño con un enorme corazón. - eso le tocó en lo más profundo del alma.

- Vuelva, por favor.

- Está bien, pero desde ya le digo que no dejaré que me pisoteen esa es mi condición.

- Lo acepto, ahora busque sus cosas que regresamos.

Hiroshi en casa había terminado de desayunar con la esperanza de que Akane volviera. Subió a vestirse y arreglarse quería que ella estuviera orgullosa de él.

Al pasar un tiempo Shindou y ella atravesaron la puerta y todos fueron a recibirla muy felices de que estuviera de nuevo en casa, Shindou podía ser despistado a veces, pero el que todos estuviesen ahí podía deducir que todo había ocurrido al dejar a su novia al mando de la mansión.

Y más que al mirarla ella muy enfadada subió las escalera, Hiroshi bajó y corrió a abrazarla fuerte. - No me vuelva a dejar- dijo entre lágrimas.

- No pasará más, te lo prometo- ella le besó una y otra vez.

Las cosas de ella estuvieron de vuelta, aunque ella notó que algo faltaba, Shindou entró a la pieza y con algo de vergüenza extendió el peluche- Mi hijo durmió con esto y supongo que es suyo.

Ella se avergonzó un poco y lo tomó con rapidez – Gracias por devolverlo, solo olvide que lo vio.

- No tiene nada de malo dormir con un peluche, es tierno. - dijo él mientras sonreía por la actitud tan dulce de ella.

El se retiró para ir a hablar con su novia que estaba en su habitación esperándolo, él entró con una cara muy molesta.

- Tenemos que hablar de algo muy serio- dijo, ella lo miró con malhumor.

- De seguro te dijo que la despedí, ya te digo que son mentiras, claro porque ella te anda llorando tú le crees todo...

- En ningún momento ella mencionó que la despediste. - Shindou se dio cuenta de la declaración que su novia había hecho- ¡Así que la echaste a la calle! ¡¿cómo pudiste?!

- ¡Ella me cae mal, desde el principio supe que arruinaría las cosas!

- No claro que no, tú sola te estás haciendo ideas que no son, ella siempre se ha mantenido al margen, el hecho de que tenga consideraciones con ella no significa que ande detrás suyo.

- Suficiente, no voy a pelear por una mujer como ella, así que me voy por unos días de aquí.

- Como quieras, cariño. - dijo con un tono molesto, ella pensó que le suplicaría, pero no fue así y todo por aquella.

Una vez que dejó la Mansión los sirvientes se alegraron, el trato del día anterior los había hecho ver muchas cosas sobre ella.

Akane se acercó a Shindou- ¿pelearon por mi culpa?

- No, ella admitió que la había despedido, discutimos un poco y decidió irse unos días.

Hiroshi se acercó- Ojalá no regrese, me ha pegado.

Ellos dos miraron al chico, Akane muy dolida lo tomó en brazos- Mi pequeño, ¿cómo ha podido hacerte eso?

- Hablaré de eso luego con ella, por ahora creo que iré a comer algo, muero de hambre.

Akane toma en brazos a Hiroshi y se van detrás de Shindou, en medio del camino a la cocina Hiroshi propone que ella haga algo de comer ya que siempre cocinaba el chef y que su padre probara algo hecho con aquellas manos de ángel que lograban hacer postres deliciosos.

La chica estaba muy apenada y Shindou solo pidió que por favor lo hiciera. La tranquilidad había vuelto en casa, el castaño mientras desayunaba podía sentir ese ambiente familiar que hace mucho no reinaba en la mansión, su relación que mantuvo con su actual novia no llenaba ese vacío y por alguna extraña razón Akane si lograba.

Las cosas iban con normalidad, Shindou trabajaba desde casa ese día y de su mente no salía aquel roce, un delicado beso, apenas un toque con los labios de ella, pero el solo pensar en aquello hacía su corazón latir de una forma y que su estómago reviviera aquella sensación de muchas maripositas revoloteando. - ¿Qué me pasa con ella?

La noche llegó Akane salía de la habitación de Hiroshi y al voltearse se encuentra con el castaño, solo se impresiona por la cercanía que había entre los dos, él solo sonrió se le estaba haciendo costumbre encontrarse con ella de esa forma. Ella solo se disculpó y se apartó para dejarlo pasar.

Las calles estaban frías, la novia de Shindou caminaba directo a un bar, al entrar se va directo a la barra y pide un trago para tratar de olvidarse de todo. Había una persona que la había estado vigilando desde hace rato ya, pero ella no se había percatado de ello por pensar en cómo deshacerse de aquella institutriz.

- ¿Por qué tan solita? - pregunta mientras se sienta a su lado y pide.

- Eso no le importa, no quiero hablar con nadie. - dijo mientras le daba un sorbo a su bebida y trataba de mirar a otro lado.

- Bueno no se me enoje, yo solo estaba buscándola, usted es mi único medio para acercarme nuevamente a Yamana Akane.

Ella volteó muy sorprendida e indagó porque quería saber de donde la conocía, así que solo dijo que era el ex de la chica, pero que venía en su búsqueda porque la quería devuelta con él.

Aquel hombre era guapo, pero no le llegaba a Shindou, ella contó que se había peleado en casa por culpa de Akane. Sin embargo, lo ayudaría a reencontrarse con la chica y de paso recuperar la confianza de Shindou.

Definitivamente le interesaba aquel hombre para ciertas cosas futuras.

Pasaron dos días y en ese tiempo Shindou por las noches sabiendo que ella algunas veces no conciliaba el sueño le hacía la plática mientras tomaban algo en la cocina, no mencionó en ningún momento lo del pequeño beso, aunque moría internamente por hablar del tema.

Al final no pudo ser y cuando ella se retiraba a descansar en medio del oscuro camino con su lámpara de mano al llegar junto al retrato pintado de su esposa fallecida, siempre le contaba sus sentimientos y esa noche pudo decir que Akane le agradaba mucho, pero tenía miedo de tantas cosas y que ahora estando distanciado de su actual novia sentía paz, aunque le hacía falta su eficacia en el trabajo.

Era de tarde después de dos días de ausencia y ella llegó a la mansión en compañía, Akane al verlo en el vestíbulo soltó el libro de texto.

- Yamana-san, me lo he encontrado en la entrada, dice que es su novio y que la buscaba.

- Hola Akane. - saludó el hombre.

- Los dejo para que hablen. - ella se retira y va a la oficina de Shindou para tratar de hacer unas cosas.

Akane le dijo que no había mas amor, todo había terminado- Yo no soy hermosa como aquella y ya no lo amo más.

- ¿Ya no recuerdas todo lo que vivimos juntos? - se acerca a ella. - ¿Lo que la hacía sentir en las noches?

- Eso quedó atrás, yo ahora quiero dedicarme a mi trabajo, estar sola creo que es lo mejor para mi y no estar rodeada de hombres que son unos mentirosos.

- No sé que me pasó Akane, creo que me dejé llevar, no quise lastimarla, has sido tan importante para mi que al recordar todo dejé a la otra por venir a buscarte y poder hacer como antes.

- ¿Cómo antes? Me dejaste por otra mas bella, sufrí mucho todo ese tiempo por eso no, vete de aquí.

- Pero...

- ¡Que te vayas! O si no llamo a seguridad.

- No creas que me daré por vencido, lucharé por tu amor. - se retira y Akane no aguanta las lágrimas y se tira al suelo.

Hiroshi viéndola así bajó ya que ella solo iba a buscar unas cosas para practicar con el piano, la abrazó sin preguntar nada.

- Mi vida no vale nada...- dijo.

- Señorita Yamana, no diga eso, usted vale mucho para mí sí.

Ella lo abraza fuerte- Yo sé que me quieres mucho, pero no me gusta que me veas llorar- se limpia y pone de pie para seguir con su labor.

Shindou mucho más tarde llegó a casa, de inmediato fue en busca de su novia a exigirle una explicación- ¿Por qué le pegaste a mi hijo?

- Ay Takuto, el niño no reaccionaba, era la única manera de que lo hiciera, además no lo he hecho tan fuerte.

- Nunca le he pegado yo, aunque ganas no me han faltado algunas veces.

- Ya vez, un correctivo no está mal de vez en cuando, siento lo que pasó, en serio no quise desobedecerte, son tus decisiones no las mías. ¿Me perdonas? - dijo tratando de que con su encanto el no siguiera tan molesto.

Suspiró y la perdonó, ella muy feliz lo besó, no sintió absolutamente nada especial, era como besar cualquier objeto, no podía creer que hace un tiempo atrás algo le provocaba, pero ahora no lo sentía. Ella lo sacó de sus pensamientos diciendo que el novio de Akane la andaba buscando, Shindou sintió enojo, pero no lo demostró, moría por partirle la cara por hacerle eso a una persona inocente.

A Hiroshi no le gustaba que estuviera de vuelta, pero se tuvo que aguantar nuevamente. Akane se encargaba de controlarlo, al terminar las lecciones de piano ninguno de los dos se había percatado de que Shindou estaba en casa.

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