Llevaba semanas sin verlo, evitando de una u otra forma acompañar a Namjoon a ese departamento, no había razón clara, creía que se sentiría incómodo, o tal vez era por la inmadurez que había mostrado la última vez que lo vio, no lo tenía claro. Pero desde entonces no hizo más que huir de las explicaciones que exigía Namjoon y los mensajes diarios que ese número desconocido le enviaba y que tenia claro, era Yoongi, ayudado por su hermano.

Quería decirle que no tenía tiempo, qué entre su nueva película y otras ocupaciones le era imposible reunirse para ayudarlo, y que lo disculpara, pero tampoco tenía el valor de hacerlo, solo se negó a tener cualquier comunicación con ese pintor, y se dedicó a continuar con su vida como si nada de eso hubiera pasado.

Y ahora, mientras entraba a la casa donde pasaban decena de crímenes, o mejor conocida como el adorado hogar del profesor de baile Jung Hoseok, su mente seguía dando vueltas y vueltas en el mismo tema

—¡Hey! jefe, podrías concentrarte, que tengo dos nuevos, aquí— Al llegar a la silenciosa habitación solo pudo divisar dos sillas, con dos hombres amarrados en las mismas, con la cabeza cubierta por un saco y seguramente con una venda en sus bocas, para acallar cualquier palabra que pudieran soltar —Ambos al parecer son periodistas, seguían a mi Namjoon, uno de ellos estuvo muy cerca de él, al entrar al edificio de la empresa. Los agarramos justo, si ningún testigo o prueba, como a ti te gusta.

Seokjin suspiro cansado de la situación, los periodista se estaban volviendo un problema, y con tantos inconvenientes consumiendo su mente, no podía aguantar todo por mucho tiempo.

Sostuvo una de las armas de la mesa y suspiro intentado calmarse, si quería hacer preguntas a esos hombres no podía mostrarse desesperado.

—Bien, estoy algo cansado, hagamos esto rápido...— su voz se vio interrumpida por el repentino y agitado movimiento de uno de los hombres, su silla no dejaba de temblar y al notar como el ruido comenzaba a exasperar, Hoseok sin dudarlo soltó un golpe certero hasta su rostro.

El cuerpo cayó, el saco que cubría su rostro resbaló, y el dolor de su pecho casi lo destrozó por ver su pálido rostro golpeado y neutro ante cualquier dolor.

Hoseok no podía creer la escena que sus ojos presenciaban, su nuevo jefe arrodillado en el suelo, quitando con desespero las sogas de las manos y las vendas de la boca de uno de los rehenes, como si se lamentara cruelmente de toda esa situación.

Al sentirse libre, las manos de Yoongi fueron apresuradas al rostro de su delicada inspiración, sin la necesidad de hacer preguntas, ignorando cualquier dolor o molestia, anhelando sentir su piel, rogando por oir su voz, feliz de verlo sano, y solo deseando tener a Seokjin, por siempre cerca de el.

—Amor mio, Seokjinnie, ¿de verdad eres tú? Lo siento si hice algo mal. Fui a buscarte a la empresa de tu padre, llegue a ver a Namjoon en la entrada y quise acercarme a preguntarle de nuevo por ti, pero a solo unos metros, me golpearon, y termine aquí. Que suerte tengo, si muriera ya, lo haría feliz por lograr verte de nuevo.

Su corazón latía con fuerza, y ni la sorpresa de Hoseok, o el agitado movimiento del otro rehén, podía quitarlo del ambiente que tan rápido había creado solo con él.

—Está bien, yo lo siento, discúlpame de verdad— esa agría pero clara sinceridad volvió a el, otra vez, tan pura eran sus palabras, que era inevitable que el pintor no creyera en su notorio arrepentimiento —Hoseok, llévalo, cura sus heridas y...— los fuertes ruidos de la otra silla, no dejaban de sonar y su impacto al escuchar las palabras del pintor, junto con toda la culpa que sentía, le hizo explotar —¡Mierda! ¿por qué este infeliz sigue moviéndose?

Sus manos quitaron con desdén el saco y la venda del otro aterrado hombre, esto lo miró con sopresa, y con desespero gritó una y otra vez su nombre.

—¡Kim Seokjin, eres Kim Seokjin, el jefe, el primogénito del maldito de Kim!— su pertinencia en gritar su nombre, lo alteró más y al darse cuenta que su voz era sonora en dirección hacía su abrigó, revisó el mismo, encontrando un pequeño comunicador, que al momento arrojó y destruyó.

Su rostro mostró una sonrisa ante el terror repentino del hombre atado, suspiró alegre a pesar de lo que había pasado, y sin dudarlo golpeó cruelmente a ese rehén una y otra vez, sintiendo la sangre salpicar su rostro y manchar su pulido traje.
El arma que siempre se mantuvo en su mano, en un ágil movimiento se elevó, y con una corta despedida, Seokjin disparó.

Hubo un largo silencio en la habitación, y solo se oía la fuerte respiración del actor subir y bajar, cansado y notoriamente molesto.
No necesitaba más problemas, las personas que odiaban a su padre no deberían saber sobre el, sobre su manejo con los negocios negros de su progenitor, si no lo resolvía perdería toda la confianza que ese hombre le tenía, o peor, toda su carrera se vería afectada; un gran actor como el jefe de una de las más peligrosa mafias, nadie lo imaginaría, su intachable reputación, todo perdido, por un simple error.

Oyó un fuerte y repentino movimiento, un golpe seco, una acción rápida, su rostro fue sostenido entre unos delgados dedos, y guiado suavemente hacia abajo, otra mano sostuvo su delgada cintura, y sin procesar ninguna de estás acciones, sintió como unos labios atrapaban los suyos, con una palpable pasión, no era morbo, no había rudeza, solo mil emociones encontradas.

Besar a Yoongi se sentía como la expresión de sentimientos, más evidente de su vida.

—Necesito retratarte Jin, con ese rostro manchado de crueldad, con esa mirada sin empatía alguna, con ese dolor tan claro— Sus ojos se perdieron en los suyos y sintió desfallecer por ello —No pude soportarlo más, ver ese aspecto tan nuevo en ti, tan diferente a lo esperado. Kim Seokjin, cada día me siento más enamorado de ti.

💐

Me estresaba que no hubiera un beso, que si han leídos mis otros fics, los besos se dan prácticamente al primer capítulo, si es que no pasa a mayores.

En fin, espero les haya gustado, eso es todo gracias por seguir leyendo.