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Perfectamente hermoso

Se encontraba estresado, asqueado e irritado; ese hombre no había soltado más que palabras sueltas y uno que otro nombre al aire, pero no era lo que necesitaba, quería toda la información y lo hubiera forzado a hablar más, si el insistente sonido alertando una llamada, no le hubiese molestado tanto.

Te llamé Seokjin. Llevo más de veinte minutos llamándote— su seria voz podría ser hasta graciosa para Jin, pero no se encontraba del mejor humor en ese momento como para molestar a su hermano —Ven a buscarme, se esta haciendo tarde, y con la vigilancia de nuestro padre y los jodidos periodistas, no podría ir solo. Adios.

La llamada se cortó sin permitirle siquiera responder, y decidido y frustrado, dió por terminado ese intenso interrogatorio.

—Debo irme, Hoseok, termina y desaparece el cuerpo, ya no nos sirve— Su amigo asintió mientras veía al inconciente tipo aún amarrado en la silla y completamente herido.

—Te informare si ocurre algo, suerte en tu cita y usa protección, que un hijo tuyo sería para joderme la vida— Comenzó a reír por sus propias palabras mientras limpiaba el lugar, y al no obtener respuesta, observó con curiosidad a su jefe, llevándose la sorpresa de que un sonrojo brillante, se había apoderado de el.

Seokjin solo lo escuchó reír mucho más fuerte antes de salir de esa casa, y aceleró el paso hasta su automóvil para ir en busca de su irritante hermano menor, mentalizando que debía reencontrarse con ese coqueto pintor y no con su cita pre-planificada, razón por la cual eran aún más vergonzosas las palabras de su amigo.

No tardó mucho en conducir por la cuidad, pasando por Namjoon, quién sencillamente se subió al automóvil y apenas lo saludó, molesto por la falta de atención a su teléfono, llegando poco tiempo después al complejo departamental de esos dos pintores, estacionando en el mejor y más discreto lugar, y como siempre, intentado ocultar sus rostros ante cualquier extraño que por allí pasase.

Se sintió intrigado al ver nuevamente la brillante mirada de Kim Taehyung hacia su hermano, cuando entraron al lugar, y con un inicial saludo cortés y una sonrisa de repleta emoción, le dijo que podría pasar con confianza al estudio del serio pintor que lo adoraba, mientras se llevaba a su hermano a su propio estudio con la clara intención de comenzar su trabajo.

Caminó por un corto pasillo, divisó la llamativa puerta que ya conocía y sin previo aviso, ingresó, siendo duramente golpeado por un envuelto trozo de papel.

—Oh por favor ¿Te encuentras bien, amor?— sus preocupadas palabras, no quitaban la incómoda vergüenza que le provocaba oír nuevamente esas empalagosas palabras —Lo siento, no espero interrupción cuando trabajo, por eso siempre arrojo mis bocetos fallidos por cualquier lado— murmuró, con una ligera alegría en su voz por verlo de nuevo.

—Dios Min, ¿cómo puedes pasar de coquetearme a golpearme? ¿Eres bipolar o algo así?— sus ojos se fijaron soberbio sobre ese artista, con esa sonrisa de superioridad que normalmente lo caracterizaba—Solo bromeaba, no me mires asi, que me siento juzgado.

—Nuevamente me disculpo, Seokjin— no era importante para el, un error común, pero el artista se veía tan apenado y culpable por golpearlo, que sintió una punzada de pena justo en el pecho; de alguna extraña forma le recordaba a el —¿Tu rostro está bien?

La forma tan íntima en la que acariciaba sus mejillas y descubría su frente para revisar la zona, era estremecedora, estuvo a nada de apoyarse en su mano, cerrando sus ojos, confiando en esa calidez tan nueva y reconfortante, pero muy en el fondo notó que esa pregunta y el cariño tan palpable de sus acciones, era solo por la seguridad de su impecable rostro, asi que simplemente se alejó.

—Claro que estq bien, de igual forma pensaré en asegurar mi rostro si harás lo mismo cada vez que vuelva aquí— su sonrisa pareció aliviar al pintor y sin explicarle más, se sentó en una de las sillas del lugar, justo al frente de el, mirándolo con ansias y diversion —Bien, comienza, cancele una cita por este retrato, asi que haz algo hermoso.

El asintió alegre, parecía más emocionado por comenzar su arte que por cualquier otra situación a su alrededor.
Lo vió sostener su lápiz y cambiar de lienzo; se limitó a posar como si fuese una de sus tantas sesiones de fotográficas y se mantuvo quieto, casi inmóvil, acción que no paso desapercibida por Yoongi, quien inmediatamente detuvo su mano y observó atento a su modelo.

—Puedes hablar mientras hago el boceto, amor, eso no afecta mucho, y de verdad parece que no quieres siquiera respirar. ¿Sabés? Esto toma mucho tiempo y yo solia hablar mucho con mis anteriores modelos para pasarlo— Nuevamente el sobrenombre cariñoso que le provocaba una extrañeza intensa, junto a esas palabras suaves de pura comprensión, que podían aplacar cualquier incomodidad —Aunque esta bien si no quieres hacerlo, podemos simplemente escuchar algo de música.

—Hablar contigo suena mejor, por tu estilo, estoy seguro de que nuestro gusto musical difiere bastante— Oyó la risa del artista, mientras continuaba con su boceto y alternaba su vista entre el liezo y su rostro —¿Qué ocurrió con tus anteriores modelos? ¿Los despides luego de una colección? Podrían denunciarte por ello, lo sabés ¿no?

No estaba realmente interesado en razones, solo quería entablar una conversación amena con el para pasar el tiempo hasta que Namjoon lo llamase de la otra habitación para volver, cada uno a su hogar.

—No es un trabajo fijo, tampoco muy formal, por lo que sencillamente hacemos un contrato verbal, al finalizar la colección y la venta de las pinturas, entrego un porcentaje de lo ganado— Su ojos no se despegaron de su trabajo al hablar, parecía casi tan desinteresado en la conversación como el —Aunque no me importa realmente el dinero, solo quiero que mi arte sea admirado y reconocido... — agudizó su audición luego de esas palabras, nuevamente Yoongi expresaba algo que el no podía entender —Pero, necesito sobrevivir, y eso me lleva a vender mis esforzadas obras...

Sus ojos reflejaron una leve tristeza, un dolor notable, un artista desecho, tan apasionado que perdía un trozo de él con cada una de sus pinturas, un joven con el sueño de todo pintor, no perder su arte y que al mismo tiempo sea apreciado por todo el mundo. Un sueño demasiado grande.

Por un segundo se pregunto, qué era un sueño para el, cuál era su pasión, nunca tuvo alguna, su único talento actoral ya era capitalizado sin fin, tal vez por ello no amaba su trabajo. ¿Ver cortadas, golpes en cuerpos, salpicaduras de sangre, moretones crecientes, y piedad en las miradas? Nada, esa dureza sentimental era básica en su familia, perjudicado al punto de no sentir lastima, pero no tanto como considerar una pasión su oscura vida.

Sus pensamientos vagaron en ello, no supo por cuanto tiempo y solo interrumpido por la advertencia del pintor de su retirada al baño, segundos después ya se encontraba solo en ese amplio e intrigante estudio a la espera de su vuelta.

Sus ojos pasearon curiosos por el lugar, hasta llegó a levantarse de su asiento, tocando pinturas, cuadros ocultos, bocetos arrojados, pinceles; no porque buscase algo, solo husmeaba un poco por ese espacio, llegando a encontrar una llamativa revista que lo tenía como portada y que estaba demasiado apartada de las demás cosas del escritorio, cuidadosamente puesta sobre un viejo cuaderno.

Si ya era vergonzoso encontrarse con una revista tan bien tratada por seguramente, tener su imagen en la portada, ver los bocetos del cuaderno con diversas partes de la anatomía humana, en distintas poses, algunas con rayones de clara frustración, muchas a medio hacer, y otras denotando que, como le había advertido, estaba practicando su dibujo para tener la posibilidad de retratarlo desnudo, casi lo dejan sin aire de la pena.

No notó en ningún momento que el artista había entrado al cuarto, sin detenerle, ni reprocharle, solo atento a cada acción de su estro, a su paseo de curiosidad, a sus movimientos lentos, a su esbelto cuerpo, y a sus encantadoras facciones. Estaba perdido en él, en el sonrojo de sus mejillas provocado por su cuaderno, en ese puchero de leve resignación, en sus coloradas orejas, en sus sorprendidos ojos, en cada detalle de su fascinante rostro.

—Hermoso— era un susurro íntimo, algo que no planeaba decir, pero que se escabullo por sus finos labios como agua entre las manos, tan natural, tan fijo, observándole con clara adoración y devoción  —De verdad tu belleza es impecable... Estoy realmente enamorado de ti, Seokjin.

Más que sentirse halagado, sintió una punzada golpearlo, ese artista realmente parecia solo amar su exterior, aferrarse a todo su aspecto y sencillamente, se cansó de ello.

—Debo irme— Fue su única respuesta, dura y fría como hielo; su corazón por poco se detiene al oírlo, y ver como caminaba hasta la puerta de salida, lo dejo casi sin habla.

—¡Espera! Seokjin, ¿dije algo malo? Si fue asi me disculpo... Pero no te vayas— Podía sentir la ligera desesperación en su voz, tan ínfima pero a la vez tan potente, como para parar su salida por su creciente culpa, a base de su inmadura acción.

—Tranquilo hombre, solo que ya es tarde, y por lo que vi, avanzamos bastante, podremos seguir mañana, prometo volver, asi que espérame— El pintor lo observó con cuidado, analizándolo de pies a cabeza, como si supiera que mentía en más de la mitad de sus palabras —Por favor acompañame hasta la puerta, ¿asi eres de maleducado con todos tus modelos?

Intentó torpemente  bromea para alegrar a Yoongi, pero solo vio un ligero halo de pena en su mirada, y sin responder a su retórica pregunta, continuó su camino a la salida de ese departamento; necesitaba estar solo y el ambiente con ese pintor ya no era calido, a pesar de su amable sonrisa, adorable pena y promesa de amor, necesitaba salir de ese lugar.

—Amor mio... — sus palabras lo golpearon, y se sentía bien escuchar ese cariño en su repentina y sentimental debilidad —Namjoon... ¿no volveras con él?

—Taehyung y él tal vez tengan mucho que hacer; a diferencia de nosotros tiene un trato, Min, es más formal que lo nuestro— la arrogancia de sus palabras eran confusas y a la vez crueles, lo sabía, podía notarlo en la triste y repentina aura ajena, con solo verlo—Seguramente dormirá aquí, y no quisiera molestarlo —Su dudosa mano abrió la puerta y no se detuvo a un formal saludo, se limitó a una corta mirada junto a su confiada sonrisa, dejando a un confundido y herido artista, que aún temía haber causado esa reacción, con dudas sobre sus palabras, esperando volver a ver a su epítome de modelo, y rogando no haber hablando de más de nuevo.

Seokjin camino hacia su auto, sin importarle su hermano, si pensar en el pintor, y con la sola intención de escapar.
¿Cuantos años tenía y aún no podía dejar de huir a sus problemas? Pensar en su pasión y llegar a la conclusión de que no contaba con ninguna, fue el inició, un golpe duro para sus ocultas inseguridades. Saber que su único atractivo era su belleza, esa que todo el mundo halagaba, que todos admiraba, que a todos cegaba, no hacía más que recordarle a su infancia.
Las palabras tan bellas y al mismo tiempo tan duras de ese artista, le afectaron en un mal momento a pesar de saberlo, de tener en claro que el solo amaba su rostro, aunque como lo esperaba en todos, siempre deseaba que fuese diferente.

Demasiado tonto para ansiar que asi ocurriera, y tan inseguro para no afrontarlo y aceptarlo. Su belleza era su mayor atractivo, el capital de su vida, el fuego de su persona, su resalte personal, la parte esencial de su segura personalidad; era completamente su todo, y si ello no iba a cambiar, de una buena vez tenía que aprenderlo.

El es perfectamente hermoso, y nada más.


💐

Perfectamente hermoso es el capítulo más largo de todo el fic hasta el momento, con casi dos mil palabras. Si me la rife. 😎

En el proximo, Jimin entra al juego, sin siquiera saberlo.

Eso es todo, gracias por leer. ❤

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