Capítulo Veintiuno
Capítulo veintiuno.
Hay días en los que me pregunto ¿Qué pasaría si...? Pero no soy capaz de terminar de formularme la pregunta porque la simple idea de visualizar un futuro en donde mi pequeño ya no esté me paraliza y me hiela ¿Qué sería de mí? ¿Quién sería yo? ¿Y cómo haría para no extrañarlo y vivir sin él? No soy capaz de dar con respuestas.
Entonces, si yo sufro con el simple pensamiento de perderlo ¿Por qué hay personas abandonando a sus hijos? Este trabajo es duro, tener que ser fuerte mientras ves a niños en condiciones deplorables, lastimados, abandonados y sufriendo te hace cuestionarte cómo es posible que las personas le hacen tales años. No me gusta ser una juzgona, pero cuando te topas con casos como estos en donde un dulce niño de seis años tiene quemaduras a mano de su tutor legal y ha sido abusado, es simplemente difícil no querer mandar todo al carajo y destruir a la escoria que en lugar de protegerlo y atesorarlo lo trata cómo a una basura.
Cuando estiro una mano, el pequeño se estremece así que me detengo viendo cómo grandes lágrimas le caen por el rostro. Tiene muy bajo peso y el descuido es claro, si él no hubiese traído de emergencia al hospital tal vez nadie nunca hubiese reportado el maltrato que estaba sufriendo en mano de su tío, su tutor legal.
Bajo su atenta mirada saco un cuaderno junto a unos creyones que despiertan de inmediato su atención, se los extiendo, pero no los toma, no quiere que lo toque. Con cautela lo dejo sobre su regazo mientras le sonrío.
—Encontramos tus dibujos, haces unos muy bonitos. Creo que necesitas material para seguir haciendo magia —señalo los creyones—, son tuyos. Es un regalo.
De manera tentativa toma uno de ellos y los evalúa, se me arruga el corazón viendo cómo hace una mueca cuando su mano vendada por las quemaduras se lastima por el movimiento, hace un puchero y con cuidado toma la libreta que tiene identificación con su nombre.
—Puedes dibujar ahí lo que quieras, estaré muy, pero muy feliz de ver tus dibujos.
Abre los labios dispuesto a hablarme y lo veo a la expectativa, llevo días esperando por este momento, pero una vez más se aflige y baja la vista, está tan lastimado y no solo físicamente.
—Está bien —Le hago saber—, estará bien.
Un suspiro demasiado largo y cargado de pesar, para un pequeño de cinco años, abandona su cuerpo. Siento mi teléfono vibrar y cuando leo el identificador de llamada se trata de Elanese, por lo que le hago saber al pequeño que volveré y salgo de la habitación no dudando en responder la llamada de mi hermana.
— ¿Ela?
Me tenso cuando la escucho llorar y con la respiración agitada, habla de una manera en la que no logro entender lo que dice, pero sé que se trata de Arthur porque hoy estaba a su cuidado ya que ella tenía el día libre en la universidad.
—Ela, respira, no logro entenderte ¿Qué está mal?
—Todo estaba bien...Y entonces su nariz comenzó a sangrar y no se detuvo, era mucho, demasiado...Y luego se desmayó...Llamé a emergencia....Estoy de camino al hospital.
La cabeza me da vueltas y la mano me tiembla mientras la escucho decir el nombre del hospital...En el que estoy. Llora, se culpa y preocupa, lastimosamente no tengo palabras para tranquilizarla porque estoy en mi propia espiral de desesperación y angustia, pero cuando la llamada finaliza le hago saber a mi compañero que tengo una emergencia y sin esperar respuesta, bajo las escaleras a toda prisa, cayéndome en el último escalón y obteniendo una ruptura en el pantalón a la altura de la rodilla, pero no me importa mientras continúo y llego hasta la entrada principal a la espera de la ambulancia.
Son pocos minutos que se sienten eternos y cuando la ambulancia aparece a mi vista, corro hacia ella viendo cómo en una camilla, con mascarilla de oxígeno y una palidez nada saludable, bajan a mi hijo mientras médicos se apresuran a movilizarlo. Me acerco sin importarme nada e intento tomar su mano, pero no la alcanzo.
—Cariño, mami está aquí, todo estará bien —Le hago saber por sobre las voces.
Troto detrás de ellos intentando verlo, pero hay tantos doctores gritando órdenes mientras él está inconsciente y solo cuando llegan a un área restringida soy capaz de verlo en totalidad y me lleno de terror porque mi hijo se ve cómo si...Ya no estuviese conmigo.
—No puede pasar, señora —Me detienen.
—Tiene cáncer, tiene cáncer en el páncreas, aquí está todo...
Me doy cuenta de que no traigo mi bolso conmigo, ese en donde siempre tengo copias de su expediente médico.
—Se lo di, Les, les di el expediente —dice en voz muy baja Elanese mientras el doctor se adentra y me deja afuera, lejos de mi bebé.
—Se veía...Se-se ve-veía —Tartamudeo y siento el abrazo de Elanese desde atrás.
—No, no se veía así, estará bien. Lo siento mucho, no supe qué hacer.
Ni siquiera puedo asegurarle que nada de esto es su culpa porque estoy impactada con la imagen visual que acabo de obtener. Arthur no tiene siquiera un año de haber sido diagnosticado, él no puede...No. Quiero arrastrar lejos la imagen de su cuerpo inmóvil, pálido y...No, no, todo estará bien.
Decir que ha sido una madrugada y mañana muy diferente a la que esperé cuando salí de la casa nada más con un pijama y abrigo, es quedarse corto. Luego de que compartiera con Andrewl la información sobre el hombre con el que me topé, el clima que en un momento fue caliente descendió hasta casi convertirse en glaciar y no era algo sobre lo que pudiera culparlo.
No estuvo distante, me dejó sentarme a su lado mientras llamaba al detective y lo ponía al día, no me enseñó fotos porque el detective prefería que diera un retrato antes de ver cualquier imagen que pudiera influir en mi reconocimiento y tras una larga llamada en donde repetí una y otra vez lo poco que vi, cuando posterior a ello se me mostró la imagen del exprometido de Ally y presunto asesino, no había manera en la que negara que era él, solo que lo vi más delgado y mucho más demacrado.
Eso trajo demasiadas emociones en Andrew, pero lo principal fue que lloró, creo que una de las primeras capas sobre la manera en la que lidia con esta pérdida cayó y aunque solo eran lágrimas mientras apretaba sus labios con fuerza, el dolor era evidente. No dudé en abrazarlo y estuvimos así por mucho rato en el sofá. Luego cuando estábamos cercanos al amanecer, bebimos vino mientras me hablaba cosas buenas sobre su hermana, muchas anécdotas. Me dio la oportunidad de conocer a su hermana a través de sus recuerdos y en cierta manera pareció que desahogaba mucho de lo que siente, porque no tuvo que ser el que sostenía a su familia, me dejó sostenerlo.
Lastimosamente no hay mucho que él pueda hacer sobre esta situación más que dejar todo en manos de las autoridades y que esta noticia sirva de ayuda para dar con él más pronto que tarde, eso le trae un poco de tranquilidad y poco a poco se va calmando y tranquilizando.
La botella de vino se encuentra casi vacía, afortunadamente no estamos ebrios, pero la calidez ha vuelto y la atmósfera ya no es dolorosa, en su lugar parece una de confianza en donde esto nos ha acercado un poco más. Nunca vi las pérdidas cómo posibilidades de acercar y crear buenos vínculos entre las personas, pero lo estoy aprendiendo con Andrew.
—No te he dejado dormir —dice luego de lamerse los labios y pasarse las manos por el cabello.
—No tengo sueño, Andrew.
Y no sé si debería sentirme terrible ante el hecho de que ahora que está más sereno y se ha desahogado, me hago muy consciente de que solo lleva un bóxer gris, pero es que no puedo evitarlo.
— ¿Qué haces viéndome el bóxer? ¿Te gusta la marca o qué?
—Es una marca bastante costosa —Es mi elocuente respuesta.
Me da una pequeña sonrisa y luego se estruja un ojo con la mano, tal vez él si se encuentra cansado, soy consciente de que llorar y dejar ir las emociones a veces te deja lo suficiente agotado cómo para caer sumido en el sueño. Las cargas emocionales suelen llevar un peso tan grande que cuando dejas ir así sea un pequeño porcentaje, te agotas.
Poniéndome de pie me encuentro extendiéndole una mano y no deja de sorprenderme la facilidad con la que la toma, sin dudarlo, sin hacerme esperar, sin pensarlo demasiado.
—Vamos, necesitas una cama y no precisamente para hacer cosas sucias —Le hago saber—, pero necesito que me guíes hacia el camino a tu habitación porque solo conozco la sala y la cocina de tu casa.
—Qué mal de mi parte.
Me adelanta siendo el que guía y peco de nuevo viendo la manera en la que la tela de algodón gris abraza su buen formado trasero y la manera en la que sus muslos se ven al caminar. No es el momento, Leslie, basta de ser esta mujer hormonal que quiere saltar sobre él.
Cuando pasamos frente a la pared que da al pasillo no puedo evitar suspirar y él voltea a verme, mi respuesta inmediata es sonreírle antes de hablar:
—Se ha vuelto mi pared favorita de esta casa y el suelo es bastante cómodo cuando se está de rodillas.
— ¿Cuáles son exactamente los elementos a tomar en cuenta para hacer de los lugares de mi casa tus sitios favoritos?
—Solo que den momentos memorables —respondo mientras continuamos caminando.
El apartamento es absurdamente grande y muy hermoso. La decoración es elegante sin llegar a ser fría y al menos en los lugares fuera de su habitación, todo parece en relativo orden, pero me aclara que no se trata de él, que tiene a alguien que hace la limpieza. Pese a que quiero detenerme en una sala de estar llena de muchísimos reconocimientos y más fotografías, continuamos avanzando, pasando por dos habitaciones y dos baños antes de llegar a su habitación.
—Tu apartamento es enorme —musito maravillada—. Esta fue una buena inversión.
—Gracias, en un principio pensé que tal vez era demasiado grande...
—Nunca se es demasiado grande —Lo interrumpo sonriendo de costado y eso lo hace reír.
— ¿Cómo llegué a pensar que eras una mujer inocente?
— ¿Cómo me imaginabas? ¿Seria, virginal, dulce y pasiva? Porque es lo que suelen pensar de mí cuando me ven —señalo adentrándome a su habitación.
Es una habitación amplia de paredes beige, hay una alfombra muy suave que me hace quitarme los zapatos y sentirla bajo mis pies, un amplio escritorio con lapiceros, hojas y cuadernos esparcidos junto a una laptop, un armario tres veces más grande que el mío y tres guitarras en una esquina. La cama es algo alta, enorme, con cuatro postes y un cabecero impresionante acolchado negro que llama mucho la atención y se encuentra con las sábanas sin hacer, algunas almohadas están en el suelo y al pie de ella hay una pequeña pila de ropa que se mueve rápidamente a recoger, de nuevo estoy sonriendo.
—Llegué a pensar que podrías ser tímida —dice adentrando la pila de ropa a una cesta de ropa sucia que debería ser vaciada dentro de poco—, pero tal vez era porque éramos torpes alrededor del otro. He de confesar que me gustabas y despertabas cosas en mí, pero conocer verdaderamente tu personalidad y ver que es mucho mejor de lo que imaginé, me hace sentir increíble.
—También pensé que eras tranquilo —murmuro viéndolo recoger ahora las almohadas.
Andrew agachado en bóxer, es Andrew cómo el candidato al mejor culo. Deja las almohadas sobre la cama y comienza a arreglar las sabanas, con paso sigiloso me acerco y tomo su muñeca deteniéndolo.
—No la arregles, igual se supone nos acotaremos a dormir ¿No?
Hago un conteo de diez segundos de absoluto silencio antes de que asienta con lentitud y haga un ademán de que tome el lado de la cama que desee, nunca he sido muy exigente al respecto así que simplemente me fijo en que la mesita de noche está del lado izquierdo con sus pertenencias y eso quiere decir que es el lado que más usa, tomo el derecho.
Cuando me dejo caer de espaldas sobre el colchón no puedo evitar suspirar, la cama es sumamente cómoda, debe tener algún eslogan de "duerme sobre las nubes" y aunque la cantidad de almohadas me parece exagerada, disfruto de la comodidad de una cama que huele al perfume de Andrew.
— ¡Espera! —digo cuando se sienta y se saca el reloj de la muñeca— Parece un poco osado asumir que dormiré en tu cama cuando hay dos habitaciones más.
—Parece un poco estúpido pensar que no te quiero durmiendo en mi cama —replica subiendo las piernas a la cama.
Ni siquiera comento sobre su falta de pijama porque no me molesta para nada aunque tengo que admitir que es una distracción. Cuando se mete debajo de las sabanas siento sus pies fríos contra los míos y luego de verdad estoy riendo por lo bajo cuando hace la cosa tonta de aplaudir ocasionando que las luces se apaguen.
—Pensé que eso solo sucedía en películas —mascullo removiéndome.
—Es un poco pretencioso, pero muy beneficioso cuando te da pereza a levantarte. ¿Necesitas acurrucarte?
—No creo que eso sea una buena idea —comento.
— ¿Por qué?
—Confía en mí, en este momento esa no es una buena idea, Andrew. Buenas noches —digo dándole la espalda y procurando no tocar su cuerpo.
Siempre es raro dormir con alguien por primera vez, diría que un poco más si es alguien con el que compartes una relación íntima; muchas dudas te asaltan y no sabes muy bien qué hacer, en nuestro caso, además hay una tensión más enorme que el mismísimo Júpiter.
Uno, dos, tal vez cinco minutos pasan antes de que con suavidad diga mi nombre cuando pienso que ya debe de estar profundamente dormido. Han de ser las seis de la mañana o estar muy cerca a serlo.
— ¿Si? —me escucho responderle en voz baja.
—Es un poco injusto.
— ¿Qué cosa?
Antes de responderme una tenues luz ilumina el lugar y al girarme, encuentro la lámpara encendida con baja luz, me ve fijamente y luego suspirada. Debajo de la sabana siento su mano en mi cadera.
—Tú me probaste, yo no te probé. Yo tuve un orgasmo y tú no.
—No es una competencia —digo riendo por lo bajo y sonríe.
—Lo sé, pero para mí se siente cómo si me hubiese perdido algo importante ¿Puedo?
Tengo un conflicto interno porque quiero gritar "¡Demonios, sí!" pero no quiero que piense que soy una cobradora o que lo haga cómo un deber porque eso no es romántico ni apasionado. Dedicándome a verlo los ojos durante largos segundos, descubro el inconfundible deseo en ellos así que quitándome las sabanas hago un movimiento poco femenino cuando estiro las piernas en un gesto que dice: de acuerdo, aquí estoy dispuesta, hazlo.
— ¿Quieres que apague la luz? —la pregunta me desconcierta.
— ¿Por qué? ¿Tienes una fobia o algo así? ¿Escondes algo en tus talentos? ¿No te gusta ver lo que comes? ¿Una mala experiencia? ¿Te excita la oscuridad? ¿Serás un desgraciado imaginando a alguien más?
No me da chance de formular más preguntas porque estalla en una carcajada mientras se mueve hasta estar por encima de mí y darme un beso suave, pero insinuante en la boca.
—Era una simple pregunta.
—Creo que en tu pregunta hay más de lo que quieres decir, pero no presionaré sobre ello.
—Gracias —murmura besándome el cuello de una manera que me eriza la piel.
Se apoya en uno de sus antebrazos mientras su mano baja por mi cuello y se detiene en mis pechos, pese al algodón de la camisa, sus caricias se sienten sobre mis pezones y el tirón que les da mientras me besa y presiona su entrepierna contra la mía en un breve movimiento, consigue las reacciones correctas en mi cuerpo. Luego sus besos se encuentran trasladándose a mis pechos por sobre la camisa, humedeciendo la tela y dando sutiles mordiscos a las puntas erguidas antes de succionarlas con una fuerza que me hace arquear la espalda.
Me pregunto si las fanáticas de Andrew que fantasean con él lo imaginan cómo un amante tierno, porque hace un tiempo tenía esa opinión, antes de descubrir que es toda una caja de sorpresa en el arte de la intimidad. Su boca se alterna de un pecho a otro y cuando su boca continúa descendiendo, sus manos se agarran a ellos y los masajea con una destreza que momentáneamente me hace preguntarme ¿Cómo perfeccionó su técnica? Pero no hay tiempo para pensar, además de que seguramente lo perfeccionó cómo lo hice yo cuando caía de rodillas. Sus dientes, sí sus dientes, arrastran el dobladillo de la camisa por encima de mi estómago y deja besos con pequeñas succiones en mi abdomen para después mordisquear mi cadera y de nuevo pellizcarme las puntas de los pechos que están más que erguidos. Se me contrae el estómago con la expectativa y por inercia quiero apretar las piernas para obtener algún alivio, pero su cuerpo no me lo permite.
Andrew va descendiendo su cuerpo hasta que su rostro está muy cerca de mi entrepierna. Ojos ardientes me ven antes de que sonriendo desplace sus manos por mis estomago hasta llegar a la cinturilla de mis bragas.
— ¿Lo hago?
—Lo haces —respondo a su picardía alzando las caderas, no pierde el tiempo tomando la indirecta.
Tal cómo yo lo hice, él baja el pantalón junto a las bragas hasta un poco más debajo de mis rodillas y deja ir una lenta respiración mientras hace un lento recorrido desde mi rostro hasta la parte de mi cuerpo recientemente revelada. Apoyándome sobre los codos para verlo, capto el momento en el que se lame los labios y una lenta caricia de sus dedos llega hasta mí, me estremezco y un ruidito se me escapa haciéndolo sonreír. Primero el toque de sus dedos es pausado, tentativo, provocador, pero cuando acelera su seducción, me arrastra en un frenesí de emociones. Sus dedos presionan con fuerza, saben dónde tocar, dónde presionar y dónde tirar. El pantalón y las bragas me restringen el moverme por lo que esto es bastante enloquecedor y cuando creo que no podría excitarme más, habla.
— ¡Imagina! Iba a dormir con todo este calor y humedad a mi lado, sin tocar, ver o probar, eso hubiese sido una injusticia, Leslie.
—Una imperdonable —digo con la voz afectada.
—Quiero decir muchas cosas al respecto, pero —Siento el calor de su aliento contra mí al mismo tiempo que lo veo muy cerca de mí— planeo tener mi boca ocupada en otros asuntos.
Y por asuntos se refiere a la parte de mí que más lo necesita en este momento, porque un beso cae sobre mí y luego me desplomo en la cama sintiendo los ataques de sus labios, su lengua y sus dientes acompañados de sus dedos. Es una tortura, una deliciosa, pero que me hace doler, latir y desear alcanzar lo que sé que se sentirá increíble. Me retuerzo, pido más, digo que es demasiado, pero sigo pidiendo más mientras el mundo se va difuminando y mis dedos se enredan en su cabello. Es un amante dedicado, entusiasta, creativo y apasionado que me vuelve loca y una masilla con sus labios, su habilidosa lengua y los rítmicos e indagadores movimientos de sus dedos sobre mí, contra mí, dentro de mí. No puede decirme sus poderosas palabras sucias porque su boca no tiene un descanso y luego cuando estoy ahí, tan cerca que los dedos de mis pies se retuercen, uno de sus brazos – el que no me está enloqueciendo junto a su boca – se estira y tira de mi pezón antes de pellizcarlo. Me rompo en un montón de sensaciones, jadeos y gemidos acompañados de estremecimientos que me hacen cerrar los ojos y no se detiene, él no para hasta que ha sacado lo último de mí, hasta que creo que he muerto en algún tipo de paraíso.
Estoy en silencio, soy jadeos, corazón acelerado y ojos cerrados. Soy Leslie la ganadora de un juego de lotería en el que entré sin darme cuenta, porque Andrew... Lo digo mil veces, pero es algo más, es...Wow.
— ¿Estás viva? —Pregunta con un tono divertido.
Abriendo los ojos lo encuentro inclinado sobre mí y también lo encuentro lamiéndose los labios brillosos antes de guiñarme un ojo y dejarse caer acostado a mi lado.
—Estoy viva —respondo luego de largos minutos haciéndolo reír.
Me cuesta recuperarme y cuando lo hago, me encuentro girando hacia él para verlo, tiene una pequeña sonrisa y tiene la vista clavada en el techo, si yo fuese él también estaría muy orgulloso, ese también es un talento, uno muy bueno.
—Vi estrellas —rompo el silencio— y a una de ellas la llamé Andrew.
—Poético —Voltea a verme sonriendo—. Gracias, Leslie.
— ¿Por dejarte darme un orgasmo alucinante? ¿O por ponerle a una estrella tu nombre?
—También eso, pero te agradecía por estar en sintonía conmigo. Por comprenderme, pasamos de caliente a frío y nuevamente caliente. Eres paciente y no me presionas, cuando estamos juntos solo sucede y de alguna manera, todo funciona. Es algo nuevo a lo que amaría acostumbrarme, me gusta.
Empezamos en una azotea en la madrugada, seguimos con un sexo oral fabuloso por cortesía mía, vino un momento frío con las fotografías y le siguió uno doloroso cuando derramó lágrimas, pasamos por la nostalgia con sus recuerdos y la complicidad cuando caminamos hasta su habitación en medio de pequeñas sonrisas y tranquilidad. Y finalmente terminamos en un amanecer en dónde su boca y dedos me hicieron un desastre.
Estirándose él apaga la lámpara y esta vez cuando nos acostamos, no hay tanta distancia y pese a que no me abraza, su pecho está contra mi espalda y siento su respiración contra mi cuello. Sigo el ritmo de su respiración y cuando creo que esto no puede ser más increíble y sentirse tan bien, Andrew lo hace, él comienza a cantar en voz muy baja.
Si escucharlo cantar por teléfono hasta dormirme era genial, en vivo y en directo se siente irreal. Mi mano busca una de las suyas, la que se encuentra por encima de mi cabeza y dejo mi palma contra la suya en un simple roce. Él deja de cantar.
— ¿Te molesta o no te deja dormir? —pregunta.
—Me encanta, me encantas —respondo en un susurro—, por favor no te detengas.
Pasan solo breves segundos antes de que suspire y vuelva a cantar. Es el primero en dormirse, a mí me cuesta un poco más porque mis emociones y pensamientos son caóticos, porque siento demasiado y analizo la magnitud de todo lo que hemos compartido en el transcurso de pocos meses por el arrebato de un impulso. No me arrepiento.
***
Me permito unos pocos minutos de análisis sobre el hecho de que Andrew tiene cepillos de dientes sin usar en cantidades junto a un cajón con bóxers y bragas nuevas, podría plantearme el pensamiento de ¿Cuántas personas y con qué frecuencia se quedan a dormir aquí? Pero tal vez eso sería algo tóxico teniendo en cuenta que incluso si él desfilaba a mujeres – que me hace sentir celosa – tengo que recordarme que fue antes de mí. No te enfades, Les, el hombre no es virgen, es obvio que ha follado a lo largo de su vida así que lidia con eso y aprovecha el presente.
Me repito el mantra mientras me cepillo los dientes, lo repito hasta que la bacteria de los celos se calma, porque sí ¡Condéname humanidad! Soy celosa, tal vez no es un rasgo bonito, pero es lo que hay y puedo prometer que no me vuelvo una enferma, me gusta decir que tengo unos celos saludables y todos justificados, no es que sea una pesadilla o una loca de la que huyes en la primera oportunidad, solo que resulta evidente que no me gusta compartir.
Con Isla tuve control sobre mis emociones porque fui testigo del rechazo de Andrew hacia ella, es un pasado que mientras él busca de enterrarlo, ella le saca el polvo. No me enfada la posibilidad de él siendo un bastardo infiel – sé que no es así –, me enfada la idea de ella jodiendo con su cabeza una y otra vez porque él es lo suficientemente "bondadoso" para querer terminar todo por las buenas y no solo mandarla a volar, no es que vaya a juzgarla, pero sería lindo que ella no volviera a perturbar esto increíble que está sucediendo entre nosotros, además, la manera en la que le habló a Max no fue nada amable.
Termino de cepillarme los dientes y le sonrío a mi reflejo de ojos hinchados y leves ojeras por las pocas horas de sueño ¿Por qué no puedo despertar irremediablemente guapa? También veo las marcas rojizas alrededor de mi cuello por la barba de Andrew, porque sí, fui despertada de una forma que cualquiera soñaría: suaves besos y sus dedos dejando pequeños círculos en mi estómago mientras su pecho se encontraba pegado a mi espalda. Luego giré sobre mi espalda y cuando inocentemente preguntó "¿Leslie puedo tocarte?" mi respuesta inmediata fue un "sí" sin abrir los ojos, pero feliz de que me tocara dónde fuera que lo planease. Entre mis piernas, debajo de las bragas, ahí fue en dónde Andrew me dio un despertar lleno de pequeños gemidos y estremecimientos. Me retorcí debajo sus dedos y cuando me volvió papilla en un orgasmo matutino, plantó un beso en mi mejilla y me dijo que podía seguir durmiendo, cosa que hice por al menos una hora antes de despertar con un: ¡Mierda quiero despertar así cómo por siempre!
Estirándome bostezo antes de suspirar. Me doy una ducha rápida y me vuelvo a colocar mi pijama, pero con unas bragas nuevas. No me siento más despierta, pero ya me veo mucho mejor que una despeinada hinchada. Me cepillo el cabello y lamento no tener una goma con la que recogérmelo, pero decido que no se ve tan mal mientras salgo de la habitación y posterior a ello decido ir en busca de Andrew.
Huele delicioso, a especias y una comida que sé qué me gustará, me detengo a mitad de camino escuchando voces masculinas y luego risas, armándome de valor termino de caminar y en la sala me encuentro a una niña y un niño sentados uno al lado de otro mientras el niño parece estar leyéndole a la pequeña.
—Hola —saludo y ambos me ven sonriendo.
—Hola —Me dice el niño de rizos y sonrisa encantadora.
— ¡Hola, tía Leslie!
— ¿Tu tía? —Le pregunta Dan desconcertado a Skylie.
—Sí, cómo tu tía Kathe.
— ¡Ah! ¡Tu tía! —dice asintiendo.
—Hola, sobrina —digo riendo y acercándome al sofá en donde ahora se encuentra mi abrigo, tomo el teléfono que se encuentra descargado— ¿Con quiénes vinieron?
—Tío Rojo y Súper E —Me responde Dan pasando la página del cuento que tiene ilustraciones de un Castor—. Comeremos rico.
— ¿Cuántos años tienes, Dan? —pregunto intrigada por la fluidez con la que habla.
Alzando el rostro se retira rizos de los ojos y me da una sonrisa encantadora que me habla de advertencias futuras.
—Tengo siete, ocho en meses, papi dice que crezco rápido y mami llora por eso —Se encoge de hombros—. Soy grande.
—Eres grande —concedo porque creo que es lo que espera que diga ¿Y qué niño no quiere escuchar esa declaración?
— ¡También soy grande! —afirma Skylie.
—Sí —afirma Dan—, casi tan grande como yo.
— ¡Eso es genial! Grande cómo Sophie cuando viene a visitarnos.
—Y cómo Summer —agrega Dan asintiendo cómo si eso fuese algo destacable.
— ¡Sí! —Celebra Skylie.
Ambos se ríen y vuelven la atención al cuento, él lee en voz baja, no de una manera profesional, pero si con pocas pausas o dudas, es un niño inteligente. Dejándolos entretenidos me acerco a la cocina.
— ¿Y qué pensaste de ella? —escucho a Andrew preguntar.
Me detengo preguntándome si debo entrar e interrumpir o dejarlos en su habladuría.
—Creo que Max se volverá loco —Reconozco que es la voz de Ethan por su acento—. Ella directamente me preguntó si era cierto que salí con muchísimas modelos, luego dijo que lo entendía al verme ¡Deliberadamente ignoraba la situación en la que los encontré! Está loca y él se queja de nosotros.
—Pero ¿Creen que de verdad alguna mierda pasa entre ellos? Eso sería jodidamente loco, pero asombroso en igual manera.
—Algo tiene que pasar ¿Dos personas con agendas complicadas coincidiendo varias veces? Uhmm...Max se las trae y no nos quiere decir —dice Ethan.
—Dijo que es su amigo, es de las pocas personas que ella conoce.
—Andrew —dice Ethan con calma—. Vi cómo se miraban, así no se ven los amigos. Así ve Dexter a Elanese cuando entra a algún lugar y así andas tú viendo a Leslie.
—Y así ves a Grace —concluye Andrew.
—Exacto, tal vez es lujuria, pero esos dos...Pasará algo y espero no terminen jodiéndolo todo y luego tengamos a un represéntate obstinado arrastrándose por el suelo por culpa de estúpidos sentimientos que lo atraparon.
—Eh, eh, jodidamente cálmate, pesimista. Van a follar y serán felices, será nuestra mami.
—Es menor que nosotros —Le recuerda Ethan.
—Eso no es un impedimento para joderle la paciencia a Max si nos escucha llamarla mami.
—En eso Dexter tiene razón, Max se enojaría —Se ríe por lo bajo Andrew.
Sintiéndome un poco culpable por haber actuado cómo chismosa, me adentro a la estancia con un exageradamente entusiasta "¡Buenos días!", los tres voltean a verme de inmediato. Andrew me da una sonrisa, Ethan que se encuentra cocinando me da una leve sonrisa con un asentimiento y Dexter por supuesto que viene hacia mí dándome un abrazo enérgico.
—Mi queridísima y traviesa cuñada —Me besa de manera sonora la mejilla antes de guiarme hacia la silla alta al lado de Andrew y hacerme sentar— ¿Qué tal estuvo tu pijama? Me enteré por el tweet de Andrew.
—Estuvo bien, hablamos hasta tarde y también conversamos sobre el chico que me gusta.
—Encantador, ya sabes lo hace Dexter cuando dice que hablará con Elanese... —dice Ethan moviendo langostinos que lucen para morir—. Entonces ¿Ya está en camino?
— ¿Quién? —pregunta Andrew tomando una rodaja de pan.
—El pequeño tirano que gobernará tu vida —responde Ethan y Andrew lo ve mientras mastica— ¡La criatura!
Andrew tose mientras ríe y yo veo con los ojos entrecerrados al hombre que ha llamado a un bebé "pequeño tirano."
—Ni siquiera tenemos que responder eso —señalo.
—Podríamos tomar eso cómo un jodido sí.
—O cómo un "nuestra vida sexual no es su asunto" —señalo y en respuesta mi cuñado me da una amplia sonrisa con hoyuelo incluido.
—No eres la única follándose a Andrew, nosotros también lo hacemos —Me asegura caminando hacia a Andrew y dándole un abrazo extremadamente posesivo.
—Cuidado, Dexter, Leslie es celosa, no le gusta compartir —Advierte Andrew y siento que las mejillas se me sonrojan mientras los tres se ríen a mi costa.
Las burlas no terminan ahí, en silencio escucho a Dexter bromear sobre que debo compartir a Andrew y que nuestra pijamada es noticia en todas las redes porque "obviamente" todos saben que soy "jodidamente yo" . Mi estómago resuena haciéndole saber a Ethan que mi hambre es letal, pero tiene sentido viendo que son las dos de la tarde. En algún momento Max llama a Andrew que toma la llamada fingiendo ser un ángel y Dexter me presta su teléfono para llamar a Eva y hacerle saber que estoy bien, lo que me recuerda que debo cargar mi teléfono.
Antes de que la comida esté lista, Dexter y yo hablamos sobre su boda, me alegra de ver ese brillo de alegría en sus ojos mientras me habla de cuán involucrado se encuentra en los preparativos. Estamos todavía en medio de la conversación cuando Andrew se pone de pie detrás de mí y me abraza, hay algo agradable sobre el hecho de que Ethan y Dexter actúen como si esto fuese algo a lo que ya estuviesen acostumbrados, me hacen sentir bienvenida.
—Me dijo Ela que organizarás la despedida de soltera —dice Dexter con dudas.
—Sí, será increíble, cómo una despedida de soltera debe ser ¿Tienes miedo?
—Es que la de mi hermana fue un poco caótica...
— ¿Un poco? —Pregunta Ethan apagando la estufa y volteando a vernos— ¡Fue súper caótica! Mujeres ebrias delirando, un manoseo hacia Doug, algunas cayéndose...
—Grace alabando tu polla grande —agrega Dexter.
—Grace en tu regazo —sigue Andrew—. Sí, Ethan, fue tan, pero tan caótica que conseguiste una novia.
— ¡Jódete, Andrew!
—Jódeme tú.
— ¡Qué te joda tu novia! —Se hace un breve silencio—. De acuerdo, eso sonó muy odioso, no lo dije en mala manera.
—La verdad estaba entretenida con el tira y afloja de ustedes dos, hay mucha tensión sexual, deberían besarse —comento.
— ¿Supuestamente no eres celosa? —cuestiona Ethan enarcando una ceja.
—Sí, pero acordamos que comparto a Andrew y tú a Grace —Le guiño un ojo y abre la boca descolocado.
— ¡Hora de comer! —anuncia Andrew riendo y evitando que Ethan pueda defenderse.
El almuerzo es bastante entretenido y delicioso, los escucho hablar sobre una cena que tienen con una marca importante y luego nos dedicamos a escuchar a Skyie y Dan hablar sobre la escuela y sus amigos, ni siquiera necesito preguntar quién de los do adultos raptó al pequeño de rizos porque he escuchado bastantes historias de Dexter y su amor por los niños. Al terminar de comer, Andrew se ofrece a lavar los platos mientras Ethan lo sigue estableciendo que necesita decirle "algo".
Aprovecho ese momento para revisar mi teléfono que se está recuperando con un cargador prestado y al encenderlo de inmediato saltan las notificaciones. Escuchando a Dexter jugar con los niños, respondo mensajes y reviso rápidamente alguna de mis cuentas antes de ir a mi correo, hay varios, pero uno resalta con el asunto de "¿No quieres saberlo?"
De nuevo alguien está alimentando mis dudas sobre el dinero recibido hace unos años de manera anónima, el dinero que usamos en Arthur. Esta vez hay una actitud pasivo-agresiva en las palabras, una exigencia de hablar, de hacerme saber lo que aseguran me cambiará la vida, me da una mala sensación y no sé qué dice mi expresión porque pronto Dexter se encuentra preguntándome qué me sucede.
—No sé si Ela te contó, pero hace poco tiempo recibí un correo extraño sobre...Bueno, hace unos años alguien donó dinero de manera anónima y no hice preguntas, el dinero era necesario —Veo hacia un lado aunque sé que él no me juzgaría porque conoce la situación en la que se vio mi familia, hace mucho Elanese me hizo saber que lo hablaron—. En ese momento solo tomé la ayuda, pero ahora...
— ¿Qué sucede ahora? —pregunta acercándose y lo noto tenso.
—Ahora recibo correos sobre decirme verdades que duelen o cuestionándome si no quiero saber de dónde vino el dinero, tengo algo de miedo, lo hacen ver cómo una verdad aterradora —Extiendo el teléfono hacia él—. Léelo tú mismo.
Lo hace y noto cómo su expresión se torna rabiosa mientras los pómulos se le sonrojan y su cuerpo se tensa demasiado, hay un ambiente extraño porque por un momento creo que Dexter está demasiado enfadado por algo que lo hace ver muy afectado.
—Tal vez debí preguntarme si el dinero era mal habido o de tipos malos, no lo sé, solo pensé que era un milagro, necesitábamos tanto ese dinero y ahora...Ahora no sé si pacté con un diablo o hice algo mal, no sé nada y comienzo a asustarme.
—Hiciste lo que debías, Leslie —Me asegura y su voz suena extraña, cuando me ve su mirada tiene una nota de tristeza—. Ustedes hicieron lo que creían era correcto y necesario, nada puede jodidamente cambiar eso, pero no tienen que arrepentirse.
»Esto seguramente lo está enviando una maldita basura que quiere que le patee el culo ¿Sabes qué? Reenviaré este correo ¿Dices que hay más?
—Lo hay.
—Bien, haré que investiguen esta mierda y dejarán de joderte la mente de esta manera tan desgraciada. No hiciste nada malo, salvaste a tu hijo, fuiste una madre maravillosa actuando por amor ¡Qué se joda esta basura! Pagará, va a pagar.
Está alterado y habla con el conocimiento de tener certeza d que alguien con malas intenciones se encuentra detrás de ello y eso me hace dudar, incluso, sospechar un poco. Se ve demasiado alterado y afectado, demasiado involucrado con algo que pasó antes de él...
— ¿Por qué suenas tan seguro de que es alguien con malas intenciones? ¿Por qué crees saberlo? —digo con lentitud no queriendo crear distancia entre nosotros, pero por un momento todo esto me resulta extraño.
—Porque la gente que actúa de corazón y por bondad, no necesita enviar años después correos cómo estos y sonar cómo una mierda. Eso dice mucho, Leslie.
Para mí no dice demasiado, pero aprecio tanto a Dexter y sé que sería incapaz de hacerme daño, por lo que asiento y hago a un lado mis dudas e incertidumbres creyendo en sus palabras, porque si él me mintiera sobre esto, implicaría que Elanese también lo está haciendo y eso...No tiene sentido.
—No dejes que esto te mortifique, investigaré está mierda y todo terminará.
—Pero no me ocultarás nada al hacerlo, prométemelo.
— ¡Papá mira esto! —Lo llama Skylie y la respiración que Dexter toma casi parece de alivio.
—Debo ir —Me sonríe entregándome el teléfono y caminando hacia los niños.
Veo hacia mi teléfono leyendo de nuevo el correo y sacudiéndome la extraña sensación. Siempre he creído que hay secretos que a veces no deben ver la luz y la naturaleza de esos correos me hacen creer que este es uno de ellos ¿De qué manera cambiaría mi vida saberlo?
Holaaaa, en teoría este era cómo la segunda parte del capítulo anterior, pero terminó siendo largo y lo dejé cómo capítulo, también iba a subirlo rápido, pero tuve demasiados problemas de Internet, pero en fin, aquí está.
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Espero les guste.
Un beso.
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