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Capítulo Veintiocho


Capítulo veintiocho.

Mi vista va de los boletos en mi mano al cuerpo de Arthur dormido y agotado en esta cama de hospital en donde se encuentra una vez más. Odio tanto al maldito cáncer, quiero que ese monstruo deje de consumir la vida de mi bebé. Por favor, ya basta, déjalo en paz.

Una mano se apoya en mi hombro y luego da un ligero apretón, dejo ir una lenta respiración. No estoy sola, ya no somos solo mi familia y yo, ahora William y yo somos un equipo.

—Lo intentamos —Me dice William con la voz enronquecida.

De nuevo bajo la vista a los boletos para un concierto de BG.5 en la cuarta fila que William pagó al triple de su precio original porque estaban agotados. Ambos estábamos ilusionados de darle el regalo a nuestro hijo, eso fue planeado hace dos semanas, antes de que Arthur tuviera este terrible deterioro en su salud que una vez más lo mantiene hospitalizado y muy delicado de salud.

—Lo intentamos —susurro.

—Tranquila, Les, lo seguiremos intentando hasta que se sueño sea una realidad. Él los verá, lo conocerá. Lo lograremos.

Hago un asentimiento ausente viendo de nuevo los boletos del concierto en mis manos. Lo seguiremos intentando.


Bueno, en retrospectiva tal vez el "no le digas a nadie que voy" a una hermana que ya se encontraba bebiendo, no fue tan buena idea.

Aparcar en el lugar donde se realiza la fiesta es una pesadilla debido a que hay demasiados fotógrafos y estoy lejos de llegar al estacionamiento privado en dónde cualquier BG.5 o guardaespaldas me habría ubicado, pero no es como si fuese a dejar que eso me detenga de llegar al cumpleañero.

—Muy bien, Leslie, ignora a los fotógrafos... —Me callo abruptamente—. Espera, no, mejor caminar digna y con la cabeza en alto para que vean que más que la víbora que pintó Isla, soy esa mujer a la que Andrew describió de manera tan espectacular.

Antes de bajar el auto, primero le envío un mensaje a Elanese que no me responde y luego cuando paso a Dexter y Ethan, tampoco hay respuesta. La fiesta ha de estar muy buena si no hay tiempo de responder los mensajes y cómo no pienso perder tiempo esperando en este auto cuando ya vengo horas tardes, reviso en el espejo retrovisor mi agresivo maquillaje de ojos muy delineados con negro y labios rojos, no vine para ser ignorada, vine preparada para todo aquel que quiera darme atención: Sí, mírenme bien, soy Leslie Anderson, la novia de Andrew Wood.

Bajo del auto y eso atrae de inmediato la atención de los fotógrafos más cercanos y mi auto es lo suficiente dramático al sonar cuando activo la alarma, en parte, indirectamente quisiera agradecerle a Elliot por este regalo a Eva antes de la boda fallida, porque ayuda con la entrada el que sea tan sexy y deslumbrante cuando estoy a su lado. No bajo la vista para revisar mi vestido negro ajustado y largo hasta los tobillos, pero con unas aberturas a cada lado que comienzan desde la mitad de mis muslos haciendo que sea visible mis piernas por cada paso que doy, además el escote en V por debajo de mis pechos da el toque sensual, yo sé que me veo bien porque me aseguré de ello cuando me vi en el espejo y si no es así, mi infinita confianza en este momento tiene que estarse proyectando.

Escucho sus voces y luego mi nombre pasando de boca en boca después vienen unos flashes, comienzan a acercarse lanzado preguntas y me entra un instante de pánico.

Creo que nadie está preparado para tener múltiples personas fotografiándote y gritando preguntas, algunas de ellas muy desubicadas. Sin embargo, no entro en pánico. Mantengo la vista al frente y luego en mis zapatos para no quedar cegada por los flashes.

— ¿Por qué alejaste a Andrew de sus amistades?

— ¿Qué dices del comunicado de Andrew? ¿Eres esa persona que él quiere que todos vean?

— ¿Tienes mala relación con la banda?

Más y más preguntas. Uno de ellos me hace tropezar y por unos breves segundos le doy una mirada de muerte, pero luego estoy plasmando una sonrisa cordial mientras nivelo mi mirada con la suya.

—Cuidado, no queremos que alguno de los dos nos lastimemos y que eso nos arruine la noche —digo sin dejar de sonreír.

Él parpadea continuamente cómo si estuviese en una nube y me doy cuenta de que está embelesado y que mi acción junto a la sonrisa ha calmado un poco las preguntas. Es cómo descubrir un nuevo súper poder porque mi sonrisa crece.

Entiendo las reglas básicas: no dar declaraciones sin estudiarlas antes con el equipo de Andrew, no ser grosera o agresiva, ver al suelo para no quedar ciega por los flashes. Sin embargo, ninguna regla dice que no pueda sonreír y ser la mujer más encantadora.

—Espero estén teniendo una buena noche, pero comprenderán que tengo una fiesta a la que llegar —Hago saber con un encanto que haría sentir orgulloso a cualquiera, me los estoy ganando.

— ¿Puede hablarnos de su relación con Andrew?

Me limito a sonreírle a quien hace la pregunta e intentar avanzar. La verdad pongo en duda que logré llegar a la puerta de las instalaciones en donde se encuentra el salón de fiesta, pero trato de no perder la cordura o entrar en pánico pese a que estoy odiando la manera en la que están rodeándome y gritando una vez más todas sus preguntas. Me mantengo sonriendo y dando pasos más cortos que una tortuga.

Cuando estoy a nada de comenzar a gritar que se quiten sin importarme nada, hay una división entre ellos debido a dos fuertes y enormes hombres que luego dan paso a una hermosa morena que me sonríe y tiene dos hombres más detrás de ella.

— ¡Leslie! Qué bueno que llegamos al mismo tiempo.

—Meredith —digo con lentitud, recibiendo con sorpresa su efusivo abrazo.

—Somos mejores amigas, sonríe —susurra—. Te vi al bajar del auto, vamos a sacarte de esta mierda sucia.

Sonriendo le devuelvo el abrazo porque ya no estoy tan sorprendida y porque hay que admitir que ¿Quién no abrazaría a esta diosa? Cuando se aleja se encuentra sonriendo y enlaza su brazo con el mío ignorando olímpicamente las preguntas que llueven sobre ella, sobre si somos amigas debido a BG.5, su tweet, su relación con Max Greene debido al tweet, si viene a conocerlo mejor y tantas cosas que no entiendo cómo pueden gritar tan pocos segundos.

Somos escoltadas por sus cuatros guardaespaldas y al llegar a la entrada, nos dejan pasar. Ni siquiera preguntan mi nombre para verificar porque cuando ella se anuncia no hay negativa, pero no importa porque igual sé que mi nombre estaba ahí. Una vez los gritos y flashes han quedado atrás, ella se gira hacia mí con una sonrisa y con la vista clavada en mi vestido.

— ¿De qué marca es? Está hermoso y te queda perfecto —Su sonrisa vacila ante mi falta de respuesta—. ¿Si recuerdas que nos conocimos, verdad?

— ¿Alguien olvidaría conocerte? —respondo—. ¡Claro que me acuerdo! Y respondiendo a tu pregunta, la verdad lo compré cuando vivía en Japón, es la primera vez que lo uso.

—Esta hermoso, te ves cómo una reina.

—Tú evidentemente estás preciosa.

Y no miento o soy una aduladora. El vestido blanco, corto y ajustado con escote en forma de corazón y tirantes gruesos, le queda como si fuese hecho especialmente para ella. Su tono de piel con el blanco hace un contraste increíble y sus rizos sueltos le dan un toque casual y aún más sexy. Las piernas se le ven kilométricas con los tacones y su maquillaje es bastante sutil excepto por el labial carmín. Al notar que la estoy detallando, ella gira en una lenta vuelta que me hace sonreír.

—Preciosa —repito.

—Espero el señor galleta piense lo mismo cuando lo noquee con mi presencia.

— ¿No estabas invitada? —pregunto sin querer sonar ofensiva, pero con mucha curiosidad.

—Sí, Doug y Dexter me invitaron, bueno, creo que todos ellos porque Andrew incluso me escribió.

Wow, imagínate, Meredith, toda una invitada de honor.

—Ellos quieren fastidiarlo, ¿Verdad? Y yo no tengo problema en sacar provecho de ello, nos veo cómo un equipo.

— ¿Quieres ser su mami? Porque Max es el papi de BG.5.

—Uhm, no tengo respuesta a eso, al menos no todavía—tararea.

—Tienes tiempo para pensarlo —bromeo y ella ríe por lo bajo.

—Vamos a la fiesta, ya vamos bastante tarde ¿Trajiste regalo? Le compré un reloj porque no sabía qué jodidos darle a alguien que seguramente tiene todo. Tal vez pueda darte a él y decir algo cómo "afuera encontré a tu regalo, tómala".

— ¡Oye! —digo riendo mientras camino a su lado—. Yo soy mi regalo para él, no puedo servirte cómo regalo.

—Qué lamentable situación, supongo que el Rolex servirá.

—Sí, cómo un Rolex es cualquier cosa —Me rio y ella sonríe.

Ya casi estamos llegando al salón principal cuando una puerta se abre y Dexter junto a mi hermana aparecen con expresiones nada inocentes: rostros sonrojados, labios inflamados, camisa arrugada para Dexter, labial corrido para mi hermana y cabellos despeinados para ambos.

Parece que no nos notan, porque Dexter la agarra del trasero pegando su frente contra el de ella y mi hermana le enreda las manos en el cabello mientras le lame y mordisquea el piercing en el labio inferior.

—A eso le llamo pasión —Me dice Meredith abanicándose con una mano—. Pasión incluso después de follar, porque me apuesto quinientas libras a que acaban de hacerlo en ese lugar del que salieron.

—No tengo quinientas libras que quiera perder —respondo— y de todas formas, pienso lo mismo. Totalmente lo hicieron.

Avanzando por delante de Meredith y de los dos guardaespaldas que se quedaron con nosotras, me acerco a los besadores compulsivos que se encuentran manoseándose a mitad del pasillo y solo cuando me aclaro la garganta, parece que el beso comienza a disminuir.

—Ahora tiene sentido el por qué mis mensajes hacia ustedes pidiendo que me rescataran, no fueron respondidos —digo con lentitud viendo del uno al otro.

Dexter es el primero en sonreír, obviamente no siente ningún tipo de vergüenza mientras libera el culo de mi hermana y pasa de manera casual un brazo alrededor de mis hombros para luego plantarme un beso en la mejilla.

—Por favor dime que no acabas de besarme la mejilla con la boca llena de fluidos de Elanese, por favor —Imploro y en respuesta, mi hermana frunce el ceño.

—Qué cerda te pones a veces.

—Tú eres quién me envía gifs sexuales.

—Ya, pero es que yo soy una cerda tecnológica, pero tú eres una cerda en vivo y en directo con tus declaraciones sexuales.

—El punto es ¿Obtuve un beso sucio en la mejilla? —pregunto con impaciencia, Dexter me guiña un ojo y yo jadeo a instantes de golpearlo.

—Para que obtengas un beso sucio, tendría que besarte yo en la mejilla —dice mi hermana con fastidio— y ni siquiera acabó así, porque nosotros...

Ella se va silenciando viendo detrás de mí a Meredith y la manera en la que las mejillas se le sonrojan es algo que recordaré toda mi vida.

—Jodida madre de todo, pero ¿Qué ven mis putos ojos? ¿Es acaso la diosa Meredith Allen Lynch acudiendo a la invitación de los mortales BG.5?

—Tus jodido ojos ven muy bien mi jodida presencia —Le responde Meredith inclinándose y besándole la mejilla—. Escuché que tienes la boca limpia, pero para sentirme más cómoda prefiero ser la que te bese... —Ve a mi hermana— Quiero decir, besarlo en la mejilla y no en la boca.

—Aclaratoria importante —murmura Elanese aun con las mejillas sonrojadas—. Un gusto conocerte.

—Igualmente, eres muy, pero muy hermosa ¿Te lo han dicho mucho? Seguramente sí —Se responde Allen a sí misma—. En fin... ¡Sorpresa! Pensé mucho sobre venir porque bueno, Max está enojado desde antes de lo del tweet, pero no puedo rechazar una invitación tan amable de BG.5 a una fiesta a la que soy libre de asistir ¿Cierto?

—Esa mierda es una absoluta verdad —asiente Dexter liberándome de su brazo para acercarse a Meredith—. ¿Qué tan real fue tu respuesta a nuestro tweet? Porque debo decirte que lo amé, hizo que valiera cada puto segundo del regaño de papi Max ¡Casi hasta me sentí culpable! Pero me acordaba de tu respuesta y me sentía jodidamente extasiado de nuevo.

—Doy fe de ello, estuve ahí —Señala Elanese viendo divertida a Dexter—. Se arrepentía y luego decía "A la mierda ¡Pero si todo salió de puta madre!"

—Bueno, no ha salido de puta madre porque él sigue enojado, pero eso ya es culpa mía —dice Meredith frunciendo el ceño— o algo así.

— ¿Qué hiciste? —pregunta Dexter— Eso explicaría muchas cosas sobre la manera despiadada en la que ha estado siendo malo castigándonos por errores pequeñísimos.

—Dudo que sean pequeños —comento.

— ¿Qué le hiciste a papi Max? —Ignora Dexter mi intervención.

— ¡Dexter! Deja de ser un chismoso —Se queja Elanese.

—Cómo si no quisieras enterarte al igual que yo, copo de azúcar. Dame las putas gracias por estar preguntando.

— ¿En algún momento de la noche iremos a la fiesta para que pueda ver a Andrew? —pregunto alzando la mano y obteniendo la atención de los tres—. Casi son las once de la noche y ya saben, me queda una hora y poco más para celebrar su cumpleaños en el día que corresponde y luego seguir celebrando más allá.

— ¿Estamos hablando de una referencia sexual cuándo dices "más allá" o es algo totalmente inocente? —Me pregunta Meredith.

— ¿Por qué hablan cómo amiguitas? —Ese es Dexter preguntando—. ¿Qué mierda me estoy perdiendo?

—La salvé de la estampida de paparazzi queriendo saber de qué maneras se está saboreando a Andrew —responde Meredith enlazando de nuevo su brazo con el mío—. Creo que debimos besarnos en la boca para dar de qué hablar, algo que opacara la sensación de tu relación y algo que definitivamente iba a opacar mi respuesta al tweet de BG.5 y la razón por la que estoy aquí.

—Sí, debimos besarnos —digo con fingido pesar—. Supongo que en otra ocasión podríamos hacerlo, ya me he besado con Grace.

— ¿Cuál es Grace? —pregunta ella.

—La rubia inteligente que hace portadas de puta madre y que sale con la perra pretenciosa —responde Dexter—. La perra pretenciosa lógicamente es Ethan.

—Lógicamente, por supuesto —señala ella siguiéndole la corriente—. Leslie, Elanese y Grace.

—También esta Hottie —agrega Dexter—, que evidentemente es mi cuñada Kaethennis, la jefa universal y empresaria a la que todos le decimos "sí, señora."

—La pelirroja esposa de Harry —asiente ella—. Amo los vídeos que él siempre sube de sus niños y ahora que ella está embarazada estoy enamorada de las fotos que sube de su pancita —Hace una pausa—. La seguí y ella lo hizo de vuelta, pero solo nos damos me gusta.

—Y está mi hermana, la joven jodidamente loca que se casó con la rubia pervertida más rara del mundo.

— ¿Cómo así? ¿Tu hermana es lesbiana? La hacía casada con Doug.

—Le dicen la rubia —aclaro riendo por lo bajo—, sí está casada con Doug.

— ¡Ah! Ya, entiendo, entiendo. Perra pretenciosa, la rubia...

—El bastardo de ojos azules o azul—dice Elanese—, ese es Harry.

—Rojo —asiento hacia Dexter que sonríe.

—Andu bebé es al que mi cuñada aquí presente se está comiendo —Dexter sonríe con picardía hacia mí—, pero también le dicen Santo Wood aunque de santo no tiene nada.

—Y luego está Max —concluyo—, alias papi Max por obvias razones. Ese hombre se merece el cielo.

— ¿Qué tipo de cielo? Porque puedo hacer que alcance alguno —dice Meredith de manera casual.

Hay unos breves segundos de silencio antes de que Dexter deje ir una lenta respiración y le tome las manos a Meredith con un semblante totalmente serio, cosa que no sucede siempre.

—Meredith Allen Lynch, tienes mi bendición. No importa que vayas a ser una mamá menor que yo, cosas jodidamente más extrañas han sucedido. Tómalo, devóralo, llévalo el cielo, lo que quieras, siempre que sea feliz. Te dejo jugar con papi Max.

—Ella no necesita de tu permiso —dice una voz masculina desde no muy lejos.

Veo a Harry y a Kaethennis que no sé cuándo se supone que se acercaron. Las mejillas de ella se encuentran bastante sonrojadas y hay sudor en su frente mientras Harry la mantiene cerca con un brazo envuelto alrededor de sus hombros

—Cállate, bastardo de ojos azules.

Todo lo que Harry hace es sonreírle con suficiencia y llevarse el índice a los labios en una clara señal de "cállate" para Dexter. Nada cómo el amor fraternal.

—Hola, Meredith qué bueno es verte seca y sin una pared sosteniéndote —Le sonríe Harry y yo abro la boca con sorpresa por tal declaración—, aunque la parte en la que no tienes a Max medio encima la lamento mucho. Deberías tenerlo encima una vez más.

—Ah, qué sensato es mi hermano mayor —ahora lo adula Dexter—. Éste tipo siempre dice cosas grandiosas e inteligentes.

—Y qué bueno es verte, Leslie —Toda la magia de la sonrisa de Harry Jefferson está dirigida hacia mí—. Todos sabíamos que eras muy fuerte y que le darías una patada simbólica a Isla viniendo a una fiesta que de ninguna manera podías perderte.

— ¿Patada simbólica? El vídeo de seguridad muestra un jodido puñetazo —Se ríe Dexter.

— ¿Qué vídeo? —pregunto.

—El de las cámaras de seguridad que Andrew se encargó de conseguir. Ya sabes, te protege ante cualquier suceso legal que pudiese presentarse —Me dice Kaethennis— y además, ahí se ve que ella te agredió primero.

»Debo confesar que soy fan de cada bendita palabra que salió de tu boca hacia ella —sonríe Kaethennis y debo hay que admitir que veo malicia ahí—. Y ese golpe contundente de veneno acompañado de un puñetazo impecable, fue impresionante. No apoyo la violencia —dice con rapidez, pero aun sonriendo—, sin embargo, apoyo los puñetazos que tengan contextos.

—Se te pegó la diplomacia de tu esposo —comenta Elanese viendo del uno al otro.

— ¿Golpeaste a alguien? —Me pregunta Meredith.

—Mi hermana le dio un puñetazo a la exnovia de Andrew.

—Y antes de eso, se fue a los golpes con el antiguo novio de su otra hermana —Dexter se ríe antes de proseguir—. La verdad es que a ese sí le dio una golpiza.

¡Cielos! Me hacen sonar cómo una persona desequilibrada que anda danto golpes...Merecidos cómo una especie de justiciera, es incluso halagador, pero tampoco es para tanto.

—Esperen, siento que tengo mucho que procesar —Meredith sacude la cabeza y hace una breve pausa—. De acuerdo, puedo aprender todo.

—Bienvenida, así me sentí cuando alguien no quiso mantenerlo profesional y me hablaba en terminologías que yo no comprendía.

—Pero bien que ten enseñé muchas cosas —Le dice Dexter dándole un rápido beso en la boca.

—Resumen rápido —La ayuda Harry—. Mi hermano me lastimó los dedos con unas baquetas...

—Puedes seguir agradeciéndome por ello.

—Y entonces en un hospital, una extraña tomó mi mano, me colé a un parto de quién años después sería mi hijo y me reencontré con la extraña y dicho bebé. Nos enamoramos locamente e hicimos a otra bebé y entonces el más pequeño de la banda decidió que quería ser más que amistoso con mi hermanita...

—Escuché que a Doug siempre le gustó Hilary —Lo defiendo y Harry me da una larga mirada, pero sonríe.

—Tuvieron un intenso romance secreto —prosigue—, qué salió a la luz cuando mi hermana fue expuesta de manera vulnerable a los medios...

—Por culpa de alguien que ya falleció y de la estilista maldita a la que Dexter se folló —Le recrimina Kaethennis.

—Qué asco, follando con traidores —dice Elanese con una mueca y Dexter jadea.

— ¡No la había tocado en mucho maldito tiempo! Fueron deslices.

—Follaste con una traidora —Le dice Meredith—, debes admitir que se leo feo en tu currículo.

—Se lee fatal —concuerdo.

—Bueno ¿Y es que no se pueden cometer malditos errores? —nos pregunta.

—Es una buena manera de definirlo, cómo un maldito error —asiente Kaethennis—. Ella me llamó gorda cuando estaba embarazada ¿Qué bastarda imbécil hace eso? Claramente ella.

—Cuánto rencor —digo—, pero supongo que no fue una buena persona.

—Así que salieron las fotos y luego... —retoma Harry.

—Espera, espera, no te saltes la parte en la que Dexter y tú fueron unos idiotas insensibles cegados por una ira absurda porque Doug no les dijo que salía con Hilary —Lo interrumpe su esposa con una mueca—. Imbéciles totales, hasta mi cabeza rodó en esa guillotina.

—Es que eso es vergonzoso de recordar —dice Dexter rascándose la nuca—, pero es verdad. Fuimos imbéciles con la rubia, solo que él es una buena persona que decidió hacer borrón y cuenta nueva.

—Sí, soy así de bueno —dice Doug apareciendo junto a Ethan—. ¡Oh, Meredith! ¿Cómo estás? Bueno, pero obvio que estás súper bien ¿Cómo te ha ido? —acorta la distancia dándole un intenso y rápido abrazo y mientras sigue hablando me da mi propio abrazo—. Qué felicidad ver aquí a las dos mujeres que esperábamos.

»Leslie, la única razón por la que no me enojo contigo cuando decides irte a golpes sin mi presencia, es porque de alguna manera termino con un vídeo que me da esos preciosos momentos.

—Fue un buen puñetazo —dice Ethan—. Me alegra que no fueras una imbécil plantando a Andrew y dejando que Isla se metiera en tu cabeza.

Ya sabes, Ethan hace que un halago suene de una manera rara en la que podría sentirme insultada, pero antes de que pueda comentar al respecto, él vuelve su mirada a Meredith viéndola con lentitud de arriba abajo.

—Tengo que admitir que cuando imaginaba a Max atándose la soga al cuello y reproduciéndose para traer a pequeños tiranos al mundo, no imaginé que sería con alguien cómo tú —informa Ethan hablando sin prisas ni reservas.

—Qué perra —acusa Doug, pero parece divertido con tal declaración.

—Pero tengo que admitir también que esto me está gustando mucho. Ver a Max volverse loco y repitiendo errores que nos criticó me da satisfacción —Sonríe— y para que quedé claro, eres mejor que la visión sosa y aburrida que imaginaba en la vida de Max en un futuro lejano.

»Me alegra de que finalmente tengas el placer de conocerme, Meredith —dice extendiéndole la mano que ella le acepta.

—Y a mí me alegra que tengas la dicha, fortuna y alegría de estrecharme la mano en este encuentro que tanto has esperado y que finalmente sucede, de nada, Ethan —Le dice ella.

—Estoy un poco enamorada de ella ahora —suspiro.

—Pensé que estabas enamorada de mi novia, después de todo la besaste.

Meredith voltea a verme liberando la mano de Ethan, yo alzo las mías queriendo dejar muy en claro mi inocencia.

—No hubo lengua —aseguro— y él besó a mi novio después.

—Claro, eso lo justifica todo —musita Ethan con ironía dándome una larga mirada—. Cuídate, Meredith, estás frente a una besadora en serie.

—Te quejas tanto de ello que tal vez debería darle un beso de lengua a Grace para que de verdad nunca lo superes.

—Hazlo e iré por Andrew.

—Amigo, eso me alienta a hacerlo —Le hago saber sonriendo—. Esa amenaza no sirve.

—Bueno ¿Y qué hablaban de mí? —pregunta Doug sacando un chicle del bolsillo de su pantalón ajustado.

—Ah, cierto, Harry hacía un resumen de toda esta locura. Prosigue, amor —Lo alienta Kaethennis.

—Así que cuando Dex y yo dejamos de ser unos idiotas, todos nos abrazamos...

—Pausa para agregar que Ethan amenazó con irse de BG.5 y que Andrew no se hablaba mucho con los hermanos Jefferson porque me estaba cuidando la espalda —agrega Doug.

—Entonces... —retoma Harry—. Cuando quedó en claro que Ethan no se iba y que todos nos amábamos, pues resulta que Doug dejó algo en mi hermana.

—Adelanto de la historia: no fue una enfermedad sexual —se encuentra aportando Ethan a la historia—. Él dejaría lo que sería otro niño que me amaría demasiado y querría de mi atención. Un pequeñito al que casi ahogamos con jugo de sandía.

—Y no fue fácil ese tiempo —Doug adquiere una expresión de seriedad—. Hilary no la pasó bien luego de tener al bebé y no fue un camino de rosas...

—Pero lograron superarlo y se comprometieron, vencieron a un loco hijo de puta y se casaron...

—Y tenemos mucho sexo desde entonces.

— ¡Cállate rubia! —dicen Harry y Dexter al mismo tiempo, Doug ríe.

—Pero es verdad —Se encoge de hombros.

—Así que supongo que todos estábamos felices, al menos casi todos, porque Ethan estaba demasiado ocupado convenciéndose de que no le gustaba Grace.

—Nuestra amada Grace —digo interrumpiendo a Harry, Ethan entrecierra los ojos hacia mí—. Nuestra.

—Y pasaron cosas... —dice Harry con cautela— Y comenzaron a salir...Ethan ya no salía con modelos y estaba enamorado de una rubia. Es feliz.

— ¿Y ya? ¿Esa es toda la historia de Ethan? —Cuestiona Meredith viendo a los tres integrantes de BG.5—Hombre, qué aburrido, espero al menos tuvieras contenido para adulto.

—No es aburrida —Se ofende—. Simplemente no puedo darte detalles, pervertida. Pero mi historia es lo más y ahora te retorcerás de curiosidad por no saberla.

—Si le caes bien a Grace ella te la contará —Le dice Elanese a Meredith.

— ¡Elanese! ¿Pero qué traición es esta? Compartimos a un hombre y aun así me traicionas.

—Es que ella me cae bien.

— ¿Quién sigue en la historia? —pregunta Meredith.

— ¿Saben? Creo que es momento de volver a la fiesta, de verdad quisiera ver a Andrew...

—Cómo la mierda que no —Me corta Dexter—. Es mi puto momento de brillar. Cuéntale, hermano, cuéntale.

—Dexter encontró a su destino conduciendo por las calles de Londres, esa es Skylie mi sobrina, la cual lo llevó a Elanese quien se supone era su supervisora, pero él no pudo mantenerlo profesional. Fue a su cumpleaños con un disfraz estúpido y le regaló una pulsera que ella siempre lleva puesta.

—Oye, mi disfraz era de puta madre ¡Un conejo cool! Nadie lo vio venir.

—Elanese no se resistió, cuenta la leyenda que lo intentó —Harry le sonríe a mi hermana—, pero finalmente decidió ir por sus sueños y Dexter enloqueció pensando que lo dejaba, pero todo aclaró o algo así y luego tuvieron que enfrentar cuestiones que desconozco y fortalecer la confianza porque Dexter a veces cometía errores.

—Yo también lo hacía —agrega Elanese—. Todos nos equivocamos más de una vez.

—La verdad es que no tengo todos los detalles de la historia. Sé que se conocieron en un bar años atrás y que Dexter cuando la recordó casi se desmaya de la emoción. Sé que se enamoraron y se pusieron locos el uno por el otro y que Skylie de hecho le saboteó la petición de matrimonio a mi hermano —Harry hace un gesto pensativo—. La verdad es que en medio de la historia pasaron cosas muy mierdas, cómo cuando se llevaron a Sky, cuando se separaron y Dexter era insoportable...

—Yo te aguanté cuando Hottie te dejó y no me ves quejándome demasiado...

—Todos lo aguantamos cuando ella lo dejó —corrige Ethan.

—Yo los aguanté a todos, pero Andrew fue el único que me aguantó a mí, horribles perras —acusa Doug cerrándoles la boca a los tres.

— ¿Y luego? —pregunta Meredith.

—Siéntete afortunada, llegaste a tiempo para la de Andrew, esa no tendré que contártela si te quedas por más tiempo.

— ¿Soy la única que piensa que esa frase dicha por Harry sonó de película? —Pregunta mi hermana—. Qué impresionante.

—Él siempre impresiona —asegura Kaethennis.

—Pensé que la fiesta era adentro... ¡Oh! —dice lo que creo que es la voz de Hilary.

Y sí, es Hilary desde el final del pasillo viniendo con su brazo enlazado al de Andrew que hace una toma general con la mirada de todos los que estamos aquí, sus ojos deteniéndose en mí. Los pómulos los tiene sonrojados y su mirada es, francamente, algo intensa.

Escucho a Hilary presentarse a Meredith y le devuelvo el saludo que me da, veo a Andrew saludar a Meredith y decirle que está feliz de que ella pudiera venir, que se sienta cómoda y disfrute de la fiesta y que si Max se molesta demasiado, no se lo tome cómo algo personal. Luego, una vez más, su mirada se encuentra sobre mí, repasándome de pies a cabeza y haciéndome muy consciente de que tal vez, solo quizá, no está pensando en cosas muy inocentes.

Hasta donde tengo entendido, ambos estábamos enojados esta mañana, yo me fui, él se quedó y luego tuve un encuentro nada amistoso con esa mujer desagradable. Yo era una persona horrible según internet y luego con las palabras de Andrew, las personas al menos tienen otra percepción de mí.

Y ¡Oh, Dios! Esas dulces y encantadoras palabras que él usó para expresarse de mí aún se reproducen en mi cabeza. Es difícil recordar por qué nos enojamos cuando parece que la atmosfera nos asfixia con una gran intensidad mientras acorta los pasos entre nosotros y lleva una mano a mi cintura dándome un leve apretón.

—Estás preciosa, pero así lo estás siempre.

—Y tú estás increíblemente sexy y atractivo, cómo siempre —respondo, dejándole una mano sobre el pecho que tiene envuelto en una camisa rosada, de mangas largas, con los primeros tres botones abiertos y con las mangas subidas hasta los antebrazos.

—Bien, nosotros iremos a tomar un poco de aire porque tanta música alta y el ambiente había mareado un poco a Kae —escucho a Harry, supongo que es verdad, pero también sirve de excusa para dejarnos a solas.

—Yo vine a buscar a mi esposo para bailar —dice Hilary.

—Aquí estoy, princesa, vamos por esos bailes en donde mis manos serán juguetonas mientras me dices todo lo que sientes.

—Te llevaremos con papi Max —Supongo que Dexter le dice a Meredith—, bueno, te llevaremos a la fiesta y de manera muy casual te encontrarás con él.

—Max está con Grace, él estaba asustado de que todos desaparecieron, decía que estaban planeando algún dolor de cabeza —informa Hilary—, pero Andrew recibió el mensaje de Doug de que Meredith estaba afuera y no lo dejamos venir.

— ¿En qué momento le escribiste un mensaje? —Volteo a ver a Doug.

—Tengo muchas habilidades secretas, enviar mensajes es una proeza que nadie nunca hará cómo yo.

—Incluye muchas posdatas geniales —Me asegura Hilary.

—Pero no me dijo que estabas aquí —dice Andrew llevando su otra mano a mi mejilla.

—Ah, porque esa era tu propia sorpresa —responde Doug.

Hay más parloteo y luego todos están movilizándose, ignoro lo que están diciendo mientras Andrew me mira y cuando estamos solos, suspiro.

—Siento lo de esta mañana. Estaba enojada y un poco frustrada por la situación...

Me despliego en oraciones de las que estaría orgullosa cualquier persona, le hablo sobre mi malestar de que Isla arruinara nuestros planes, sobre la manera en la que no podía controlar el cómo me sentía porque ella de alguna manera regresara cada vez que quisiera a tambalearle la vida, que entiendo que él es una persona increíble que no ha sido grosero al alejarla y que me pone feliz que finalmente decidiera ser más firme sobre ponerle un límite. Luego me traslado al encuentro con Isla y ya sabes, espero a que me interrumpa y diga algo halagador sobre la manera sincera en la que hablé de él, pero solo me ve y asiente. Cuando llego al haber leído su comunicado, siento que la garganta la tengo seca y estoy enojándome un poco porque no dice nada mientras me ve y asiente de tanto en tanto a lo que le digo.

—...Entonces afuera habían fotógrafos y Meredith me ha salvado, aquí por alguna razón nos hemos ido encontrando a los demás, pero quería entrar e ir a ti y bueno, al final me has terminado encontrando.

— ¿Eso es todo?

Su pregunta me desconcierta y abro la boca para decir: no, falta el hecho de que tienes el anillo que ibas a darle a tu exnovia.

Pero su mirada, la manera en la que ambas manos me acarician ahora las caderas y sus próximas palabras me detienen:

—Estaba afligido, Leslie —Ve alrededor asegurándose que estamos solos y luego nos adentra a una de las puertas.

Es otro salón de fiesta, pero mucho más pequeño y totalmente vacío. Me hace girar dejándome con las manos apoyadas en la pared y luego sus manos se deslizan por la abertura en mis muslos, creo que mis ojos están muy abiertos porque...No sabía que esta sería mi bienvenida.

—Pensé que mi cumpleañeros terminaría sin tener la oportunidad de jugar contigo —susurra contra mi cuello—, pensé que no podríamos bailar o hablar y luego eso me hizo enojar.

Hay un chasquido: de su mano contra una de las mejillas de mi culo.

—Porque pensé ¿Pero qué demonios fue lo que pasó? Y me enojé conmigo porque dejé ir las cosas muy lejos, pero me volví a enojar contigo por decir todas esas cosas espectaculares a Isla y luego no venir a mi fiesta.

»No quería presionarte cuando no respondiste mis mensajes —Hay movimiento detrás de mí, pero no sé qué está haciendo—, pero estaba volviéndome loco que no estuvieras aquí, de hecho, planeaba irme de mi propia fiesta de cumpleaños e ir por ti con el riesgo de parecerme a Dexter.

Esto último me hace reír o al menos lo hago hasta que siento una mano deslizarse por mi muslo hacia el frente y luego subir...Subir hasta acunarme sobre la ropa interior.

—Pero estás aquí —sus dedos se mueven contra mí y me arqueo hacia su toque.

—Aquí estoy —susurro.

—Y pasaré esta última hora de mi cumpleaños en este cuarto que no tiene absolutamente nada material, pero sí tiene a la mujer que está en mi cabeza e incrustándose en mi corazón.

»No soy un cumpleañero codicioso, pero lo que sí quiero, hoyuelos, es una hora en la que pueda tocarte cómo a mis guitarras favoritas, comerte cómo mi postre preferido —Sus dedos se cuelan bajo mi ropa interior, gimo— y luego quiero que me comas cómo tu paleta de helado predilecta y por último...

— ¿Por último?

Su risa es baja y ronca contra mi cuello, me estremezco.

—Por último quedaremos con ganas de más, pero volveremos a la fiesta, bailaremos, nos reiremos y hablaremos sobre esa cosa que no estás diciéndome ahora y que tiene una explicación —Deja cortos besos—. Entonces podremos practicar hacer bebés en mi casa.

— ¿Solo con el fin de hacer bebés?

—No, con el maldito fin de que quiero estar enterrado dentro de ti y hacerlo una y otra vez, con el fin de que te extrañé, de que me encantas, de que te deseo y quiero estar contigo.

Dos latidos pasan y un dedo se cuela en mi interior mientras murmura un "¿Leslie?" y detiene su mano.

—Me parece un buen plan —concedo.

Y ahí en ese pequeño salón, Andrew cumple sus planes. Sus dedos me torturan hasta el punto en el que la reacción de mi cuerpo se hace ruidosa y cuando me tiene en el borde, cae de rodillas detrás de mí y me devora cómo lo prometió, saciándose hasta que estoy temblando. Luego me sonríe y recarga la espalda de la pared y cuando mis dedos trabajan en su cinturón y poco después bajan su cremallera, los ojos le brillan. De rodillas y no precisamente para rezar o al menos de una manera bíblica, lo saboreo cómo "mi paleta de helado favorita" y cuando al final me lamo la esquina del labio con los restos de su placer y veo el labial rojo alrededor de su miembro, ambos tenemos la respiración hecha un asco.

Ahí, de pie, lo cubro con el bóxer junto al pantalón, le subo la cremallera y de nuevo abrocho su cinturón, pero de nuevo estoy agachándome para tomar mi bolso y sacar mi labial rojo, el cual le extiendo.

— ¿Qué se supone que debo hacer con eso?

—Arreglar lo que arruinaste —Me señalo la boca.

—Con gusto, amor —dice destapando el labial, sonriendo y con una mirada divertida.

Trato de no volverme agua por la forma casual en la que me ha llamado "amor" y luego trato de no sonreír cuando con precisión y concentración me pinta los labios, pero estoy riendo cuando de hecho a mitad de ello me da continuos besos que hacen que el labial se arruine una y otra vez.

—No puedes culparme, es demasiado tentador no besarte mientras hago esto.

—Tenemos una fiesta a la que volver, se bueno—Le digo—. Luego, cuando nos vayamos, podrás ser malo.

— ¿Promesa?

—Promesa.

Una vez más adquiere la expresión de concentración logrando finalmente pintarme los labios y complacido con su trabajo, asiente. Una vez todo está presentable, no tarda en entrelazar nuestros dedos y besarme los nudillos.

—Tiene una explicación, Leslie y te la daré, pero quiero que tengas muy en claro desde ya, que ella es el pasado desde hace mucho. Conservarlo conmigo no es un símbolo de amor o espera —Me ve fijamente—. Sé lo que siento y sé cómo me siento.

—Te creo —aprieto su mano—, pero quiero escucharlo y entenderte, pero no ahora. Ahora quiero que la pasemos increíble en tu fiesta porque la verdad sí estaba emocionada por esto.

—No sé hable más —Me sonríe abriendo la puerta y guiándonos por el pasillo.

Su caminata es rápida y doblamos a la izquierda en donde dos tipos de seguridad – no los acostumbrados guardaespaldas – abren las puertas de lo que parece un infierno de fiesta.

—Bienvenida a mi fiesta de cumpleaños —dicen sus labios pegados a mi oreja—, amor.



Holaaaa, con honestidad no sé cómo no me volví loca con tantos diálogos entre diferentes personajes. En fin, fui feliz con toda esta iteración.

Gracias, Harry, por tu bello resumen de lo que yo me maté años escribiendo en libros que parecen biblias.

El plan es volver  pronto cuando tenga el siguiente capítulo que seguramente tiene un montón de invitados más y momentos memorables.

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Espero les guste.

Un beso.


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