Capítulo veinte.
—Díganme algo que les gustaría hacer —pide Elanese antes de tomar una de las galletas— y tiene que ser algo egoísta, algo que harían por ustedes, no por pensar en otros.
Hay unos pocos segundos de silencio antes de que Eva alce la mano cómo alguna colegiala en un salón de clases, por supuesto que Elanese accede y le da el derecho a la palabra.
—Escaparme a la playa, apagar el teléfono y fingir que soy una mujer sin historia, alguien libre, sin preocupaciones, sin expectativas —responde Eva en medio de un suspiro.
Eso no está mal y para alguien que vive siempre con expectativas altas, dejando la diversión de un lado y queriendo el control absoluto sobren todo, es un deseo significativo.
En cuanto a mí, últimamente mis pensamientos y deseos están dirigidos a mi hijo por lo que me resulta difícil tener un pensamiento propio que consista en un deseo de interés único y egoísta, es difícil conseguir alguno. Ellas me ven a la expectativa y decido que en lugar de pensarlo demasiado tal vez la clave sea decir lo primero que me nazca.
—Me gustaría un maratón corrido y sin pausa de sexo sudoroso en todas sus formas —Ambas me ven con la boca abierta y eso consigue hacerme reír mientras tomo una de las galletas— ¿Qué? Es un deseo genuino, me relajaría, ejercitaría y la pasaría bien, es algo bueno.
»Al menos es el deseo egoísta que me viene en este momento a la mente, un deseo y querer fugaz ¿Qué hay de ti, Ela?
—Lo que me gustaría hacer es poder decir "lo lograste, Ela" eso básicamente será cuando me sienta muy, pero muy feliz. Cuando sienta que finalmente lo logré.
— ¿El qué? —pregunta Eva con genuina curiosidad.
—No lo sé, pero lo sabré cuando suceda.
—Soñadora —despeina Eva su cabello.
—No está mal soñar —digo y Elanese me sonríe—. Soñar a veces nos impulsa a ir por cosas que el miedo detiene. Sigue soñando, hermanita, vuélvelo tu realidad.
—Vuelve tú también tu maratón de sexo una realidad —Se ríe.
—No ahora, pero lo haré —sentencio y Eva rueda los ojos—. Deberías también cumplir tu escapada a la playa. ¡Todas vayamos por lo que queremos!
Puede que el ambiente esté frío, pero la calidez que emana del cuerpo de Andrew lo soluciona todo o tal vez estoy tan cautivada que poca atención le presto a la temperatura de la noche. Se mantiene detrás de mí, envolviéndonos dentro de su abrigo y viendo las luces de una ciudad que se extiende frente a nosotros.
— ¿Por qué viniste? Cualquiera pudo haberme ignorado.
—Porque cuando me dijiste de manera tentativa que podía venir, el sueño se fue y todo lo que pensé fue "no hay manera en la que rechace esa oferta", parece evidente que me gusta pasar tiempo contigo —Alzando una mano y llevándola hacia atrás acaricio su mandíbula, sintiendo la raspadura de su barba creciendo.
—Me siento halagado —ríe con suavidad acercándome más a su pecho—. No imaginé que sería tan afortunado de que acudieras a mi llamado, pocas personas hacen eso.
— ¿Quiénes son esas pocas personas?
Siento el roce de sus labios contra mis dedos y luego rio sintiendo la lave raspadura de sus dientes cuando me muerde ¿Andrew juguetón? Me apunto.
—BG.5, los guardaespaldas y Max, son las únicas personas capaces de responder a mis llamados tardíos y venir por su cuenta o si lo pido, pero casi nunca hago esto último porque sé que no todos disfrutan de esto y hay horas en las que las personas solo quieren descansar.
—Espera un momento, hablar de esta forma en donde no puedo ver tu atractivo rostro no es mi cosa favorita.
Contoneándome para salir de su agarre y girando, me arrodillo antes de sentarme a horcajadas sobre su regazo lo que hace que él con su escaza inocencia, de inmediato, me atraiga más cerca de su cuerpo mientras paso un brazo alrededor de su cuello y presiono una mano contra su pecho, permitiéndome sentir el latido un poco más de prisa de su corazón.
— ¿Mejor? —pregunta.
Me remuevo sobre él buscando comodidad, pero lo que consigo es una imprudente dureza presionando contra mí, bueno, al menos estamos en horario para adultos.
—Mejor —respondo—. Ahora, mi pregunta ¿Qué pasa con los lugares arriesgados y las alturas? Algo especial tiene que haber. Ya sabes, estamos en una zona libre de juzgar.
No responde de manera inmediata, primero se encarga de deslizar una mano por debajo de mi abrigo y la camisa para acariciarme la espalda baja. Seguramente nos vemos tiernos, abrazados y envueltos en su abrigo, pero aquí no hay ternura, esto parece un pequeño sauna en donde decidimos arder lentamente, sin prisas, pero con ansias.
—Cuando estoy en las alturas, pienso en cuán diminuto soy, veo todo el mundo que hay frente a mí, imagino historias, veo contrastes y ahí, con todo ese abismo me digo que tal vez unas palabras con alguna melodía podría ser lo que alguna persona en algún lugar esté necesitando escuchar, porque solo soy uno más entre tantos.
»Subo a azoteas, trampolines, edificios y cualquier lugar alto porque puedo pensar, tengo perspectiva y siento una serenidad, cómo si bajara el volumen y tuviera tiempo de ser alguien más que una figura pública. Sentir el peligro y ver todo lo que se extiende ante mí me da realidad, me hace sentir más humano, trae una inspiración a mí que no logro explicar —Hace una breve pausa y sus dedos pasan de mi espalda baja a colarse un poco por debajo de mi pantalón—, pero también hay más.
»Yo...Siempre soy el positivo, el alegre, el que alienta, pero a veces también tengo mis altibajos, pero por alguna razón no me gusta hablar de ello porque siento que esperan que sea invencible, lo que es estúpido —Se lame los labios—. Entonces, además de venir a componer, cuando subo a las alturas o lugares extraños y toco la guitarra, incluso si no hablo, hay mucho de mí que dejo ir. Es el momento en el que puedo solo derrumbarme, pensar, estar triste o estar muy feliz. El significado no es muy especial, pero es algo tan mío que se siente cómo un ritual, ya ni siquiera registro cuando lo hago, solo avanzo y luego aquí estoy.
Concluye con un suspiro y viéndome a través de sus pestañas cómo si se preparara para una burla o falta de compresión de mi parte lo cual es ofensivo, no lo juzgaría por ello, eso sería tan estúpido.
—En primer lugar no es tonto, es algo que te alivia aquí —Palmeo en donde late su corazón, luego llevo la mamo a su sien— y aquí. Tal vez no sabes cómo explicármelo porque es algo que simplemente sientes y está bien, no tienes por qué desenredar tus razones, tienes derecho a guardarlas para ti o minimizarlo a pocas palabras que logras evocar para darme una idea.
»Lo entiendo o al menos lo suficiente. Tienes razón, esto es algo muy tuyo que nadie va a quitarte o juzgarte, que no tienes que explicar ni abandonar —Le sonrío— ¿Sabes cuándo me siento así?
—Es evidente que no lo sé porque nunca hemos hablado de ello —Se burla.
—Dejaré pasar ese comentario —Llevando las manos hasta sus hombros con mis pulgares le acaricio el cuello—. La respuesta es cuando me baño, cuando tomo largas duchas o simplemente un baño en la tina, siento que estoy en un pequeño universo: puedo llorar, puedo reír, puedo pensar o no hacerlo, puedo simplemente estar o solo sentir.
»Tal vez no es un lugar tan peculiar cómo el tuyo, pero es algo muy mío que no comparto con otros y que nadie va a quitarme. No lo hago siempre, pero cuándo sucede, me siento mejor, me da una sensación de que puedo con todo y tomaré las situaciones cómo vengan.
No dice palabra alguna, lo que hace es acercar su rostro al mío y dejar pequeños besos en la línea de mi mandíbula hasta mis labios en donde me da continuos besos, uno tras otro hasta que su boca se queda el suficiente tiempo sobre la mía para darme un beso profundo y húmedo que es estimulado por sus dedos adentrándose más en mi pantalón hasta colarse debajo de la cinturilla de las bragas y sentirlos extendidos en la mitad de una de las mejillas de mi trasero. Por mi parte me entretengo lo suficiente con los dedos enredados en su cabello en donde tiro y lo acerco a mi antojo.
—Oye, Leslie —dicen sus labios húmedos contra los míos.
— ¿Si?
— ¿Te quieres casar conmigo?
Cuando abro los ojos, lo encuentro con una sonrisa traviesa y una mirada que parece esconder muchas promesas.
—Estás legítimamente loco —digo sonriendo y él ríe por lo bajo—. Ahora ¿Qué pasaría si digo que sí? ¿Cómo saldrías de eso?
— ¿Quién dice que buscaría maneras de salir? ¿Qué pasa si dices que sí y al día siguiente simplemente te llevo a casarnos? Hay tantas posibilidades.
—Estás loquito.
—No es el mejor halago que he escuchado, pero de igual forma funciona si me lo dice la mujer que me encanta.
—Un compositor con las palabras correctas para conseguir bajar las bragas ¿Quieres saber un secreto? —Asiente—No tenemos que detenernos esta noche o bueno, esta madrugada.
Sé que mis palabra se registran de inmediato en su cerebro, sin embargo, se dedica a verme durante unos largos segundos que casi consiguen ponerme nerviosa por mi osadía, pero entonces de manera inesperado su mano aprieta sobre mi trasero y me presiona sobre su dureza al mismo tiempo que su boca se encuentra con la mía. El beso es profundo, un poquito descoordinado, pero muy apasionado. Su otra mano se une al juego de agarrarme el trasero por debajo de las bragas y presionarme en un contoneo sensual sobre él mientras me aferro a su cabello para mantener algo de cordura en el arrebatador beso que me enciende cómo fuegos artificiales.
No necesito de sus manos para guiarme porque mi cuerpo por sí mismo comienza a moverse sobre el suyo. El contraste de la fría brisa sobre un cuerpo que se encuentra caliente por pasión es bastante raro y consigue hacerme estremecer, lo que hace que poco después sus labios se alejen para verme. Parece recordar en dónde nos encontramos mientras me da una pequeña sonrisa, esos ojos se han oscurecido y el brillo en ellos no habla de bondad o inocencia, habla de pecados.
—Aquí hace frío... —dice con la respiración agitada.
—Y eso hará que se te encoja —razono, él estalla en una carcajada y me da un beso rápido mientras saca las manos de mis bragas—. Oye, no vamos a juzgar, es un hecho científico, el frío hace que se encoja, nada de qué avergonzarse.
—No me avergüenzo, eso es biología pura —Me hace salir de su regazo—, pero me refería a que si vamos a estar desnudos, mejor es hacerlo en dónde no nos congelemos y en dónde por mala suerte no consigamos terminar en una página porno con un título terrible cómo "mira cómo me follo a la nenita en la azotea" terrible.
Ahora soy quien ríe mientras acepto que su argumento es bastante válido, la pasión muchas veces ciega, pero me alegra que el razonamiento aun esté presente para saber que hacerlo en una azotea no es lo ideal incluso si se veía un poco romántico. Tomando las dos copas y el vino que no tomamos, bajamos del lugar y salimos de la azotea directos al ascensor, en donde nos adentramos.
— ¿Quieres ir a una boda conmigo?
La pregunta llega de forma inesperada antes de que las puertas del ascensor se cierren y cuando le pregunto si escuché bien, la repite una vez más con diversión.
—Es el próximo fin de semana, la mamá de Doug y Pet se casan...Pet es Peter, uno de los guardaespaldas.
— ¿El de material de sugar Daddy? —Pregunto y entrecierra los ojos hacia mí— ¿Qué? Es la verdad, me encantas y me gustas, pero no soy ciega y él es muy guapo.
—Se lo haré saber, ahora ¿Te sientes capaz de ir a verlo casarse con otra mujer que no eres tú?
—Sí, creo que mi corazón lo resistirá.
—Me alegro ¿Quiere decir eso que vendrás conmigo?
—Me encantaría —aseguro— y ni siquiera impediré la boda, lo prometo.
—Emma estará agradecida con eso —asegura rodando los ojos y marcando finalmente su piso.
Rio divertida y de nuevo rueda los ojos, pero está sonriendo mientras recarga la espalda de una de las paredes.
—Este es un ascensor bastante elegante y pretencioso —comento—. El tipo de ascensor en donde las personas se tomarían fotos frente al espejo.
— ¿Es una indirecta para que nos hagamos una? —pregunta viéndome de reojo mientras me entrega las copas vacías y abre la botella de vino.
—No era una indirecta, pero he de admitir que ahora la idea me resulta atractiva.
Asintiendo hacia mí da un largo trago a la botella de vino y luego me la extiende sin ningún comentario, la tomo saboreando uno de los mejores vinos que he probadoy cuando alejo la botella, él se inclina para hablar contra mi oreja.
—Has caído en mi trampa, bebiste y ahora no puedes conducir de regreso, te tienes que quedar.
— ¿Y qué te hizo creer que pretendía irme? Mis planes son diferentes —Muevo el rostro en busca de su boca en donde dejo un beso persistente.
—Estás provocándome, no soy un santo.
— ¿Seguro? Porque estaba planeando ponerme de rodillas...Y rezar —Le lamo el labio inferior y retrocedo—. Ahora ¿Y la foto?
—Claro, la foto, es nuestra preocupación en este momento.
Saca el teléfono de su abrigo, nos ubicamos frente al espejo con mi espalda presionada contra su pecho, sostengo las copas vacías, él la botella y ambos estamos ocupados viéndonos a los ojos a través del espejo, razón por la cual obtenemos una foto en donde no salimos viendo a la cámara.
— ¿Lo ves? El ascensor hace que se vea elegante incluso si llevo pijama —digo.
Las puertas del ascensor se abren y salimos, camino a su lado mientras él teclea con rapidez en el teléfono despertando mi curiosidad y se lo hago saber, pero solo cuando entramos a su apartamento y cierra la puerta detrás de él, responde:
—Subía la foto a Twitter, pero solo desde debajo de tu barbilla.
— ¿Qué? Pero Max...
—No es una declaración de amor, no tendría por qué enfadarse.
—Pero habrán teorías ¿Qué descripción pusiste? —pregunto caminando hacia la mesa y dejando las copas sobre la superficie, él hace lo mismo con la botella.
—Pijamada, carita de sonrisa ladeada, emoticon de fuego.
— ¡Andrew! Eso grita sexo o lo sugiere.
— ¿Y lo haremos? Porque estoy un poco ilusionado al respecto —sonríe.
No le respondo, en lugar de ello me encuentro sacándome el abrigo al notar la calefacción encendida y que yo también lo estoy, luego extiendo la mano hacia él que la toma sin pregunta alguna. No conozco su apartamento, la última y única vez solo llegué hasta la sala, pero intuyo que el pasillo es un buen comienzo para indagar, pero cuando decido que tal vez no es tan urgente ir tan lejos lo hago retroceder lo suficiente, hasta que su espalda choca contra la pared que de hecho da inicio al pasillo.
— ¿Cómo se llama? —pregunto deslizando las manos sobre su camisa, por sus abdominales que se contraen.
— ¿Quién?
—Esto —deslizando un dedo por el notable bulto en su pantalón le doy una suave caricia—. Escuché rumores de que hay nombres para ustedes.
— ¿Rumores? ¿Exactamente que te dijo Ela? —Parece divertido entre todo el deseo latente.
—Dijo que hay apodos —Tomo el dobladillo de su camisa y alza los brazos ayudándome a sacársela, la arrojo a algún lugar que no me importa—. Wow...No dejo de sorprenderme.
—Hacer ejercicio vale la pena —Lo último lo dice con voz enronquecida mientras deslizo mis uñas por sus abdominales.
—Tienes tatuajes increíbles, hacen un contraste increíble en tu piel. Tientan...
— ¿A qué?
—A contarlos, lamerlos, morderlos, tientan mucho.
Hay tinta esparcida en sus costados de manera aleatoria en el izquierdo y con un patrón, pero no muy grande, en el derecho y dos se encuentran en el lado izquierdo de su pecho. Deslizo los dedos en la parte muy baja de su abdomen, cercana a su ingle y leo las palabras: si creo en mí, creeré en ti.
— ¿Por qué lo tatuaste ahí?
—Para que cuando me den sexo oral se inspiren —dice con seriedad, pero luego rompe en una risa.
—Esa fue una pregunta creativa y excitante, debo admitirlo.
—Tonta —dice sin perder su sonrisa—. No importa en donde plasmes los tatuajes, el significado o el por qué los haces no cambia. Tengo tatuajes que me hice porque me gustaron y tengo otros que sí son muy significativos, este es especial.
»Me lo hice cuando me di cuenta que ya no quería fingir ni ser el sueño de alguien más, cuando me respeté y valoré lo suficiente para decidir no ser una mentira y no reprimirme, se sintió increíble. En un principio lo hice con la intención de darle un "jódete" a alguien más, pero cuando la aguja comenzó a hacer su trabajo, me di cuenta de que lo hacía por mí.
—Me gusta y me gusta absolutamente quién eres, incluso con tu impuntualidad y el peligro de tu seducción, no cambiaría algo de ti —Dejo un beso en el tatuaje de su pecho—, pero volviendo al tema inicial...
—No sé qué escuchaste, pero no tengo nombre para lo que quiero meter en ti, te doy los honores si es lo que deseas.
—Apoyo eso —digo deslizando mis labios por su cuello en suaves besos.
—También lo apoyo.
Mis besos se deslizan por su pecho, lamiendo la tinta y descubriendo zonas que lo hacen reaccionar con mayor fuerza, me deleito con los surcos de sus abdominales y rasguño un poco con arrastrando deliberadamente las uñas por su piel. Cuando llego a su cadera le clavo un pequeño mordisco y se hace evidente que si pretendo seguir con mi exploración, es necesario que me arrodille, no tengo problema en hacerlo y dejar un suave beso sobre su tatuaje especial. Lamiéndome los labios trabajo el botón de su pantalón y él deja ir una trabajosa respiración. Alzo la vista y le sonrío, él lo sabe, yo lo sé, todos lo sabemos.
—Te dije que planeaba rezarte de rodillas —Bajo la bragueta y tomo la cinturilla del pantalón junto a la del bóxer, sosteniéndolo a la expectativa—. Creo que hay un nombre no tan creativo, pero idóneo para esto —Me inclino y dejo un pequeño beso por sobre la tela, maldice.
— ¿Cuál?
—Pecado Wood —digo bajando el pantalón y el bóxer de un solo tirón hasta la mitad de sus muslos, liberándolo.
Y ¡Vaya! Sí es un pecado del que estar orgulloso ¿Quién no querría pecar? Ver lo que manoseé es una experiencia totalmente distinta y envolverlo entre mis dedos mientras veo los movimientos de mi mano es excitante. La respiración de Andrew es trabajosa y despego la vista de mi trabajo para encontrarlo mordiéndose el labio con fuerza.
—Te harás daño —Le advierto.
— ¿Y a quién demonios le importa?
Mi movimiento manual es lento y perezoso mientras lo miro, puedo intuir que se está impacientando y molestando, pero pacientemente espero a que se desespere, cosa que sucede poco después.
— ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué me estás torturando?
—Lo que quiero es que uses esa boca sucia que tienes para decirme qué es lo qué deseas que haga, qué te gusta —sonrío—, qué te excita, dímelo.
Una profunda respiración resuena por el lugar cuando lleva su mano sobre la mía y aprieta guiándome, veo fascinada el contraste de nuestras manos sobre él ¿Puedo tener un orgasmo solo viendo?
—Quiero que me toques así, sin temor a romperme y con confianza de quen eres la que me tiene así de duro —Oh, wow. Dime más, Andrew—. Así... —Sube y baja con firmeza antes de liberarme la mano viendo que capté el asunto—. También quiero más...Tu boca, siempre y cuando estés dispuesta, tu boca es algo con lo que sueño.
— ¿Mi boca en dónde? —Presiono un beso en su muslo interno— ¿Aquí? —Beso su tatuaje— ¿Aquí? —Niega—. Pues tendrás que guiarme porque estoy confundida sobre en dónde exactamente quieres mi boca.
Una risa ronca viene de él y por un momento parece dudar si hacer lo que quiere, pero asiento para que sepa que estoy bien con este juego, después de todo lo provoqué; supongo que tuvo experiencias pasadas en donde debía pensar muy bien qué hacer o que no era compatible con sus deseos, pero conmigo no tiene de qué preocuparse, todo esto me encanta, así que cuando sus dedos se enredan en mi cabello para guiarme la boca hacia el destino que ambos deseamos, estoy bastante cerca de enloquecer de buena forma, pero eso no es tan magistral cómo el sonido que viene de Andrew en el momento en el que me dejo de juegos y hago lo que ambos queremos, lo que era el plan inicial cuando caí sobre mis rodillas.
Admitir ser buena en esto no es algo que proclame cómo mi mejor logro, pero he de admitir que se siente bien verlo perder el control bajo este talento que no presumiré, pero que acepto. Sus dedos en mi cabello me dan una idea de lo que le gusta y los pequeños ruidos también son un indicio, es un descubrimiento e indagación para saber que lo acelera y que lo prolonga más tiempo. "Así" "Se siente increíble" "¡Dios, Leslie!" "Más" "¿Te gusta? A mí me encanta" y muchas cosas más, entre ellas maldiciones, llueven con voz enronquecida, pequeños gruñidos y sonidos bastante cercanos a gemidos.
Lo odio un poco cuando me demuestra que su resistencia es admirable, teniendo en cuenta que me está doliendo la mandíbula, agradecería ese aguante para cuando trabajé en otro tipo de lugar en mi cuerpo. Por fortuna, poco después cuando acelero las cosas y mis manos e vuelven más ágiles, su respiración se vuelve jadeante y es lo suficiente gentil para decir mi nombre cómo advertencia, pero yo no soy lo suficiente rápida para alejarme y bueno, no es difícil concluir en que los valiosos nadadores de Andrew hacen su camino por mi garganta, encantador, todos sabemos que así no me embarazaré, ese no es el camino.
No le doy importancia a mi lentitud para retirarme mientras me lamo los labios y me limpio con el dedo la comisura del labio, estoy deslumbrada porque Andrew me ha dado la imagen más sexy hace unos segundos: ojos entrecerrados, labios rojizos – el inferior entre sus dientes –, abdomen contraído y ese gemido masculino enronquecido final fue el toque especial. Estoy cautivada, seducida y dispuesta a quedarme con éste hombre, es arrebatador...Es especial.
Estirando una mano hacia mí me da una sonrisa seductora y no dudo en dejar mi mano sobre la suya, me ayuda a levantarme y me recarga contra su cuerpo. Su mirada persistente en la mía parece estar en busca de algo en la mía y todo lo que puedo hacer es darle una sonrisa desconcertada.
— ¿Qué pasa? —Pregunto deslizando las manos hacia sus hombros.
— ¿Todo bien? —Cuestiona— ¿Estuvo bien contigo que fuera...Uhmmm...?
— ¿Arrebatadoramente apasionado? ¿Rudo, excitante y mostrándome lo que querías? Me encantó —aseguro y se relaja—.Claro que todo está bien, está más que bien. —Le doy un rápido beso en la boca—. Eso fue increíble, rezar nunca se sintió tan increíble.
Me hago la nota mental de nunca hacer este tipo de referencias que pueden resultar ofensivas frente a devotos religiosos, eso sería grosero, pero pensaré en ello en un futuro, en la actualidad el enfoque es otro.
Andrew me toma por sorpresa abrazándome y llenándome el rostro de besos, este contraste de dulzura y pasión podría volverme una adicta, esta relación vuelve un charco mi corazón, mi cuerpo, mi ser...Aunque suene cursi. Ver a su rostro es encontrarme con una de sus sonrisitas y ese brillo en sus ojos... ¡Dios! Andrew, por favor para con esta conquista.
— ¿Por qué tan feliz? —pregunto.
—Porque esperé por ti por mucho tiempo.
—Oh, por favor, no juegas limpio —lo acuso y su sonrisa se hace más amplia.
—Ahora, dame unos minutos para volver...
—Sé cómo funciona la biología masculina y al menos que te tragues pastillas azules, estoy consciente de que debes recuperarte, por suerte la madrugada es larga.
Dejando un beso en su barbilla me alejo para que pueda subirse el bóxer, porque el pantalón junto a los zapatos se lo saca. Tener a Andrew llevando solo un bóxer gris ajustado es increíble, además, pese a que aún se está "recargando" el bulto en ellos es alentador. Asiento de manera ausente, con la vista clavada ahí, cuando me dice si quiero agua y desnudarme, para cuando reacciono ya se está alejando por una botella de agua mientras ríe asegurando que quiero devorarlo, lo que no es una mentira.
—Me aturdí, bueno, él me aturdió...Él y el pecado Wood —digo a la nada.
Pienso en desnudarme, pero luego decido que quiero que él me quite la ropa. Aun alucinada por lo que ha sucedido y con una sonrisa de autosuficiencia por mis dotes y desempeño, me muevo por la sala de su apartamento curioseando. Esta vez no hay molestias de exnovias inoportunas ni yo huyendo para no caer en el sexo; tengo la oportunidad de deleitarme sin contención de muchas cosas. No puedo evitar detenerme frente al enorme cuadro lleno de fotografías, es impresionante, habla de infinitos momentos de felicidad, lugares, personas. Ocupa media pared y siento que es algo muy original y en parte muy Andrew.
—Aquí tienes —dice detrás de mí antes de ubicarse a mi lado y entregarme una botella de agua.
—Esto es impresionante —señalo luego de tomar un sorbo de agua—. Hay tanto para ver que no te cansarías.
—En el pasillo hay más y en la sala de estar...Me gusta capturar momentos, no sabemos qué depara el futuro y aunque conservarlos en la memoria es hermoso, tenerlo tangible me da la posibilidad de que si un día lo olvido, al menos un vistazo a una fotografía me dirá lo feliz que fui.
¿Por qué tiene que ser así? Siempre consigue decir cosas impresionantes que me cautivan y me hacen querer saber mucho más de él, porque siempre hay algo nuevo por descubrir, él es toda una sorpresa.
Tomándome de la mano me lleva por el pasillo y nos detenemos frente a un cuadro más pequeño, pero también con muchas fotografías, tomo otro poco más de agua y luego muevo la mandíbula intentando relajarla, lo escucho reír. Sí, qué gracioso es que tengas un aguante del demonio y un tamaño muy digno, Andrew Wood, no puedo evitar rodar los ojos lo que lo hace reír otro poco más.
Estoy por avanzar cuando vuelvo mi atención a una fotografía y enarco las cejas con sorpresa mientras la señalo.
— ¿Quién es esa mujer a tu lado?
—Mi hermana, tenía dieciocho años y pensó que sería genial ser pelinegra, casi ni parecía ella, estuvo todo un año en ese estilo, no creo que le quedará tan bien, pero ella era terca.
— ¿Tu hermana? —Repito volteando a verlo y él asiente— ¡Mierda! Yo vi esa foto, bueno, no esa foto, pero la vi a ella, estoy casi segura de que era ella.
— ¿De qué hablas?
—A un hombre en un supermercado se le cayó una foto arrugada y era ella, estoy casi segura de que lo era. Traía la misma ropa de esta foto y el cabello negro... —La expresión de Andrew se vuelve seria—. Pensé que lucía algo conocida, tal vez fue por el leve parecido contigo...Pero el cabello negro...
— ¿Cómo era él? —Me interrumpe.
No tengo mala memoria, pero es difícil recordar a la perfección a alguien que viste solo en pocos minutos, pero hago mi mejor intento.
—Ojos claros, no recuerdo el color, cabello rubio tirando a rojizo... —Me esfuerzo en recordar—Alto, no tanto como tú. No lo recuerdo bien, pero se veía desbastado y pensé...Pensé que sufría.
Hay largos segundos de silencio y la atmosfera que teníamos cambia, la tensión de Andrew es palpable y al bajar la vista, noto su mano cerrada fuertemente en un puño.
—Era él, tiene que ser él —dice con una mezcla de emociones reflejadas en su voz—. Está aquí, sigue aquí, siempre ha estado aquí.
No necesita decir más porque de alguna manera lo sé, se refiere al asesino de su hermana.
Bueno, bueno, aquí otro capítulo que espero disfruten. Cómo ven parece que Andrew consiguió a quien da tanto cómo él 7u7 y también cómo ve el final del capítulo estuvo interesante, ya veremos qué pasa.
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Espero les guste.
Un beso.
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