Capítulo Cuarenta y Cuatro
Capítulo cuarenta y cuatro.
Apretados en su cama de hospital, Arthur y yo nos vemos fijamente, acostados de costados y con grandes sonrisas, creo que ninguno de los dos supera el día mágico que él tuvo hoy. Incluso William tuvo que salir de la habitación hace unas horas para llorar de la emoción al ver a Arthur tan entusiasmado en tanto le contaba la gran visita de Andrew Wood y cuando le dije que William había sido parte de la sorpresa, nuestro hijo había dicho un "te amo tanto, Will, que bueno que viniste a mi vida" y entonces fui quien salió para llorar un poco más.
Fue un día muy emotivo y especial uno que siempre voy a recordar y por el que estaré agradecida eternamente con Andrew Wood, le dio a mi bebé el tipo de día que hace mucho no tenía.
—¿Qué piensas de Andrew? —Me pregunta en un susurro.
—Que es encantador, dulce, divertido y un ángel ¿Qué piensas de Andrew?
—Qué es mejor, mami, mucho mejor —Su mano va a mi mejilla—. Fue un día perfecto.
—¿Lo fue?
—Lo fue, cuándo descanse cómo mis otros amigos ¿Lo recordaré?
No sé qué responder, el nudo en la garganta no me lo permite.
—Bueno, mejor recuérdalo tú por los dos —Me sonríe ampliamente.
»¿Ahora me crees? Andrew es el hombre.
—Lo es, cariño, lo es.
Hace aproximadamente cuatro horas el detective se llevó la grabación de seguridad de la residencia, tuve que dar declaraciones que me hicieron repetir por al menos tres veces. Max vino acompañado de cuatro personas de seguridad de alguna compañía que estarían custodiando el lugar durante los próximos días y una patrulla policial también se encuentra calle abajo por lo menos por la próxima semana.
Toda la situación me pone tensa y nerviosa, viendo detalladamente la imagen congelada pude asociarlo con el hombre del supermercado con la foto de Ally, solo que está tan cambiado y va más allá de la barba y el color del cabello, su mirada es mucho más angustiante que es lo que preocupa a todos: hasta dónde puede llevarlo esa desesperación.
Pero lo que sin duda ha sido más duro, es explicarles a los padres de Andrew lo que vi, las palabras intercambiadas incluso si en ellas no hay demasiado. Me hicieron repetirlo una y otra vez, el señor Wood no dejaba de pedirme detalles que no podía precisar, cómo la exactitud de su mirada, qué vestía, sus pausas, lenguaje corporal, estaba desesperado por información, por algo que los llevara al asesino de su hija y fue más que un poco impotente no darle todo lo que pedía, eso más mis hormonas me hicieron romper a llorar y él se disculpó llorando también, diciendo que todo lo estaba haciendo mal, lo que llevó a una crisis que Andrew ayudó a calmar en tanto su mamá me abrazaba y me decía que todo estaría bien y que hice todo lo que pude.
—Nada de esto es tu culpa, de hecho lamento que te toparas con él y agradezco que estés bien—Me besa la frente, abrazándome—. Las autoridades darán con él, tarde o temprano y se hará justicia.
»Evan entiende y sabe que no es tu culpa, que estás ayudando mucho con tu declaración al igual que tu hermana, es solo que esto lo afecta muchísimo y tú debes entenderle mejor que cualquiera.
—Lo sé, señora Wood, lo sé.
—Llámame Alana, cariño, tú básicamente eres una señora Wood incluso si tu apellido sigue siendo Anderson. Además, ahora somos familia.
Se mantiene con su brazo a mí alrededor de manera maternal y yo recargo la cabeza sobre su hombro hasta que los minutos se convierten en otra hora, hasta que finalmente el detective y el cuerpo policial se retiran y Max se ofrece a llevar a los padres de Andrew a casa porque no cree que Evan pueda conducir. Alana se despide de mí con un fuerte abrazo y me toma por sorpresa que Evan Wood me abrace, aunque sea de manera breve.
Al quedarnos solos, Andrew y yo no hablamos, él también se ve muy afectado, el agotamiento emocional es visible en su rostro y cuando le propongo que tomemos un baño juntos, acepta por lo que me encargo de llenar la tina y poco después estamos dentro de ella. Lo dejo estar en silencio, sentado detrás de mí con su barbilla sobre mi cabeza y sus dedos trazando patrones sin sentido sobre mi vientre. Nos quedamos de esa manera hasta que el agua comienza a enfriarse y medio sonríe viendo las yemas de mis dedos arrugadas.
—Hora de salir —Me besa el hombro— y estoy bien, Leslie, a veces solo necesito un momento para sentir mi propio dolor incluso si es de manera breve.
—No tiene que ser breve, siente todo el tiempo que lo necesites, Andrew.
De nuevo me besa el hombro antes de que salgamos. Para cuando estamos vestidos con ropa cómoda y él de verdad comienza a doblar la ropa que lavé, recuerdo la correspondencia y aunque me siento nerviosa, vuelvo a la habitación con ella.
—Andrew —Lo llamo desde el marco de la puerta y alza la vista—. Te hablé de que había llegado el correo y que había algo importante en ello para ti o eso creo, se trata de esta carta.
Me acerco con lentitud y sus ojos se clavan en el sobre antes de tomarlo.
— "Para mi hermanito... No la leas frente a mí" —Lee en voz alta.
Veo la manera en la que su pulgar persigue la letra cursiva antes de que cierre los ojos, respire hondo y vuelva a abrirlos.
—No lo entiendo —susurra en voz baja—. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo Ally...?
—No lo sé ¿Necesitas que te deje solo para leerla? Dime qué quieres que haga y lo haré.
—Quédate, por favor no me dejes solo, por hoy ya no puedo ser más fuerte. Por un momento quiero dejar de ser el que sostiene y ser sostenido.
No pierdo el tiempo sentándome a su lado y dejando una mano sobre su muslo.
—Puedo sostenerte, Andrew, quiero hacerlo.
Veo cómo con dedos temblorosos abre el sobre con máximo cuidado para no arruinarlo y luego la manera en la que los ojos se le humedecen en cuanto visualiza las líneas escritas a mano por su hermana en dos hojas.
"Andrew, ambos sabemos que esto de escribir te lo llevaste tú y la única razón por la que hago esto es porque estoy nerviosa y ansiosa.
Podría contarte la historia de manera campante y desgarradora, pero de nuevo: no sé cómo usar las palabras escritas de manera poética y creo que lo mejor es simplemente expresarte cómo me siento: inestable.
Y sí, sé que la palabra puede asustar (a mí me asusta aceptarlo), pero creo que es la correcta.
Un día me siento bien y otro tan mal, cada día me mutilo a mí misma (no literal) por esconder partes de mí, por forzar otras que no calzan, por querer ser lo que no soy, por ser quien soy, pero ocultarlo.
Es tonto no decirte esto a la cara cuando nos tenemos tanta confianza, eres de las personas en las que más confío, sin embargo parece que no soy capaz. Pensé que hoy lo haría, pero ya sabes, te vi tan feliz y dije "se lo diré luego" pero ¿Cuándo es ese luego? Y la verdad es que yo...A veces tengo miedo del tiempo ¿Sabes? Tengo una sensación extraña y también sé cosas que probablemente no debería saber.
Tienes que saber que amé a Travis, fui genuinamente feliz con él durante el tiempo que estuve enamorada y me arrepiento del dolor que le ocasioné, lo que más me duele es la constante sensación de que no me deja ir, que se aferra a algo que no existe y siento que eso es mi culpa, por llevarlo tan lejos, por seguir cuando incluso el amor se había desgastado, quiero que me suelte porque no solo me lastima, se está haciendo daño a sí mismo con esta idea de amor idealizado que no es real, ya no.
Travis fue un tipo de amor, conocemos diferentes durante nuestras vidas, pero ELLA, Andrew, creo que ella fue el amor de mi vida incluso si se sintió en el tiempo cómo lo que dura un parpadeo.
Y esa es la cosa Andrew, me gustan las mujeres (me tiembla la mano al escribirlo) no sé si estoy avergonzada o simplemente asustada. No me gusta decirlo en voz alta porque odio esa mirada de conmoción de las personas ¿Qué hay de raro en amar?
Perdón, hermanito esta carta parece que ni sentido tiene, pero solo estoy soltando todo llena de nervios porque sé que no me rechazarías, pero tampoco es fácil admitirte quién soy cuando a mí misma me asusta reconocerme frente a en un espejo por quién soy.
Sé que soy afortunada por el tipo de vida que llevo, mi trabajo, amigos, familia, pero siempre tengo este vacío y no sé cómo llenarlo, a veces solo lloro y lloro y soy tan, pero tan buena ocultándolo que incluso hasta yo misma a veces olvido que lo hago.
No sé trata solo de que me gusten las mujeres, se trata de todo.
Tengo tanto y aún sigo sintiendo que no tengo nada. Me acuesto y veo al techo pensando en quién soy, qué quiero, qué será de mi vida y qué pasará.
Te escribo esto porque siento que el tiempo corre, porque siento que algo simplemente pasará, es que soy una imbécil que se enamoró de la equivocada, que creyó saberlo todo cuando la realidad es que no sabe nada.
No fui suficiente, Andrew y eso duele, pero duele más saber qué fue lo mejor, porque si fue lo mejor ¿Por qué me duele?
Me da vergüenza imaginarte leyendo esto, pero supongo que es el empujón que necesitaba porque quiero que me abraces, porque no quiero decir todo esto en voz alta, simplemente quiero que aparezcas te sientes a mi lado y me sostengas cómo cuando éramos niños temiéndole a la oscuridad y decías: "Lo bueno es que si estamos juntos nos salvamos los dos o morimos al mismo tiempo, Allywood" puedes tomarlo a broma, pero creo que tienes un don mágico para reconfortar desde niño.
Creo que estoy gritando por un auxilio sin darme cuenta, creo que estoy perdida...Yo ni siquiera lo sé.
En este instante mi mente es caótica. Piensa en una montaña rusa que cae, cae y cae, es que ni siquiera estoy viendo el fondo. Tal vez se trate de que hoy sea un mal día.
Sé que no estoy bien, que tal vez necesito ayuda profesional, pero me cuesta dar ese paso porque me digo "mañana estaré bien" y cuando me siento feliz, de manera ignorante finjo creer que nunca más me sentiré mal, pero entonces sucede y duele tanto.
Solo quiero desesperadamente que esta carta esté en tu buzón y luego estés ahí y me guíes porque trato de llenarlo todo con el trabajo, porque le miento a Max cuando digo que ya estoy bien, porque Travis insiste e insiste, porque ella me dio la espalda, porque mis errores me pesan tanto, pero tanto que creo que me estoy arrastrando por los suelos, pero nadie lo ve porque soy buena fingiendo.
Sonríes, ríes en el momento adecuado, trabajas cómo la mejor y celebras porque te encuentras bien, pero luego llegas a casa, tomas una botella de vino y no te das cuenta cuando comienzas a llorar, no sabes cómo te hiciste un ovillo en el sofá y exactamente en dónde duele o el núcleo del problema.
No es que quiera preocuparte, tal vez ni siquiera envíe esta carta.
Creo que soy la villana de mi propia historia.
Creo que algo podría suceder.
Y creo que tengo miedo: de mí, pero también de otros, de lo que puede suceder. Me digo que todo está bien, pero simplemente ya no lo sé.
Solo quiero que todo pare.
Nada de esto es tu culpa, soy simplemente yo, son mis decisiones, es la vida incluso si quieres lo llamas destino.
Pero ¿Sabes, hermanito? Te escribo porque eres fuerte, porque no importa si te duelen mis palabras, tú lo entenderás, siempre lo haces. Espero tener el valor de enviarte esto.
Y te equivocabas de pequeño en tu declaración, nunca permitiría que estuviésemos juntos para morir al mismo tiempo, Andrew. No es así cómo será, no es así cómo funciona.
Perdón por tanto despiste, por esta desastrosa carta e incluso por las manchas de tinta corrida por mis desastrosas lágrimas ¿Lo más loco? Ahora sonrío, porque escribirte ha sido liberador, porque siento que he abierto una caja que ya no quiero cerrar.
Creo que pronto estaré lista.
Te ama infinitamente, tu Allywood.
1 de abril, 2015.»
Andrew hace la carta a un lado en la cama, apoya los codos sobre sus rodillas y comienza a llorar de una manera en la que su cuerpo se sacudo y un sonido de dolor escapa de lo más profundo de su ser al esconderse el rostro entre las manos. Me rompe y lloro en silencio acercándome para abrazarlo porque no creo que en este momento quiera palabras para consuelo y porque creo que finalmente después de tanto tiempo, tiene la oportunidad de vivir su duelo cómo no lo había hecho antes.
Deja salir el dolor acumulado desde que supo de la noticia del asesinato de Allyson Wood, ya no es el hijo sosteniendo a sus padres y siendo fuerte por ellos, es el hermano que se da el tiempo de llorar y sentir el dolor desgarrador de la pérdida de una parte importante de su vida, de alguien que siempre extrañará y añorará volver a ver.
Esa carta fue el empujón y no tiene que ser necesariamente malo, pero sin duda alguna le duele y a mí me lastima verlo así incluso sí sé que es sano liberar el dolor.
Paso la mano por el centro de su espalda en tanto su cuerpo se sacude con los sollozos y cuando se quita las manos del rostro, se encuentra enrojecido, húmedo y sus ojos ya comienzan a hincharse.
—Es que no lo entiendo, muchas veces lo pienso y no lo entiendo —dice entre lágrimas con la voz entrecortada—. Comienzo aceptar que se ha ido, pero no por qué no las arrebataron.
»Y ahora leo esto y entiendo que nada es mi culpa, pero duele porque ella quería que lo supiera —Solloza—. Ella quería que fuera, la abrazara y le dijera que estaría bien y no lo sabía, no recibí esta carta a tiempo y ahora no puedo responderle, no puedo hacer lo único que me pedía y lo odio. Lo odio demasiado.
Aprieto los labios para no sollozar y lo atraigo para abrazarlo, esconde la cabeza en mi regazo y su mano se aferra con fuerza a mi camisa.
—Iba a estar lista y no la dejaron —murmura—. Era humana, se equivocaba y sufría, no era una mala persona.
»Tuve que estar un día sosteniendo una guitarra mientras componía y luego recibir la peor llamada de mi vida. No estaba muerta, Leslie, ella estaba luchando, pero no resistió, no pudo y estaba tan enojado con ella por no lograrlo, por morir, que me daba vergüenza siquiera admitirlo frente a alguien. Es la primera vez que lo admito y me sigue avergonzando, pero estaba tan enojado, hasta hoy lo estoy.
»Pensé "¿Cómo me dejas para lidiar con los corazones rotos de nuestros padres? "¿Por qué me abandonas para cuidar de lo que dejas atrás?" ¿Cómo te atreves a marcharte y dejarme todo este peso que ni siquiera sé cómo sostener?" Y luego cuando papá cayó en este espiral de depresión me resentí pensando en cuándo podía llorar a mi hermana.
»Me sentí un maldito impostor, porque todos alababan mi compresión y fortaleza y yo en realidad he estado tan resentido, tan dolido, tan cansado de soportarlo todo y ya no puedo más, ya no puedo.
Entierro los dedos de una de mis manos en su cabello y con la otra continúo acariciándole la espalda en un gesto reconfortante de arriba abajo. No hablo porque sé que lo está liberando todo.
—Siempre tengo que ser el que lo resuelve todo, el que pone sus problemas e inquietudes en pausa para resolver a los demás y no es que me moleste, me encanta ayudar, pero cuando mi hermana fue asesinada era diferente. Yo quería gritar, llorar, encerrarme y en lugar de ello solo tuve un día en un hospital para sentir, antes de tener que ocuparme de todo, antes de tener que despertar con la realidad de una responsabilidad emocional de mi familia que no sabía cómo manejar o enfrentar.
»Ni siquiera lo he hecho bien ¡Mira a papá! Sigue sufriendo, ignorando el hecho de que sigo vivo y lo necesito. ¡Dios! Qué horrible pensamiento he tenido sobre que para Ally fue fácil morir y dejarme con todo esto aquí, es tan vergonzoso admitirlo.
—Nadie puede juzgarte por eso —susurro—, tienes derecho a sentirte así, no eres una mala persona, Andrew. Llora y habla todo lo que necesites, déjalo ir.
Y es lo que hace. En intervalos de llanto y a veces calmado deja ir mucho sobre esas emociones, lo que sintió durante esas rápidas horas cuando Ally se encontraba en la sala de emergencia intentando ser salvada, el momento en el que el doctor le hizo saber que ella no lo había logrado, la impotencia de despertar y entender que no podía derrumbarse porque otros lo necesitaban y que cómo siempre él tenía que ser el fuerte, el que sostuviera a los demás, no tenía permitido colapsar. El duro proceso los días posteriores, las semanas, los meses, la forma en la que encerró en una caja sus emociones para centrarse en sus padres. Qué no finge las alegrías que ha estado sintiendo ni la manera en la que ha salido adelante, pero que finalmente hoy se está permitiendo llorar y sentir cómo no pudo hacerlo en su momento la pérdida de una de las personas que más ha amado y ama.
No creo que se guarde nada, ya sea malo o bueno y de esa manera poco a poco consigue calmarse. Tiene los ojos a medio cerrar por la hinchazón, el rostro sonrojado y el cabello despeinado, pero finalmente hay un peso que no está sobre él, finalmente lo ha dejado ir.
Incorporándose me da una sonrisa temblorosa en tanto se limpia con las manos las lágrimas restantes.
—Puede que esta carta sea un desastre de sus pensamientos, pero la necesitaba y ni siquiera lo sabía. Es mi detonante para sanar, es saber que un pedacito de ella es para mí, hacer las paces con Ally y dejarla ir. Me dolerá toda una vida no haber visto su dolor e inquietudes, pero ahora puedo comprenderla mejor y por ello siempre estaré agradecido.
»Ella no va a volver y murió antes de sentirse completamente libre, pero la libero, Leslie, la dejo descansar y me permito a mí sanar, drenar lo que por tanto tiempo me guardé.
—Es el proceso de sanar y es reconfortante que incluso ahora, ella te reconforta.
—¿Cómo es que esta carta no llegó antes? ¿Por qué ahora?
—Tal vez deberíamos revisar que no hayas perdido nada de vista ¿Hay algo más escrito en el sobre?
Lo recupera a un lado y evalúa que no hay algo más, pero luego parece que encuentra una pequeña nota adhesiva adentro.
—Sé cuánto deseaba darte esta carta, parecía justo que la tuvieses contigo. Por favor, deja de buscarme, déjame vivir con mi duelo y dolor, estoy cansado de correr, solo quiero paz —Lee Andrew.
»Tiene sentido que la carta llegara justo cuando él apareció, Travis la trajo ¿Significa eso que estuvo en su apartamento? —Se masajea las sienes con los dedos—. No he ido en meses y mis padres no quieren venderlo todavía, tampoco revisan entre sus cosas, pero ¿Estaba él ahí? ¿O fue algo de un momento? ¿Y qué se supone que significa que me diera esta carta? ¿Cree que eso cambia algo? ¿Qué cambia el hecho de que asesinó a mi hermana?
—¿Le dirás al detective? —pregunto con cautela.
—Sé que debo, pero esta es mi carta, no quiero compartirla con alguien más —suspira—. Tal vez puedo sugerir que busquen en el apartamento de Ally una vez más.
—Está bien —Le beso el hombro.
—Creo que quiero acostarme —susurra—, hazlo conmigo, por favor.
No tiene que pedirlo dos veces. Nos acostamos a las seis de la tarde lado a lado, con su pecho contra mi espalda y aunque no consigue dormirse, poco a poco su cuerpo se relaja y en voz baja tararea una canción. Es su proceso de duelo, su sanación.
***
7 de junio, 2016.
Nadie gana la apuesta del nombre del tercer bebé Karry.
Heath Donovan Jefferson nace siendo un bebé pequeño, con mejillas adorables y abundante cabello oscuro que deja a la incógnita de qué color será con el pasar de los meses. Fue un parto natural y con una expresión de cansancio, Kaethennis asegura que está vez su esposo no fue tan idiota y la reconfortó su presencia desde que el trabajo de parto comenzó en casa.
Me emociono al verla a ella y a Harry sonrientes, con los ojos hinchados por algún llanto y cansados, pero felices en tanto sostienen al pequeñito que hace unos minutos se me permitió cargar y conversan de los deseosos que están de que sus otros dos pequeños conozcan mañana al nuevo integrante de la familia.
—Pronto será tu bebé al que conoceremos y entonces podrá jugar con el mío —Me dice Kaethennis con una sonrisa a la que correspondo en tanto me llevo una mano al vientre.
Finalmente el bulto comienza a notarse, nada exagerado, pero para mí que conozco mi cuerpo al pararme frente a un espejo, veo que mi vientre siempre plano ahora está abultado y también siento que comienzo a tomar una respiración de alivio porque finalmente estaré tocando en pocos días mi tercer mes de embarazo y tendré una consulta con mi médico, saldré de esa horrible de riesgo, que si bien pueden haber complicaciones en los meses venideros, nada me ha asustado más que el famoso primer trimestre.
La mano de Andrew se ubicándose en mi espalda baja me hace alzar la vista para encontrarlo sonriendo antes de guiñarme un ojo.
—Sí, nuestro bebé estará feliz de jugar con el pequeño Heath —asegura viéndome con complicidad.
Esa complicidad que compartimos cómo un chiste privado cada vez que aluden a un bebé.
Con el pasar de los días y semanas las cosas siempre parecen cambiar, pero no para mal. Todo este proceso de adaptación sobre embarazo y matrimonio está siendo un descubrimiento del que me enamoro incluso si hay ocasiones en las que solo quiero gritar y quejarme, los buenos momentos no me faltan.
Las bromas en casa con Andrew sobre nombres de bebés o cosas que vemos en internet y desearíamos comprar, lo divertido y dulce que me parece Andrew buscando tips de padres primerizos y vídeos de cómo sobrevivir a trillizos, pero no se trata solo de ser padres es también nuestro tiempo en pareja. Los nuevos descubrimientos, la emoción y expectativa, las miradas y sonrisas compartidas, el irme a dormir junto a él y verlo al despertar, las molestias o pequeñas discusiones, pero también las risas y recuerdos que estamos creando juntos. Es todo, siento que está siendo un año de tantas emociones y las buenas predominan sobre las no tan buenas, estoy tan agradecida incluso cuando todavía hay temas que nos inquietan.
Un ejemplo de ello es Travis, quien aún no ha sido capturado, pero nuevas pistas han sido encontradas, la seguridad siempre nos acompaña y Andrew ahora se siente más ligero aunque siempre está atento a lo que pudiese suceder. A veces lo sorprendo leyendo la carta de Ally y aunque en ocasiones derrama unas pocas lágrimas, por lo general suspira, hace una media sonrisa y ve al cielo, y por la manera en la que luego toca la guitarra y tacha en un cuaderno, sé que le está escribiendo una canción a su hermana, quizá incluso también a sus padres.
El tiempo es tan efímero que sin darnos cuenta, poco a poco, avanza y nosotros lo hacemos con el sin darnos cuenta de los constantes cambios que estamos experimentando, es decir, mírame, un treinta y uno de diciembre estaba brindando por un buen año y a mitad de año siento que lo he conseguido.
Y me aferro muchísimo a la fe de que así seguiremos, de que esté y todos los años venideros serán nuestros.
El pequeño Heath lloriquea y sus padres lo ven embelesados antes de que Harry lo cargue y arrulle calmándolo de forma inmediata, demostrando cuán preparado se encuentra sobre la paternidad y una vez más me encuentro sonriendo, pensando, soñando y atesorando ese momento en el que seremos Andrew y yo luchando para sostener a tres bebés que nos cambiaron los planes y la vida, pero que ya amamos con todos nuestro corazón.
Buscaba un bebé por un método menos tradicional y he terminado casada con el hombre de mi vida, embarazada de trillizos y recibiendo al nuevo integrante de la que se ha vuelto mi familia. El tiempo ha sido bueno conmigo y espero se mantenga de tal modo porque hace tanto, pero tanto que no me sentía tan feliz.
Hoy puedo decir que he cumplido mi promesa a Arthur: soy feliz.
¡Bienvenido a la familia, Heath Donovan Jefferson! La familia Fiver te esperó incluso antes de que existieras 💙
Bueno, creo que fue hermoso y doloroso leer ese momento en el que Andrew se quebró y finalmente se permitió vivir su dolor, su duelo y hablar sobre cómo realmente se sentía y resentía de la muerte de su hermana, el cómo sentía que nunca tuvo espacio para sanar y precisamente cómo lo hace ahora al cómo dice él "liberarla" entenderla y dejarla ir, pocas veces tenemos oportunidad de leer a Andrew tan vulnerable.
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Twitter: Darlis_Steff
Espero les guste.
Un beso.
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