Capítulo Cuarenta y Cinco
Capítulo cuarenta y cinco.
Mierda. Creo que estoy alucinando porque no puede ser posible que al final del pasillo se encuentren cinco hombres que me son demasiado familiar gracias a mi hijo.
Mi café se encuentra en el suelo en tanto estoy de pies, observando sin creerme a Harry, Doug, Ethan, Dexter y Andrew. Yo...No puedo creerlo.
—No puedo ser —Escucho apenas el susurro de Elanese detrás de mí—, no puedo verlo...No puedo.
¿Qué no puede ver a quién?
Pero no tengo oportunidad de preguntarle, no es que las palabras salgan, porque avanzan y luego Andrew se aclara la garganta, antes de decir simple palabras que generan un nudo en mi garganta:
—Uh... Hola Leslie.
—Hola —murmuro, sin esta segura de mi voz—, esto es... una sorpresa.
No soy consciente de qué palabras dice Elanese, pero sé que habla, tal vez se presenta, pero no soy capaz de hablar o procesar esto.
—Arthur va estar muy feliz... no te esperábamos—Encuentro mi voz finalmente estrechando sus manos en saludo—, quiero decir, no los esperábamos, soy Leslie.
Hilary Jefferson se presenta con nosotras y rio con nerviosismo antes de limpiarme los parpados humedecidos. Este llanto es de felicidad.
—Él está despierto... dijo que hoy se sentía como un buen día, quizás mi hijo es brujo.
—Ya decía yo que ese sobrino mío era demasiado especial para ser normal—asegura mi hermana, pasando un brazo por encima de mis hombros—. ¿Quieren entrar ahora que él está despierto?
—Sí, es mejor ahora, luego lo van a llevar a su... radiación y no se sentirá bien al terminar—La voz me falla, pensando en los odiados efectos secundarios, pero sacudo la cabeza desechando el pensamiento, hoy no será un día triste—. Pasen, pasen.
Abro la puerta para que Andrew, Doug, Ethan y Harry entren. Dexter, su hermana y Elanese no avanzan, así que los dejo atrás, entrando en la habitación en donde Arthur tiene los ojos muy abiertos al igual que su boca. Es uno de esos raros momentos en donde mi hijo no habla.
Los ojos de mi hijo se fijan en mí, le estoy sonriendo y me acerco a su cama, ayudándolo a sentarse.
—Mami —murmura—, creo que veo a BG.5.
—Ves bien, cariño. BG.5 está aquí.
Tose y acaricio su espalda hasta que el ataque cesa y luego se acurruca contra mi cuerpo, humedeciéndome la camisa cuando llora mientras me abraza.
—El abuelo tenía razón —dice llorando contra mi pecho y abrazándome—. Es bonito llorar por ser feliz. Estoy feliz, mami. BG.5 está aquí.
—Te prometí volver, amigo y ellos querían conocer a este gran niño de quién les hablé —dice Andrew acercándose con una sonrisa.
Arthur se Aventura a sacar el rostro de su escondite en mi pecho y le sonríe.
—Gracias, héroe.
24 de junio, 2016.
Llegué a pensar, cuando Andrew me pidió que viniera con él, que podría estarme inmiscuyendo en un momento que no era mío, pero cuándo él me preguntó "¿Así te has sentido cuándo he ido contigo a visitar a Arthur?" supe y entendí las razones por las que me quería con él en este momento, este instante. Además, entiendo que ahora llevar su apellido con un guion junto al mío, denota que estamos juntos en las buenas y las malas, en sonrisas y lágrimas.
Y hablo de que hoy se cumple un año de la desaparición física de Allyson Wood, de su muerte y me encuentro en el cementerio junto a Andrew, sus padres y Max. Cada uno de ellos amó a Allyson a su manera y sienten su muerte cómo el mismo día que partió y aunque no tuve oportunidad de conocerla, escuchar de ella a través de los recuerdos de Andrew es hermoso, la siento familiar.
Supongo que eso es lo que nos queda cuando alguien que amamos parte en cuerpo: los recuerdos. Por medio de los recuerdos los mantenemos vivos, momentos que nos hacen atesorar instantes que no van a repetirse, pero agradecer por haberlos vividos. Por eso siempre pienso en mi hijo incluso si duele y aunque muchos de esos recuerdos se encuentran ambientados en la habitación de un hospital, esos también los tengo presente porque esos instantes forjaron su carácter, fueron parte de su vida y hubo momentos hermosos compartidos dentro de esas paredes que muchas veces se sintieron asfixiantes.
La memoria es un don maravilloso que no a todos se nos permite mantener, es algo preciado y valioso que te permite viajar a lugares que ansías repetir, que te llenan el alma de calidez y aunque te arruga el corazón, te hace sentir feliz. Los recuerdos son tesoros especiales que deseamos nunca perder.
Evans Wood se mantiene de rodillas junto a su esposa y mientras ella dice palabras hermosas que me hacen derramar lágrimas tras lágrimas, él es silencioso en tanto llora, una prueba de que todos llevamos nuestros dolores a nuestra manera.
Me mantengo con el brazo alrededor de la cintura de Andrew y a su lado se encuentra Max sosteniendo unas hermosas rosas amarrillas y blancas. No se habla por encima de la voz de Alana, ella llena el silencio con palabras cargadas de sentimientos, las palabras de una madre que nunca dejará de serlo, de una que extraña a su hija cada día, que lucha cada mañana y encuentra su fortaleza porque sabe que está viva y que aunque su felicidad nunca será completa, la posee, porque sigue teniendo una familia que la ama y a la que ama, porque le quedan sus recuerdos.
—Y te amaré toda una vida, mi niña, te amaré con la misma intensidad de cuando supe de tu existencia, cuando vi tu rostro por primera vez y la última vez que te abracé, mi Ally. Y cuando te lloro es porque me duele, pero también lloro de felicidad sin creerme que fui la afortunada a la que durante tantos años llamaste mamá.
»Algún día mamá se reencontrará contigo, no sé si en algún paraíso u otra vida, pero si es esta última opción, por favor, vuelve a darme el privilegio de ser tu madre y dame más tiempo de ser feliz a tu lado —Concluye Alana.
Presiono una mano contra mis labios para acallar los sollozos porque ha sido hermoso todo lo que ha dicho, estoy agradecida de que nos diera la oportunidad de presenciar y escuchar palabras tan bonitas con las que me identifico.
—Te extraño tanto —Alcanzo a escuchar las únicas tres palabras que Evan dice en voz medianamente alta para su hija.
Tres palabras sencillas que duelen ser escuchadas.
Andrew me da un ligero apretón en la cadera y cuando alzo la vista hacia él, descubro que pese a llevar lentes oscuros al igual que yo, se ve el camino fresco de las lágrimas por sus mejillas. Se separa de mí y acomoda la correa de su guitarra azul.
—No está terminada y es porque cada vez que escribo una frase, me quiebro, AllyWood, pero es tuya. Perdóname no haberte dado una canción en vida, pero es que pensé que tendría años para escribirla, no creí que te irías tan pronto —dice.
»No creo que la termine pronto, porque me cuesta, las palabras están ahí, pero duelen cuando las dejo ir, sin embargo te prometo que un día tu canción estará completa. Un año se ha sentido corto y también una eternidad, aun siento tu último abrazo.
Andrew toma profundas respiraciones durante un par de minutos antes de comenzar a tocar los acordes de la guitarra, es una melodía suave que no suena triste, es increíblemente bonita y cuando abre la boca para comenzar a cantar lo poco que tiene, las palabras no le salen y se paraliza, deja de tocar y simplemente ve al suelo.
Por un momento asusta que se ve perdido y desorientado.
Pero respira hondo y cómo siempre lo ha demostrado, encuentra su fuerza, alza el rostro y esboza una pequeña sonrisa.
—Lo siento, Ally, eso estuvo terrible. Vamos de nuevo.
Y una vez más comienza a tocar los acordes, esta vez cuando sus labios se abren, las palabras salen.
Ingenuo, inocente y tonto
Creí que había un por siempre
Que tus sonrisas serían eternas
Que tus abrazos nunca me faltarían
Que las bromas, chistes y riñas serían cosas de todos los días
Me fui a dormir y ahí estabas...Pero desperté y te habías ido
El amor duele
Extrañarte duele
Vivir sin ti, oh, oh, cómo suele.
Estás en mis recuerdos, en muchos de mis momentos
Una estrella que siempre brilló, que ahora ilumina el cielo
Tu nombre es Ally, Ally, AllyWood, la chica dorada, que voló alto, alto, oh, tan alto
Deja de cantar porque no hay más palabras, aun no las escribe, pero le creo cuando dice que un día la canción para su hermana estará completa y tal vez no se haga pública, quizá no suene en las estaciones de radio ni en conciertos, pero existirá y las personas que amaban a Ally la conocerán.
Se hace la guitarra hacia atrás y se arrodilla al lado de su papá abrazándolo y luego Alana se une en tanto Max se acerca a mi lado y honramos este momento tristemente hermoso. No sé cómo se desenvolvieron con exactitud las cosas cuando le dieron sepultura al cuerpo de Ally, pero puedo decir que este momento para los Wood es significativo porque están cómo iguales con su dolor, apoyándose y consolándose, sin dejarse de lado, sin ponerse cargas sobre ellos y eso es hermoso.
Me llevo una mano al vientre y pienso en estos bebés que al igual que con su hermano mayor, tendrán hermosas historias de una tía que los habría amado. La magia de los recuerdos, lo bonito de un legado. Ally siempre estará viva incluso si no podemos abrazarla.
—Les hablará de ti, Ally —Susurro tan bajo que ni siquiera Max logra escucharme—. Su tía AllyWood.
***
15 de julio, 2016.
—¿Papi te gusta esto? —pregunto con voz infantil moviendo un par de zapatos azules.
Andrew, que se encuentra escogiendo calcetines cómo si planeara que nuestros hijos o hijas nunca lleven los pies descubiertos, gira y sonríe en cuánto ve los pequeños zapatos en mis manos.
—Eso es adorable —Le brillan los ojos al decirlo.
—Me encantan —Lo arrojo a nuestro carrito que poco a poco comienza a llenarse.
Tal vez es pronto, apenas tengo cuatro meses de embarazo aunque mi bulto ya está presente, más grande de lo que fue con Arthur, pero tiene sentido cuando son tres bebés; pero es que Andrew y yo anoche nos acostamos conversando sobre lo lindo que sería ser una pareja normal comprando artículos de bebé porque yo estaba algo inquieta ante la idea de que tendría que comprar todo más adelante por internet y siendo absolutamente cuidadosa.
Con Arthur viví estas experiencia con mi papá o hermanas, pero teniendo en cuenta que vivía en un constante impacto de aceptar que estaba embarazada, quejándome y arrepintiéndome – apenas era una niña irresponsable que no se imaginaba cuidando de otra vida – disfruté muy pocas cosas del embarazo porque estaba enojada con William, conmigo y con mi mamá porque en un principio no quería tener al bebé, quería interrumpir el embarazo y mi mamá básicamente me dijo que si era grande para tener sexo, debía tener al bebé, lo que me pareció injusto, sentí que me obligaba a algo para lo que no estaba preparada y que no quería, no apoyaba el hecho de que era mi cuerpo, debería ser mi decisión, y siento que fue bastante dura sobre sus palabras e incluso el trato durante el embarazo aun cuando amó a Arthur una vez lo conoció. Lógicamente estoy agradecida de haber seguido con el embarazo, no me arrepiento, pero todavía duele que mamá nunca tomará en cuenta mi elección y me juzgara con tanta fuerza.
No es que mi embarazo con Arthur fuera malo, disfruté un montón ser mandona y consentida por mis hermanas y mi papá, discutí mucho con mamá y en las compras antes de cansarme o sentarme a pensar sobre cómo carajos me haría cargo de un bebé, me reía. No sabía que me estaba preparando para dar a luz a una persona tan excepcional y a la que amaría tanto, a veces me encantaría haber disfrutado muchísimo más de esa experiencia, borrar muchas cosas que dije y hacer otras que no quise.
Y en el caso de Andrew, esta es su primera vez, son sus bebés y aunque se involucró en los embarazos de sus amigas, no es lo mismo. Así que sonriendo dijo "¿Y por qué no lo hacemos?", así que esta mañana nos hemos levantado, tenido sexo, vestido de manera similar con un pantalón de algodón y en mi caso una camisa ancha blanca – la suya es una obra de arte que le abraza el cuerpo – y nos hemos puesto un par de sus gorras. Primero hemos desayunado en una bonita cafetería ignorando a los paparazzi y luego hemos venido aquí con Fire y Kid cuidándonos las espaldas.
La idea había sido comprar pocas cosas, pero supongo que nos hemos emocionado demasiado porque tenemos hasta tres columpios para los bebés, para que su papi los armé cuando sea el momento indicado.
Max se ha encargado de que la tienda se comprometa legalmente a no divulgar nuestras compras, tampoco es que estas compras sean muy normales cuando han cerrado durante tres horas el local por nosotros – se les pagó –, pero es la mayor normalidad que podemos conseguir y no pondré objeciones a ello.
—¿Cuántos calcetines planeas que compremos? —Me rio, tomando las riendas del carrito y empujándolo para cambiar de pasillo.
—Deberías saberlo mejor que yo, cuando lavas calcetines de bebés algunos tienden a desaparecer, estoy previniendo que nuestros bebés se queden sin nada.
—Preocupaciones válidas.
—Lo son —Asegura—. Creo que deberíamos ir pagando esto, ya nuestro tiempo se está acabando y creo que tenemos demasiadas cosas para el maletero del auto.
—Sí, creo que nos emocionamos demasiado —Me detengo sonriendo a unos sonajeros—. No puedo creer que tendremos tres bebés.
—Y me encanta que ya estén haciendo acto de presencia —Ubica su mano en mi vientre, acariciando mi bulto.
—Un hasta pronto para la Leslie delgada y hola a la Leslie embarazada —Suelto el carrito para estirarme y bostezar—. ¿Cuánto crees que crecerá mi panza? Eso me tiene asustada.
—Podemos buscar en internet —Nos guía hacia la caja, llevando el carrito, para pagar—, pero dijiste que eso está prohibido.
—Sí, no quiero espantarme.
—¿Qué tan aterrador puede ser? —pregunta con diversión.
—Estamos hablando de mí, que toda mi vida he sido de complexión delgada y tres bebés con un papá demasiado alto y grande. Por supuesto que tengo derecho a estar aterrorizada.
—Exagerada —Se ríe.
—Cómo no eres quién lleva el embarazo.
—Tal vez no los tengo aquí —Se palmea los abdominales—, pero sí que me toca lidiar con los antojos, caprichos, malcriadeces y hormonas de la mamá.
—Es lo mínimo que puedes hacer.
—¿Se me permite quejarme? —pregunta, comenzando a sacar los artículos del carrito-
—No, no se te permite.
Ríe por lo bajo, sacudiendo la cabeza en negación antes de plantarme un beso en la mejilla.
No soy millonaria y estoy bastante alejada económicamente de la situación de Andrew incluso cuando gano lo suficiente arriba del promedio y puedo darme muchos gustos, gracias al cielo nada me falta, pero también quiero cubrir gastos de estos bebés por lo que Andrew no dice nada cuando pago varias cosas, nada excesivo porque tampoco me engaño, pero así sean pocas cosas se siente bien no dejar todos los gastos para él y no es una cuestión de ser orgullosa, porque soy sensata, sé que tres bebés conllevan a muchos gastos y estoy agradecida que no les faltara nada y que generalmente monetariamente su papá tendrá más oportunidad de aportar más de lo que tengo para dar, pero mientras pueda costear así sea un simple biberón, eso haré.
Las compras se organizan en cajas y Andrew y yo caminamos de la mano tratando de ignorar a los fotógrafos y a las personas que nos graban con su teléfono. Una vez todo está guardado, subimos en los asientos traseros y Fire pone el auto en marcha.
Suspirando me quito los lentes de sol y recargo la mejilla del brazo de Andrew mientras con una de mis manos me acaricio el vientre. Cuando Kid voltea a vernos con una sonrisa llena de curiosidad, enarco una ceja hacia él.
—¿Qué sucede? —Le pregunta Andrew.
No responde de inmediato, en lugar de ello ve de mi mano en el vientre a mi rostro y su sonrisa crece. No termino de entender por qué es tan guapo y por qué una agencia de modelos de actores no se lo roba, también cómo lo dice su apodo es el más joven y lo he visto actuar infantil para molestar a Stone quien básicamente siempre está serio. La familia de BG.5 es demasiado grande y abarca a muchas personas.
—No soy chismoso ni demasiado curioso —dice Kid viendo de Andrew a mí—, pero ¿Por qué compraron tres columpios para bebés? Y parecen demasiados biberones para un bebé ¡Y los chupetes!
—Pero no eres chismoso ni demasiado curioso —comento.
—Así que no creo que sean uno de esos padres obsesivos de comprar de varios por si se arruina —prosigue—. No le diremos a nadie, pero... ¿Tendrán gemelos?
—Una silla columpio es regalo para Heath —Le hago saber—, pero es sorpresa así que agradecería que no se lo dijeras a ellos.
—Es cierto que no eres chismoso, Kid, excepto que se trate de Max...Y Fire, tampoco lo eres —habla Andrew.
—No lo soy —dice el mencionado viéndonos a través del espejo retrovisor.
—Así que sí, es un secreto, pero tendremos gemelos —miente mi esposo con descaro y presiono los labios contra su brazo para que no me vean reír.
—Genial —Nos sonríe Kid—. Felicidades, ya quiero ver cuando todos se sorprendan.
—Nosotros también —admito riendo por lo bajo.
***
22 de julio, 2016.
—¿Por qué arrugas el rostro así? —Me pregunta Andrew con diversión.
—Es que parece doloroso.
—Lo dice la que tuvo piercings en lugares divertidos.
Ante sus palabras, casi creo que Dominic – el súper serio hombre tatuándolo – va a sonreír, pero solo estira de forma leve la comisura de sus labios cuando me ve y me encojo de hombros.
—Fui una adolescente rebelde —señalo, poniéndome más cómoda en la silla y con las manos sobre mi vientre.
—Tu piel sería buena para tatuajes —Me informa.
—Amo los tatuajes en mi esposo y me divierto con ellos, pero tatuarme no es para mí.
—Yo lo hago por los dos —Me guiña un ojo Andrew y aunque ruedo los ojos, rio por lo bajo.
Me mantengo observando cómo lo tatúan sobre las costillas y aunque no es algo demasiado elaborado, Dominic está siendo bastante minucioso y detallista, alcanzo a ver poco por su mano, pero casi pareciera que el tatuaje sale de la piel de Andrew.
—Me encantaría comer tacos en este momento, se me antoja. Ahora no podré dejar de pensar en ello ¿Qué hago, Andrew?
—¿Esperar? —responde y le frunzo el ceño.
—No nos gusta esa respuesta —Le hago saber.
—Dile a Julian, él puede resolverlo. Es el rubio de la entrada siendo demasiado alegre —Me dice Dominic sin verme.
No tiene que repetirlo, poniéndome de pie le doy un último vistazo a Andrew antes de salir del salón y caminar hacia donde se encuentra Julian cantando una canción de Queen reproduciéndose en vídeo en los televisores.
Es la segunda vez que estoy en este local de Doug y sonrío ante el recuerdo de que técnicamente mi primera cita con Andrew comenzó aquí cuando me derretí viéndolo cargar a Jeff.
—Hola, no sé si me recuerdes...
—Cariño, sé quién eres, me conozco el árbol genealógico de BG.5, eres de las últimas agregadas y traes ese enterizo suelto genial que esconde tu panza porque estás embarazada. Tu vestido de boda estuvo increíble, pero lo que más amé fue tu maquillaje y la sonrisa de "mírame, soy tan feliz."
—Y tú eres Julian.
—Sí, ese es mi nombre aunque no me molesto cuando me llaman Ken, total, soy un muñeco y Ken tiene buen cutis.
—Sí, de hechos tienes demasiado buen cutis —señalo viéndole el rostro—. ¿Qué usas?
—Si quieres saberlo ve mis tutoriales en YouTube, te lo doy gratis, pero al menos dame visitas, cariño.
»En fin ¿Qué te hizo abandonar el salón de cubito de hielo?
Ah, tiene sentido el apodo del gran hombre serio e inexpresivo.
Me sonrojo dándome cuenta de lo que estoy por pedirle a un desconocido, me hace sentir tímida hablarle de mi antojo y pedirle el favor, pero para mi ¿Buena suerte? La puerta de entrada suena y no pasan ni dos segundos cuando una voz conocida se anuncia.
—Trajimos pizza —grita Doug.
Mis bebés y yo decidimos que podemos esperar por los tacos y que de hecho pizza suena increíble, así que con una gran sonrisa me giro hacia Doug descubriendo que de hecho se encuentra con Ethan y Ashton.
—Es justo lo que queríamos ¿Cómo lo supiste? —pregunto conmovida y el rubio menor enarca ambas cejas hacia mí.
—Es la intuición de padrino —Me dice, porque se autoproclamó como ello desde hace un par de semanas. Supongo que le daremos una letra.
Acortando la distancia, Doug me da un sonoro beso en la mejilla, equilibrando las cajas de pizza y dando paso después a Ashton que me da un suave y breve abrazo. Ethan en un principio es tonto saludándome con un asentimiento, pero luego ríe por lo bajo y me despeina el cabello antes de pellizcarme la mejilla.
—Tienes más mejillas, es un poco tierno —comenta.
—Y mira, ya tengo panza —tiro del enterizo para que moldee el bulto y él ladea la cabeza.
—Se ve un poco grande para tener los meses que dices tener —comenta sin mayor importancia.
—Hola ahijado-sobrino, te traje pizza —Le habla Doug a la letra de la que se adueñó como padrino antes de girarse hacia su trabajador—. Hola, Julian, también traje pizza para ustedes, toma las primeras tres cajas.
—El mejor jefe —suspira Julian fingiendo estar conmovido—. Te amamos.
—Aw, tan tierno —Le dice Doug arrojándole un beso.
—¿Sabías que ya tenemos conocimiento de si tendremos niña o niño? —Le digo—. Ya sé si es tu ahijado o ahijada.
—¿Y no lo vas a decir? —pregunta entrecerrando los ojos.
Ayer Andrew y yo fuimos a mi cita de control y fue sorprendente que nos hicieran saber que ya podíamos conocer los sexos de nuestras letras, no jugamos al "no quiero saber" porque la verdad es que ambos estábamos ansiosos, emocionados y llenos de demasiada energía, así que cuando el doctor soltó todo sin mucha ceremonia, ambos estábamos riendo y derramando un par de lágrimas.
Niños o niñas, era feliz con cualquier escenario, pero ahora que lo tenemos claro, no puedo con la felicidad y emoción.
—Sí le vamos a decir —aseguro.
—Pero no hoy —Agrega Ethan—, seguramente organizarán alguna emboscada.
—No es cierto —Me rio—, lo diremos sin ninguna trampa, pero haremos la revelación en algún momento.
—Pero ya ustedes lo saben —comenta Ashton.
—Eso no importa, la sorpresa es para ustedes, además, ya veremos quiénes ganaron esa apuesta —Hago saber.
—No confío en ustedes —Me deja en claro Ethan comenzando a caminar a un lado de Doug y haciéndome reír.
Luego estoy siguiendo a los recién llegados o mejor dicho: a las cajas de pizza que dejan un olor delicioso detrás de ellas. El lugar en el que Doug decide que comeremos es una de las pequeñas sala de estar.
No me avergüenza admitir que me siento en el pufs más cercano de las cajas de pizza, sabiendo que luego alguien tendrá que ayudarme a levantarme, y que soy la primera en tomar una rebanada ¡Nadie puede juzgarme!
—Parece que tienes hambre —Me dice Ashton con diversión.
—Es el o la bebé.
A veces siento que tendré deslices hablando en plural sobre mis letras y de hecho, me ha pasado con Elanese y también con Rosalie, pero ambas son lo suficiente despistadas para no darse cuenta de mi error.
No puedo evitar cerrar los ojos ante el sabor exquisito de la pizza, es perfecta, sublime, maravillosa y comeré un montón de ella.
—¿Qué se está tatuando Santo Wood? —curiosea Doug.
—Algo relacionado con ser padre, debe de estar por terminar.
—¿Quién lo está tatuando? —Me pregunta Ethan antes de masticar lentamente la pizza—. Las únicas pizza que casi son tan buenas cómo las mías.
—Lo está tatuando Dominic.
—Ah, ese —dice frunciendo el ceño.
—¿Te cae mal? Porque aunque habla poco me parece agradable...Y guapo.
—Tatuó a Grace —Se ríe Doug— y a ella sí le sonrío, también fue amable y dulce...Ethan activó su modo celoso y no lo supera.
—¿Tienes más celos de Dominic o de mí? —Inquiero con diversión.
—Ciertamente él no besó a mi novia...Dos veces.
Ante eso rio y no soy la única en hacerlo, excepto que Ashton lo cubre con una tos que se gana una mirada de ojos entrecerrados de Ethan.
Veo a los tres, pensando en cuán loco es estar aquí de manera casual, comiendo con estrellas mundialmente reconocidas.
—¿Qué hacen juntos?
—Hoy pareces demasiado curiosa —observa Doug—. Ashton me ayudaba con una letra en la que trabajo para el álbum, será coautor, ya lo hemos hecho antes y creo eso ayudará bastante con el álbum que esta vez no ha sido tan sencillo de crear.
—A mí me fueron a buscar de terapia porque no pueden vivir sin mí.
Veo con sorpresa a Ethan y se encoge de hombros intentando restarle importancia.
—¿Qué? Es normal tener un terapeuta.
—Por supuesto, tuve una, de hecho estaría bien retomarla.
Elanese también ve a un terapeuta desde hace más de medio año, no me dice qué temas abordan y lo respeto porque es su privacidad, pero me hace saber que la ha ayudado mucho. Andrew y sus padres están yendo juntos y también tienen sesiones individuales.
—Está genial que vayas a terapia —Soy sincera con mis palabras y espero pueda verlo—, creo que a todos nos hace bien, a veces ni siquiera sabemos que lo necesitamos.
—No está mal —Se vuelve a encoger de hombros—. Sigo yendo después de un año así que supongo que no lo odio y tengo que admitir que me ayuda a ver algunas cosas con mejor perspectiva.
No queriendo inmiscuirme más en su privacidad, tomo otra rebanada de pizza de diferente sabor silenciando cualquier preguntar curiosa que pudiese hacerle al respecto.
—¿Creen que alcanzarán a la fecha límite para grabar las canciones? —pregunta Ashton.
—Tenemos que hacerlo —responde Ethan—. Es un poco mierda tener presión, pero trabajo es trabajo. Es solo que creo que nunca fue...Tan...
—Tan complicado —completa Doug poniéndose más cómodo en su pufs—. Hay muchas melodías e incluso algunas letras, pero no nos ponemos de acuerdo o simplemente no creemos que tenga la chispa, debes entender de eso, Ashton.
—O lo sientes o no lo sientes —Es lo que dice el mencionado.
—Poético —digo y voltea a verme—. Te estoy halagando.
—Suena a que te ríes de mí.
—O contigo —corrijo con astucia haciéndolo sonreír.
—Tal vez están pasando tantas cosas en sus vidas que se cansaron de correr —Les dice Ashton—. Ustedes siempre han estado activos por muchísimos años e incluso yo, que comencé tiempo después, he tenido meses para mí, pausas para bajar el ritmo.
»Siempre admiré y me pregunté cómo era posible que siempre estuviesen haciendo algo y que no les molestara, siempre lo hacen felices y lo disfrutan, como si fuesen baterías que nunca se descargan.
—Supongo que nos estamos descargando —dice Ethan con un toque de ironía.
Soy esta persona absorbiendo información mientras no deja de comer, tal vez mis hijos me han vuelto un tanto chismosa.
—Hemos hecho grandes cosas, cada álbum mejor que el anterior y eso es presión ¿Sabes? —Se sincera Doug—. Llenar expectativas a veces se siente demasiado, un poco agobiante y creo que debido a que estamos en una nueva etapa de nuestras vidas, da un poco de miedo el cambio y que no funcione o por lo menos me pasa.
»Comienzo a escribir y pienso ¿Estoy en esto o solo lo estoy haciendo por qué esperan algo de mí? Quiero seguir haciendo esto durante toda mi vida y quiero seguir haciéndolo con ellos incluso con Ethan.
—Contaba con que no me dejaras por fuera, no sé si esperas que te agradezca por tenerme en cuenta.
—De nada —Le dice Doug sin importancia—. Pero a veces quiero ser solo Doug. Mi hijo está creciendo y a veces admito que casi lloro cuando pienso en perderme algo al viajar y sé que no siempre puedo llevarlo conmigo porque necesita estabilidad, pronto le tocará ir a la escuela y necesita entender que su vida no es estar constantemente volando o corriendo con su papá, teniendo a fotógrafos asustándolo ni estando aturdido por los gritos de una multitud.
»Sin embargo también amo cuando sé que está detrás de bastidores viéndome en un escenario incluso si crecerá y lo olvidará o cuando va a mis ensayos y aplaude —Suspira—. Solo creo que deberíamos tener un equilibrio ahora que no somos cinco jóvenes adultos inmaduros viviendo a lo loco, si podemos lograr un equilibrio, entonces estaremos bien.
—Eso fue bastante profundo —dice Andrew entrando a la sala—. Harry estaría orgulloso de ti —Le revuelve el cabello y Doug rueda los ojos.
—¿Estás llorando? —Me pregunta Ethan.
Y solo entonces noto que he derramado un par de lágrimas y que aprieto los labios para no sollozar con fuerza.
—Lo siento, pero es que Doug me conmovió cuando habló de Jeff, fue hermoso y son las hormonas, lo siento.
—Anotaré eso —Se ríe Doug en tanto Andrew se sienta a mi lado.
—¿En dónde? —pregunto, limpiándome las lágrimas con la camisa de mi esposo quien no se queja y se dedica a tomar una rebanada de pizza.
—En un lugar —Se limita a decir Doug.
—Y estoy de acuerdo contigo, Doug. Debemos conseguir un equilibrio, no correr tanto y aprender a hacer pausas —Habla Andrew— y no somos los únicos que necesitan ese equilibrio.
No necesita decirlo en voz alta para saber que se trata de Max, quien de hecho durante el último mes parece que trabaja incluso más, no sé si tiene que ver con el hecho de que Allen no esté o está siendo simplemente Max.
—Ya no tenemos que correr, no hay prisas y está bien sentarnos para disfrutar de los buenos momentos —prosigue Andrew—. Así que entregaremos todas las canciones antes de la fecha límite porque somos BG.5, porque siempre vamos por más.
»Hablaremos cómo personas adultas, organizaremos nuestra agenda acorde a nuestras vidas, a los cambios que ha habido en ellas y no decepcionaremos a nadie ni a nuestra familia ni a nuestros Fivers.
—Me estás convenciendo —Ethan sonríe—. Haces que la esperanza me recorra el cuerpo.
—Es un efecto de Andrew —Le digo.
—¿Sabes qué? —dice Ethan—. No es que no sea modesto...
—No lo eres —dice Doug.
—Pero ya no somos cinco músicos sin experiencia y un representante asustado. Somos BG.5, banda mundialmente reconocida, con premios ¡Joder! Incluso mi perrita Brise es reconocida y Max es una leyenda, el mejor represéntate que vio el mundo —Parece que Ethan está agarrando fuerza en su discurso y lo veo para no perderme el crescendo de sus palabras—. Nosotros no tenemos que pedir permiso, nosotros no tenemos que esperar que nos hagan una agenda ¡Nosotros podemos crear la maldita agenda! Decir qué tiempos trabajar, qué queremos.
»Éramos mansos y obedientes cuando no teníamos el poder, pero ¿Ahora? ¿Ahora cómo nos dirían que no cuando somos los que más facturamos? Les aterraría la idea de un escándalo o perdernos porque ya toca discutirse la renovación de contrato en unos meses.
—No quiero hacer escándalo de la disquera, me encanta, de las mejores y nos trata como personas —Interviene Doug.
—No lo haremos, solo hacía un punto. No es cómo si alguna vez nos hubiésemos entusiasmado a participar o hablar sobre cómo nos sentimos porque nunca nos afectó correr y no detenernos, pero ahora es diferente.
—Ethan tiene un buen punto —dice Andrew pensativo—. Planteemos esto a Max y claro, a los Jefferson. Creo que podemos llegar a un acuerdo y encontrar el equilibrio. Podemos con eso.
—Me hacen sentir solo —comenta Ashton—, yo no tengo compañeros de banda con los qué tener estos momentos de películas con discursos. Solo tengo a John y él simplemente asiente y me dice "genial".
No soy la única que se ríe cuando pasan los segundos incluso Ashton lo hace con las mejillas sonrojadas.
—Muy bien ¡Haremos eso! —Se entusiasma Doug—. Creo que incluso me inspiré para componer.
—¿Vamos por más? —pregunta Andrew.
—Qué increíble cómo usan los títulos de sus canciones para hablar —comento—, no crean que no me doy cuenta al igual que cuando lo hacen con algunas frases.
—Podemos hacerlo, tenemos derecho de autor —Me guiña un ojo Ethan—. Ahora, pasando a otro punto importante...
»¿Y bien, Andrew? ¿Qué fue eso que te tatuaste sobre ser padre? Déjame ver cómo te marcaste la piel por el o la pequeña tirana que nace en cinco meses.
—Aw, llevas la cuenta de mi embarazo.
—Sí, para saber qué día debo irme de viaje, regresar cuando tenga unos tres años y vaya solo al baño y no vomite tanto.
—Tonterías, serás de los primeros en estar ahí —aseguro—. No dejarías a tu amor Andrww solo.
—Nunca —dice sin dudar y aunque sonríe con diversión, sé que es sincero sobre ello, no es una broma.
Andrew se pone de pie tras comerse la pizza y se alza la camisa mostrándonos el área rojiza y cubierta en donde descansa su nuevo tatuaje, uno dedicado a nuestras letras.
Hay silencio, hasta que Doug habla:
—La verdad es que no lo entiendo, no encuentro el significado a lo que te has hecho, pero bien por ti.
—Tampoco ubico qué tiene que ver eso con ser padre, pero supongo que son cosas de paternidad —Desestima Ethan—. Quedó bastante bien...Bueno, de hecho es increíble.
—Dominic es de los mejores —presume Doug con orgullo.
—¿Estás llorando? —Me pregunta Ashton con una sonrisa dulce y los tres hombres restantes voltean a verme.
—Sí —rio con lágrimas en el rostro—, es que yo sí lo entiendo y me parece hermoso.
—Es hermoso por su significado —Me sonríe Andrew, agachándose para luego arrodillarse frente a mí, ubicando sus manos sobre mis rodillas.
—Es hermoso porque viene de ti, porque lo hiciste, porque está en tu piel.
Porque engloba nuestras letras, este nuevo capítulo en nuestras vidas.
—Qué linda eres —Sonríe recargando la barbilla sobre sus manos en mis rodillas—. Te amo.
—También te amo.
—Bueno, si ellos entienden el tatuaje entonces todo está bien —concluye Doug.
Andrew y yo sonreímos con complicidad.
—Algún día, todos lo entenderán, Doug. Esperen por ese día —Se limita a decir Andrew.
El día en que todos seamos afortunados de conocer a las tres niñas Wood que vienen en camino.
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