Estaba plácidamente dormida hasta que un sonido incesante me comenzaba a molesta, busco a tienta el generador de dicho sonido y veo el reloj despertador que estaba en la mesita de noche al lado de mi cama, en ese momento me levanto alterada a observar que eran las 8am sabiendo muy bien que me había quedado dormida y llegaría muy tarde a clase si no me apuraba. Susurre un encantamiento para en pocos segundos ya estar vestida y arreglada camino al colegio apurada mientras rezaba a mis dioses que la profesora me dejara entrar a clase, pero como ese no era mi día al pisar el colegio escucho como dicen mi nombre junto con la palabra a dirección y maldigo silenciosamente a la vieja bruja de mi profesora; la cual sino me equivoco me tenía idea y hacia todo lo posible para hacerme sufrir.

– Profesora puedo explicar porque llegue tarde – digo tímidamente tratando de evitar ir a dirección mientras tomaba aire por haber venido corriendo desde mi casa.

- Lo siento señorita White, pero esta es su tercera vez que llega tarde en lo que va en la semana y ya no se lo puedo dejar pasar – me dice la profesora sonriendo hipócritamente caminando conmigo a la dirección, sabía que tenía razón, pero yo no me dormiría tarde si ellos no me mandaras tanto hechizos para memorizar y practicar.

- Pero profesora no necesitamos meter al director en esto – digo en un último esfuerzo para librar esa viendo como estaba a punto de tocar la puerta.

- En que no me deberían meter linda sobrina mía – nos dice un señor como de 30 años, tez clara, ojos azules profundo y de contextura esbelta; al entrar a su oficina, se sorprenderían si le digo que el controla todo este colegio era mi tío y por eso no quería venir a su oficina para no verlo decepcionado de mí.

- Director White su sobrina volvió a llegar tarde a mi clase y ya no puedo permitir que ella pase sin un escarmiento – le dice la vieja bruja a mi tío, haciéndome bajar la cara nerviosa.

Profesora Ramírez déjeme con mi sobrina y yo sabré que castigo ponerle – dice mi tío mirando a la profesora seriamente.

Si me permite señor director, tengo muchas buenas ideas de castigo acorde para su sobrina – dice la vieja bruja mirándome maliciosamente.

- Profesora Ramírez, agradezco su propuesta, pero la señorita White es mi sobrina y yo seré quien se encargará de ella, por lo cual le repito que salga de mi oficina para pensar que castigo le daré yo a Sabrina – dice mi tío mirando molesto a la profesora por no hacerle caso.

- Lo siento Señor Director no quise quitarle autoridad y ya me retiro – dice la vieja bruja avergonzada saliendo murmurando malhumorada mientras yo me reía internamente.

Me quedo sola con mi tío y me siento en frente de él aliviada, porque sabía que no tendría castigo alguno por ser su sobrina

- Sabrina lo de hoy sabes que no puede quedar así, ya son 3 veces seguidas que llegas tarde, te quedas dormida en clase y tu promedio han bajado considerablemente; aunque me duela te debo poner un correctivo hoy – lo veo a los ojos y veo esa decepción que no quería ver en él.

- ¿Tío cual sería mi castigo? – lo observo esperando lo peor, conociendo que, aunque me doliera lo merecía.

- Pues hoy te quedara en el instituto limpiando el salón de pociones hasta que yo me vaya sobrina – me dice mi tío haciéndome caer en mi asiento, hoy no de todos los días él no me podía hacer eso hoy.

- Tío por favor puedo hacer eso mañana sin falta, pero hoy ya estoy comprometida y lo sabe – digo rogándole haciendo cara de cachorro triste.

- Lo siento sobrina, pero hoy no podrás ir al cementerio por el aniversario de tus padres – me dice haciéndome soltar algunas lágrimas.

- Odio la magia, odio ser bruja, odio este colegio y especialmente te odio a ti – digo saliendo de su oficina dando un portazo y corriendo mientras lloraba hasta el salón de pociones.

En el salón de pociones me pongo a organizar todo el desastre que los alumnos de 1er año hicieron mientras lagrimas caían por mis mejillas, veo las horas pasar por el cambio de la luna en el cielo cada momento haciéndose ms tarde para irme a ver a mis padres y un nudo se me forma en la garganta. Al acabar de ordenar me tiro al suelo y veo la foto que tenia de ellos en mi relicario, mis padres murieron cuando era muy joven casi ya no recordaba nada de ellos solo esa fotografía me hacía saber cómo eran.
Mi padre era pelinegro, ojos oscuros como la noche, de contextura esbelta y cariñoso; mi madre era como yo, rubia, ojos de una mezcla entre verde y azul, esbelta y muy hermosa; lo extrañaba y todo los 1ero de agosto iba a visitar su tumba solo para estar con ellos y por eso me dolía no ir hoy deseaba volver el tiempo para llegar temprano y no estar aquí.
Tal vez si podía, corro a la biblioteca la cual ya estaba sola a esta hora y entro directamente al área de hechizo del tiempo para buscar el libro de lomo rojo que había visto hace día en nuestra clase de retroceso de tiempo y al conseguir el encantamiento lo pronuncio en latín igual como estaba escrito pensando en el momento que quería retroceder, pensando internamente que volvería solamente al principio de ese día y con eso no se iba a altera mucho el tiempo como la profesora nos había explicado. Si seguía todo al pie de la letra nada saldría mal eso mismo me lo repetí mil veces mientras veía todo pasar a través de mis ojos después de recita en conjuro y cuando todo se detuvo por fin.

Pero a enfocar mi vista a mi alrededor no reconocía nada, el hechizo de tiempo me llevo a mi habitación lo sabía porque veía el reflejo del árbol que estaba cerca de mi ventana, pero nada de lo que estaba en mi habitación era mío, todo lo veía nuevo y veía las casas de mi vecindario todas diferente. Preocupada veo un calendario que estaba cerca de la pared llegando a la puerta y me quedo en shock viendo la fecha, era 1ero de agosto, pero del 1962 el día que mis padres murieron. Algo había salido mal en el hechizo y ahora estaba en una época diferente a la misma, peor aún como volvería a mi tiempo.

Esto no podía estar pasando como había vuelto deber de unas horas, me devolví unos años, como volvería a mi época, peor aún que dirían mis padres a verme. Tenía que pensar algo rápido para salir de ese enrollo, pero primero necesitaba buscar algo acorde a esta época para pasar desapercibida sabiendo que tuve que caer en la peor época para lo que eran como yo, sabía que en ese año fue que comenzaron a cazarnos por hacer nuestras prácticas y a matarnos; por culpa de la inquisición de las brujas yo perdí a mis padres. Veo en el armario y encuentro algo viejo que creo que es de mi madre, uso mis poderes para modificarlo para que esté acorde a mi cuerpo y me cambio para salir y buscar ayuda para arreglar mi error.

Mi casa estaba solitaria y me viene a la mente la idea que todo anden en reunión del aquelarre, por lo cual voy para donde suponía que debían estar todos los brujos para así encontrar a alguien que supiera devolverme a mi tiempo. Salgo de la casa usando una capucha para tapar mi cara y así no llamar mucho la atención, camino a paso apresurado y llego al inicio del bosque donde se hacían las reuniones.

Entro en silencio y veo a mi padre dando la reunión haciendo que mi pecho se llenara de felicidad a verlo y sin pensarlo corro hacia el haciendo que todos los presentes me miren.

- Hola jovencita ¿estas pérdidas? – me mira mi padre alejándome un poco de el para verme la cara.

- No pensaría que estoy loca si te digo que soy tu hija y que por un mal hechizo viaje por el tiempo y llegue a esta época – digo mirándolo a los ojos con lágrimas.

- Tal vez si pensaría que estas loquita mi pequeña tiene 2 años y ahí esta – me señala a mi madre que me observaba sorprendida mientras cargaba a una beba en brazo.

- No miento y si no me crees porque ni yo misma me creería, aquí tengo la prueba que no miento – le muestro mi hombro en el cual tenía una marca de nacimiento de una estrella invertida la misma que tendría la bebe y mi madre me mira con lágrimas en sus ojos.

- Yo le creo amor ella es nuestra Sabrina. Mi niña estas muy grande y hermosa – dice mi madre acercándose a mí y abrazándome haciendo que yo llore en su pecho.

- Pero tenemos que devolverla a su tiempo, es peligroso que ella este aquí – dice mi padre mirándome preocupado y con amor.

- Padre para eso vine con ustedes, no sé cómo volver. Ni siquiera sé porque vine a este tiempo en primer lugar, no sé qué fue lo que salió mal del hechizo – digo algo cabizbaja y molesta conmigo misma.

- Un encantamiento de tiempo nunca te llevara al tiempo que tu pienses sino al que tu corazón desea, si tu mente y corazón no están sincronizado pasa esto hija – me dice mi padre haciéndome detenerme a pensar que cuando yo hice el encantamiento yo solo deseaba volver el tiempo para irlos a visitar al cementerio no volver el tiempo para estar con ellos.

- ¿Cómo vuelvo padre? – digo viéndolo y pensando que al volver me disculparía con mi tio.

- Solo debes repetir el hechizo que te trajo a este tiempo deseando y pensando en que época quieres estar – dice mi padre mirándome y yo lo abrazo.

- Lo amo y lo extraño demasiado, por eso creo que vine a verlo siempre lo voy a querer – digo abrazándolos y acercándome a la pequeña Sabrina y quitándome mi relicario para ponérselo a ella.

- Eso es un regalo que me dieron siempre para tenerlo cerca a ustedes de mi corazón y quiero que ella lo tenga – digo y me alejo de ellos para recitar el encantamiento del tiempo en latín y en cuestión de segundo vuelvo a sentir que todo desaparece para estar en pocos minutos en la biblioteca de mi colegio.

Salgo corriendo hacia la oficina de mi tío y entro sin pensarlo para abrazarlo.

- Tío lo siento por lo de hace rato no quise decir todo lo que dije, gracias a que me cuidarte y me quisiste a pensar que me quede huérfana a temprana edad – digo escondiendo mi cara en su pecho.

- Mi niña siempre tomaría esa decisión tú has sido lo mejor que me a pasado en esta vida y por hacerte perder este día te acompaño a la tumba de tus padres – me dice mi tío terminando de arreglar su maleta para irnos.

Salgo con el de la oficina, con una nueva mentalidad, feliz por volver a ver a mis padres y deseando ser mejor para que ellos desde el cielo se sintieran orgullosa de la bruja que me convertiría.

EditorialSalem