Pesa el corazón y no es por una razón ni por dos...
Cuando ya no puedes llorar lo que sientes, tu corazón, se inunda.
Tu corazón, se ahoga.

No puede gritar, pero se siente...
Se acelera, corre veloz, te dice "óyeme, estoy aquí; soy yo lo que te da la vida, lo que te hace seguir, cuídame"...

Se para... Los latidos van más lentos y entonces parece como si no lo sintieras, como si no existiera dentro de ti.
Es como si, entre los huesos del pecho y la espalda, no hubiese nada, solo hueco.

Entonces todo se bloquea, parece que te mareas y vuelves a notar esos golpes rápidos que, al tomarte el pulso en un minuto, no te parece tan rápido. Y ya te preocupa que sea demasiado lento...

Lo que sentimos, pesa...
Hay que liberar la carga... No dejar que nuestro corazón cambie la sangre por lágrimas y se nos inunde de sentimientos que debemos dejar ir...

No ahogues tu corazón en sentimientos...

Hazlo vivir con sensaciones.