Tocar...

Poder saber que ahí estás.
No te veo, pero te siento.
No te oigo, pero puedo percibir tu aliento...

Acariciar...

Un roce sutil o uno de esos que penetran la piel... Algún cosquilleo con las yemas de los dedos,
erizando todos los vellos...
En profundidad... hasta notar hueso contra hueso...

Apretar...

Fuerte, muy fuerte... que sepas que estoy aquí.
Que mis dedos dejen una marca blanca en tu piel y que luego vuelva todo su color, más vívido, más tú, más ardiente...
Que tu sangre sepa que puede circular por mis venas...
Que no te falte calor

Entrelazar...

Tus dedos y mis dedos como nudos irrompibles de inoxidable acero...

Sostener...

Para que no te caigas y, si te caes, poderte levantar.
Mantener la fuerza de nuestros dedos como si uno de los dos pendiese de un alto edificio, sin que el sudor nos haga resbalar las manos...

Levantar...

Como una bandera arriada que, en señal de esperanza, se iza poderosa a contraviento y se mantiene fuerte... Porque te puedes poner en pie en el mismo lugar al que caíste.

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"En estos tiempos de cuarentena estamos a un metro de distancia. Es ahora cuando entendemos la importancia de nuestras manos, de todo lo que podemos hacer con ellas...

Cuídalas. Cuídate. Cuídanos. Algún día, volveremos a estar solo a centímetros el uno del otro. Mientras tanto, quiérete más que a nadie, cuídate, sé tu propio héroe, y salva a los demás."

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