"Queremos ver cómo acaba mal", "Yo también quiero verlo".

Esas eran las frases que se repetían en mi cabeza, mientras subíamos otra vez al piso de Nuria. Y seguía teniendo miedo, pero había algo aún más fuerte que el miedo: La rabia. Y era otra frase la que me la provocaba. La que me había dicho aquel viejo la noche anterior, antes de bajar al bar de la nave:

"Tu serías un poco mayor para mi gusto"

Quería verme acabar mal. Y yo era "un poco mayor" ¿Podría intentarlo con otra menor que yo? ¿Con una niña de verdad? ¿Y si ya lo había hecho? Y entonces recordé otra cosa que dijo: "Cuando encuentran alguna interesante me la traen para que pueda verla en vivo..." Lo ha hecho. Dios mío, lo ha hecho.

Si. Más fuerte que el miedo: Una ira salvaje hacia aquel hijo de puta, peor incluso que la que tuve hacia aquel cerdo que pegaba a su novia.

─Imagino lo que buscabas cuando te metiste en esto, pero quizá ya tengas bastante─ Dijo Nuria de repente. Ya estábamos saliendo del ascensor, y me di cuenta de que me miraba con cara de sospecha, como si supiera lo que estaba pensando.

─Podría tener algún problema si dejo que te vayas ahora ─Añadió ─, pero nada a lo que no esté acostumbrada.

No dije nada, y ella no insistió. ¿Por qué me había dicho eso? ¿Quería que me fuera? ¿No había sido ella la que me había buscado para meterme allí?

Entramos en el piso y me fui directa a la ducha. Y al salir, Nuria apareció en el baño y me miró mientras me secaba.

─Mmmm... Ya casi no se te ven los morados, pero mejor que te ponga un poco más de crema ¿te importa?

─Como quieras.

Y antes de que terminara de ponerme esa pomada, se lo acabé preguntando. Se me había ocurrido mientras me duchaba.

─¿Puedo salir sólo un par de horas?