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El anciano me condujo hasta un río ancho de aguas profundas, oscuras y hediondas; eran turbias y engañosas como la sonrisa de un traidor o alguien prometiéndote que no se enojará. Cuando llegamos hizo la pantomima de tirarse a nadar, rio de su propia broma y me codeó.
Yo solo lo miraba con mi mejor expresión de fastidio.
En el camino me contó todo y no me refiero a que me confesó el secreto del universo o el propósito de la vida, me refiero a que me dijo que lo había traído hasta ahí.
Resulta que no había mentido, las personas suelen...
—... Tener una opinión errónea sobre los demonios. Creen que nos divierte torturar a los humanos, que no tenemos corazón, ni sentimientos, que nos gusta hacer lo mismo para la eternidad y vivir en las cloacas del universo. Pero estaban equivocados.
—Ya veo.
Me dijo que para eso habían inventado el sindicato, no sólo para las almas condenadas sino también para ellos.
—No puedes torturar a alguien para la eternidad, Asher. Llega un momento en que no le temen a nada, en que el dolor no puede volverse peor, en que con tanta tortura dejan de ser torturados. Tortura significa que se inflige un sufrimiento, doloroso, que pocas veces se siente, pero si se vuelve cotidiano... Alcanzará un punto en que nada los asustará, en donde es lo mismo hervirlos, despellejarlos, teñirle el pelo de rosa u obligarlos a escuchar Baby de Justin Bieber.
—¿Usan a Bieber para torturar?
Me miró serio.
—Solíamos utilizarlo como tortura para Mozart. Pero tengo que admitir que su último disco. —Alzó el dedo medio y el índice de ambas manos formando una V—. Están de moda. Son injustos con Bieber.
Asentí asimilando lo que me dijo.
—Es por eso que a lo condenados tenemos que concederles ciertas alegrías y libertades.
—¿Por qué el mundo es injusto con Bieber?
—No, olvida a Bieber. Le damos libertades a los muertos porque, de otro modo, luego de un tiempo no tendrán miedo de las torturas ni a nosotros. Aquello lo notó un grupo de demonios hace más de cien mil años y crearon el sindicato. No podemos dejar de torturarlos porque para eso están aquí, deben recibir su condena, pero podemos darle aliento para que lo resistan... para lograr equilibrio. Es necesario no quebrar el alma del condenado porque muchos terminaban tan rotos de espíritu que parecían vegetales. Lo evitamos permitiéndole, por ejemplo, defenderse de alguna tortura, permitimos que nos escupan, que peleen, que tengan recreos, vean películas, entre otras cosas.
Suspiró prolongadamente.
—Pero también creamos el sindicato para nosotros. A veces tratamos de que las torturas sean divertidas, pero cansa todo el tiempo hacer lo mismo, necesitamos algo que defienda nuestra parte porque el Todopoderoso no lo hará. Necesitábamos un Sindicato que protegiera la cordura de las almas y la de los demonios. Y así se creó.
—No entiendo qué tiene que ver conmigo. Usted dijo que yo era especial...
—No especial. Especial da lugar a especie y quiere decir que hay muchos como tú. Yo dije que eras inusual, porque, querido Asher, ni existe ni existirá nadie como tú.
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