Hay un momento en donde la inocencia desaparece. Los soldados matan, las chicas pierden su virginidad, los niños ven porno, los adolescentes se drogan y muchos traccionan a su pareja al adelantarse en los episodios de la serie que ven juntos.

Y es que la inocencia solo la tenemos para perderla en algún momento, al igual que la juventud.

El Asher Colm vivo no pudo estar despreocupado para siempre y fue en el mismo instante en que vio que la casa estaba vacía y repleta de polvo cuando comenzó a inquietarse. Recordó lo bebido que había estado tío Jordán esa mañana y se preguntó si no había bebido más... si es que él era capaz de algo... oscuro. Porque ese Asher todavía no podía ni imaginar todas las maldades que estaba a punto de sufrir.

Sí, el Asher Colm vivo comenzó a tener miedo en el mismo instante que escuchó la puerta de la cabaña cerrarse y Jordán giró los pestillos y seguros.

Había una chimenea con fotos de un anciano y su familia y adornos encima, como una bola de nieve, adquirida en unas vacaciones en Canadá, de La Torre CN. Tres atizadores se ordenaban en fila a un costado. A un lado de la puerta, una escalera de madera ascendía hacia el segundo piso. Junto a la escalera había un pasillo que conectaba al resto de la cabaña.

Yo me encontraba en una sala de estar con sillones rojos dispuestos en medio círculo alrededor de la chimenea, una mesita de té con revistas y un plato para llaves. Otro de los muebles era un tocadiscos con un vinilo puesto, listo para reproducirse.

Recuerden bien esas cosas. Me serán importantes más adelante.