Consuelo traía en su cuello un crucifijo que rodeaba distraídamente con sus dedos cuando hablaba. También había una biblia de páginas doradas y encuadernación de cuero descansando en la mesa de noche, bajo unas flores marchitas.

Mi mamá era alguien detallista y estaba claro que ese pormenor no se le pasó por alto. Mientras acariciaba las sábanas que la cubrían mamá preguntó:

—¿Estás con ella?

Consuelo estaba verdaderamente agotada, tardó en darse cuenta de que estaba hablando de su hermana. Estiró una mano y se la acarició.

—Sí, es mi hermana.

—¿Y qué le pasó? —preguntó mamá con un hilo de voz.

—La consumió la tristeza. Se la comió como si fuera fuego.

—¿Por qué?

—Se le murió su hijo.

—Vaya.

—Sí, y eso no fue lo que la derribó. Lo que de verdad la deprimió es que no pudo bautizarlo. Era católica. ¿Sabes? Muy católica.

—Igual que tú.

Consuelo miró su crucifijo como si recién lo notara.

—No, yo soy agnóstica.

—Igual que yo.

—Pero igual llevo puesto el crucifijo porque creo que le gusta a Patricia, mi hermana. También traje la biblia porque es un buen matamoscas.

Ella sonrió.

—¿Y tú qué haces aquí? —preguntó Consuelo juntando las manos.

—Yo tuve un bebé esta noche.

—¿Esta noche? —preguntó abriendo los ojos considerablemente y sonriendo—. Vaya esa es una buena historia para contar.

—Hay más de una buena historia.

Y entonces mamá cometió el error de contarle todas las acciones que la llevaron hasta esa noche, comenzando claramente, por su crianza en el orfanato.

Holaaa.

Espero que vayan disfrutando de la historia.

Si les gusta la novela voten o compártanla. Me daría un montón de apoyo y me ayudaría a crecer.

Dale, te digo a vos lector fantasma, sé que estás ahí y lees sin interactuar.

Jajaja

Voy en broma, sin presiones, para mí es suficiente con que los haga reír un rato.

¡Saludos y abrazos, gracias por llegar a esta parte, se me cuidan!

😘