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8. Secretos

¿Qué canción le atribuirían a este capítulo? Los leo en los comentarios tras la lectura.

LUNES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2019

Recapitular sobre aquel casi tan trágico miércoles pasado me es inevitable. No solo porque corresponde probablemente a la peor recaída de toda mi vida, sino también porque me he encargado de terminar de cagarla y arruinar lo único que se había tornado valioso para mí en este último tiempo: Miles.

Creo tener una noción muy clara de lo que sucede con él. Pensé que podía sacárselo bajo presión, forzándolo a que me contara si lo llevaba hasta el límite. Pero ambos estamos hechos de la misma calaña. Somos cerrados, observadores, nos gusta calcular cada detalle. Tal como yo no me he abierto con él con mi más oscuro secreto, él no se ha atrevido a soltarlo tampoco.

Solo han pasado dos semanas, al fin y al cabo. Por más que soy de aquellos que creen con todo su ser que las relaciones más profundas se construyen con la calidad y la conexión de los momentos vividos en vez de la cantidad de tiempo que se invirtió en ellos, tampoco puedo pasarme de la raya. Sé que detrás de ese intento desesperado por sacar mi verdad, Miles oculta ese dolor terrible que tanto temo. El problema es que tal vez ahora nunca lo descubra.

Juego con mis manos en un intento desesperado por mantener la calma. De Miles estar a mi lado en clase, seguro que me estaría preguntando qué tipo de droga me he tomado antes de venir a la escuela. Pero no está aquí. Desde la pelea se ha esforzado tanto en desaparecer que ya casi no me lo cruzo por ningún lado.

Como si fuese poco, Nicholas solo empeora. Su perspectiva se torna cada vez más difusa y difícil de comprender. No tolero que no pueda percibir ni una mísera pizca de lo que sucede a su alrededor. Al mismo tiempo, tampoco puedo culparlo. Si lo único que ha tenido desde hace ya muchos años es una tía desquiciada, sin ninguna figura paterna ni madre cariñosa para cuidarlo de verdad, ¿cómo podemos esperar que no se convierta en nada más ni nada menos que el títere de quien lo abusa?

Hay momentos en los que solo deseo haber sido como Nicholas. Tal vez así todo sería más fácil.

—Oye, ¿cómo estás? Quiero hablar contigo —me dice Cristopher al terminar con la última clase de la mañana. Voy vagando sin rumbo fingiendo sonrisas, como es usual en Logan. Si hay algo que no he perdido tras el episodio del miércoles pasado es mi habilidad para proyectar mi falsa imagen.

Tomo fuerzas. Vuelvo a inspirar. No importa que tan agotado esté, debo seguir firme hasta el final de mis tiempos.

Me remonto a la pregunta de Cristopher para analizarla internamente. «¿Cómo estás?» Fantástico, mi querido amigo. Casi me morí el miércoles después de enterarme que casi mandas toda nuestra operación a la mismísima mierda, y luego casi me vuelvo a morir al ver que había perdido a Miles y que Nicholas está al borde de convertirse en un súbdito de Grace. Pero fuera de eso, ¡todo excelente! Por suerte he tocado fondo. Pasará un largo rato hasta que vuelva a colapsar, así que no tienes nada de qué preocuparte. Ahora vete, idiota.

—Sé breve. Me voy a almorzar con mis a-mi-gos —respondo burlón, como si de repente tuviera cinco años. Típico de Logan, no tanto de Benjamin. Pero como este tipo ya sabe quién soy, pues me importa un comino lo que piense. Para él seré todo lo que no soy en realidad.

—Tengo bien claro que no quieres verme por ningún lado, y lo entiendo. Pero al menos mantengamos esto lo más amable posible, ¿sí? Tenemos un largo camino que recorrer y deberemos transitarlo los tres juntos. No hay forma de que superen esto si no es conmigo a su lado —replica hablando casi en un susurro, para no delatarnos. Me alegra saber que entiende perfectamente que no quiero tener nada que ver con él. Pero... ¿De qué coño habla? ¿Transitar el camino los tres juntos? ¿Hemos hecho algún tipo de pacto satánico con el monito parlanchín este y no me he enterado?

—¿Ah?

—¿No te enteraste todavía? —cuestiona. Apoya su trabajado brazo derecho sobre mi casillero para impedir que aparte mi atención sobre otra cosa que no sea él. Sigo intentando evitar el contacto visual.

—No.

—Hoy por la mañana han publicado las nuevas inclusiones a las Águilas de Blestville. Estás dentro —informa, luego me dice al oído—: Están dentro.

Bien, bien. Lo que me faltaba. Conserva la calma, Benjamin. Solo es otra gran estupidez de tu hermano de la que tendrás que participar. Ya estamos bien en el fondo, ¿verdad? No se puede caer más bajo.

Maldigo a Abby y su reto que nos llevó a estar ahora como miembros del equipo de fútbol americano.

—Y... ¿Qué tiene que ver eso contigo? —pregunto. Intento mostrarle a toda costa que no me interesa en absoluto el equipo de fútbol americano. Y en verdad es así.

—Tu tía me ha encomendado que los entrene. Deben ponerse fuertes y estar a la altura si quieren que todos sus huesos sigan intactos. Trabajaremos en el gimnasio y probaremos qué tan veloces...

—¡¿Acaso acabo de escuchar la palabra gimnasio?! ¿Dónde? ¡Yo me apunto! —interrumpe Abby. Cristopher le larga una sonrisa, en plan «no me importa en absoluto que te metas en conversación ajena».

—¿No escuchaste? Este muchachito ha logrado meterse en las Águilas de Blestville. De los más jóvenes que tenemos. Yo me encargaré de entrenarlo para que pueda romper muchos traseros. —Cristopher se apoya sobre mi hombro. ¡Madre mía! ¿Ahora somos colegas? ¿Cuándo se acabará este infierno?

¡Y Abby! ¡Por favor, qué mujer tan entrometida! ¿Cómo es posible que esté a todas horas en todo lugar? ¿Tiene un radar sobre mi cabeza? ¿Cuatro ojos? No me extrañaría que Grace la haya contratado para ser nuestra novia también. Me asqueo de solo pensar que la idea no es tan descabellada. Me obligo a sacarla de mi mente por el bien de la sanidad de Nicholas.

—¡Oh, pues mira a Logan Walker! No solo cumple con sus promesas, sino que además es todo un prodigio. Te felicito, en serio. —Abby se desconecta un segundo al ver un mensaje en su teléfono, y su rostro se le transforma—. Los veo luego, ¡adiós!

Curioso cómo ha intentado fingir ese saludo final. Sin dudas algo también la tiene preocupada.

Todavía más curioso es ver todo lo que sucede en Blestville. Es como si todos estuvieran hechos para complacer y fingir, o al menos la gran mayoría. Sonrisas van, sonrisas vienen. ¿Qué habrá detrás de todo este sinfín de dientes blancos? ¿Será que me estoy volviendo loco, buscando teorías donde no las hay o aquí todos tienen algo que ocultar?

Tiempo al tiempo. No es momento para sobrecargarme.

—Ehm, bueno. Nos hablamos, Logan. Y felicidades —dice Cristopher al ver que ya no queda mucho más tema de conversación para desglosar.

«Y felicidades». Qué puto chiste lo de este hombre. Todavía no puedo creer que debo convertirme en uno de esos deportistas fortachones y populares que marcan el paso del resto cuando van por el pasillo.

A mí no me llaman las luces. La sombra me pertenece, se acurruca conmigo y disfruta de mi compañía.

Recibo un mensaje de Emma, que me está esperando en la cafetería para almorzar.

Tomo la comida del buffet apurado para no hacerlos esperar más. Pizza y una botella de agua. Nada muy original. Cuando me acerco hacia Emma y Oliver, veo que Abby no está allí. Obviamente, tampoco hay señales de Miles.

—Al fin, Logan. Creíamos que nos abandonarías también —resopla Emma. Desde el jueves que quiere enterarse qué ha sucedido entre Miles y yo—. No nos dirás nada, ¿verdad?

—No, Emma. No tiene nada que ver con ustedes. Miles y yo debemos resolver nuestros conflictos por cuenta propia —digo sin darle importancia, y me apresuro a cambiar el tema de conversación—: ¿Qué sucede que tenían tanta prisa? ¿Por qué no está Abby con nosotros?

Oliver refunfuña. No es el único que se muestra muy interesado por descubrir qué sucede entre Miles y yo.

—De eso mismo queríamos hablarte...

—Algo está pasando con ella. Está todo el tiempo mirando su teléfono expectante, y a veces el rostro se le desfigura al mirar la pantalla. Desde la semana pasada que ha estado más desaparecida, incluso distante. Y creo que ya te has dado cuenta que nuestra amiga no es el tipo de persona a la cual le gusta marcar distancias —informa Emma en un tono serio. Su semblante se mantiene firme.

—Ustedes la conocen mucho más que yo, ¿qué tengo que ver en todo esto? —cuestiono entre confundido y escéptico.

Oliver y Emma se aprueban con las miradas antes de preguntar:

—Mira, Logan. No queremos acusarte de nada, pero...

—Sabemos que tú y Abby están ya muy cerca del próximo nivel. No sé si me entiendes —interrumpe Oliver marcando cada una de sus palabras con un cuidado que a mi entender parece innecesario. Claramente no, no estoy entendiendo un carajo.

Percibo también cierta incomodidad en Oliver. No le gusta estar hablando de esto, y sé que en algún punto le sienta mal.

—¿Qué? —musito.

—Sabemos que tú y Abby han estado intercambiando nudes.

¿Qué? ¡¿Qué, qué?! ¡¿Nudes?! Tan pronto Oliver termina de lanzar la bomba, mi teléfono empieza a sonar. Salvado por la campana.

—Es mi tío Richard. Tengo que atender. Solo un segundo —sostengo y me alejo de la mesa. Me acerco al patio exterior para hablar y que nadie me escuche.

Acepto la llamada.

—Puedo explicarlo...

—¡¿Nudes?! ¿En serio, Nicholas? ¡¿Has estado mandándole nudes a Abby y no se te ocurrió decirme nada?! ¡¿Acaso eres imbécil?! —recalco dejando salir todo mi aire. Luego me repongo a un tono más aceptable—: ¿Masticas agua? ¿Te tomas una pastilla de estupiditis antes de levantarte? ¿Consumes drogas? ¡¿Qué demonios pasa por tu cabeza?!

Emma y Oliver me observan a la distancia confundidos. No entienden muy bien por qué parece que estoy a punto de comerme el teléfono de los manotazos que estoy dando.

—No sabía cómo decírtelo, pasó un día antes de que te derrumbaras y luego... No lo sé. Simplemente le seguí la corriente. Fue mi única manera de lidiar con todo lo que te estaba pasando sin tener que quebrarme contigo, ¿sabes? Además, ¡te juro que no le he enviado fotos de... de mi amigo! Ella ha sido la principal responsable.

Respiro. Gritar no sirve de nada. Aguántate, Ben.

—¿Algo más que deba saber?

—No.

—Bueno. Ya deja de cagarla. Adiós.

Corto la llamada y me aseguro de recuperar la compostura. Al menos ahora sé que Emma y Oliver no se lo están inventando.

—¿En qué estábamos? Ah, sí. Ya recordé. Nudes. —Me siento nuevamente en la mesa—. ¿Qué hay con eso?

—¿Lo admites entonces? ¿Tú te has estado pasando fotos... sexys con Abby? —reitera Emma con cierto dejo de vergüenza. Doy por seguro que esta chica ni siquiera ha besado.

Bienvenida al club.

—Sí. No puedo negarlo. Además, supongo que se habrán dado cuenta que hay química entre los dos desde el primer día. Nos estamos... conociendo —respondo como Nicholas lo haría: despreocupado, relajado, sonriente. Logan más Nicholas... una gota de agua. O algo parecido.

No me extraña que Grace haya beneficiado a su sobrino preferido con la elección de la personalidad del señor Walker.

—Hemos revisado el teléfono de Abby para confirmar nuestras sospechas sin que ella lo notara —señala Oliver, quien toma las riendas de la conversación todavía con cierto dejo de incomodidad. Emma es muy suave como para afrontar la acusación que parece estar por venir—. Alguien en la escuela la está chantajeando, Logan. No sabemos muy bien cómo, pero hemos visto que son las mismas fotos que ella te ha enviado con las que ahora la están amenazando. Así que dime, querido colega, ¿qué has hecho con esas nudes?

Mierda, mierda, mierda.

Al carecer de la información completa de lo que Nicholas ha estado haciendo desde el teléfono de Logan a mis espaldas con Abby, no puedo saber si las ha reenviado o si se las ha quedado para él. Quiero creer que no es tan hijo de puta como para difundir imágenes no aptas para todo público de la chica que lo tiene loco. Sería lo más estúpido del mundo.

Debe haber otra explicación. Mi hermano puede ser ingenuo, infantil y descuidado, pero no es una mala persona. Él jamás dañaría así a un tercero.

Exagero mi reacción para mostrarme disgustado.

—Yo... Eh... No puedo entenderlo. Jamás haría una cosa así para lastimarla. Puedo jurarles que esas imágenes no han salido de mi celular, chicos. Deben creerme —insisto en mi mejor intento. Oliver y Emma, de alguna forma, se muestran satisfechos.

—Te creemos, chico. Hemos visto como has tratado a Abby estas semanas. Pero debíamos preguntar, ¿no es así? Al fin y al cabo, sabemos muy poco de ti —declara Oliver. No está intentando ser bordé ni grosero, más bien solo informa una realidad.

—Entonces... ¿Cómo puede ser que esas fotos se hayan filtrado?

—No lo sabemos, Logan. Pero debemos ayudarla. Es nuestra amiga y nos necesita. ¿Estás con nosotros? —murmura Emma, como si de repente formáramos parte de un plan súper secreto.

—Encontraremos al bastardo que le está haciendo esto.

—Caiga quien caiga, Logan.

—Caiga quien caiga.

Y en aquella frase a simple vista carente de sentido, recupero la fuerza. Con un objetivo claro que resolver, puedo ocuparme de pensar en cómo ayudar a Abby y dejar de lado a Miles, el fútbol americano, la ceguedad de Nicholas, Grace y todos los fantasmas que me acechan.

Si hay algo que sé hacer bien es sacarle la mugre a la gente. Llegaré hasta el fondo del chantaje de Abby. Aún si eso deba significar enterarme de ciertos despojos que jamás habría deseado conocer.

¿Grace? ¿Nicholas? ¿El director Ferguson? ¿El entrenador McAllister? ¿Cristopher? ¿Jonah? ¿Miles? ¿El mismísimo Oliver o la mismísima Emma fingiendo? ¿La señora de la limpieza? ¿Un individuo desconocido? Si algo he olido de mis semanas en Blestville, es que todos siempre tienen un secreto que ocultar.

Y si para mantenerme a flote debo descubrirlos todos, que así sea.

Caiga quien caiga.

Recuerden que pueden comprar el libro en papel en muchas tiendas del mundo con una versión con nuevas escenas, epílogo, ilustraciones y muchos detalles más :)

Gracias por estar aquí, lo valoro muchísimo :D

Santeeh <3

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