17. La cabaña del bosque
Oh, searching for the truth
Found it hard to believe
Hope - Dubvision
VIERNES 11 DE OCTUBRE DE 2019
Vuelvo a despertar en un ambiente que me es completamente ajeno. Abro los ojos y veo un techo de madera. Estoy recostado sobre un colchón bastante cómodo, pero claramente no es el de mi hogar. Giro mi cabeza apenas para la izquierda y veo una pequeña ventana un poco más arriba. No llego a ver qué es lo que hay detrás. La pared lateral también está hecha de madera. Giro al otro lado, y ahí está Cristopher sentado sobre una silla mirándome expectante. No entiendo absolutamente nada. ¿Qué hago aquí? ¿Dónde estoy? ¿Dónde está Ben?
Intento levantarme bruscamente pero mi cuerpo no tiene la fuerza necesaria. Vuelvo a caer sobre mi cama como una bolsa de papa. Cristopher se acerca y me ayuda a reacomodarme.
—No te muevas. Te has desmayado en medio de la calle, amigo. Lo mejor será que descanses —dice convencido, volviéndome a tapar con la sábana. ¿Acaso ahora es mi papá o me perdí de algo?
—¿Qué hago aquí? —respondo con esfuerzo, porque parece que mi cerebro no tiene ganas ni de pronunciar la más mínima palabra.
—Te he traído hasta aquí porque no podía soportar verte así. No sé qué te ha hecho la loca de Grace, pero has desaparecido por una semana y a la siguiente te has transformado en un fantasma andante. Tú y Ben están en peligro. Estoy... estoy haciendo lo que debí desde el principio. Protegerlos.
Puedo inferir que Cristopher está seguro de sus palabras. A duras penas puedo analizar lo que me está diciendo. Siento el cuerpo como si estuviera a punto de prenderse fuego. No sé si es por el hecho de que he llegado a un punto límite de estrés físico y emocional, pero soy incapaz de llegar a alguna conclusión. Me siento impotente.
Ante mi silencio que sin dudas puede ser leído como una aprobación, Cristopher continúa:
—No espero que lo entiendas de inmediato, pero si en verdad quieres acabar con toda esta farsa y poder convertirte en una persona de verdad, lo mejor será que permanezcas aquí hasta que podamos diseñar un plan. Te traeré todo lo que necesites para que puedas sentirte a gusto y pronto podrás hablar con Ben —repite incesante el tono conciliador de sus palabras, como un juguete averiado—. Grace ahora está en problemas. Y si logramos encontrar la forma de darle donde más le duele, el calvario habrá terminado.
—¿Me vas a dejar acá solo? —atino a preguntar, en un intento desesperado por desarticularme de todo el drama por un segundo. No quiero escuchar más. No ahora, al menos. Estoy muy débil como para oírlo repetir unos dichos muy parecidos a los de Ben. ¡Y la cabeza me sigue retumbando!
—Tengo que ir a resolver unos asuntos para asegurarme de que estarás a salvo. Te traeré comida también. Solo tardaré unas horas...
—¡No me dejes, Cris! ¡Por favor, no me dejes! Tengo miedo de estar solo. Por favor, te lo ruego —digo cuando se aproxima. Lo tomo por el antebrazo con la poca energía que tengo.
Cristopher me mira empático, pero no parece conmovido por mis palabras. Realiza una expresión de pena, como diciendo «me gustaría, pero no puedo lidiar contigo ahora mismo».
—Descansa. Intenta cerrar los ojos. Verás que dormirás algunas horas y cuando te despiertes todo estará de maravilla. Yo ya estaré aquí y podremos hablar con más claridad, ¿qué te parece? —asegura sonando convincente.
—Ya no puedo estar solo, Cristopher —recalco. Vamos, escucha mis plegarias.
Cristopher se apresura a tomar las cosas. Seguro ha notado que no cambiaré de parecer y que debe hacer una salida rápida para que no lo tome de las piernas como una garrapata. Me encantaría hacerlo, pero me siento tan extenuado que ya he consumido todo lo que me quedaba intentando tomar su antebrazo.
—Debo irme, querido amigo. Cerraré la cabaña por tu seguridad. Vuelvo muy pronto. Descansa —señala Cristopher saliendo por la puerta de madera y cerrando desde fuera, dejándome completamente atrapado en una cabaña con una cama, una mesa con dos sillas, una pequeña cocina y una televisión vieja.
El silencio se vuelve apoderar de la escena. Esto claramente no es La Celda, pero no puedo evitar sentirme encerrado otra vez entre cuatro paredes. La inevitable calma que aparenta este lugar tampoco ayuda, porque eyecta el poder de la nada misma en mis sentidos, y eso me vuelve completamente loco.
—Donde está Ben ahora que lo necesito... —susurro.
Alcanzo a levantarme y veo que estoy en el bosque. Fantástico. No oiré el más mínimo sonido posiblemente en toda mi vida.
Me recuesto y empiezo a sollozar como un perrito al que han abandonado después de una larga vida a su lado. No veo como este secuestro no tan secuestro de Cristopher puede acabar con un buen resultado para todos los involucrados. ¿Y qué si tal vez acabar con Grace no es mi prioridad? ¿Y qué si todavía no estoy tan seguro de continuar mi adolescencia sin una figura como ella a mi lado? Si algo he aprendido esta semana es que debo dejar de juzgar a las personas. No fue hasta que escuché a Ben decir cuanto admiraba y apreciaba a Miles que entendí la esencia de su relación. Entonces, si yo he podido hacer eso, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con Grace? Sentarnos a hablar como personas civilizadas y sacarle la verdad, sea cual sea. Detrás de toda esa pantalla debe haber una persona de carne y hueso. ¿Quién en su sano juicio podría si no hacer sufrir a su sobrino preferido de tal manera?
No sé si deliro. No sé si me estoy haciendo una broma a mí mismo, pero antes de que pueda notarlo, mis razonamientos se vuelven difusos y caigo rendido ante el sueño como un efecto de lo que mi cuerpo y mente me están pidiendo a gritos: un descanso.
***
—¿Nicholas? ¿Estás bien? —pregunta Cristopher tocando mi hombro. Vuelvo a despertar, como por quinta vez en el día. No tengo idea qué hora es ni cuánto tiempo ha pasado.
Cristopher viene con unas bolsas. Agradezco el gesto. Mi estómago ruge de la desesperación por ingerir cualquier cosa que pueda levantarle los niveles de energía.
—Sí, sí. Al final tenías razón. Lo único que necesitaba era descansar. Me siento mucho mejor —respondo sincero. Tengo otras vibras. Incluso podría decir que veo como una pizca del Nicholas del pasado quiere asomar cabeza. Se siente increíble—. ¿Qué hora es?
—Las siete. Dormiste toda la tarde, ¿eh? Guau. Sí que estabas exhausto —comenta, y me hace un ademán para que me acerque hasta la mesa redonda que está a unos metros—: Ven, vamos a cenar.
Cristopher saca lo que parece una ensalada caesar recién comprada y coloca en la mesa de madera todo lo necesario para poder cenar con cierta normalidad. Me atraganto con la comida sin pronunciar palabra. No tenía hambre, ¡estaba cagado de hambre! Poco a poco me voy saciando y puedo permitirme pensar más allá de mis necesidades primitivas. Cristopher está expectante en una posición defensiva, como sabiendo que cualquier cosa puede salir de esta conversación.
La situación me es completamente adversa. Estoy solo en una cabaña del bosque con Cristopher por razones que no acabo de comprender. Estoy lejos de Ben, de Grace, de Abby y del fútbol americano. No sé cuánto tiempo tendré que pasar aquí ni tampoco en qué condiciones. Pero, por alguna razón, Nicholas Moore está encendido. La sangre fluye por todo mi cuerpo y estoy inquieto. Mi cerebro se ha reactivado y puedo pensar con claridad. No he tenido pesadillas en esa siesta de varias horas y los demonios de La Celda tampoco me han perseguido. No sé si debo atribuírselo a Cristopher o a esta cabaña que ejerce algún tipo de efecto protector, pero de una forma u otra estoy agradecido. Me siento vivo otra vez. Por primera vez en más de dos semanas, puedo sentirme pleno.
Sonrío antes de comenzar mi conversación con Cristopher.
—Sé que siempre he sido el más idiota de los dos, amigo. Ben es diez veces más inteligente que yo, más capaz y más despierto para notar cosas que yo... bueno, cosas que yo ni siquiera puedo empezar a analizar. Pero quiero decirte que he cambiado. Grace me ha cambiado. Me han pasado cosas, y creo que nunca volveré a ser exactamente el mismo. Así que te pido por favor, si en serio me aprecias al menos un poquito, no juegues conmigo. No quisiera perder a otra persona más en todo este embrollo.
—¿Embrollo? ¿Es esa la palabra que vas a usar para llamar a los abusos?
No me gusta el tono con el que formula la pregunta. Mantengo la calma, porque sé que no ha sido malintencionado.
—Si pretendes tenerme aquí por tiempo indeterminado y que no salga pataleando o que me pegue un tiro en la cabeza, será mejor que me digas la verdad ahora mismo.
—Ya te lo he dicho, quiero protegerte a ti y a Ben.
—No me lo creo.
—¿Por qué?
—Ben me ha enseñado que no debo creer todo lo que la gente me dice. Así que dime, ¿qué tienes para ocultar?
—Nada, amigo. Yo he estado a tu lado siempre, ¿recuerdas? Este solo es un intento drástico de intentar que puedas tener una vida normal.
—Exactamente. Has estado a mi lado siempre, ¡pero nunca me has dicho por qué! Y cuando me atreví a preguntártelo, corriste como un marica. Te lo he dicho Cris... ¡Deja de mentirme! —mascullo no tan ofendido como puede parecer, sino más bien intentando marcar un punto para no verme avasallado.
—Te lo diré, solo cálmate. —La manipulación resulta exitosa. Ya no seré la mascota—. Esto es muy difícil para mí, Nicholas. Debes saberlo. Y solo... solo te lo estoy contando porque sé que eres una buena persona y que me apoyarás a salir de todo esto tal cual yo he hecho por ambos.
Mentira. Sabe que tiene que decírmelo para mantenerme controlado.
—¿De qué estás hablando? —digo preocupado. Cristopher se encoge de hombros y se prepara para contar lo que parece ser una bomba colosal.
—Jonah es mi primo.
—¿¡Qué!?
—Déjame explicarte, por favor —contesta—. Perdí a mis padres hace mucho, igual que ustedes. Desde ese entonces he vivido aquí en Blestville, en la casa de mi tío con Jonah... mi primo. O algo así. Él es la oveja negra de la familia, ¿sabes? Mi tía no puede tener hijos y a él lo han adoptado. Nunca lo supo, pero sé que sería devastador si se enterara. Para mi tío, yo soy su hijo legítimo. Jonah siempre ha hecho desastres en la escuela y no hizo más que deshonrar el nombre de su familia. No mucha gente sabe que soy su primo, aunque tampoco es cualquier secreto. Solo que la comunidad le tiene mucho... respeto a la familia Watson. Nadie siquiera pensaría meterse con ellos. Así que las personas se alejan cuanto pueden de nosotros cada vez que ven peligro porque saben el poder que lleva mi tío sobre sus hombros. Si se supiera que él es adoptado, sería un desastre para su imagen. Pero hay algo aún peor... algo que.... Oh, Dios. No puedo ni siquiera decirlo.
—Escúpelo. No te juzgaré. Lo peor que puede pasar es que me dé síndrome de Estocolmo y me enamore de ti —bromeo para matar la tensión. Es la primera idea creativa que he tenido en semanas.
—Hay un secreto que guardan los Watson que, de conocerse, afectaría mucho más que la imagen pública de la familia. De conocerse, estarían todos presos. Yo incluido, Nicholas.
Miro a Cristopher comprensivo. Yo, en el mientras tanto, respeto su espacio al mismo tiempo que temo por lo que me puede llegar a decir.
—Jonah y yo nos metimos en un lío muy gordo. No... no estoy listo para decírtelo. Pero mi tío se ha asegurado de borrar todo indicio de lo que ha sucedido excepto uno, del que soy culpable. Y por eso estoy aquí, en esta situación, completamente límite. No fui capaz de desligarme de lo que había hecho. La culpa me carcomía.
—Creo que no te entiendo.
—Hemos cometido un crimen, Nicholas. Mi pasado me persigue. Mis errores ya no pueden remediarse. Y ahora... ahora estoy pagando las consecuencias.
Anonadado ante todo lo que estoy escuchando, solo me sale pronunciar una pregunta que puede sonar un tanto insensible:
—¿Y cómo se relaciona todo esto con que estés aquí secuestrándome? ¿Por qué nos has ayudado? ¿Por qué trabajaste para Grace todo este tiempo? No veo relación alguna, mi amigo.
—Grace consiguió esa prueba de la que yo no me pude liberar. Si no hacía lo que le pedía, lo publicaría por todas partes y haría pedazos la vida que tanto he intentado reconstruir. No podía permitirlo ni por mí, ni por Jonah ni por mi tío y nuestra familia que tanto han luchado por salvarnos la vida de un error sumamente estúpido. Así que fui tu guardaespaldas y te protegí, sonreí y fingí, porque al final era lo que hacía falta para salvarme el pellejo. Y aquí estoy, contándote la verdad que me tanto me ha hecho añicos.
No pronuncio palabra. No pronuncio el más mínimo gesto.
—¡Di algo!
—Pues, tu verdad es una puta mierda.
¡Y se va el 17! ¿Qué piensan sobre la evolución de Nicholas? Al final no es tan mascota después de todo. ¿Y el secreto de Cristopher? ¿Qué es lo que habrá hecho junto a Jonah?
Ojalá estén disfrutando esta versión borrador. Qué emoción saber que la están pudiendo leer!!
Santeeeh <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro