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10. Ave enjaulada


Capítulo 10.

Ave enjaulada


Me despierto con la sensación de no haber dormido en toda la noche. Los recuerdos de los besos, especialmente el último, se aferran a mi mente como una melodía persistente. Ochako se quedó dormida en mi hombro después de beber demasiado, y aunque intenté acomodarla en su cama, terminé durmiendo en el sofá. Ahora, con el sol filtrándose por las cortinas, me levanto temprano con la intención de sorprenderla con el desayuno.

La cocina parece demasiado vacía cuando abro el refrigerador. Solo encuentro algunos ingredientes básicos, así que decido salir al supermercado antes de que Ochako despierte. La idea de cocinar para ella me llena de emoción, pero también me deja nervioso. ¿Qué pensará de mí después de lo que sucedió anoche?

Finalmente, el desayuno está listo. Coloco todo en una bandeja y me dirijo hacia el dormitorio de Ochako. Su puerta está entreabierta, y puedo verla recostada en la cama, aún adormecida. Me acerco con cuidado, tratando de no despertarla bruscamente.

—Ochako, buenos días —digo suavemente mientras coloco la bandeja sobre la mesita de noche.

Ella parpadea lentamente, todavía somnolienta, y luego su rostro se ilumina al ver el desayuno.

—Midoriya, ¿has hecho todo esto para mí? —Pregunta con una sonrisa adormilada.

Asiento con una sonrisa, sintiendo un nudo de nervios en mi estómago. ¿Cómo responderá cuando se dé cuenta de que no mencioné nada sobre lo que pasó anoche?

—Sí, pensé que te gustaría un buen desayuno para empezar el día —respondo, tratando de sonar despreocupado. —Oh, casi lo olvido —digo mientras saco del bolsillo un frasco de plástico con pastillas —por si te duele la cabeza —dejo el frasco en el mueble.

Ella asiente, agradecida, y comienza a comer mientras charlamos sobre trivialidades. Cada vez que nuestra conversación se desvía hacia el beso de anoche, siento un escalofrío recorrer mi espalda, pero Ochako no menciona nada al respecto.

Después del desayuno, me levanto para recoger los platos y llevarlos a la cocina. El silencio entre nosotros se vuelve incómodo, y me pregunto si debería abordar el tema directamente. Sin embargo, algo en mí se niega a enfrentar la posibilidad de que el beso haya sido solo un impulso del momento, alimentado por el alcohol.

Y eso, me causa conflicto, ya que para mí fue importante, y para mi jefa pareciera como si no hubiera pasado, y si pasó, solo lo quiere ignorar.

«Está bien, hay un contrato de por medio»

Decido posponer la conversación por ahora y me concentro en mis responsabilidades laborales. Tengo que ir a la oficina, pero antes de irme, me doy cuenta de que no puedo presentarme con la misma ropa del día anterior, oliendo a vino. Ochako me comprende y me permite llegar una hora tarde para que pueda darme una ducha rápida y cambiarme.

Una vez en mi habitación, entro al baño, me quito la camisa, pero noto algo muy peculiar, en la parte de atrás de mi hombro se encuentra una mancha color rosa pálido, acercó mas la camisa para apreciar mejor la pequeña mancha, y un aroma a cereza invade mis sentidos, cierro los ojos, y el recuerdo de ayer llega a mí, como si fuera un pequeño fragmento de una película, reviviendo el beso.

Aquellos labios suaves y deliciosos, no puedo evitar suspirar y arrugar mis cejas, arrojo con fuerza la camisa hacia el cesto de ropa sucia, no debería de pensar mas sobre lo que sucedió.

¿De que me sirve torturarme con un beso que para ella no tiene importancia?

De nada sirve, no importa si Ochako era consciente de eso, no debe haber nada entre nosotros. No se como pude ser tan idiota.

—Se que esto pasaría de una forma u otra. Nunca he tenido una relación y fingir vivir una me haría confundirme —pase mis manos por mis cabellos, sentía frustración. —Es un sentimiento pasajero, Izuku, esto quedara en el olvido pronto —esperando que diciendo eso en voz alta me ayude a convencerme.

Pasaron los minutos, gracias al agua fría sobre mi cuerpo me ayudó a relajarme, pensar con claridad y calmar mis pensamientos. Me viste con una camisa roja y mi característica pantalón formal negro, conduje hacia la empresa. Salude a Mina con un gesto de mano, ella hizo lo mismo, estaba en una llamada.

Dejé mi maletín sobre una de las sillas que están en frente de mi escritorio, encendí el computador y en lo que el programa cargaba me senté en la silla y comenzaba a ver mis pendientes.

Escuchó unos toquecitos sobre la puerta, alzo la mirada y se trata de mi hermana de otra madre. Mina entro después de que yo asentí, dejé unas carpetas sobre la mesa.

—Son los pagares de los departamentos, quieren que le eches un vistazo para saber que las cifras estén correctas —me dice con una sonrisa.

—Para eso necesito los documentos originales de cada departamento —respondo sin mirarla, y comienzo a abrir las carpetas —Mina, necesi... —guardo silencio cuando mis ojos miran una carpeta amarilla que Mina puso sobre las hojas que veía. La mire a los ojos.

—¿Qué pasa? El trabajo de una secretaria es estar unos pasos delante de mi jefe, ¿soy la mejor no? Te traje los documentos originales para que los compruebes.

Le sonreí.

—Eres la mejor —guiñe un ojo.

—Por cierto, debemos salir a tomar, quiero que me cuentes como va tu relación falsa —ante el tono alegre de Mina, mi corazón se acelera cuando por un instante recuerdo la cercanía de Ochako sobre mi pecho, su aroma, el maldito beso.

«Mierda, no —cierro la carpeta y me toco el puente de la nariz —no lo quiero recordar»

—¿Midoriya, estas bien? —La voz preocupante de Mina me hace reaccionar, la miro y asiento, pero ella confundida arruga sus cejas. —¿Por qué llegaste una hora tarde después de la jefa? —Mi silencio solo provocó en ella sorpresa —¡¿tuvieron sexo?!

Sentía mi sangre llegar hacia mi cabeza, sobre todo en mis mejillas, mis orejas estaban calientes. ¡Dios, no! Jamás pasaría eso.

—¡Mina Ashido! —Dije molesto sin poder controlar mi rostro rojo. Ella se asustó un poco. —Nada paso entre nosotros, no quiero ni una sola palabra tuya recorriendo los pasillos, si escucho un rumor absurdo no solo te hare sufrir, mi jefa también castigara.

Mina voltea los ojos y suspira afligida.

—¡Bien! —Responde mientras se cruza de brazos. —Pero, ¿entonces porque te pones rojo? —Murmura, en un tono un poco alto para que yo la escuche, simplemente la miro con molestia. Me entrega una pequeña nota, un post-it color rosa, la elegante caligrafía de mi secretaria contenía el número telefónico.

—¿Y esto? —Arqueo una ceja mientras giro mi muñeca que sostenía el post-it. —¿Terminaste con Kirishima y ahora este es uno ligue?

La cara de horror de Mina me pareció graciosa y reí un poco.

—¡No! —Dijo con preocupación, suspiró y relajo su respiración. —El y yo estamos muy bien. Cuando no estabas este numero llamó, preguntó por ti, tranquilo, esta vez pregunte de quien se trataba, y —se llevó su mano a su mentón —no me quiso decir su nombre, simplemente me dije que tiene un porcentaje grande en esta empresa y que sea que le regreses la llamada.

—Mi vida era normal antes de conocer a Ochako, ahora hay mucho misterio y contratiempos.

—Bienvenido a tu vida amorosa, no importa que sea falsa, los problemas serán reales —se retiró de mi oficina con una sonrisa.

Observe con detalle el papelito, suspire con cansancio, tome el teléfono de la oficina y procedí a marcar los diez dígitos del papel. La llamada entro, se escucha el timbre al menos unas dos veces y levantan el teléfono.

—¿Buenos días? —Saludo con duda.

—Buenos días, Midoriya.

La voz al otro lado de la línea resonó con una profundidad que denotaba años de experiencia. Su saludo fue firme pero amable, con un matiz de familiaridad que solo viene con el tiempo. Arquee una ceja confundido.

—Disculpe, ¿con quién hablo? Mi secretaria me dijo que no le quiso dar su nombre, pero mencionó que tiene usted acciones en la empresa, cualquier asunto administrativo se debe comunicar con la presidenta.

El hombre mayor hizo una pausa, como si estuviera analizando la situación desde su lado de la línea. Un ligero tintineo resonó en el fondo, indicando que estaba en algún lugar donde la porcelana chocaba contra una mesa.

—Si eres Izuku Midoriya, vicepresidente financiero, entonces mis asuntos solo tu los puedes arreglar, no veo la necesidad de molestar a mi nieta.

Sentí que mi corazón se detuvo por un instante, apretando con fuerza el teléfono de la oficina mientras procesaba la revelación. La persona que pedía hablar conmigo era nada menos que el fundador de la compañía Uraraka, el abuelo de Ochako. Sus palabras resonaron en mi mente, revelando la intrincada red de relaciones y poder que parecía envolver a Ochako y a todos los que la rodeaban.

—Usted... —hice una pausa mientras pasaba mi mano por mis cabellos.

—Soy el accionista mayoritario de esta compañía. Midoriya, tengo curiosidad sobre ti, te espero en mi casa, debemos hablar sobre negocios.

Dicho y hecho, al terminar la oración el fundador finalizó la llamada sin dejarme poder decirle algo al respecto. ¿Una persona como yo, qué le podría ofrecer a una persona que es dueña de una empresa?

Esta sensación sobre mi pecho me hacia dudar mucho de las intenciones del fundador. Recordar el comportamiento de Ochako cuando hablaba sobre su abuelo me hace pensar que el señor es autoritario, de mente cerrada y arcaico. No por nada esta a favor de un ridículo casamiento entre su única nieta y ese imbécil de Neito Monoma.

«¿Debería de contarle a Ochako sobre esto?»

El sonido de una campana me distrajo de mi indecisión, mire hacia el monitor de la computadora, al parecer tenia un nuevo correo en mi bandeja de entrada. Hice una mueca, no era nada estúpido, sabía que, así como sabia de mi nombre, mi puesto y numero de celular, era evidente que también tenia conocimiento sobre mi cuenta en la empresa.

<Mr. Uraraka>

Joven Midoriya, lo espero en mi residencia. Esto es un asunto entre nosotros, no involucre a mi nieta en esto. No me decepcione.

Debajo de ese mensaje, me adjunto una foto de su casa —por no decir mansión— y un enlace de una página de Google Maps.

—Ah —suspire tocando el puente de mi nariz —esto cada vez se pone mas peor —me gire un poco sobre mi silla. Mire por instante el techo de mi oficina, relaje mis músculos —entre más rápido vaya, mas rápido me desharé de este desastre. —Tome el teléfono de la oficina y marque —Mina —llame en un tono cansado —saldré para reunirme con el hombre de negocios, me tardare un poco.

Sali de mi oficina, en el largo pasillo no pude evitar detenerme a unos cuantos pasos de la puerta de la oficina de Ochako. Simplemente quería verla, ni si quiera sabia que decirle, con una sonrisa suya me conformaría. Seguido con ese pensamiento, camine hacia la oficina, pero apunto de entrar, no lo hice, el frio metal del picaporte me hizo darme cuenta que debía irme.

¡Por Dios, estoy enamorado de esa mujer! Y me encanta la idea de pasar tiempo con ella, pero me duele al mismo tiempo saber que ella no siente nada por mí, le dije que me podría usar como quisiera, pero no se si ella recuerde eso, porque si no recuerda el segundo beso, mucho menos la forma tan sincera que se abrió conmigo contándome sobre su pasado.

Poner distancia lo veo complicado. Solo es trabajo, un negocio más, y el contrato es la prueba de eso, nunca fue nada serio.

Solté el picaporte y me dirigí hacia el ascensor.

Después de un largo trayecto, posiblemente unos 20 minutos del trabajo a la residencia del mayor accionista de la empresa. Me encontraba en mi auto mirando el gran portón negro, a los segundos se abrió, dejándome entrar, aparque mi carro en la acera donde había ya un auto ahí. Un carro Genesis X Concept GT Eléctrico —había leído un artículo de autos más cotizados por jóvenes millonarios— color plateado, brillaban demasiado por lo limpio y pulido, juraría que había salido de la agencia.

Me baje de mi auto, sin sentirme intimidado, ya tenia una idea de hacia donde seria la conversación. Aunque debía de admitir que la casa, la fachada si es muy bonita. Me abrieron la puerta principal para entrar a la casa.

—Bienvenido, el señor Uraraka se encuentra en su estudio, con gusto lo llevare —me recibió una mujer. Asentí y la seguí.

Una casa muy amplia y espaciosa, la señorita se detuvo frente a una puerta indicándome que ahí se encontraba el abuelo de Ochako. Aspire profundo, toque la puerta y escuche que podría pasar.

El fundador de la compañía de construcciones se encontraba leyendo un libro, no se veía de tan avanzada edad, podría ser que tenga entre 70 y 80 años, la habitación es grande y espaciosa, había una pequeña sala en el centro, unos libreros llenos en ambos lados de la pared, el escritorio seguido de unos muebles decorativos y una vitrina de vidrio con licores.

—Joven Midoriya —menciona mi nombre con una sonrisa ladina, deja su libro en el escritorio y con un gesto de mano me indica que tome asiento —¿Sediento? —Mira su vitrina, lo que me hace hacer lo mismo una vez que tome asiento —una basta colección de los exquisitos licores, pero prefiero consumir el sake.

—No —niego con la mano —estoy bien. Como vera aun son horas laborales, después regresare a mi trabajo —carraspeé un poco.

El fundador asiente de forma lenta, sin quitarme la mirada, puedo sentir como me inspecciona.

—Sin duda el retiro de nuestro antiguo vicepresidenta le ha sentado bien. Escuche que ahora pasa mas tiempo con sus nietos.

Asentí mientras movía mis labios.

—Es bueno saber que el señor Takemushi goza de una excelente salud y pasa tiempo con sus nietos, no me sorprende, después de todo siempre se ha preocupado por la felicidad de sus nietos —sonreí amenamente.

El fundador se cruzo de brazos, suspiró un poco.

—No alargare esto, Midoriya. Monoma me ha comentado cierto detalle que ha ocurrido en la vida de Ochako. ¿Cómo te atreves a seducir a mi nieta para alcanzar un puesto tan alto en la compañía? No tienes ni la edad suficiente ni la experiencia para tener ese merito —me miraba firmemente.

A pesar de su penetrante mirada, no me deje intimidar, sabia que tarde o temprano tendría que pasar. Que me enfrentaría al abuelo de Ochako, pues ella me lo había advertido.

Me lleve mis dedos al puente de mi nariz.

—¿Y cree que es sensato comprometer a Ochako a un matrimonio forzado solo por un negocio? ¿Tratarla como un activo? Ella tiene derecho a elegir si quiere casarse con ese imbécil, pero forzarla a un matrimonio sin amor... —Veía cómo fruncía el ceño mientras hablaba—. ¿Le importa lo que ella piensa, lo que desea? ¿Alguna vez ha pensado en su felicidad? Porque lo dudo.

El fundador aprieta los dientes y se ríe cínicamente. Se levanta de la silla de caoba, saca una pequeña botella rectangular de vidrio y se sirve un trago del líquido color café.

—Tienes agallas, eso me gusta; de lo contrario, esto sería aburrido. —Bebe con delicadeza, sin borrar su sonrisa cínica—. Ochako, mi nieta, parecía muy feliz junto al joven Monoma, hasta que tú interferiste.

—La razón por la que Ochako parecía feliz era porque se convenció a sí misma de amar a alguien que usted eligió. Pero, por desgracia, ese hombre no es digno de ella. Neito ahora está con otra mujer, y muchas veces le fue infiel. Ochako simplemente se cansó.

—Esperaba que al menos uno de los dos tuviera afecto por el otro. Es un matrimonio de conveniencia, así como el que arreglé con mi hijo. —Suspiró con pesadez—. Fue un golpe descubrir que no tendríamos un heredero varón en la tercera generación. Las mujeres son débiles, vulnerables y se dejan guiar por sus emociones. —Apreté mis puños y fruncí el ceño. ¿Cómo podía hablar así de su propia nieta? —Pensé que hacerla presidenta de mi compañía la haría madurar, pero no se puede hacer nada. Por eso, una vez que se case con Monoma, él asumirá la presidencia.

—¿Sabe? —Sonreí un poco y pasé mi mano por mis cabellos—. Yo lo admiraba. Leía las revistas de finanzas donde un hombre se esforzaba tanto para levantar los cimientos de su propia empresa. Me inspiró para ser alguien. —Lo miré directo a los ojos—. Pero usted es una persona de doble cara. Ante los medios, es caritativo, ayuda a otros, sonríe, pero en privado es simplemente un hombre más que critica y tiene un pensamiento arcaico. No puede aceptar que su nieta ha hecho un mejor trabajo que usted, y es demasiado orgulloso para reconocerlo. Ve a Ochako como una herramienta, sin importar si ella sale lastimada. Usted se quedará solo. —Me puse de pie —. Si lo único que se interpone entre esa horrible vida de Ochako soy yo, le aseguro, que nunca me alejara de ella. Monoma Neito no se casará con Ochako. Ahora ella y yo tenemos una relación, y la protegeré tanto de ese cretino como de usted.

Camine hacia la puerta a paso rápido, no podía soportar esta injusticia.

—Has cometido un error Midoriya. —Me detengo en el momento de tocar el picaporte de la puerta. —Eres solo un empleado de clase baja, ¿Y si mi nieta solo te usando para darle celos a Monoma? Eres reemplazable

Bajé la mirada por un momento, sintiendo el peso de sus palabras. Era precisamente eso. Me está usando, así comenzó todo. Fingir que somos novios para darle una lección a ese patán. Pero ahora, sabiendo la verdad, puedo aceptarlo. Ochako simplemente me está usando, y no me importa. Esto ya no se trata de seguir con el contrato; es un asunto más serio. No puedo dejar que lastimen a la mujer que amo. Levanté la cabeza y lo miré directamente a los ojos.

—Puede que piense que soy reemplazable, solo un empleado de clase baja. Pero no entiende nada. Lo que tengo con Ochako es real, y no voy a permitir que la lastimen. No me importa lo que diga sobre mi posición. Lo que me importa es ella, y lucharé por su felicidad. Y si tengo que enfrentarme a usted, a Monoma o a quien sea para protegerla, lo haré sin dudar.

Salí de la habitación molesto, con el corazón latiendo con fuerza y la cabeza llena de pensamientos confusos. ¿Debía decirle a Ochako lo que su abuelo había dicho? ¿Debía revelarle la verdad sobre cómo me veía ese hombre? Mi mente era un torbellino de emociones mientras caminaba por el largo pasillo, sin prestar atención a dónde me dirigía.

De repente, me encontré frente a una puerta desconocida. Sin pensarlo mucho, la abrí y entré. La habitación estaba envuelta en penumbra, con solo un rayo de luz colándose por la ventana parcialmente cubierta. Miré alrededor y vi que las paredes estaban adornadas con pinturas de tonos grises y melancólicos, transmitiendo una profunda sensación de tristeza y soledad.

Me acerqué al escritorio que estaba en un rincón. El polvo cubría su superficie, indicando que no había sido usado en mucho tiempo. La curiosidad me impulsó a abrir los cajones uno por uno, buscando algo que pudiera darme una pista sobre la naturaleza de la habitación.

En el último cajón, encontré un libro de pasta dura. El libro contenía páginas amarillentas por el tiempo, pero para mí sorpresa las páginas eran escritas con tinta de bolígrafo y aún estaba legible la escritura. Lo sostuve entre mis manos, sintiendo el peso de las palabras que contenía, y me pregunté si debía leer el contenido. La curiosidad y la necesidad de entender más sobre este lugar y su conexión con Ochako me impulsaron a comenzar a leer, por eso mismo, eligiendo una hoja al azar, me adentre a la misteriosa lectura:


Hoy me enteré de algo que me aterra más que cualquier cosa que haya enfrentado antes: estoy comprometida con Neito Monoma. No lo conozco, apenas he oído su nombre y ahora se supone que debo casarme con él. Mi abuelo está completamente de acuerdo, como si esto fuera simplemente un paso más en su gran plan para la familia. Mi padre no dice nada, solo se queda en silencio como siempre. Mi madre... aunque sé que quisiera apoyarme, su opinión no vale mucho en esta casa.

Odio cómo han manejado mi vida. Me siento como una muñeca, una simple marioneta que pueden controlar a su antojo. Me dicen qué hacer, cómo vestirme, qué debo comer y con quién debo relacionarme. Y ahora, un matrimonio forzado. No puedo soportarlo más.

Estoy llegando a mi límite. La desesperación y la impotencia me consumen cada día un poco más. La única salida que veo, la única manera de sentirme libre aunque sea por un momento, es tomar una dosis extra de mi medicamento. Al menos así, en el último aliento de mi vida, podría experimentar la libertad que siempre me han negado.

No sé cuánto más podré aguantar. Siento que cada día es una lucha constante, una batalla que no puedo ganar. Tal vez, simplemente no valga la pena seguir luchando.


Escucho el suave golpe sobre la puerta lo que me hace levantar la mirada del libro, la puerta la había dejado abierta, para mí sorpresa no era la misma señorita que me había atendido al llegar.

En este caso, una mujer de una edad como la de mi madre se encontraba parada a un lado de la puerta. Su semblante cansado, mostraba una pequeña sonrisa, la mujer de vestido largo color crema, cabello castaño corto, me hacia recordar a cierta persona.

Cerré el libro y lo dejé en el escritorio.

—¿Es usted la madre de Ochako?

La señora asiente de forma lenta. Se adentra a la habitación, mira por todos los angulos y suspira.

—Esta solía ser la habitación de mi hija. Antes vivíamos todos en esta casa, al inicio me negué, pero mi esposo insistía, no sabía que en esta gran casa Ochako la pasaría mal —se llevó su mano a su pecho. —Mire que estabas leyendo su diario —se limpia una pequeña lágrima.

Trague saliva de forma rápida, no sabía que decir. Estaba avergonzado, podría jurar que ahora mismo tenía un tono rosa en mis mejillas.

—No quería leerlo... —baje la mirada, después mire a la madre de Ochako —solo tenía curiosidad por saber cómo era la vida de Ochako.

—Mi hija siempre se mostraba muy feliz, y lo era, si tan solo mi suegro no fuera tan controlador y no se metiera en su vida —se sento en la orilla de la cama, con un movimiento de cabeza me indicó que la acompañará. —Se quien eres. Sales en las fotos de mi hija en su red social, ustedes se adoran, de eso estoy segura —me tomó de la mano, me sorprendí y la mire a sus ojos castaños, su rostro tenía un par de arrugas, debió ser una carga pesada mirar y no poder hacer nada. Mostré una pequeña sonrisa. —Lo que tienen es especial, así que por favor, no permitas que se case con Monoma Neito —apretó mi mano en forma de súplica. —Él nunca la hará feliz, pero tú sí. Neito está aquí, está conversando con mi suegro para presionar a Ochako que tome su rol y haga crecer más la fortuna de los Uraraka casándose con Monoma Neito. Ochako es tan buena, siempre piensa primero en los demás que en ella misma, si mi suegro la amenaza con hacerme algo, ella va a ceder y no puedo permitir que le hagan lo mismo que a mí —hablaba con voz quebrada mientras un par de lágrimas recorrían su rostro.

—Señora —murmure, —le prometo que haré todo lo posible para que Ochako tenga una vida feliz, sin la presión de su abuelo. No dejaré que se case con él. La amo y no la voy abandonar.

—Gra-gracias —susurró con una sonrisa. —Mi hija merece una vida de felicidad y amor. Se que tú podrás dársela, Midoriya.

Jamás podría haber imaginado que mi primer amor sería tan complicado, como si estuviera viviendo en una película de Hollywood.


Si alguien me hubiera dicho que mi primer amor se desarrollaría de esta manera, habría pensado que estaban exagerando o bromeando.


Pero todo esto es real. La situación de Ochako, mis profundos sentimientos por ella... y no me importa si ella no siente lo mismo por mí. Quizás todo esto fue una hermosa coincidencia: llegar tarde a la oficina, escucharla llorar y aceptar este trato.

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