18. Eliette y Anny: La malignidad personificada.
Horas antes, Anny y yo quedamos en llamarnos cuando nos quedásemos libres de nuestras tareas.
Por el horario, mi amiga debía de estar saliendo del gimnasio. No me equivoqué al recibir un mensaje de WhatsApp de ella.
Anny:
En diez minutos estoy en el ordenador.
Eliette:
¿Ya llegaste a casa?
Anny:
Si. ¿Estás sola? O... ¿hay pichurrinas rondando?
Me tapé la cara y solté una risotada.
Eliette:
No hay pitusas por la costa.
Anny:
¡Fenomenal! Tenemos que aprovechar, que vienen MariChocho y MariPili y no se puede hablar.
Dejó de estar en línea y yo le di oportunidad para que encendiera el ordenador. Conecté el Skype y me senté en el sofá.
La sorpresa me la llevé cuando una notificación de llamada empezó a sonar y lo primero que vi en la pantalla fueron sus pechos —cubiertos por el sujetador, de momento no estaba haciendo topless—. Se le notaba la piel como si se acabara de duchar.
—¡Anny! ¡Pero qué exhibicionismo es este!
Mi amiga recolocó la cámara bien del portátil y lo puso sobre su escritorio de la habitación.
—¿Qué pasa? ¿No puedo hacerle un stripteases a mí amiga? —se alejó un poco del objetivo y empezó a bailar sensualmente.
—Por poder... puedes —me carcajeé.
—¡Rollo bollo al poder!
Me entró la risa tonta.
—Unos churros no estarían mal ahora.
—¿Perdona? ¿Vas a cambiar ésta escultura del arte por una porra antequerana? —se señaló de pies a la cabeza.
—Miarma, eso es una sopa fría de Antequera imitación del gazpacho tradicional.
—Yo que sé... —se hizo la pensativa—. Yo si que estaría rica con la porra esa por lo alto.
—Propónselo a Henry... igual y se ofrece a limpiarte a lengüetazo tendío.
—Pues no estaría mal —movió las pestañas coqueta.
—¿Qué haces despelotada?
—En vez de ducharme en el gym, me di una ducha rápida aquí para que mi churri me viese bonica. Y para no hacerte esperar, te llamé mientras elegía que ponerme.
—Que bien elegí cuando te di el título de compañera de vida.
—¿É o no é? Qué portento de amiga que gastas —mencionó mientras se ponía un vestido ajustado de colores.
—Ji home —me reí—. La mejor.
Anny se acomodó en la silla del escritorio y me miró a través de la pantalla.
—A ver... empecemos.
—¿Por dónde? ¿Qué tema primero? —le cuestioné.
—Primero por el tema importante que tengo novedades.
Supe al instante a qué se refería.
—Cuéntame. ¿Cómo vas con el otro gilipollas?
—Ajax, primer punto.
—¿Sabes ya el local que es?
—Si, de hecho —sacó un plano de un cajón controlando los puntos de acceso del local.
El imbécil había construido con la ayuda de un préstamo un bar de copas.
—¡Sublime! Cuéntame más.
Anny me pasó el archivo por PDF al correo y lo observé. También me adjuntó una lista de los trabajadores que iban a estar y los puntos ciegos.
—Qué organizada es, siento una gran admiración —me reí.
—No lo dudes, te habla la reina de las libretitas de colores, de los post-it, rotuladores y pegatinas adhesivas. Tengo un gran arsenal de artillería, no lo olvides.
—Como olvidarlo, muchas veces te falta cajón para almacenarlo y me invades alguno mío.
Las dos nos aguantamos la risa pero finalmente no pudimos soportarla más.
—A lo que vamos.
—¿Cuál es el plan? —pregunté.
—El inicial —recapituló—. Tengo un conocido que trabaja con pirotecnia.
—¿Le vas a hacer un favor inaugurándolo con fuegos artificiales? —hice un mohín.
—Si, se lo celebraremos cuando todos se hayan ido.
—¿Cómo?
—Lo convertiremos en cenizas en un periquete.
Di un saltito sin mover el ordenador y ella sonrió.
—¡Me encanta!
—Mira que somos malas, ¿eh? —se mondó—. Pero quien se la hace a mi amiga, nos la paga.
—Te amo, hermana —le dije sincera—. No hay nada peor para él que eso.
—Yo también a ti —prosiguió—. Exacto, y al otro... tampoco le irá mal —planificó mi amiga mentalmente.
—¿Has encontrado pruebas de la infidelidad?
—Si, estas serán enviadas después de la boda —pausó la frase—. Justo después de que se muden a vivir juntos.
—Un golpe más leve.
—Pero que le arruinará la vida al señor Aiden.
—¡Todo va a salir de perlas!
—Eso es —me pasó un enlace más por dónde podría controlar los dos momentos que serían grabados cuando ocurrieran.
Me guardé toda la información importante que había enviado y la volví a mirar.
—Bueno, ahora dejemos de lado las maldades y hablemos de los Mossos.
—Nena, esos son los de Barcelona. Los Mossos d'Escuadra —la piqué.
—Tú me entiendes.
—¿Cómo van los primeros tres meses de relación con Henriqueto?
—Bastante bien, estoy sorprendida —sonrió.
—Te dije que no había nadie mejor que él.
—Solo le encuentro un defecto —se rascó la naricilla.
—¿Qué echa mucho tufo? —bromeé sabiendo que esa no era una opción factible.
—A la hora de tener intimidad, a veces es un poco tímido.
—No tiene nada de malo eso.
—Toma las riendas muchas veces pero me gustaría que en ocasiones tenga más chispa. Para mi es un veinte en general, la verdad —apoyó su cara en la palma de su mano.
—Poco a poco se irá soltando, tú tienes más experiencia que él —argumenté—. Dale tiempo.
—Eso hago —cogió aire—. Y bueno, ¿pusiste en práctica mi consejo con Dael y ya tenéis matrícula de honor en esos menesteres?
Negué con la cabeza. Anny abrió la boca sorprendida y se echó manos a la cabeza.
—Cuéntame más, ya.
—No lo hemos echo —confesé.
—¿Cómo es eso posible? Si te dije que te lanzarás.
—De hecho, si lo intenté pero... —se me pusieron las mejillas coloradas.
—No quiero que salga de tu boca que Dael te rechazó, porque si después de como os vimos lo hace... cambiaré justo ahora de opinión respecto a él.
—Calma, deja que me explique —le conté cómo sucedieron las cosas—. Después de ese día, ninguno lo volvió a intentar.
—¡Qué mono, por favor! —aplaudió. Solté una risotada.
—Ha pasado de querer matarlo a ser un mono —dije entre risas.
—Obvio, pero si lo pones a prueba e hizo eso es porque verdaderamente te quiere —habló—. Normal que hayas caído... con esos detalles, más de una los quisiera. Las cabezas solo piensan en darle al tema, y más si las llevan puesta los hombres.
—No he caído.
—Las dos sabemos que se ha ganado tu corazón y que tienes miedo de intentarlo.
—¿Y si iniciamos algo más formal y me abandona?
—Pues si te abandona, te armas de valor y te vuelves a construir —Anny se dio cuenta de sus palabras—. Estoy segura de que él no te haría eso.
—Pero y si... ¿sucede?
—Déjate de miedos y si te lo plantea, le das una oportunidad.
—Lo haré —afirmé.
—Y por cierto...
—¿Qué pasa?
—Vaya dos sosos nos hemos negociado para los menesteres amatorios —se refirió a los chicos.
—Se puede vivir sin sexo perfectamente, amiga.
—Vivir si, pero la vida no sería la misma —puso cara picarona.
Antes de terminar la conversación, le conté la reacción que tuvo el catetillo cuando pilló al muchacho mirándome. Todo lo achacó a celos y más celos.
Tener una amiga como ella, me devolvía la vida.
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💫La fuente de mi inspiración💫
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🌟Tufo se le dice a echar mal olor.
🌟¿É o no é? corresponde a ¿Es o no es?
🌟Porra antequerana es una sopa fría típica de Antequera, ciudad andaluza , y también de la provincia de Málaga capital. Este plato basado en el salmorejo cordobés, se elabora con tomates, pan de lebrillo, aceite, sal, pimiento rojo vinagre de vino blanco y ajos.
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Palabras según wattpad: 1248.
Palabras según word: 1196.
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