El día no pudo comenzar con mejor pie. Dael estaba conchabado con nuestros amigos desde hacía días ya que Anny y Henry vinieron a recogernos desde Jaén para ir juntos al juzgado. Como si se conocieran de toda la vida, desayunamos juntos.

Henry fue de gran ayuda para Dael ya que se hizo con un traje azul marino para poder ir al juzgado decente y Anny me regaló un traje de mujer con pantalón pitillo que quitaba el sentido. 

Me hacía tan feliz estar los cuatro juntos.

Se hizo la hora del juicio y después de estar varias horas dentro de la sala. El acto concluyó dictaminando una firme y clara sentencia. Todos los participantes involucrados salimos a la calle para esperar ver como la guardia civil se lo llevaba. El juez lo condenó a once años de prisión por homicidio imprudente y además se le achacaron otro par de años por conducir bajo el efecto de las drogas. También se le añadieron el resto de delitos cometidos que subían la pena de cárcel, sin tener derecho a fianza a unos dieciocho años.

No me lo podía creer, después de tanto sufrimiento y de tanto sacrificio por fin logré hacerles justicia a mis progenitores. Y la cosa no paraba solo con ver entre rejas al monstruo. Ahora me faltaban sus dos amiguitos del alma que también iban a pagar por lo que me hicieron.

Anny, Henry y Dael fueron mi gran apoyo. De repente se armó un gran revuelo entre la familia de Axel, me culpaban por lo que estaba pasando su familiar. Era increíble que aún no despertaran de la nube. También vi de lejos a los dos secuaces. Brevemente después, por la puerta del juzgado salía un número considerable de policías y escoltas. Sin darme cuenta, un coche de la guardia civil se detuvo delante de la gran escalinata por la que iba a bajar el detenido.

Allí estaba. El indestructible y fuerte como él algún día se las daba con una cara demacrada y la tez pálida. No quedaba ni rastro del zagal que yo algún día conocí.

Antes de subirse al coche me miró y mi abogado se nos acercó.

—Eliette, ¿quieres acercarte a él antes de que lo suban?

—No hace falta ni que me lo propongas.

Anny me cogió del brazo para frenarme.

—No creo que sea una buena opción —me miró a los ojos.

—Lo es, te lo aseguro —afirmé.

Dael me detuvo cogiéndome de la mano.

—No hagas nada que te pueda hacer más daño —me abrazó.

—Déjame hacerlo, necesito verlo por última vez.

Me solté de Dael y él suspiró resignado. Me acerqué al coche patrulla siguiéndome los pasos mi abogado y cuando lo tuve de frente repliqué.

—Te dije que tarde o temprano pagarías por todo lo que hiciste.

—¡Ya déjalo! —gritó uno de sus amigos—. Ya le has arruinado la vida, ¿qué más quieres?

Dirigí mi mirada hasta su amigo.

—Más que él me la destrozó a mi, lo dudo —me enfrenté a él—. Él, con suerte saldrá de prisión tarde o temprano. Pero nadie me devolverá a mis padres con vida.

—¡Tú también debes de pagar por matarlos!

Dael se acercó por detrás y me cogió aparte de el abogado, que se situó delante, entre medias de la discusión.

—Ella no tiene que pagar nada —me defendió—. Fue él quien cometió todos los delitos y quien provocó el accidente —comentó—. No se vuelva a dirigir a mí clienta de esa forma porque sino me veré obligado a ponerle una orden de alejamiento.

—Esto es el colmo...

El abogado le hizo un gesto a Dael para que me apartase de la multitud.

—¡Vete con ese tío que no te aporta nada! —dijo Axel antes de que lo metieran en el coche y se lo llevarán.

A lo lejos vimos desaparecer el coche y la mirada de odio de Axel también desapareció con el. Después de reunirme con mis amigos y del ultimátum dado por mí defensor a Ajax se nos acercó.

—¿Quieres que les ponga una orden de alejamiento a él y a Aiden?

—No es necesario —dije sabiendo a la perfección que tenía que seguir próximamente.

—Marcho ya —miró a Dael—. Cuídala, eres el yerno que siempre soñaron para ella.

—Lo haré aunque se ponga brava —lo fulminé con la mirada y todos acabaron riéndose menos yo. Tampoco me molesté en negar que Dael y yo no éramos nada.

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💫Mi otra mitad💫

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Palabras según word: 741.

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