SEGUNDA PARTE

Mis compañeros de piso me miraron.

—¿Qué fue eso?

—Alguien vino a mi casa —hablé.

—¿Esperas a alguien? —negué con la cabeza.

Sin previo aviso, vimos aparecer en la cámara a un hombretón bastante sexy con ese aspecto de chico de campo detrás mía —llevaba una camiseta de tirantes y un vaquero desgastado—. Miré a Anny y casi se le salen los ojos de las órbitas de tanto mirarlo.

—¡Eliette! —exclamó y se dio cuenta de que estaba en videollamada—. Uy, perdón... no sabía que estabas ocupada. Vuelvo luego.

—No, no te vayas —me apresuré a detenerlo mientras mis colegas lo ojeaban de arriba a abajo.

Dael me abrazó por el cuello —por detrás— y yo enseguida me levanté. Lo dirigí al sofá y nos sentamos.

—Te quiero presentar a dos personas importantes para mí —anuncié.

Dael sonrió tímido y yo nos enfoqué a los dos con el móvil.

—Él es Dael, amores —a Dael se le subieron los colores.

—Ay mamasota, esa mujer me altera, carajo —canturreó mi niña al ritmo de Rosario Flores y yo me aguanté la risa por la mirada que le dedicó Henriqueto.

https://youtu.be/FAhLQG43EEo

—¡Hola, Dael! Yo soy Henry —se presentó—. Encantado de conocerte.

—¡Hola! Encantado, Henry —sonrió y me acercó a él cogiéndome por la cintura.

Anny estuvo al tanto del gesto y pestañeó un par de veces.

—¡Hola, guapo! Yo soy Anny.

—Encantado, Anny —dijo amablemente.

—Y bueno, ¿cómo se está portando la niña?

—Muy bien, no para de trabajar conmigo —contó—. Estamos con la finca de ella y también me la llevo cuando trabajo, así entre los dos ganamos más dinero y coge experiencia.

—Ella siempre ha sido así —comentó Anny—. No sabe estarse quieta.

—Me lo ha demostrado aunque también le gusta divertirse, ¿eh? Menudas lía sin avisar.

Todos nos reímos porque sabíamos perfectamente a lo que se refería.

—Benditas sus locuras —manifestó mi hermano.

—Sin ellas, nuestra vida sería más aburrida —añadió Anny—. Dael.

—Dime.

Henry y yo nos miramos temiendo a Anny.

—¿Qué intenciones llevas con mi hermana?

Él no pilló que se refería a mí.

—Ninguna.

Ella abrió los ojos enfurecida.

—¿Cómo que ninguna?

—Pues no.

Quise hacerle una señal pero no podía sin que se dieran cuenta en la otra ciudad.

—¿Y porqué te agarras de ella de esa forma?

—Se refiere a mí —susurré.

Dael se quedó cortado.

—A mi... me gustaría —empezó a tartamudear.

—¿El qué? Suéltalo ya.

—Que nos diéramos una oportunidad y ser pareja —lo miré asombrada.

—Tienes que pedirnos el consentimiento y la mano, ¿lo sabes? Si no vas enserio, no la hagas perder el tiempo.

—Ni le hagas daño porque sino papuchi te da una saltá de ostias bien buena —se refirió a él.

—Ya sé de quién has heredado las ansias de dar castañas —dijo nervioso—. Si ella me acepta, ¿cuento con vosotros para hacerla feliz? Nunca la haría perder el tiempo.

—Mira que sufrió mucho por un desgraciado y no queremos que se repita.

Dael me miró en busca de respuestas. No le había contado nada de mi pasado amoroso durante este tiempo que nos estamos conociendo.

—No le haré daño, igual quién me rompe el corazón es ella.

—Quizás, si —se le escapó a Henry.

—No lo haría, con quien me cuida. Sé decir las cosas bien y sin atacar a nadie —me defendí.

Asintieron mis amigos y cambiamos de tema. Estuvieron hablando de cosas personales entre ellos tres y yo la mayoría del tiempo, solo hacía de oyente.

—Pronto nos veremos —avisó Henry.

—Aquí tenéis dos casas a vuestra disposición —ofreció la suya Dael.

—Eso, yo con Dael y tu con Eliette —empezó a hacer planes Henry.

—No, Eliette con Dael y tú conmigo.

—Pues vaya planes son esos, pequeñaja —se metió con su amor.

—Y yo quiero con mi amiga —refunfuñó—. A ti te veo todos los días.

—Y nosotros también —hablé.

—Pero no vivimos juntos —introdujo Dael.

—Mirad, ya están los planes hechos. Así ellos hacen un simulacro de como serían sus vidas juntos —cerró el trato Anny.

Dael me miró y me sonrió.

—También podemos dividirnos. Chicas por un lado y chicos por otro —hablé para ver que decía mi vecinillo.

—Los planes no se cambian, así que —espetó firme Dael.

Los cuatro quedamos conformes y seguimos hablando. Avisaron que iba a ayudar a hacer un cambio a mí reina y nos despedimos.

—Cuídala mucho y protégela.

—Sé cuidarme sola.

—Aprovecha a Dael, que no todas contamos con uno así.

—Pues tú cuentas conmigo, ¿eh? —se quejó Henriquetto—. Como digas lo contrario, te ayuda Cayetano Rivera.

—No que no me cae bien, me quedo contigo —le guiñé el ojo a mí hermano.

—Yo la cuidaré aunque no quiera —dejó claro Dael.

Nos despedimos después de que intercambiarán los números de teléfono y cortáramos la videollamada. Aproveché la ocasión para instalarle la app del WhatsApp para que se pudiera comunicar más rápido con nosotros y creamos nuestro primer grupo en común los cuatro.

Ésta sí que era mi verdadera familia.

El significado de la palabra Ohana cada vez tenía más sentido si se trataba de ellos.

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💫Mi reina💫

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Palabras según wattpad: 865.

Palabras según word: 850.

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