11. Ella está puesta pa' la maldad.
Siete días habían pasado desde que tracé mi plan. La semana fue bastante entretenida ya que gracias a mí don de gentes y mi carita de yo no fui —pero si fui—, logré averiguar cosas muy interesantes que pensaba poner en práctica ese mismo día. Miré la hora y según mis cálculos la prueba final del vestido de novia se haría en menos de dos horas en la tienda, así que en menos de una debería de estar en el establecimiento si es que Dael se dignaba a aparecer ya. Fue un acierto el ocultarle los planes porque sabiendo como era él y después de lo hablado, no me lo hubiera permitido.
—¿En tractor quieres que vayamos a Génave? —abrió la puerta y yo lo miré desde mi asiento.
—¿Y cómo prefiere ir? ¿En un dulce corcel?
—Pues igual si es un asno, no estaría mal —bromeó, se subió y cerró.
—Sigues teniendo complejo de Shrek —me reí.
—Y tú de Fiona —se carcajeó—. Enserio, ¿no prefieres que cojamos el coche antiguo de mi tío?
Le hice burla y me puse en marcha.
—Ja, ja, ja —puse la mente fija en la carretera—. Si lo necesitase, hubiera conseguido uno y acuérdate que el que traje ya no lo tengo. Me ayudaste a venderlo y al ser de segunda mano fue bastante rápido.
—Lo sé, pero para ir allí igual el coche es más cómodo y más sencillo para aparcar —lo miré por el retrovisor.
—Con el tractor no necesito nada más.
—¿Y si un día quieres viajar? ¿Irás a miles de kilómetros de distancia con un tractor?
Le eché una mirada rápida sin apartar la vista de la carretera.
—Existen trenes, autobuses e incluso podría mirar alguno para comprarme que no sea muy caro.
—Para todo tiene salida esta mujer.
—Siempre —sonreí triunfal—. Perdurablemente me puedes llevar tú en tu borrico, es decir tú en hombros.
—Sutilmente como me ataca —esbozó una sonrisa—, pero tranquila. Te llevaría en brazos a cualquier lugar que me pidieses —miró por la ventana y suerte tuvo de no sonrojarse porque esta vez, me tocó a mí.
—Qué amable me salió la mula —me tronché de risa. Dael gruñó y me hizo burla.
Llegamos a Génave y estacioné el tractor a unas calles de donde se encontraba mi objetivo.
—¿A dónde vamos? No se me olvida de que estás muy misteriosa estos días.
Bajé del tractor sin responderle y ulteriormente, Dael se reunió conmigo. Cerré el tractor y lo miré.
—¿Tienes ganas de pasártelo bien?
—Nunca me molesta eso.
—Sígueme sin levantar sospechas, ahora vas a ver porque estuve tan misteriosa estos días.
—Te temo más que a once viejas —se aguantó la risa.
—Haces bien —lo cogí de la mano y andamos un par de calles.
Situados en una esquina donde se veía una casa de bodas, más específico de trajes de novio y de novia. Le señalé el lugar y lo miré.
—¿Me has traído a ver trajes de novio? ¿No será una indirecta? —movió las cejas picarón, me soltó de la mano y me rodeó con un brazo de la cintura, acercándome más a él—. Qué sepas que soy de la antigua escuela.
—Claro, cariño —respondí con ironía—. Te he traído aquí para que elijamos nuestros trajes y fijemos una fecha para casarnos —negué con la cabeza—. Y tranquilo, le pediré la mano a tu tío en cuanto aparezca —le vacilé.
—¿De verdad? —se le iluminaron los ojos al chiquillo ilusionado.
—Cucha, que te estoy vacilando —me reí y a él le cambió el semblante.
—Me has ilusionado para nada —puso cara de enfado—. Y yo pensé que ibas enserio.
—Soy moderna pero de momento no estoy tan loca.
—Ya lo haré yo algún día —avisó—. Y loca, ya lo estás.
—¿Qué piensas hacer? —le pegué un pisotón y aulló del dolor—. Pero no por ti, mi alma —me salió tan natural que hasta yo me creí mi propia mentira.
—No te lo diré hasta que no llegue el momento —se separó un poco de mi—. Y tranquila... lo estarás.
Enarqué una ceja y me pregunté si me insinuó lo que sus palabras hicieron que entendiera.
—¿Perdón? ¿Me vas a dejar así?
—En efecto —puso sus manos en el interior de los bolsillos de su pantalón.
—¿Estaré el que? —me picaba la curiosidad de que saliera de su boca.
—Loca por mí —miró que de la tienda salían un grupo de chicas emocionadas.
—No te flipes tanto —observé a las chicas y lo cogí de la mano—. Prepárate, que lo que viene son curvas. Actúa con normalidad y como si estuvieses enamoradísimo de mi.
—Mi amiga me pidió que viniese antes que ella a ver el vestido, desafortunadamente luego no podré estar —mentí.
La empleada recordó el nombre y apellidos para luego dirigirme hasta el reservado dónde se encontraba el traje.
—Aquí está, puede entrar —por fortuna la llamaron y enseguida entré.
Dael y yo accedimos. Enfrente estaba ya preparado el vestido con todos sus complementos listos para la prueba final.
—No te puedo creer, ese es el vestido de Briana. ¿Qué tramas? Me estás asustando.
—No te asustes, tampoco voy a hacer nada que no se merezca —dije decidida.
—Eliette, ¿vámonos o es que te lo quieres probar?
—No estaría mal mandarle unas fotos con el vestido puesto pero... antes muerta que probarme algo de ella.
—Y serías capaz aunque te diera asco.
—Dael, dime la verdad. ¿Te incomoda verlo y pensar que se casa con otro?
—Estoy feliz de haberme librado a tiempo de ella y más si es capaz de hacerme lo que me hizo —fue sincero—. Me engañó con él.
—Pues con más razón, por ti estoy apunto de hacer esto así que bienvenido al espectáculo —saqué un cúter de mi bolsillo del pantalón y me acerqué al vestido.
—Eliette...
Sin culpabilidad, le asesté el primer desgarro y luego vinieron más.
—Tu turno, disfrútalo y ármate de valor —Dael cogió el cúter—. No lo pienses, solo actúa.
Dael se dejó llevar y terminó destrozándolo. Yo por mí lado, le fastidié algunas joyas. Sigilosamente, coloqué una cámara para ver la reacción de ella cuando viera aquel desastre por el móvil.
Satisfechos con nuestra hazaña, cuando salimos y cerramos la puerta. Vimos de lejos a la chica que nos atendió.
—Ahora voy con vosotros.
—Nos surgió un imprevisto, ¡hasta luego! —se despidió mi acompañante.
En cuanto salimos de la casa de modas, miré a Dael.
—¿Sabes correr?
—Si —afirmó—. Gracias a tu locura y gracias a ti me siento liberado.
—Pues, ¡corre y libérate más!
De su mano eché a correr y nos subimos al tractor. Salimos pitando y empezamos a reírnos.
—¡Yujuuuu! —exclamé.
—¡Somos el equipo perfecto! —gritó Dael.
—Y espera que haga su última hazaña, ¡esa pija se va a arrepentir de todo!
—¿Hay más? ¡Cuéntame, me lo estoy pasando de escándalo!
—Falta el golpe final —amé ver el entusiasmo que tenía. Esta loca igual si habría encontrado... a su loco. Igual a Dael solo le faltaba sacar ese puntito de maldad para ponerse en su lugar y me llenaba de satisfacción que yo fuera quién provocó eso en él.
El ver la reacción de la pija al descubrir cómo había quedado todo. ¡Mereció la pena! Y aunque... se negoció un traje que ya estaba confeccionado para la venta. No iba a casarse con el que ella había soñado.
La iglesia estaba llena de invitados y el novio ya estaba situado en el altar, eso quería decir que la novia estaba apunto de llegar a la ceremonia.
—¿Cuál es el plan?
—Secuestrar al novio y acostarme con él —bromeé. Me pasé un poco porque ya pasó por eso pero conmigo no iba a ocurrir.
—No te lo permitiré —florecieron los celos—. Con él, no.
—¿Y con otro si?
Dael me robó un beso apasionado.
—Mientras esté yo en la jugada, no.
Me dejaron sin aliento sus palabras para luego ponernos en acción. Una vez en la iglesia, hice quedarse a un lado a Dael.
La novia entraba con el padrino sonriente y cuando estaba ya a medio camino para llegar al novio. Le silbé y al girarse a mirarme, le guiñé un ojo. Se acercó a mí y con apariencias de niña bien se acercó.
—¿Se puede saber qué haces aquí? Lárgate —me ordenó a regañadientes con una sonrisa falsa.
—Ya me voy tranquila, hace tiempo que no veía una boda...
—¡Has sido tú! —exclamó con un tono suave.
—¿Yo? Ahora que hice —me hice la santa y Dael se acercó.
—Tenéis tan poca cara que... me lo habéis arruinado todo.
—¿Tú crees? —fingí hacer un puchero.
El novio se acercó mientras la gente murmuraba.
—Largaos de aquí inmediatamente.
—Ya nos vamos —me cogió de la mano Dael.
En cuanto se giraron los novios hacia el altar, le pisé la cola al vestido y la dejé medio desnuda ante todos. El séquito de víboras se acercaron como patos mareados y la gente empezó a chillar. Cuando vino el novio a pegarle a Dael, este le dio tal galleta que le rompió dos dientes. Yo tuve que emplear un par de maniobras de defensa y enseguida, agarré a mi ayudante y salimos corriendo.
Una vez estuvimos lejos de la no boda. Exactamente, a diez minutos de nuestras casas.
—Del mejor día de su vida a quedar en el más desastre de sus días —me burlé—. ¿Estás bien? —miré que no tuviera ninguna lesión por algún golpe torpe que recibió.
—Nunca me había sentido tan bien —dijo aliviado—. Todo mal que se hace tarde o temprano se paga.
—Si te sientes así, mereció la pena todo y si, existe el karma.
—Mi mala, tú me haces sentirme bien —me acarició la cara con una sonrisa.
—¿A qué no sabes que mis amigos me dicen mala por naturaleza?
—Jamás había escuchado algo tan perfecto para una mujer. Un halago en toda regla.
Le agradecí sus palabras y me bajé del tractor para respirar aire. No me percaté pero él se puso a mí lado apoyado en el tractor.
—Cuando dije que igual me convenía que pensase eso, fue porque quería que pensaran que tenía alguien especial en mi vida y que esa persona eres tú —me recordó la escena que tanto me hizo pensar ese día.
🌠
🌠
💫La fuente de mi inspiración💫
🌠
Palabras según wattpad: 1745.
Palabras según word: 1716.
🌠
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro