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1. Un pasado complicado y un nuevo comienzo.


Tres nombres me marcaron de por vida:

Aiden

Ajax

Los mismos que me propuse ir tachando lentamente y sin piedad de mi lista. Uno a uno, sin pensar, sin miramientos, importándome como la mismísima mierda y con el mismo trato que un día me dieron.

Y como era consciente y sabía que por el momento solo nombré a dos, ahora venía el cabecilla de los gilipollas:

Axel.

Hace diez años cometí un grave error.

Me enamoré del hombre equivocado. Esos amores del pasado que pasan factura, que te hicieron despertar de la superficialidad que llaman sociedad y de la vida. Gracias a esos acontecimientos me convertí en lo que ahora soy. Una persona indomable, fría y a veces calculadora.

Cuando tenía quince años conocí a Axel de forma casual. En el mismo lugar que toda adolescente deseaba conocer a su gran amor —o al menos la mayoría—. En un parque de Skate. Por ese entonces, me reunía mucho con mis mejores amigos: Anny y Henry. Ellos no eran mucho de ir a ver a tres paletos intentando hacerse los guays ya que sus horas las preferían invertir en actividades como la lectura o la escritura. Y ojalá a mi también me hubiese dado por ello porque me hubiera evitado muchísimos problemas.

Fueron pasando los días y me hice adicta a ese dichoso deporte aunque nunca quise practicarlo pero por verlo a él, no me importaba desperdiciar las horas con tal de observarle y no sentía eso, sino el tiempo que les hice perder a mis hermanos con tal de que me acompañaran.

Poco a poco, Axel se fue acercando a nuestro grupo junto a sus dos mejores amigos de la infancia: Aiden y Ajax.

Los seis empezamos a quedar de forma más seguida y a mi me hacía sentir bien porque descubrí por primera vez que Axel me gustaba. Sin experiencia ninguna y aunque Anny no se fiaba de él, empezamos a salir, a tener citas, a jugar con el peligro.

Axel no tenía carnet del coche y ya le gustaban las carreras ilegales, empezó a consumir cosas que no debía. Mi mundo no solo terminó en la última carrera ilegal que me obligó a acompañarlo, sino poco tiempo después. Conmemoré una y otra vez a la misma vez que maldije lo ciega que estuve por ese entonces. Una noche, él no quiso sobrepasarse con el alcohol pero jamás me dijo que lo había mezclado con otras sustancias.

Eran apenas las once de la noche cuando perdió el control del vehículo y se llevó por delante a otro coche que no tenía culpa de su falta de inmadurez y de su falta de autocontrol. Mi alma se quebró cuando descubrí que los pasajeros del otro coche habían fallecido tras recibir un impacto tan violento. Las personas que acababan de perder la vida, fueron mis padres que conducían un coche el cual yo desconocía, toda mi vida se desvaneció al completo.

Tras ese suceso me hundí en la miseria pero nunca lo culpé a él. Acabé viviendo una temporada con Anny, Henry y sus familias. Ambos quisieron alejarme de él de una y mil maneras pero yo seguía ciega. Axel estuvo un año y pico en un reformatorio y yo con tal de no perderlo lo visitaba cada vez que podía.

En esa época y en la que yo lo conocí, yo no era una chica muy agraciada que digamos. No me solía arreglar ni cuidar mi físico, me encantaba comer y no hacía por donde adelgazar Eso realmente me daba igual y mi estado empeoró tras la muerte de mis padres.

Durante el tiempo que estuvo internado yo frecuentaba a sus amigos. Sabía que estaba mal pero ya bastante carga tenían mis hermanos a diario como para tener que estar lloriqueando más. La compañía de ellos me hacía sentir bien pero no lo que conllevaba junto a ello. A pesar de que no hacían carreras si consumían cosas indebidas y yo ante la desesperación que tenía, cuando quise darme cuenta y meditarlo ya estaba ahí metida. No recuerdo cómo fue pero acabé teniendo un par de besos con Ajax estando fuera de control.

Meses después Axel consiguió salir del centro. Me mudé junto a él a casa de sus padres y cuando creí que mi vida iba a mejorar. Sucedió todo lo contrario. Empezaron a salir a la luz fotografías mías en un estado denigrante. Jugueteaba con botellas alcohólicas y otras estaba fuera de control. En algunas de ellas me encontraba con poca ropa y la guinda del pastel fueron unas fotos donde besaba a Ajax. Cuando todo salió a la luz, empezaron los insultos y las humillaciones. No solo por los ajenos sino por la persona que más había querido en todo ese tiempo. Jamás olvidaré cuando Axel me humilló en pleno instituto junto a sus grandes aliados y no todo terminó ahí. El mismísimo demonio después de llevarme a la cama y de echarme de su vida no tuvo suficiente con eso. Nunca podría olvidar esas palabras que salieron de sus labios.

¿Alguna vez pensaste que me gustabas y que te quería? Era todo mentira... No sirves ni para la cama ni para nada porque nadie se fijaría en una gorda como tu. Apostamos que te liarías con dos de nosotros fueran las circunstancias que fueran y no nos equivocamos.

A partir de ahí medio instituto se puso en contra mía y cuando más lo necesitaba, mis almas gemelas no me dejaron de lado a pesar de que estaban expuestos a escuchar la palabra zorra y muchos adjetivos desagradables continuamente. Gracias a ellos conseguí sacarme unos estudios, me apunté al gimnasio, me puse brackets para mejorar mi sonrisa y luché para vengar a mis padres. Él fue el asesino y eso no iba a quedar en el olvido y no habría reformatorio que lo podría compensar. Juré en hacerles la vida más divertida y de joderles la existencia. Qué tiemble el mundo porque de mis cenizas surgió la indomable.

https://youtu.be/GdagS_0hX8k


Mis recién treinta años habían llegado y ya era hora de cambiar de aires.

Apenas hacía un mes que había obtenido el título de trabajadora agrícola y de conductora de tractor. Y estaba muy orgullosa de ello después de lo mucho que pasé años anteriores. Entre mis pendientes destacaba el anhelo de aprender sobre enología —era el asesor técnico responsable de dirigir el proceso de elaboración del vino. Por su parte, el enólogo era el especialista de la bodega—, pero para ello debía de especializarme sobre la materia y ahora no estaba entre mis prioridades. Aunque ser sommelier —era el conocedor del producto, encargado de difundirlo, servirlo y cuidarlo desde que es adquirido hasta que la botella se descorcha— tampoco me disgustaba y no me vendría mal de vez en cuando chisparme entre la naturaleza.

En la actualidad había heredado una finca de campo la cuál pertenecía a mis padres. Estaba localizada en la Sierra de Segura de mi queridísima tierra jienense, específicamente en Génave.

Cuando era niña, solía visitar con frecuencia a mis abuelos de ambas partes pero por motivos laborales mis padres se fueron a vivir a Jaén capital. Gracias a ellos heredé la pasión que sentía por la tierra donde habían crecido mis progenitores.

Desde hacía cinco años compartía apartamento en Jaén capital con Anny y Henry, mis compañeros de batallas. Ellos no habían seguido el mismo camino pero si se sacaron dos carreras ejemplares. Henry se había decantado por ser diseñador gráfico y en cambio, Anny optó por ser publicista. Ambos encontraron el trabajo ideal de forma inmediata en la misma empresa, cerquita de nuestra residencia y estaban súper acomodados. Solo les faltaba un churumbel a cada uno y casarse. Qué oye... No me importaría si los tuvieran juntos porque más de una vez había pillado a Henry mirando con ojos golositos a Anny cuando se ponía el pijama sensual que la hacía parecer una diosa recién salida de un calendario anual sexy. Al parecer ella tan diosa como siempre no quería darse cuenta de lo que provocaba en uno de sus compañeros de piso. Pero bueno, esta vida daba muchas vueltas y quién me iba a decir a mi que en un futuro estos dos podrían formar un bonito equipo juntos —en el ámbito amoroso, cabía destacar—. A lo largo de la historia os iré informando sobre los acontecimientos amorosos de mis mejores amigos.

En cuanto a mi vida concernía, en las próximas horas iba a poner rumbo hacía mi nuevo destino. 

Me dolía y me partía el alma pensar que al volver del trabajo mis compis, debía despedirme de ellos al menos una temporada pero por mi bienestar debía de hacerlo.

Había planeado tiempo antes que en cuanto obtuviera mis títulos me iría a Génave, dónde me estaba esperando el patrimonio que mi familia me heredó.

Sabía que mi plan podía ser muy arriesgado y rocambolesco pero tenía que poner en práctica todo lo aprendido en mis estudios. Gracias a una tía segunda mía conseguí que me dieran muchos papeles en regla con un poder notarial que le envié. Ella vivía en Villanueva del Arzobispo y desde allí intentó ayudarme en todo lo que pudo. Era prima de mis padres y mejor que ella no me podía asesorar nadie sobre la tierra, el olivar y todo lo bonito que rodeaba aquello. Sino fuera por ella, todo hubiera sido más difícil para desenvolverme. Durante algunas conversaciones telefónicas me contó cómo marchaba aquello y en el estado de abandono en el que quedó la situación al fallecer ellos. Yo no tuve fuerzas para volver pero mi tía lo hizo por mí porque sabía el gran dolor que podía provocar en mi.

La última maleta acababa de ser introducida en el maletero de un coche de segunda mano que me iba a acompañar todo el trayecto. Por fortuna, sólo me separaban ciento cuarenta y ocho kilómetros de mi destino aunque si decidía pararme en Villanueva, tardaría tan solo una hora de distancia. Las seis de la tarde acababan de dar y Anny ya estaba gimoteando como me lo esperaba, en cambio Henry se mantenía más sereno para que su amiga no se lo notara. Al fin y al cabo era él quién debía de consolarla ahora que yo no iba a estar. Él se encargó de ayudarme con el equipaje y de cerrar el maletero.

—No te olvidas nada, ¿verdad? —me preguntó ella.

—Si, a vosotros —la abracé fuerte y seguidamente Henry se nos unió al abrazo.

—No me digas eso... —susurró ella.

—Eso... que luego quiere roce y el menda se lo tiene que dar —bromeó Henry con ese aspecto de fortachón que lo caracterizaba.

Ese comentario hizo reaccionar a mi amiga y lo separó de un puñetazo de nosotras.

—Ya quisieras, don Henriqueto —refunfuñó.

—Pues mira... quizás si —lo miré conteniendo la risa—. Ven aquí y deja que se suba al coche que en breves lo cambiará por un tractor amarillo.

—Mejor rosa —le propinó otro pequeño puñetazo en el abdomen y él tiró de ella para acapararla entre sus brazos.

—Amarillo.

—Anda, dejad de decidir el color de mi tractor y cuidarse mutuamente. Sobretodo... sed malos —intervine con segundas intenciones. Como no me gustaban las despedidas me metí en el coche y sacudí la mano.

—Avisa cuando llegues y no te pares a ver a tu tía primero —aconsejó él.

—No, voy a ir directa porque tengo que buscar a... —intenté recordar el nombre que mencionó mi tía Escarlata.

—Al campesino que te está esperando entre cabras, olivos y pastos con una serenata digna de la banda sonora de la Heidy.

—No me está esperando —gruñí.

—¿Quién sabe si no es el cateto de tus sueños? —rebatió Anny divertida—. Igual te flecha cupido y acabáis teniendo cervatillos —se carcajeó Henry.

—Tanto como cervatillos no, pero si podría encontrar el amor de su vida entre la naturaleza.

—Pero si volverse mala... por naturaleza —dijo—. Ah no, que eso ya lo eres —bromeó.

—Si me queréis irse, ¡andad con Dios y no os montéis telenovelas a mi costa! —arranqué el coche y puse rumbo a mi nuevo alojamiento.

Como dos horas después, aterricé enfrente del terreno. Acababan de dar las siete de la tarde y abrí la puerta de la finca. Nada más salir del coche pude olfatear el aroma del olivar que siempre me había fascinado desde que era una niña. La finca estaba totalmente descuidada por lo poco que se veía en el paisaje y la casa seguía tal cual la recordaba. Tenía mucho trabajo por hacer si quería tenerlo todo tal cuál lo teníamos hacía años.

Acababa de oscurecer frente a mis narices. Avisé con un breve mensaje de Whatsapp a mi tía y mis amigos para informarles que había llegado. Acto seguido cerré el coche, el portón grande y salí de la propiedad. Dando tropezones y aullidos de descontento logré acercarme a una casita que se encontraba a cinco minutos andando y la que se veía desde mi casa.

Un, dos, tres golpes. Nadie respondía.

De repente escuché como una puerta de madera de un cobertizo que estaba junto a la casa se abría pero quedaba entornada. No era mi intención molestar pero tenía que encontrar al muchacho ese.

En cuanto me dispuse a adentrarme en su interior...

—¿Hola? —y fue en ese momento en que noté como un cubo lleno de barro me empapaba de pies a cabeza.

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Gracias por darme la inspiración una vez más.

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Palabras según word: 2238.

Palabras según wattpad: 2384.

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