CAPÍTULO 14
MELISSA
Emma y yo habíamos acordado ir a la tienda de disfraces después del trabajo. Mañana era el gran día. La jornada empezaría con una gran fiesta en casa de Mike, ansiaba conocer dónde vivía; todos comentaban que era una casa lujosa. A mí no solía importarme ese tipo de cosas, pero tenía cierta curiosidad por saber cómo era la vida de la gente rica, tan distante a mi realidad.
Ana se negó a acompañarnos, dijo que tenía cosas por hacer, y que nos reuniéramos más tarde en casa.
¿Estaba enojada con ella por lo que había dicho? Pues, no. Sé que muchos se cabrearían conmigo, pero el pasar por momentos difíciles hacía valorar cualquier ayuda recibida. Ella fue la única que me extendió su mano y eso no podía olvidarlo tan fácilmente.
—Te ves un poco desanimada —Emma me dirigió la palabra.
Su voz era música para mis oídos. Fue difícil acercarme a ella, pero desde que la vi llorando en la cafetería y ella decidió abrirme su corazón algo había cambiado entre nosotras. Ahora tomaba la iniciativa en hablarme y eso me emocionaba tanto. Muchos creerían que no era nada, pero yo observé su comportamiento desde el primer día, sabía que casi siempre se mantenía en silencio, con temor de expresarse ante los demás. Estaba poniendo un gran esfuerzo en exteriorizar lo que le pasaba interiormente.
—¿Eso parece? No, no te preocupes. —Moví las manos ante la inquietud—. Solo estoy un poco... preocupada, pero ya pasará. Me entusiasma mucho ir a ver disfraces contigo.
Emma se limitó a mantener la vista al frente, formando una pequeña sonrisa.
El silencio nos invadió y esperé a que fuera ella quien retomara la conversación. Parecía querer decirme algo, pero había vacilación en su expresión.
—Si quiero volver a ser yo... necesito liberarme de un gran peso que cargo en mis hombros. Perdóname, pero me apoyaré en ti. Espero puedas soportar lo que te diré.
Asentí con la cabeza, y coloqué mi mano en su espalda para darle ánimos.
—Hace ya un buen tiempo, me quedé una noche en casa de JJ, quería ver a Charlotte... Cuando se hizo de noche me levanté de la cama, iba a ir al baño. Pero cuando estaba cerca de llegar, escuché una discusión muy extraña entre dos personas. Me asomé a observar, eran dos hombres. Uno el padre de Charlotte y el otro el padre de JJ. Hablaban de la muerte de un muchacho y que al parecer la madre de JJ ocultó. No entendía por qué era tan relevante, pero luego comprendí...
Mis manos sudaban.
—Las palabras de su padre fueron que JJ lo mató, pero que insistió hasta el final de que se trató de un accidente y al parecer, no encontraron ninguna prueba de que JJ le hubiera hecho algo, aunque sí pasó un tiempo internado en un psiquiátrico. Entré en pánico, quería escapar de esa casa, y le escribí un mensaje a Ty. Me fue a buscar y le conté todo lo que había escuchado. Entonces hicimos un plan, del cual no me siento muy orgullosa, pero la verdad es que Tyler y yo queríamos alejarnos del grupo... estábamos cansados de participar en peleas y bromas de mal gusto. El actuar de JJ muchas veces se acercaba al maltrato psicológico.
—Lo iban a chantajear... —Abrí grande los ojos—. Si no los dejaba tranquilos y vivir sus vidas, entonces harían pública la información.
—Así es. Pero para hacer eso, necesitábamos pruebas. Solo con palabras JJ no nos tomaría en serio. Entonces Tyler me dijo que entraría a la casa a registrarla. En algún lado tendrían que haber documentos de lo que ocurrió.
Mi respiración se volvió irregular.
—Ty encontró algo Mel, sus últimas palabras fueron «No vuelvas a entrar a esta casa, es peor de lo que creíamos». Me lo envió por mensaje de texto. Luego, Tyler desapareció. Nadie sabía nada de él y yo no sabía qué hacer... Intenté buscarlo por mi cuenta, pero a medida que pasaba el tiempo me ahogué en la desesperación. De pronto, recibí la noticia, su cuerpo lo encontraron bajo el muelle.
El corazón se me rompió en mil pedazos, podía sentir toda su angustia, su tristeza.
—Tyler estaba muerto, dijeron que se suicidó. Y yo siempre supe, desde el momento que desapareció que le habían hecho algo. Creo que JJ lo mató Mel. Estoy segura de que JJ lo encontró y le hizo algo por lo que había descubierto. Y después, yo seguí fingiendo ser parte del grupo, amiga de JJ. Lo último que me dijo Tyler fue que no entrara a esa casa y he ido tantas veces que no podría ni contarlas. Cada vez que lo hago siento que le estaba fallando, que soy una maldita cobarde. Me quedé callada para salvarme, porque tenía y tengo mucho miedo de que JJ me haga algo. Asistí a cada una de sus reuniones, de sus fiestas mientras sabía que compartía con un ser tan despreciable.
—Emma...
Lágrimas me cayeron por el rostro, y Emma acercó sus dedos, secándolas una por una.
—Intentaba abstraerme por completo de los demás, ellos son buenas personas, Mel... —continuó hablando— Adam, Mike y Charlotte yo los considero mis amigos. Pero no me podía permitir divertirme, hablar con ellos como antes porque sentía que era algo incorrecto.
Me tomé unos minutos para procesar toda la información que me había dado. Estaba desconcertada, una cosa era que JJ tuviera un trato cruel, otra muy diferente que fuese capaz de matar a una persona.
No puedo imaginar lo terrible que debió haber sido soportar estar en un mismo espacio. Ahora comprendía esa actitud que noté desde la primera vez que la vi. No era solamente el duelo por la muerte de Tyler, sino las dudas y el miedo.
Levanté la cabeza, percatándome de que estábamos frente a la tienda de disfraces.
—Todo lo que me contaste... es tan doloroso —digo en un hilo de voz— que siento que no tengo las palabras adecuadas, no sé bien que decirte, pero quiero que sepas algo. Te ayudaré a descubrir qué era lo que descubrió Tyler. No estás sola.
Extendí los brazos y nos unimos en un fuerte abrazo. A pesar de que la entendía una parte de mí seguía incrédula ante la sola idea de que JJ fuese capaz de hacer algo tan terrible. No obstante, la única manera de saber la verdad era intentando llegar a ese corazón frío, y quizá para conseguirlo era necesario actuar como él.
La tienda de disfraces era amplia y extravagante. Estar ahí nos dio un nuevo aire, ánimos de dejar nuestras aflicciones a un lado al menos por unos minutos. Era necesario despejar la mente para luego pensar con claridad.
Contaba con dos pisos; el primer piso abastecía disfraces para niños, subiendo la escalera se encontraban los de adultos. Fuimos a la sección superior, analizando todas las opciones. Algunos especialmente ridículos amenazaban con convertirnos en el hazmerreír de la noche, otros a mi gusto demasiado atrevidos. La verdad, hace mucho tiempo que no me disfrazaba para Halloween por lo cual no sabía qué ponerme.
Honestamente, prefería no disfrazarme y usar cualquier cosa. Pero Mike insistió en que nadie cruzaría la puerta si no estaba disfrazado.
Mientras seguía viendo las alternativas le pregunté a Emma por milésima vez si quería seguir hablando sobre JJ, ella negó, igualmente consideraba necesario un respiro. Suficiente carga emocional fue soltar todo lo que escondía detrás de ese silencio.
Me sorprendía su habilidad para sobrellevar las duras pruebas que le tocó enfrentar en la vida. Pasó por tanto, y sin embargo, había esperanza en sus ojos, así como una chispa de vida de la cual quizá yo carecía.
—Un clásico que te va espectacular —comentó Emma al sacar uno de los disfraces y colocarlo sobre mi cuerpo.
Coincidentemente era justo de mi talla, así que entré a uno de los probadores a ver qué tal me quedaba.
La falda era blanca, corta y llena de encajes. El top igualmente blanco y de tiras. Las alas estaban preciosas, repletas de brillos, y la aureola tenía unas simulaciones de plumas.
Un ángel.
Salí del probador para que Emma me diera su opinión, pero no la vislumbré por ninguna parte.
—Estoy aquí —escuché su voz. Provenía del probador junto al mío—. Supongo este año no andaremos muy creativos, pero considerando que solo los usaremos un par de horas no veo la necesidad de ser tan originales —agregó al quedar al descubierto.
Su disfraz de bruja era increíblemente sexy. El vestido negro se le ajustaba al cuerpo. Los hombros quedaban al descubierto, y las mangas eran transparentes. De accesorios se había colocado el clásico gorro de bruja, y en sus piernas optó por agregar unas medias de agujeros.
—Te ves preciosa.
—Tú estás divina.
De pronto, comenzó a sonar el teléfono de Emma.
—Es Charlotte. Le devolveré la llamada más tarde.
—Ustedes son muy amigas, ¿no es así?
—¿Por qué lo dices de esa manera?
—Es que... no lo sé. Cuando los conocí... tú estabas con ella, cuando ya sabes, ocurrió eso en el baño. —Emma hizo una expresión de "lo siento". Recordaba aquel incidente—. También siempre te va a buscar a la cafetería, y recuerdo que el día que los invité a mi casa... ustedes llegaron juntas. ¿No le has confiado nada de lo que me contaste?
—Charlotte es la persona más impredecible que he conocido en mi vida. —Se puso algo rígida—. Nunca la he entendido. Después que falleció Tyler, constantemente aparecía en mi casa, luego en el café y así ha sido siempre. Quizá tiene buenas intenciones, o tal vez le doy pena. No lo sé, nunca le he comentado nada. Me gustaría confiar más en ella, pero es demasiado cercana a JJ.
—Ya veo...
—Aunque debo reconocer que independiente de sus motivos... cada vez que va por mí, yo solo guardo silencio. Y ella nunca me obliga a hablar, solamente se queda junto a mí. Es como si únicamente se conformara con hacerme compañía.
Sonreí para mis adentros. Mi experiencia con Charlotte había tenido altos y bajos, pero quizás me faltaba conocerla más. Algo me decía que tenía un corazón puro y un alma repleta de energía.
***
Ana no paraba de gritar, estaba emocionada por conocer a mis amigos.
Aún no terminábamos de arreglarnos para ir a la fiesta. Como Ana no había tenido tiempo de conseguir un disfraz, optó por ponerse un vestido ajustado y maquillarse con delineador negro la nariz, haciéndose unas líneas de gata.
Mi madre estaba muy feliz de vernos juntas. Tomó la cámara y nos sacó mil fotografías para el recuerdo.
El vehículo que Ana pidió para llevarnos a casa de Mike llegó a los pocos minutos. Salimos riéndonos y tomadas de las manos.
Mientras el automóvil nos llevaba a destino, Ana sacó su teléfono, haciendo contenido para sus seguidores. Tomaba distancia del celular en aquellos instantes, no me sentía cómoda con la exposición ante miles de personas que jamás conocería en la vida real.
Me dejé llevar por mis pensamientos, enfocando mis energías en si JJ podría ser capaz de cometer las atrocidades que se le atribuían. Por algún motivo mientras más pensaba en el pasado las cosas se tornaban menos claras. Como si los recuerdos se mancharan o se fuesen simplemente a blanco.
Ana dejó de grabar cuando el chofer anunció la llegada. Me asomé a ver por la ventana, encontrándome con la casa más hermosa que había visto en mi vida.
Grande y blanca. Tenía un amplio balcón, dónde algunas personas bailaban eufóricas. Las ventanas igualmente blancas eran de madera. Y el estacionamiento se encontraba repleto de vehículos.
Ana se veía igual de asombrada que yo.
Solo dimos pocos pasos cuando encontré con la mirada a Mike, Emma, Adam y Charlotte. Bebían unos tragos mientras los demás se mantenían un poco apartados de ellos.
JJ no se veía por ningún lado.
—Esto es el destino —dijo Mike aproximándose a mí.
Me bastó un segundo para entender a qué se refería.
Se disfrazó de diablo y yo de ángel.
—Está hermosa nuestra princesa.
Los disfraces de los demás eran igualmente espectaculares.
Charlotte se disfrazó de muñeca, y dado el color de su cabello se me hacía inevitable no compararla con Annabelle. Emma acaparaba las miradas con ese disfraz de bruja que le quedaba fenomenal.
Y Adam, era el más flojo de todos. Usaba una camisa y pantalón de vestir. La camisa blanca la tenía salpicada de pintura que parecía sangre. Ya imaginaba que no le iba todo el rollo de disfrazarse.
—Hola —los saludó Ana.
Al no obtener la reacción que esperaba me dio un leve empujón.
—Lo siento —dije rápidamente—. Chicos, ella es mi amiga, Ana. Ana, ellos son Mike, Charlotte, Adam y Emma.
—Hola —volvió a decir Ana—. Yo también puedo ser su princesa —agregó haciéndose la divertida.
—¿Escucharon algo? —preguntó Emma.
Ana fingió una risa.
—Qué graciosa —soltó con desdén— decía que también puedo ser su princesa —lanzó una mirada coqueta a los demás.
—Mmh... No lo sé, yo solo veo a una princesa —dijo Mike observándome fijamente— ¿Ustedes qué opinan?
Adam curvó hacia arriba la comisura de su boca.
—Yo solo veo una —respondió Adam.
—Yo también —confirmó Emma.
—Por cierto, que yo igual —dijo Charlotte— y con una princesa me basta y me sobra —agregó algo cabreada.
Me quedé consternada intentando entender por qué la trataban de aquella manera.
—Perfecto —se irritó Ana— entiendo si no les agradó lo que sugerí en el live.
Con que de eso se trataba. No presté atención a nada de lo que dijo Ana frente a sus seguidores así que me sentía colgada.
Tomé el teléfono para comprender la molestia. Animados por Ana muchos desafiaban a Six Feet a salir de su zona de confort y mostrar en vivo las bromas de este año. Propuesta que no convenía ni un poco, podía acarrear graves problemas si existía un registro de lo que hacíamos.
Ana se perdió entre la multitud al ser ampliamente ignorada por el grupo.
La antigua yo habría corrido detrás de ella, pero mentiría si no admitiera que aún tenía cierto resentimiento por el comentario respecto a mi físico, además me pareció de mal gusto que utilizara el apodo que Mike me había dado para que también sea usado con ella.
«Basta, Mel, tú no eres así».
Charlotte como era de esperarse me ofreció toda la variedad de alcoholes con los que contaban. Aproveché de preguntarle dónde se estaba JJ, pero ella tampoco tenía idea de su paradero.
Mientras bebía uno de los tragos uno de los sirvientes se ofreció a guardar el bolso que llevé con la ropa de cambio y todo lo que necesitaría para la noche. De seguro quedé como una tonta al no reaccionar de inmediato, tener empleados en casa solo podía ser cosa de ricos.
—Mel, esta es una gran noche para que te proponga ser mi novia —habló Mike como si realmente lo estuviera considerando—. Es tu debut y solo míranos, es el destino. Nuestros disfraces hacen juego.
—No es el destino si me preguntaste de qué iba su disfraz y yo cometí el error de responderte —lo contradijo Emma.
Mike la fulminó con la mirada. Todo cobró sentido entonces, la interrogó primero antes de elegir su propio disfraz. Mike nunca terminaba con sus ocurrencias.
La noche siguió su curso sin tener noticias de JJ. Tampoco Ana regresó a mi lado. Pensé que se debió haber enojado conmigo por no haber ido detrás de ella. Sin duda eso habría esperado de mi parte.
¿Había sido una mala amiga por no hacerlo?
Los pensamientos una vez más me absorbían, recriminándome por lo sucedido. Adam pareció darse cuenta de ello, porque con sutileza me acarició el hombro.
—Y bueno... —escuché decir a Charlotte—. Quiero saber a quién le hará la broma Melissa. Estoy intrigada, no lo negaré.
Los demás también sostenían miradas curiosas.
—¿Ethan Hale? —sugirió Adam— Mike me comentó un poco cuando estuvimos aquí el otro día.
—Se supone que debe ser un secreto —susurré—. Yo no sé a quienes eligieron ustedes.
—¿En serio vamos a respetar las reglas de JJ? Él ni está ahora con nosotros —se burló Charlotte.
Mike buscó conectar con mis ojos, dándome una mirada cómplice. Aunque no lo manifesté con palabras, sabía que él entendería que era un visto bueno para que hablara.
—Ethan Hale es la persona a la que yo molestaré —afirmó Mike.
Los demás se mostraron confundidos.
—No sé qué ocurrió ayer —continuó Mike—, pero Mel me llamó en la noche y me dijo que lo agradecía mucho, pero que pasó algo que la hizo cambiar de opinión.
Emma se puso tensa, sabía perfectamente que tenía relación con nuestra conversación.
—¿Entonces...? —inquirió Adam.
Me convertí en el centro de atención. Comprendía que estuviesen confundidos. Siempre creyeron que tendrían que ayudarme.
No es que de pronto, haya cambiado de opinión sobre lo que era o no correcto. Sabía que estaba mal devolver con la misma moneda. Sin embargo, ayer cuando llegué a casa sentí una profunda tristeza. Después esa tristeza mutó en un sentimiento que no suelo tener: rabia.
Le di muchas vueltas al asunto, y sin pensar tomé el teléfono y llamé a Mike. Le agradecí por la ayuda que quiso brindarme, pero que no la aceptaría. Mike insistió, claramente le preocupaba que no tuviese a nadie en mente y que JJ se comportara como un imbécil conmigo. Quería ayudarme hasta el final pese al riesgo que conllevaba aquello.
Cuando por fin se rindió y entendió que hablaba en serio, me dejó tranquila y no volvió a preguntar por el asunto.
—No elegiste a nadie —Charlotte parecía decepcionada.
Cerré un poco los ojos, y tomé una gran bocanada de aire buscando fortaleza.
—Sí elegí.
—¿Quién? —insistió Adam.
—La víctima de mi broma será JJ.
𝑀𝓊𝒸𝒽𝒶𝓈 𝑔𝓇𝒶𝒸𝒾𝒶𝓈 𝓅♡𝓇 𝓁𝑒𝑒𝓇
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