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El otro Adrián (mascayeta) Capítulos 6 y 7

ZETA

—Abre los ojos, no tienes por qué tener miedo.

Adrian quiso morir, otra vez se durmió sin darse cuenta, parecía que ese era el activador para cambiar de un universo a otro, sólo cuando pasó de su mundo original al del primer Yalev lo hizo consciente.

Escuchó al hombre suspirar, se notaba que estaba cansado y podría decir por el tono que utilizó para enviarlo al baño, que esta escena la había repetido más de una vez.

—Cuando esté listo para darme la cara, estaré aquí, por favor báñate y viste lo que voy a traerte —ordenó con una voz que heló a Adrian—. Eres mi hijo, así que apúrate.

Eso sí era nuevo, en esos días fueron némesis, pareja, colaboradores, y ahora, familia, por lo menos en cada viaje aprendía algo de la personalidad de Yalev.

—Sé que no eres él, sin embargo, deseo que hayas podido resolver cómo terminar con el viaje y cerrar el portal.

Osorio asintió, entró a la ducha disfrutando el calor del agua, utilizó la esponja y las espumas corporales para restregar la suciedad de los otros universos que parecía haberse adherido a su cuerpo como si tratase de recordarle a cada minuto lo vivido.

Mientras lavaba su cabello recordó los cuerpos de Malena y Orlando, la muerte de Kyle, pero, sobre todo, el estribillo de la canción que se repitió hasta el cansancio.

Hizo la cuenta de los días que llevaba "saltando", tal vez por ser el primero y el que más visitó, fue en el que estuvo sólo unas horas, junto con aquel donde se vio como una mascota, luego el tiempo parecía aumentar junto con el riesgo que corría en cada uno.

Se secó y miró al espejo dándose cuenta de que la barba en su cara le daba un aspecto desaliñado, encima del tocador una cuchilla de barbería junto a la crema de afeitar se encontraba esperándolo, sin duda Yalev conocía muy bien sus gustos. Se peinó y vistió con lo indicado, casi una hora después salía a encontrarse con su padre.

Cassius bebía un líquido similar al vino, más espeso y sin duda con un olor metálico que se le hizo difícil identificar, le señaló una copa que olfateó para comprobar el contenido.

La mueca que hizo el anfitrión dejó ver un colmillo mucho más largo que el normal, recién en ese instante se detuvo a detallar el ambiente que le rodeaba.

—Correcto señor Osorio, soy un vampiro. Aquí somos normales y ustedes son un alimento muy costoso y que se cría en reservas especiales —habló como si le leyera la mente—. Hoy tenemos una cena, un evento que podría traer beneficios tanto a los suyos como a mi raza, pero necesitan ver a mi heredero, al primer humano convertido que no ha perdido... —movió las manos como buscando la palabra exacta para describirlo, resignado la pronunció—, su humanidad.

—¿Por eso es mi padre?

Yalev asintió, el Adrian de ese mundo escapó de una de las granjas de cría cuando iba a ser sacrificado, vagó por una semana en el bosque que lo llevó a una de las casas que le pertenecían, estaba herido, hambriento y dispuesto a morir con dignidad si así le tocase.

—El límite entre la vida y la muerte, en ese instante lo mordí. No era el primero, pero sí el único con esa característica, de ahí la importancia que hoy estuviese conmigo.

El plan era sencillo, sin separarse del anfitrión hablaría con los invitados, en la cena, mientras los otros comían los manjares hechos con sangre o semicrudos, él demostraría que podía consumir ambos alimentos, el problema radicaba en si iba a ser capaz de beber sin vomitar.

—Bajarás a las once en punto, te pararás a mi lado y lo demás es demagogia. Si en estas dos horas que tienes libre, puedes descifrar cómo traerlo de vuelta, te irás antes del evento.

—¿Cómo lo hago?

Yalev le explicó lo dicho por los otros visitantes, cada uno llegó de un universo diferente, y todos coincidían en lo mismo, cada viaje era una pista de lo que provocó que se abriera el portal, y aunque trataron de resolverlo, sólo uno que había ido y venido intermitentemente en un momento de su vida, sería la llave.

Adrian se sentó en el alfeizar del gran ventanal de la habitación, observó a través de la ventana el movimiento en la entrada, más allá del ingreso de los coches la calma aparente le generó un sin sabor. Recordó cada una de las misiones que efectuó en su mundo, el ambiente era tensó, incluso asfixiante.

Caviló sobre la relación con Malena, en los últimos meses se hacía más distante, eran buenos amigos que compartían cama, la amaba, pero sabía que no era igual a cuando comenzaron. Estaba Kyle, en un universo muerto y suplantado por un muñeco, algo que está allí para mostrar y jugar, y se puede olvidar tan rápido al tener un entretenimiento mejor, en el otro era un adolescente, un niño que no pudo ver crecer y tampoco disfrutar, porque ya tenía su propio destino.

Orlando era el tercero, tan ajeno a la persona que conocía, no era aquel que amaba como su hermano. Por último, el más extraño de todos, Yalev se repitió incluso más que su familia, y siempre lo ayudaba.

El reloj dio la primera campanada indicando que era hora de su aparición, a las once estaba en la escalera luciendo el anillo y el colgante que indicaba que era el sucesor de Yalev. El aquelarre lo observó con los ojos rojos y los colmillos afuera, era la bienvenida porque su padre extendió la mano hacía él para abrazarlo y llevarlo a saludar a los presentes, unos rostros eran conocidos, otros no, media hora después los vio, Orlando y Malena se movían entre las sombras del salón.

Se recostó en el hombro de Yalev, se sintió mareado, el aura de los vampiros era una mezcla de curiosidad, lujuria y hambre, de pronto los ventanales fueron quebrados con el ingreso de bolas untadas de aceite que se quemaban a gran velocidad generando una humareda que dificultaba la visión.

Adrian sintió como lo jalaban del brazo separándolo de los demás, corrió por el jardín hasta que pudo pensar con claridad deteniéndose de golpe. Quien lo capturó se detuvo dándole la cara, era ella, su Malena que se quitaba los falsos colmillos y le pedía que se marcharan.

—No puedo, no sin Cassius.

—Así que es verdad, preferiste al chupasangre sobre los tuyos —intentó explicarle, decirle que él buscaba una mejora en la sociedad, no lo escuchó, gritó y lo insultó, esa era la constante en su comunicación.

—¿Me ibas a traicionar Malena? —Osorio no pudo aguantar la carcajada, detrás de él se encontraba su mejor amigo que lo sujeto colocando una daga en su cuello—. Él tiene la respuesta del acertijo, si queremos estar juntos, es necesario matarlo.

—Mi muerte a cambio de poder —dijo Adrian sin emoción—. Pide que la de ustedes no sea dolorosa.

Malena vio al "convertido" golpear el estómago de Orlando invirtiendo la posición, pronto los dos hombres peleaban cuerpo a cuerpo de igual a igual. Alzó el arma y cuando creyó que era el momento oportuno, disparó.

El alarido que liberó Yalev en el salón dio a los invitados el permiso para acabar con los sublevados, el vampiro fue rodeado por una bruma negra densa que lo desapareció del salón. El sonido del cuello quebrándose para luego ver una cabeza rodando fue una imagen que —aunque macabra— llenó de satisfacción a Adrian. Extendió el brazo hacía él tratando de no caer por completo.

—¡Largo! Escapa lo más lejos que puedas, te repudio como Vampiro, vagarás eternamente ya que ningún clan te recibirá, estás maldito.

Orlando se llevó la mano a la frente, la marca del destierro se grabó para que todos lo reconocieran, miró a Adrian y sonrió al líder, la burla en su rostro y la manera como Yalev apretó sus puños le permitió comprobar a Osorio que su "padre" compartía un vínculo mental con los vampiros del grupo.

—Cassius —la atención del hombre volvió a él, preocupado lo cargó, Adrian negó, le quedaba poco tiempo y no llegarían a la casa—. Tengo la respuesta.

—Guarda silencio —Osorio lo vio desesperado y sintió el calor de familia que hace años sólo con el pequeño Kyle compartía—. Yo...yo puedo salvarte, pídemelo y tendrás la inmortalidad. Él lo entenderá cuando regrese.

—No...el otro Adrian no lo merece —limpió la lágrima de sangre que resbaló por la mejilla de Yalev—. La respuesta al acertijo, la tengo... «Cada dos mundos un Adrian, cada dos mundos quien mueve su destino», la llave eres tú Cassius, eres quien debe detenerlo.

El vampiro cerró los ojos y deseó lo que Osorio quería, clavó sus colmillos con fuerza arrebatando la vida de manera definitiva a su presa.

Adrian se desmadejó en sus brazos, eligió la muerte.

OMEGA

Adrián despertó en una camilla del hospital de la Policía, tenía dos horas inconsciente tras un desvanecimiento por culpa del estrés y el agotamiento. El médico le aconsejó descansar y tras varios exámenes lo dio de alta.

Osorio tomó sus cosas para dirigirse a la casa donde lo esperaba su familia, avanzó hasta la calle para buscar un taxi, iría por el auto al consultorio del odontólogo al día siguiente, por ahora quería abrazar a Malena, pedirle perdón por tenerla tan abandonada por un caso que se convirtió en lo principal para su vida profesional y que absorbió la personal también.

Cuando llegó a la recepción, el comandante lo esperaba con el ceño fruncido, al verlo hizo una inclinación con su cabeza y salió indicando que le siguiera.

En el coche el jefe le comentó lo ocurrido después de que se fue de la estación. En los vídeos de seguridad no se detectó a nadie ingresando al lugar, pero al llevarle la cena a Yalev, lo encontraron muerto.

—El tipo sabía que no viviría mucho, por eso te escribió.

El comandante le entregó a Adrián un papel con su nombre y una dirección.

—Fui ahí, son las ruinas de una casa, no hay nada, así que no tuve de otra que venir por ti, si alguien conoció a ese loco, fuiste tú

Adrian asintió, vaya que lo conoció, la relación entre ellos si de por fue extraña en este universo, con cada viaje vio facetas en donde se percató que él y Yalev podían ser caras de la misma moneda.

—Con Cassius muerto, no hay caso. Un microtraficante más que murió por un mal negocio.

Tras esa conversación ambos guardaron silencio, Adrian intentó llamar a Malena, pero el número lo mandaba al buzón de voz. Normalmente contestaba al segundo timbrazo, optó por dejarle un mensaje, quería pensar que nada estaba mal.

Arribaron al lugar que indicaba la nota, por la oscuridad se hacía difícil ver entre la maleza, empero, era necesario si querían continuar con el caso abierto, para muchos la única cabeza de todo ese negocio era Cassius, pero tanto el comandante como Adrian pensaban que él era otro más de los subalternos del líder principal.

Cuando iba a darse por vencido pudo notar en una de las losas que estaban bajo una pared a medio derrumbar, algo que llamó su atención, alumbró con la linterna de mano detallando los rasgos de lo que era un dragón. Se aproximó con cuidado, era la representación de la bestia con la cual luchó en el universo de fantasía.

Revisó con atención los bordes de la baldosa, pidió al comandante una navaja o un cuchillo con el cual aflojar la porcelana que levantó con dificultad. Debajo de esta había una caja con la imagen del dije que rescató en el universo zombi, eso le indicó que era lo que buscaban.

Revisó si quedaba otra cosa, en el fondo un sobre con dos fotografías, su cuerpo se tensó de inmediato. Adrián temió por Kyle, su hijo estaba a merced de dos personas que en ese instante no conocía a pesar de llevar años compartiendo: Malena y Orlando.

Los mecanismos de alarma se dispararon cuando Osorio y el comandante reportaron el secuestro del pequeño, así como mantener la búsqueda en reserva para aquellos oficiales que no estuviesen en la comandancia, incluido Orlando Zamora, la única llamada que debía ser rastreada en caso de que se diera, era la de Malena.

Al quedar a solas en el despacho del comandante, comenzó a ver con detalle las pistas, para Adrian al fin su viaje tuvo sentido, cada universo visitado contribuía con un detalle que le ayudaría a resolver el caso. Fue cuando recapacitó si realmente viajó o no, y a la par surgía otra pregunta, ¿Por qué Cassius le ayudó?

Miró los objetos sobre la mesa, el dragón, la joya, en la caja había una llave, observó que era antigua como de un cofre o la chapa de una maleta, equivalía que tenía algo de tres de los mundos, faltaba el primero, aquel en que se vio como una mascota y el del manicomio.

¿Cuál era el significado de esos? No había objetos que los representaran, dio vueltas a la llave en sus manos hasta que leyó la pequeña inscripción en la tija, tomó una hoja y pasó por encima un lápiz dejando impreso el mensaje, era la clave, allí se encontraban las respuestas.

"Muñeco Kyle"

Regresó a su casa, subió a la habitación que pertenecía a Kyle, detrás del muñeco preferido de su hijo se hallaba un cofre antiguo que bien podía pasar por una repisa de madera debido al tamaño, en este encontró la evidencia de lo que significaba años de engaños.

La USB dentro de un pequeño sobre plástico parecía estar fuera de lugar entre las fotografías y otros documentos, en quince días que estuvo fuera de la casa, Cassius pudo entrar en cualquier momento a dejarla. Buscó un portátil y la conectó, la imagen de su némesis le causó escalofrío, se veía enfermo y muy débil en comparación al día que lo capturaron.

El hombre comenzó a relatar su historia, o la del Yalev de ese mundo, él estaba de paso, era una de las sombras que debía regresar a la cárcel donde el sufrimiento los consumía, una a la que debía enviar a los culpables del desbalance.

Adrian escuchó como Malena era la hermana menor de Cassius, el hombre la crio desde los siete años en los que fueron abandonados por su padre frente a un orfanato al que nunca entraron. Pronto se vieron haciendo lo necesario para sobrevivir, con los años se abrieron camino en el mundo de las pandillas, hasta ser reclutados por el rey Amatista, un tipo que en su logo tenía un curioso símbolo que decían significaba la veneración del amor eterno.

Malena fue marcada en la base de su cabello con la figura de la diosa, mientras Cassius tenía la figura de un dragón negro en su antebrazo izquierdo.

Con cada trabajo se fortalecía la reputación de ambos, siendo en poco tiempo los preferidos y convirtiéndose en los segundos al mando en el mundillo del microtráfico.

Al ser descubierta la identidad de Cassius, Malena fue llamada por Antonio que le prometió lo que ansiaba, dirigir a su lado el imperio de drogas y tráfico ilegal de varias mercancías, pero a cambio de un pequeño sacrificio, casarse con Adrian Osorio.

«Somos víctimas de los espejismos, estamos acostumbrados a ver lo que queremos para no lastimarnos. Eso significa el universo donde vengo.

Las pistas estuvieron siempre frente a ti, pero tenías que vivir en carne propia cada símbolo para entenderlo. Con la ayuda inesperada de tu enemigo, debías reconocer que eras una mascota de quien manipula detrás de las sombras, identificar los símbolos, el dije del amor imposible y el dragón de quien lucha por sobrevivir sin importar las consecuencias. Por último, la llave que significa el renacer, dejar atrás todo para un nuevo comienzo, y eso significa sacrificio.

El Cassius de tu mundo lo oíste morir, y yo pronto lo estaré, cuando los captures, el ciclo en mi universo finalizará, y tú y los Adrián estarán libres de la maldición».

Dos horas después el operativo montado para rescatar a su hijo de la mujer que alguna vez amó y de su mejor amigo dio como resultado la captura de uno de los principales políticos del país.

Antonio Santorini Bernal alegaba que tenía inmunidad diplomática y otra cantidad de cosas que nadie prestó atención, Adrian tomó en brazos al pequeño Kyle que permanecía dormido por el sedante que le fue aplicado según confesó Orlando, ahora su examigo y exesposa eran conducidos a una patrulla. Antes de entrar en esta, Malena preguntó lo que más de uno quería saber.

Adrián le sonrió, si quería cerrar ese episodio en su vida necesitaba contarlo todo y de ser posible desaparecer.

—Tuve ayuda de Cassius Yalev.

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