Capítulo 5:
Graduación
Habían pasado ya algunas semanas de esos sucesos, Yoshimi seguía asistiendo a la Academia y a sus clases con Ebisu y Konohamaru, además de entrenar sola cuando se sentía de ánimo. Aquel día era uno especial, por lo tanto ella se levantó demasiado temprano esa mañana. Después de arreglarse para ir a la academia, corrió rápidamente hasta el comedor, en el cual solo estaba su abuelo.
—Yoshimi, es bueno verte a estas horas. ¿Te sientes emocionada? —le preguntó al verla frente suyo.
—¡Demasiado, lo juro!
—Eso es bueno —tomó un sorbo de su té, para luego agregar—. Algún día te convertirás en una gran kunoichi, ya verás.
—¿Tú lo crees? —preguntó la chica, feliz. Claro, estaba emocionada de escuchar esas palabras del viejo Hokage.
—Estoy seguro de eso.
—¡Muchas gracias, abuelo!
—No hay de qué, mi nieta.
Comió aceleradamente el rico desayuno que habían preparado, se despidió de su abuelo y salió de casa hacia la cárcel para niños sin esperar a Konohamaru, ya que estaba segura de que despertaría tarde. La castaña pudo sentir la presencia de sus padres cerca, pero desaparecieron de un momento a otro.
Llegó antes que todos, de hecho en su sala no había nadie además de ella. Se sentó en su puesto a esperar, estaba dispuesta a dormir, sin embargo estaba demasiado emocionada como para poder hacerlo. Poco a poco fueron llegando sus compañeros, cuando llegó Hinata se puso a hablar con ella, ni siquiera notó cuando su grupo de tontos se había reunido y acercado a ella.
—¡Yo-chan! —exclamó Naruto, sobresaltando a las dos chicas y haciendo sonrojar a la Hyūga—. ¿Es cierto que llegaste primera?
—¡Pero claro! —sonrió la de ojos naranjos—. Fue una gran hazaña, no dormí mucho, pero no podía con la emoción por lo que pasará hoy.
—¿Qué pasa hoy? —preguntó Chōji, el cual había estado distraído comiendo papitas.
—¿Cómo que qué pasa? Hoy es la graduación —le responde Kiba con tono obvio, a lo que el Akimichi solo pudo responder con un "¡oh!".
—En fin, ¿por qué vinieron a preguntarme eso?
—Bueno, es que nos lo dijeron e hicimos una apuesta, era imposible que hubieras llegado primera —respondió Shikamaru—. Así que Chōji es el ganador, mendokusai.
La castaña se burla de los perdedores y le agradece a su amigo de pelo castaño por creer en ella, a lo cuál él solo responde con una sonrisa. Mientras, Hinata trata inútilmente de hablar con Naruto, siendo ignorada.
Luego de unos segundos discutiendo, llega su profesor, todos se sientan en sus respectivos puestos, y él les explica que para graduarse debían realizar el bunshin no jutsu (jutsu de réplica). Esa era una técnica básica que Yoshimi dominaba por completo, así que sonrió entusiasmada.
Iruka empieza a llamar uno por uno a la sala de al lado y así tal cual van saliendo todos con sus bandas en la frente.
—Yoshimi, te toca.
—¡Sí!
La castaña camina hacia la sala contigua con seguridad.
Al llegar, Iruka-sensei le dice que realice el jutsu y ella realiza las posiciones de mano a una velocidad inigualable, casi tan rápidas como las hace el Tercer Hokage, su abuelo.
Tigre, jabalí, buey, perro.
—¡Bunshin no jutsu! —exclamó y aparecen seis réplicas exactas de ella.
—¡Hola, Iruka-sensei! —saludaron al mismo tiempo.
—Vaya, Yoshimi. Hasta el momento todos han logrado hasta cuatro. Ten tu banda, te la mereces.
—¡Muchas gracias, Iruka-sensei! —exclamó tomando la banda con la cinta negra que le había entregado y desvanece los clones.
—¿Dónde la llevarás?
—Creo que en el brazo. Todos la llevan en la frente, yo seré especial —contestó, orgullosa.
—Bueno pues, chica especial, ve a avisarle a Kiba que le toca ahora.
—¡Sí!
Mientras se dirige a la sala se va ajustando la banda ninja en el brazo.
—Kiba, es tu turno —dijo dirigiéndose al chico perro, solo asomando su cabeza por la puerta de la clase.
—¿Eh?
—¿No pasó? Que raro.
—¿Yoshimi? ¿Dónde está tu banda?
Todos se extrañaron al no ver la banda en la frente de la chica.
—En el brazo, es más original, lo juro, así que no me copien —dice entrando.
—Gracias por avisarme, Yoshimi —le dice Kiba pasando a su lado.
—Ah... Sí, de nada.
¿No se supone que estaba enojado? —pensó confundida, últimamente cambiaba mucho de actitud con ella, peleaban por cualquier estupidez que se les cruzara por la mente, de hecho el día anterior habían estado enojados porque Kiba no le quiso dar de su jugo a Yoshimi. Alzándose de hombros, se dirigió a su puesto al lado de Shikamaru y Chōji.
—Que problemática eres, yo tenía planeado poner mi banda en el brazo —el Nara la observa casi dormido.
—Bueno, pues te doy permiso para ponerla en tu brazo, pero solo tú.
—Pues gracias, supongo.
La Sarutobi estuvo a punto de quedarse dormida, pero prefirió quedarse hablando tranquilamente con el Akimichi. Cuando ya todos hubieron terminado su exámen, salieron de la Academia hacia donde algunos de sus familiares los esperaban. Nuestra protagonista se acercó rápidamente a su tío y lo abrazó del cuello.
—¡Tío Asuma! ¡Mira, mira! ¡Ya tengo mi banda, soy de verdad una kunoichi! ¿No es genial?
—Eso veo, Yoshimi —le dijo abrazándola y elevándola en el aire—. La familia está orgullosa de ti.
La chica le dedica una sonrisa radiante mientras correspondía a su abrazo, hasta que se dio cuenta de que algo andaba mal.
—Tío, ya vuelvo. Necesito que me esperes unos minutos —se aleja mientras el mayor asiente y se dirige hacia Naruto, que estaba sentado en un columpio, sin compañía.
—¿Naruto? ¿Qué pasa?
—No pasé, Yoshimi. De nuevo no pude pasar 'ttebayo —mencionó, triste.
—Naruto...
—Yoshimi, si sigo así, nunca podré ser Hokage.
—Oye, oye. ¿Quién se supone que eres tú? —le preguntó, achinando sus ojos.
—¿De qué hablas?
—Tú no eres el Naruto que yo conozco. El Naruto que yo conozco es el tonto más testarudo del mundo, y aunque le desanimen y lo miren mal, jamás se rinde, ¿te digo por qué? Porque lucha por alcanzar su meta y ser Hokage algún día. Además, te contaré un secreto... escuché que una chica llamada Yoshimi lo iba a invitar a un ramen —terminó logrando animarlo.
—¿De verdad? —pregunta emocionado.
—Sí, pero ahora no tengo dinero, así que cuando tenga juro que te invitaré —el rubio sonríe y asiente—. Me tengo que ir. Nos vemos, Naruto.
—Nos vemos.
Se dirige de nuevo hacia donde estaba Asuma, él la sube a sus hombros y camina hasta su casa. Al llegar, muchos integrantes de su clan estaban afuera, fue una gran sorpresa.
Su madre y su padre estaban allí, mirándola orgullosos. Konohamaru se veía muy feliz al lado de ellos, sus ojos brillaban con intensidad.
—¡Felicidades, Yoshimi! —exclamaban algunos.
—¡Todos estamos muy orgullosos!
Tío Asuma la bajó, y ella no tenía idea de qué decir.
—¡Muchas gracias a todos! —exclamó con una gran sonrisa.
Uno a uno se acercaban a abrazarla y felicitarla.
Los últimos que se le acercaron fueron sus padres y hermano.
—Estamos orgullosos, Yoshimi —le dijo la mujer.
—Ojalá algún día te conviertas en ANBU, como nosotros —agrega el pelinegro, su madre asiente a sus palabras.
—Ah... Sí, gracias —se desanimó.
Bueno... Supongo que ellos quieren lo mejor para mí, ¿no? —se cuestionó. Inmediatamente sintió a alguien abrazarla por la cintura, era el menor.
—Felicidades, hermana —sonrió y la chica sintió que recobró la emoción que se le había ido hace poco.
—¡Muchas gracias! —gritó abrazándolo, haciendo que se elevara un poco del suelo, mientras el niño reía.
Luego de un rato, todos se van y Asuma los invita a comer barbacoa a ella y a su hermano, obviamente ellos aceptaron felices y después de comer fueron a visitar al viejo. Estaba un poco ocupado, pero igual la felicitó y le regaló algunos implementos ninja nuevos, les dio un discurso y finalmente recordó su graduación y la de sus dos hijos.
Llegaron a casa bastante cansados, pero eso no fue impedimento para que los dos hermanos jugaran a los ninja un rato, para después irse a dormir.
La niña durmió pensando que algún día toda la aldea la reconocería por ser la mejor ninja del País del Fuego, no solo por ser la Honorable Nieta.
—¡Yoshimi! —unas horas más tarde, la chica despertó sobresaltada por el grito de su hermano.
—¿Eh? —media adormilada aún, se giró en su futon.
—Levanta, recuerda que es tu primer día como graduada de academia.
Al escuchar eso se levantó rápidamente, se arregló y se ajustó la banda de la aldea en el brazo. Se dejó el pelo suelto, como normalmente lo llevaba, y frente al espejo puso algunos mechones de cabello detrás de una de sus orejas, dejando a la vista los cuatro aros que usaba en esta. Bajó las escaleras y se dirigió directo a la cocina, en donde tomó su desayuno, para luego salir de casa y caminar por las calles de Konoha hacia la Academia.
La chica había escuchado que aquel día los dividirían en grupos de tres a todos, por lo que rezaba internamente que no le tocara hacer equipo con alguna de las acosadoras de Sasuke, ya que a todas las encontraba irritantes, lo mismo para su grupo de acosadores de la infancia (debido a que a pesar de que a la llegada de Yoshimi hace unas semanas ellos habían sido más tímidos, ahora se dedicaban a entregarle siempre cartas de amor, chocolates, y peleaban entre ellos).
Al llegar se sorprendió al ver a su mejor amigo en la sala de clases, sentado al lado de Sasuke, por lo que fue a sentarse justo en medio de los dos.
—¡Naruto! —exclamó con una sonrisa—. ¿Qué haces aquí? ¿Acaso te admitieron?
—¡No te vas a creer esto, Yoshimi! —le contó acerca de la noche anterior, incluyendo lo del Kyūbi. Era su mejor amiga, sabía que ella no se iba a alejar de él por algo como eso. De pronto, el chico se detuvo a mitad de la historia y centró su atención en la puerta: Sakura estaba ahí.
—Oh, no. Mejor me voy de aquí —se escabulló de alguna forma sin que la vean, se fue a sentar al lado de Hinata, para empezar a molestarla por lo tierna que era y de vez en cuando muriendo por un ataque al corazón al escucharla tan tímida. Fue entonces cuando dirigió su mirada al frente y vio cómo Sasuke y Naruto se besaron, para que luego se armara un gran escándalo en la sala de clases y Yoshimi tuviera un dolor de estómago de tanto reír. Un rato después, su profesor llegó, explicó la dinámica de los grupos con habilidades equivalentes y que cada uno de estos estarían bajo la supervisión de un jōnin y por último empezó a enumerar quiénes estarían en cada grupo.
—El próximo, grupo ocho: Hyūga Hinata, Sarutobi Yoshimi —la castaña celebró y chocó los cinco con su mejor amiga—, Inuzuka Kiba y Aburame Shino. Ustedes son el único grupo de cuatro integrantes.
Después de que Iruka terminó de nombrar todos los equipos, Naruto reclamó por estar en el mismo grupo con su rival y Sakura lo reprendió, haciendo que el rubio se disculpara con ella y volviera a sentarse.
—Les presentaré a los jōnin después del almuerzo, la reunión queda suspendida hasta entonces —después de decir esto, el profesor se retira y los chicos se empiezan a arreglar. Hinata se retira y se despide de ella diciendo que se verían en la tarde. Mientras Yoshimi se arreglaba, pensó que realmente no quería comer sola aquel día, por lo que empezó a fijarse en si sus amigos aún seguían en el salón. Para su desgracia, la mayoría se habían ido, solo quedaba Kiba, el cual parecía estar a punto de irse.
Con rapidez, se acercó a él y tocó su hombro. Cuando se dio vuelta, ella le sonrió—. ¡Kibaka!
—¿Sarutobi? ¿Qué pasa?
—¿Quieres...? —de pronto pareció darse cuenta de algo y puchereó—. Espera, ¿desde cuándo me llamas por mi apellido?
El chico perro se encogió de hombros, para después bufar mientras veía cómo Akamaru saltaba desde su cabeza hasta la de la chica.
—En fin, ¿por qué me hablabas?
—¿Quieres ir a comer ramen conmigo? —viendo el rostro de confusión del chico, se avergonzó y siguió hablando mirando al suelo—. Es decir... no quiero comer sola hoy, además hace mucho tiempo que no salimos los dos solos, juntos, como amigos.
El castaño bufó y la chica se preguntó internamente por qué.
—Está bien, de todas formas hoy también iba a almorzar solo —su perro lo interrumpió ladrando—, con Akamaru.
Yoshimi le sonrió y juntos se dirigieron hacia Ichiraku. Almorzaron juntos y, como les sobraba tiempo antes de volver a la Academia, caminaron hacia esta a través de un parque mientras el perro del chico jugueteaba por todos lados. El ambiente entre ellos no era el mejor, se sentía la tensión en el aire, Kiba estaba nervioso, pensaba que si ahora se sentía así, ¿cómo iba a sobrevivir estando en el mismo equipo que ella?
—Kiba —el chico interrumpió sus pensamientos al escucharla—. ¿Pasa algo malo? ¿estás enojado porque hice que me dieras de tu comida el otro día? No encuentro otra razón para que estés así.
—No pasa nada, Sarutobi.
—¿Lo ves? —exclamó la chica, la cual odiaba que sus amigos la llamaran por su apellido—. ¡Para ti no soy "Sarutobi" —con el ceño fruncido, hizo que el chico parara su caminar al posicionarse frente a él y tomarlo de los hombros—, soy "Yo-chan"!
—Está bien, Yo-chan —rió, sintiéndose un poco más aliviado pero nervioso al tener a la chica tan cerca—. No pasa nada en realidad.
—¿Seguro?
—¡Seguro! —le dio una de sus sonrisas perrunas, para después darse cuenta que no habían podido hablar bien desde que llegó: solo se habían dedicado a pelear—. Oye... ¿cómo estuvo tu entrenamiento?
Ella rió, para después soltarlo y comenzar a caminar a su lado, contándole acerca de su entrenamiento durante esos cuatro años, todo lo que habían visto y aprendido, y después Kiba se dedicó a contar lo que le había pasado a él.
Para los dos, la plática se hizo corta. Sin darse cuenta, ya habían llegado a la Academia. Entraron juntos su sala, ya se habían llevado algunos equipos. Ellos se dirigieron hacia donde Hinata y Shino estaban sentados en un silencio incómodo.
—Buenas —saludaron al mismo tiempo.
—¡Vaya, ustedes dos juntos sin matarse, es el fin del mundo! —Ino se burló y Yoshimi le sacó la lengua.
—¿Qué hay de malo en eso? —preguntó.
—¿Hicieron un tratado de paz o algo así? —siguió la rubia. Los dos se miraron y sonrieron.
—Algo así —el chico perro rió atrayendo a Yoshimi hacia él para luego empezar a revolverle el cabello.
—¡Kiba! —rió y le pegó en el brazo, él la soltó.
—¡Eso dolió!
—Mentiroso —le sacó la lengua.
—Ustedes dos... acaso... ¿son novios? —preguntó Sakura, que había visto todo. Ellos dos se sonrojaron y todos los miraron expectantes.
—¡Claro que no, tonta! —la castaña respondió, al ver el rostro de los dos, algunos rieron y se burlaron, pero hubieron algunos chicos que miraron de mala manera al Inuzuka, entre esos, Shikamaru. La Honorable Nieta se dio cuenta de aquello y, confundida, se preguntó el por qué, eso hasta que todo se calma ya que un hombre con un cigarrillo en la boca entra, se dirige a la tarima y lee un papel en el que tiene anotado unos nombres.
—Nara Shikamaru, Akimichi Chōji y Yamanaka Ino, vengan conmigo.
Los nombrados y el tío de la chica salen de la sala hacia algún lugar, mientras ella puchereaba ya que su profesor no sería Asuma.
En pocos segundos, entra una mujer de pelo negro y ojos rojos y se dirige hacia la tarima, tal como el pelinegro lo había hecho hace no mucho.
—Inuzuka Kiba, Hyūga Hinata, Aburame Shino y Sarutobi Yoshimi —los mira y sonríe—, ustedes vienen conmigo.
Ellos salen de la sala siguiendo a la mujer, con la de ojos naranjos dando saltitos felices ya que conocía a su nueva sensei.
—Bueno, chicos —decía Kurenai mientras los dirigía—. Yo seré su nueva sensei; los llevaré al lugar donde entrenaremos siempre, a menos que les cite en otro lugar. Nos presentaremos y lo demás lo verán después.
Los llevó a uno de los campos de entrenamiento de Konoha. Ellos se sientan a la sombra de un árbol y la mujer empezó a hablar.
—Ahora, digan sus nombres, algo que les guste, algo que les disguste, su pasatiempo y su sueño. Empieza tú, el de la izquierda.
—Me llamo Shino Aburame, me gustan los bichos, me disgustan algunas cosas, mi pasatiempo es cuidar mis colonias de bichos, y mi sueño... no lo he pensado.
—Sigue tú, chica —dijo refiriéndose a Hinata.
—Yo... Yo me llamo Hinata Hyūga, me gusta... me gusta... —se sonrojó—. Lo que no me gusta es... creo que nada, y mi sueño, pues —terminando de tartamudear, se sonrojó más si es posible, y Kurenai suspiró cansada.
—Sigue tú, Yoshimi.
—Soy Yoshimi Sarutobi. Lo que me gusta es estar con las personas que me agradan, lo que me disgusta es la gente que no me reconoce por mis habilidades sino que por mi clan. Mi pasatiempo es entrenar y mi sueño es ser la primera Hokage mujer y la mejor kunoichi del País del Fuego —exclamó animada.
—Sigo yo. Mi nombre es Kiba Inuzuka y este es Akamaru —dijo enseñando al perro, este ladró—. Me gusta... —dio una rápida mirada a la castaña, que esta no alcanzó a percibir—. Me gustan los perros, me disgustan los gatos. Mi pasatiempo es dar paseos con Akamaru, y mi sueño es ser Hokage.
—Por último, yo. Soy Kurenai Yuhi, me gusta entrenar. No me gusta... bueno, no lo sé. Mi pasatiempo: entrenar, y no tengo algún sueño en específico —hizo una pausa, para luego continuar—. Como habrán notado, todos somos muy distintos, pero lograremos hacer un buen equipo, combinando las habilidades de sus clanes —observó a los cuatro presentes, y Kiba infló el pecho—, sus jutsus e inteligencia, con mis genjutsus, podríamos ser el equipo más balanceado de los novatos, y, tal vez, de Konoha.
Los alumnos se miraron entre ellos, esperanzados.
—Pero para eso —siguió—, debemos entrenar. Empezaremos haciendo misiones mañana. Nos vemos en la puerta de entrada de Konoha a las cinco de la mañana. No lleven nada, solo su equipamiento ninja. Nos vemos —terminó, y se retiró del lugar, esperando que sean buenos estudiantes.
—Bueno pues, yo me voy también. Nos vemos mañana, equipo —se despidió la castaña.
—Nos vemos, Yoshimi —dijo Kiba junto con un guiño y una de sus sonrisas. La chica se sintió rara, tuvo una sensación en el pecho que no le gustó mucho, y se sonrojó.
—N-nos vemos, Yoshimi —tartamudeó Hinata nerviosa porque su mejor amiga la estaba dejando con dos personas que no conocía para nada.
Shino solo le dio un asentimiento con la cabeza.
La de ojos anaranjados se fue a buscar a su mejor amigo para pasar la tarde con él, pensando en que los cuatro serían el mejor equipo de Konoha, estaba segura de eso.
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