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✿ Capítulo 11

Capítulo 11:
Eliminatorias

—Abran el panel.

Una parte de la pared se abrió.

—Los nombres de cada pareja son elegidos de forma aleatoria. Antes de cada encuentro, los nombres aparecerán en la pantalla detrás de mí. Como ya no hay nada más que agregar, comencemos. En un momento los nombres de los dos primeros oponentes aparecerán.

Todos miraron atentos la pantalla, y empezaron a aparecer los nombres de cada uno.

—Perfecto. Entonces, aquellos que fueron elegidos, avancen.

La primera pelea fue Sasuke contra uno de los compañeros de Kabuto. Sasuke fue el ganador, pero fue casi a penas y había logrado decepcionar a la castaña ya que no había sido nada tan especial.

Luego les tocó combatir a Shino contra otro del sonido, al que Sasuke le había roto los brazos. El ganador fue Shino debido a una buena estrategia: sus bichos se habían metido en los orificios que Zaku tenía en las manos.


En la tercera batalla, ganó un chico llamado Kankuro, de Sunagakure.

La cuarta batalla fue sorprendente para todos: Sakura contra Ino, dos amigas de la infancia que ahora eran rivales. Pelearon y discutieron un buen rato, pero finalmente empataron.

TenTen contra Temari. Lee, Gai y Yoshimi animaban a la castaña, pero, finalmente ganó la chica de la arena.

Le siguieron Shikamaru v/s la chica del sonido. El mejor amigo de la de ojos cafés ganó con una buena estrategia, como era de esperarse de él.

Y justo entonces llegó el encuentro que Yoshimi esperaba.

—Sí —celebró dando puñetazos al aire, como si tuviera una bolsa de boxeo frente suyo—. ¡Esta vez sí que podré demostrar mi poder!

—Sarutobi Yoshimi contra Mononobe Aiko.

Las dos chicas bajaron, ella se ató el cabello y escuchó algunos murmullos, pero no les hizo caso.

—Empiecen.

Se miraron a los ojos, decididas.

—¡Vas a perder, mas vale que te retires! —le gritó la chica frente suyo, de pelo negro y ojos azules. La Sarutobi apareció atrás suyo con un kunai en su cuello.

—Te sugiero que no me subestimes —masculló.

—Ya la perdimos se lamentó Kiba. La había visto muchas veces pelear, la mayoría de las veces perdía los estribos y se emocionaba demasiado, lo que a veces hacía que se equivocara bastante.

—La verdad es que no lo hago —Aiko desapareció.

La castaña hizo un sello con su mano, estuvo así unos segundos y saltó, esquivando el ataque de la chica bajo la tierra, para después burlarse con una carcajada.

Mononobe apareció detrás suyo y le dio una patada que hizo que se estrellara contra el suelo, la de ojos naranjos estuvo ahí unos segundos, y luego se esfumó.

—¿Un clon? —gritó la chica, frustrada—. ¡¿Dónde estás, niña?!

—No lo sé —se escuchó, la de ojos azules trató de encontrarla—, ¡quizás frente tuyo!

La ojiazul recorrió el lugar con la mirada, Yoshimi estaba parada encima de la estatua del sello de manos. Su contrincante corrió hacia ella, furiosa, y saltó, tratando de darle un puñetazo.

—Oye, ¿qué pasa? —de un momento a otro ya no estaba ahí, lo que irritó aún más a Aiko.

—¡Deja de jugar! —le gritó al aire.

—Como quieras —apareció frente suyo y le dio un puñetazo en el estómago, sin dejarla reaccionar. La lanzó varios metros, y ella dio vueltas por el suelo, antes de levantarse, correr hacia la castaña e iniciar una pelea de taijutsu.

Puñetazos, arañazos y patadas iban y venían en ese campo, hasta que una patada mandó lejos a la Sarutobi. La otra chica se sentía rara, como si muchas de sus fuerzas se hubieran esfumado con cada ataque que había recibido, pero supuso que esto era normal en una pelea.

La nieta del Hokage se levantó a penas y comenzó una pelea de ninjutsu mientras sus amigos la animaban desde el segundo piso.

—¡Katon: Gōkakyū no jutsu! —una gran bola de fuego se dirigió hacia Aiko.

—¡Suiton: Suitonheki! (Elemento agua: muro de agua) —apagó el jutsu con otro.

Doton: Ganseki no sohen gruñó. Una gran roca salió del suelo, ella la golpeó con la palma de la mano, fragmentando esta y lanzando los pedazos hacia la otra chica, ella lo contrarrestó con otro jutsu estilo rayo, y así siguieron un rato, lanzando ataques a diestra y siniestra, hasta que Yoshimi se hartó y se sentó en el suelo, aburrida por la larga pelea

—¡Argh! —le dio un puñetazo con chakra al suelo, dejando una gran grieta que impresionó a todos los presentes menos a sus familiares y compañeros de equipo—. Ya me aburrí. ¿No te cansas, niña?

—Vaya, ¿tú si? —se burló la otra—. Sarutobi Yoshimi, nieta del Hokage, hija de dos grandes ANBUs de la aldea estudiante de Ebisu, Umino Iruka, Tsunade, una de los legendarios sannin, Yuhi Kurenai y, por último, Maito Gai —rió—. ¿Eso es todo lo que tienes, engreída?

Por supuesto, eso había sido suficiente para que ella se levantara del lugar, con la mirada ensombrecida.

—Tienes razón —sonrió—, esto no es todo lo que tengo —la miró, el fuego se reflejaba en sus ojos—. ¿Quieres que te convierta en un blanco de kunais? Podría hacerlo si quisiera, lo juro —le dio vueltas a un kunai con su dedo índice.

—Veamos si es que puedes —comenzó a correr, la otra le lanzó un kunai que pasó justo frente a sus ojos, lo que causó que se detuviera.

Mal hecho.

Otro kunai ya se dirigía hacia ella, y este se incrustó en su hombro, por lo que soltó un quejido.

—¿Quién es el blanco de quién? —habló una voz atrás suyo, la castaña dio vuelta sorprendida, otra Aiko estaba atrás suyo, y le había lanzado cinco kunais, todos ellos cayeron en distintas partes de su espalda, causando que ella tosiera sangre y que cayera a los pies de la pelinegra.

La sala estaba en silencio.

No... no puede ser pensaron Kiba, Shikamaru, Naruto y Chōji impactados. Esa chica era su amiga de la infancia, la conocían perfectamente, no había forma de que la vencieran con un truco así.

Algunos de los presentes miraron al Hokage, el cual, para su sorpresa, miraba apacible la escena, fumando su pipa.

—Declaro este encuentro... —comenzó a decir el censor, pero fue interrumpido por una voz conocida que nadie supo de donde venía.

—¡Vamos!, ¿tan poca fe me tienen?

Todos la buscaron con la mirada menos el viejo, que ya conocía ese truco.

—¡Allí! —Naruto apuntó al techo, animado. Los presentes miraron hacia donde él señalaba.

La chica estaba colgando del techo, usando chakra en la palma de sus pies para sostenerse. Sus compañeros se alegraron en demasía.

—¿Quién es el clon? —preguntó Lee.

—Lee, es la de arriba. Un clon no hubiera podido resistir tantos ataques —respondió su sensei preocupado.

—Es la de abajo —Neji, quien había activado su byakugan, miraba la escena un poco impresionado—. No entiendo cómo lo hace, se ve igual que un clon de sombras, pero es diferente...

—Así se hace —susurró Kiba bastante aliviado.

—¡Eso es, Yo-chan, sigue así! —animó Naruto gritando.

—Que tipo más escandaloso eres —dijo Shikamaru, quien aunque no se notara, estaba muy aliviado, no entendía cómo su corazón pudo parar unos segundos que se sintieron infinitos.

—¡Gánale a esa engreída, Yoshimi! —gritó Ino, completamente animada—. ¡Sakura y yo te lo ordenamos!

—Ino puerca, eso lo iba a decir yo —reprendió la de cabello rosado—. Pero de todas formas... —tomó aire—. ¡Más te vale que ganes, Yoshimi! ¡Por nosotras!

—¡Y por Shikamaru también! —continuó Ino. El recién nombrado sintió la mirada intrigada de Asuma en su nuca, al igual que la mirada de un chico junto al Hokage, pero la de él era fulminante.

—¡Y por Kiba! —siguió Sakura

—¡Y Naruto!

—¡Y por Sasuke! —gritó Naruto, la rubia y la de ojos verdes se miraron y le dieron un puñetazo en la cabeza al chico—. ¡¿Y eso por qué?!

—Por idiota —siguieron observando el encuentro.

La castaña, un poco sonrojada y avergonzada, deshizo el jutsu. La Yoshimi con los kunais en la espalda se deshizo en una sustancia viscosa, que subió haciéndose más acuosa hasta ser como una masa de aire de color celeste, y fue absorbida por la piel de la chica.

—¿Qué fue eso? —preguntó su contrincante, anonadada.

—Chakra.

—¡¿Qué?!

Ella sonrió y el clon de la pelinegra que le había lanzado los kunais desapareció.

—No quiero explicarlo ahora —se encogió de hombros, bajó al piso de un salto y se paró frente a ella—. ¿Te rindes o quieres seguir peleando?

La de ojos zafiro bajó la mirada, apenada.

—No te queda chakra, utilizaste lo último con ese clon —siguió, la otra suspiró y miró al censor.

—Me rindo —subió con su equipo, sintiéndose humillada. Yoshimi cayó al piso en un abrazo de oso de Naruto.

—¡Eso estuvo genial, Yo-chan!

—¡Naruto! —exclamó riendo por la efusividad del chico.

—Oye, oye, estás asfixiando a mi prima —el chico que había bajado de un salto al ver esa escena, lo tomó del cuello de la camisa y lo apartó.

—¿Y tú quién eres? —le preguntó Naruto. El chico lo ignoró y cargó a su prima como saco de papas.

—¡Hiroki, bájame!

En vez de hacerle caso, subió con ella al nivel superior, la dejó parada en el piso y la abrazó.

—Tonta —susurró—. Me habías asustado, pero al parecer tienes un montón de trucos sucios bajo la manga.

—No son trucos sucios, es que soy invencible, Hiroki —contestó divertida abrazándolo igual. Él le desordenó el pelo, causando su molestia.

—Enana —se burló el mayor.

—No diré nada porque estoy de buenas —lo miró mal y él le sonrió.

—Suerte en las finales —habló antes de irse.

Ella soltó un bufido y se acercó a su equipo. Inmediatamente chocó puños con Kiba.

—Eso estuvo muy bien —le sonrió él—. Te veías muy... eh... fuerte.

Hinata y Kurenai rieron.

—¿Acaso no lo soy? —lo miró desafiante.

—No tanto como yo —la despeinó, haciendo que ella reclamara.

—Esa fue una buena estrategia —sonrió Hinata a su amiga.

—Pasaste a la final, Yoshimi —su sensei la miró orgullosa—. Tienes que ganar en las finales.

—¡Lo haré!

Por un momento, todo se quedó en silencio mientras esperaban a ver quienes debían batallar ahora.

En la pantalla finalmente aparecieron Naruto y Kiba. El último había pensado que sería fácil ir contra él, por lo que se sintió feliz. Durante el encuentro, la castaña se había molestado profundamente por lo que le había dicho el chico perro al rubio, por lo que comenzó a apoyar a Naruto, que finalmente ganó haciendo su "movimiento mortal súper secreto" (un pedo) y su "Uzumaki ráfaga", dejando adolorido al Inuzuka, por lo que ya no pudo continuar más.

—Ahora, daremos los nombres para el siguiente encuentro —los presentes se dieron vuelta hacia él.

Hyūga Hinata v/s Hyūga Neji. Antes de que empezaran, el chico le dio una especie de discurso desmotivacional a su prima. Fue bastante duro en eso, hizo que ella se sintiera muy insegura.

—La gente no puede cambiar sin importar cuánto lo intente, no pueden separarse de su auténtica naturaleza, un paria siempre será un paria. La gente es juzgada por su auténtica naturaleza. Así es el mundo, por eso existe tanto la elite como los parias. Podemos cambiar nuestra apariencia física, mejorar nuestras habilidades con estudio y entrenamiento, pero finalmente seremos juzgados por lo que no podemos cambiar. Debemos soportar el no poder cambiar, somos quién somos, Hinata.

La castaña, que escuchaba muy atentamente las palabras de estos dos, se impactó.

«La gente no puede cambiar sin importar cuanto lo intente».

¿Era eso cierto, una persona débil siempre sería débil, sin importar lo que haga? Trabajo duro, esfuerzo, superación, ¿acaso eso no importaba?

Se le vinieron a la mente imágenes de su infancia, años antes de entrar a la Academia, cuando entrenaba hasta tarde queriendo ser como su abuelo, pero mientras más lo intentaba, menos milagros sucedían: ella nació siendo débil.

Su tío la había entrenado cuando era pequeña, gracias a él pudo mejorar y ser tan fuerte como lo era en la Academia. Tsunade también la había entrenado y ayudado un montón durante los cuatro años que estuvo con ella, incluso pudo aminorar los daños que su sube y baja de salud habían dejado en su cuerpo.

Esa fue una de las razones de su viaje, aunque la de ojos anaranjados no estaba consciente de la gravedad de su situación, ni siquiera lograba entender bien lo que le pasaba.

Aún así, algún día eso que le pasaba podía agravarse más y convertirse en diferentes enfermedades que serían mortales para la Sarutobi, todo eso si es que se descuidaba por mucho tiempo, esa es la razón por la cual su familia a veces podía ser tan sobreprotectora, sobre todo su abuelo. Se preocupaban por ella, incluso sus padres, a quienes no ve casi nunca, y cuando se da la oportunidad, solo quieren saber sobre si iba mejorando en sus entrenamientos, nada más, aunque ese era otro tema aparte.

—¡Ya basta! —el grito de Naruto la sacó de sus pensamientos—. ¿Quién te dio el derecho de decirle lo que puede o no puede ser? Vamos, enséñale a ese tarado que está en un error. ¡Hinata! ¿Vas a quedarte ahí parada oyendo eso? Haz algo, me sacas de quicio.

La castaña observó como su amiga agachaba la mirada con los ojos llorosos.

—Tienes razón —la de ojos perlados miró a su primo.

La batalla fue larga, los dos combatían con el "estilo Hyūga". Yoshimi y Naruto la animaban a viva voz para que no se diera por vencida y no escuchara a el tan irritante chico. Fue entonces cuando Hinata cayó, pero cuando estuvieron a punto de declarar que Neji había ganado, el mejor amigo de Yoshimi interrumpió al censor y la combatiente vuelve a levantarse.

—¿Qué crees que estás haciendo? Si continúas peleando vas a terminar muerta —habla el primo de Hinata.

—Falta mucho para terminar conmigo.

—Quieres hacerte la niña fuerte —él reclama—. A penas puedes mantenerte en pie. Haz estado cargando un peso muy grande habiendo nacido en la rama principal del clan Hyūga, te has culpado y maldecido por ser débil, pero entiende: la gente no puede cambiar la forma en la que es. Solo acepta que te derroté y no tendrás que sufrir más.

—No —ella niega con la cabeza—, estás muy mal, primo Neji. Las cosas son al revés. Tú estás sufriendo mucho más que yo.

—¿Que yo qué? —el de la rama secundaria se asombra.

—Tú estás sufriendo por el asunto de las ramas principales y secundarias del clan Hyūga.

Él se irrita y se lanza hacia ella para atacarla.

—¡Neji, no, el encuentro se acabó! —advierte Gekko. Él junto a los jonin lo detienen.

Hinata colapsa y las dos mujeres de su mismo equipo la ayudan a sostenerse en pie, mientras Naruto, Sakura y Lee corren hacia ella.

—Traigan al médico, y rápido —llama Kurenai. A Hinata la suben a una camilla.

—Los acompaño —la castaña los sigue.

—¡No, no puedes...!

—Soy Yoshimi Sarutobi, discípula de Tsunade Senju —miró al ninja a los ojos, con decisión. El hombre se retractó y la dejó ir con ellos.

La tarde había sido agitada para la chica, atendiendo a Hinata y posteriormente a Lee (casi había tenido que rogar para que la dejaran ayudarlo). Afortunadamente, Hinata podría salir en dos días, pero ese no era el caso de Lee: sus días como ninja habían terminado.

El día siguiente del alta médica de su mejor amiga, se habían reunido a entrenar con todo el equipo.

—Oye, Kiba —llamó al chico perro mientras se tomaban un pequeño descanso. Él solo gruñó en respuesta—. ¿Contra quién me tocó pelear?

—Bueno, tienes que pelear contra dos tipos, el de las vendas en la cara y también contra Kou.

—Espera, ¿qué? —lo miró alarmada—. Bromeas, ¿no?

—No lo hace —interrumpió Kurenai—. Tu pelea es contra Dosu y Kou Ito.

La nieta del Hokage se preocupó. Y con razón, ese ninja era el que había hecho que su audición se fuera.

—¿Qué pasa, Yoshimi? —le preguntó su amiga. La chica les contó lo que había pasado durante la segunda etapa del examen, cuando peleó contra el del sonido.

Después, su sensei y Shino le hablaron sobre la pelea de Dosu v/s Chōji y la otra de los dos chicos de la hoja.

El equipo 8 pudo ver como la de ojos anaranjados se veía cada vez más abrumada y desesperada.

—Tranquila, te ayudaremos a encontrar alguna manera de vencerlos —la pelinegra trató de animarla.

—S-sí, gracias.


Al día siguiente, el equipo 8 se había reunido a entrenar. La castaña descargaba todo lo que tenía en los pobres árboles, llevaba ya dos horas seguidas y no se detenía.

—Tiene demasiado chakra, no sé cómo aún no se cansa —dijo Kurenai observándola cuidadosamente, hasta que de pronto la chica cayó al suelo, gritando.

—¡Yoshimi!

Sus compañeros y profesora, preocupados, corrieron hacia ella.

La castaña tenía los ojos muy abiertos, y se tapaba los oídos.

—¡¿Qué pasa?!

—El jutsu —los miró—. Sigue funcionando.

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