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Capítulo II

Cinco Años Después

A veces buscar algo con fervor no garantiza que lo conseguirás con facilidad. A Soleil le tocó está afirmación porque la mayoría de las farmacias del área estaban cerradas y la única abierta tenía agotado lo que tanto anhelaba.

Para una mujer llena de ansiedad cada segundo se volvía una eternidad en su mente, produciendole un miedo sin precedente.

Ser una mujer embarazada, estudiante y sin pareja era difícil. Más si eres la otra en la relación o la comida rápida del día.

Por esta razón, Soleil no iba a permitir que ese escenario se cumpliera.

—El alcohol es el peor enemigo del ser racional y conciso como yo... no volveré a caer en estos instintos primitivos, ni que yo fuera un animal —masculló para sí misma con frustración a la vez mientras, encendía su celular por primera vez en el día.

No pasaron ni cinco segundos, cuando la pantalla del celular se llenó de múltiples notificaciones, entre ellas, dieciocho llamadas perdidas de su señora madre y diez llamadas perdidas junto con un mensaje texto de una compañera y amiga llamada Laura Monsalve.

Incluso comenzó a sonar, alertando que había una llamada.

«Vaya» pensó Soleil sorprendida, sin esperar este desenlace. Ni siquiera podía bromear consigo misma porque era consciente que lo que venía no era nada bueno.

«Soy una mujer adulta de veintidós años» pensó la castaña, tratando de armarse de valor, pero se desinfló con otro pensamiento «pero vivo bajo el techo de mi madre y se volverá loca si no tengo un título antes de un bebé».

Por fortuna, la persona que la llamaba en estos momentos no era su madre, pero sí era Laura Monsalve. Ambas estaban estudiando la misma carrera y tenían gustos similares, por lo que se llevaron bien el primer día.

También, su amiga la estaba cubriendo.

Soleil le había dicho a su madre que como la fiesta era de noche, se quedaría con Laura Monsalve porque vivía más cerca.

Ahora, el único motivo que Soleil pudo prever de porque la llamaron a esta hora fue debido a Melissa LeBlanc.

Soleil contestó con cierta renuncia la llamada.

—¡Soleil al fin respondes! Tu mamá ha llamado tres veces por el teléfono de la casa y le he dicho que no te puedes levantar aun porque disfrutaste hasta el máximo de esa fiesta —contó Laura aliviada.

Incluso si Soleil conocía que su madre la buscaba, todavía sintió miedo.

Soleil de pronto imaginó diversos futuros en los que diría y haría Melissa LeBlanc si por caso hipotético, ella estuviera embarazada.

De solo visualizarlo, la tez de Soleil se volvió más blanca de lo usual, por lo cual respiró profundamente para intentar calmarse, pero fue sin éxito y solo la hizo caminar de forma acelerada a la parada de autobuses. Ella no corría, solo caminaba rápido.

Soleil lo había decidido. No se iba a ir sin nada que la previniera de un embarazo.

—¿Sol estás? —pregunta Laura al no recibir respuesta.

Recordando de nuevo a Laura, antes de apagar el celular y guardarlo, le contesto:—Hola Lau ¿Qué tal? Ya estoy despierta y en unos treinta minutos voy a mi casa. Cuando llegue te escribo y no estoy segura si te cuento… Todo fue una locura y no en el buen sentido.

—Si hubiera insistido más, te habrías venido conmigo, lo siento —comentó pesar Laura. Puede que no sepa nada de lo que pasó, pero podía inferir por lo que dijo Soleil que no pasó algo bonito.

Soleil no le respondió a Laura y simplemente colgó, no quería hablar más de eso y tenía una misión.

En el primer autobús que pasó, se subió y se sentó en uno de los puestos vacíos.

No pasaron ni dos minutos cuando surgió otro problema.

Había un automóvil parado al frente del autobús dónde estaba Soleil y el conductor de ese auto, le gritaba que se bajará a alguien dentro del autobús desde la puerta. Al parecer, por los ojos de la gente era una chica que estaba agarrada fuertemente del pasamano, ella se veía asustada.

Soleil no comento nada y también tenía miedo, además, por el rabillo del ojo pudo ver qué había dos personas más al lado del hombre y se movían, viendo por las ventanas del autobús.

«Hay que llamar a la policía» pensó Soleil apunto de agarrar su celular, pero viendo que la señora sentada a su lado lo estaba haciendo, se contuvo.

La señora habló en voz baja en el celular por temor a ser descubierta, incluso se tapó la boca para que no la vean realizando movimientos.

Mientras ella hablaba, la chica que buscaban se bajó y nadie comentó nada porque no querían lidiar con eso.

Había una señora bastante mayor que comentó mientras, se comenzaba a mover de nuevo el autobús:—Aquí no hay hombres, solo señoritas asustadizas.

Todos los hombres ignoraron el comentario y siguieron con lo suyo. Nadie dijo nada más hasta que alguien dijo en voz alta que vio a la policía acercándose al sitio donde estaba la chica.

Cuando vieron que era verdad, muchos en el autobús se levantaron, pidiendo al chófer que se regresará. Este último hizo caso y se devolvió, incluso él mismo se bajó y le contó todo lo que vio a la policía.

La chica ya estaba en el auto del hombre resignada a su destino.

Después, el chófer volvió y siguió conduciendo su ruta. Cuando Soleil pudo bajarse cerca de una farmacia, ella corrió hasta pasar por la puerta.

El guardia se le quedó mirando, Más la mujer lo ignoró y busco lo que necesitaba.

Por suerte, está farmacia que consiguió si tenía lo que quería y pudo comprarlo junto a un jugo.

Después de salir de allí, se sentó en los escalones que estaban en la salida de la farmacia e ingirió dos pastillas, seguidas del el juego para que corrieran más rápido por su garganta.

En todo este trajín, se hicieron las ocho de la mañana, tardando más de lo que había previsto.

Se levantó y se fue a su casa, llegando quince minutos después a la puerta de entrada del apartamento donde vivía.

Soleil llamó a su mamá por el celular en frente de la puerta del departamento.

—Hola mamá ¿dónde andas? —pregunta Soleil recostandose un poco sobre la puerta.

—Eso debo preguntarte yo a ti callejera. Tu padre me acaba de llamar, pidiendo que cenes con él y su nueva pareja —responde la madre de Soleil.

—Oh, se acordó de mí —comentó casualmente Soleil, abriendo la puerta del departamento y encontrándose así con su madre que estaba semi recostada en el sofá de la sala.

—¡Hasta que apareces! —exclama levantándose del mueble y acercándose a Soleil, pero cuando estaba a unos pasos de ella se detiene, tapándose la nariz.

—No, quédate allí. Primero vaya a bañarse —dice Melissa, tapándose la nariz— .Dios mío… Es que acaso en donde Laura no hay agua para bañarse.

—Sí —admitió la castaña—. Pero cierta persona estaba apurada porque yo llegará —recalca las palabras “cierta persona”, denotando que la causante fue otra.

—No me responda señorita —ordenó la madre asqueada por la repugnancia que entraba sus fosas nasales—. También toma una ducha —añadió.

—Sí mamá… —responde Soleil, dirigiéndose directo al baño donde se encerró por una hora.

«Mami ya no soy señorita» pensó Soleil al momento de meterse en la ducha.

Si la madre de Soleil pudiera leer la mente y estuviera, es probable que Soleil reciba una buena paliza, pero como esas dos variables son imposibles de cumplir Soleil estaba tranquila y cansada.

Cuando salió, se lanzó en su cama, quedando boca arriba. Su cabello empapó la almohada. Las gotitas de agua fueron absorbidas como esponja por la tela y contenidas en el relleno.

Más a Soleil no le importaba ese hecho y simplemente se fue a dormir por unas horas.

Eran las seis de la tarde en el tiempo que abrió ambos ojos. Se sentía mucho mejor y también tenía la mente más clara.

«Creo que he enloquecido» pensó Soleil con la mente más clara.

Lo que pasó con su psicólogo no debió de suceder.

De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas y solo pudo esconder su rostro contra su almohada. Decirle a su madre, significa escuchar una respuesta que no quería oír.

«Hice lo que más odié» pensó Soleil suspirando.

El celular sonó de nuevo y Soleil lo revisó, viendo varios mensajes de diferentes personas, entre ellos, los de Laura, a la cual no le había dicho ni una palabra desde temprano en la mañana.

Soleil le escribió a Laura:—Hola Laura ¿Qué tal? Disculpa por no escribirte antes. Es que estaba realmente cansada y solo al tocar la almohada me dormí.

Pasó un rato antes de que Laura respondiera, diciendo en su mensaje:—No hay problema. Ahora cuéntame y no te escatimes en ningún detalle.

Soleil al leer el mensaje hizo un puchero y no sabía que decirle a su amiga, más bien no le provocaba responder eso. Sin embargo, recordando todo lo que la otra hizo por ella, respondió.

—Laura para ser franca creo que la que me pasó he sido yo. Estaba loca… La bebida sacó algo que yo no era… Bueno, mejor dicho salió a la luz un lado feo de mi.

Laura de inmediato le respondió:—No te entiendo Solo… Se que te fuiste con el psicólogo que de por sí estaba como quería y algo pasó, solo no se que ocurrió aunque me imagino algo.

Soleil LeBlanc mandó una carita amarilla llorando y escribió:—Ya no quiero hablar de esto más. Solo digamos que en esos momentos yo era mi exnovio con él.

Su amiga mando una carita tímida y redactó un consuelo cortito:—Vaya. Bueno, no pregunto más porque siento que me deprimiras culpándote. Aunque creo que al final los dos tenían la culpa, no uno, los dos.

Soleil sopesó lo que dijo Laura y murmuró para sí misma:—Puede que ella tenga razón.

Soleil apagó su celular y lo puso a cargar, luego, siguió durmiendo. Puede que haya dormido antes, pero el cansancio persistía y no tenía ganas de nada.

Tenía que dormir bien, ya que mañana era lunes y tenía que ir a la universidad. Lo que pasó entre el sábado y domingo, solo quedaran clasificados en la lista de Soleil como errores más grandes cometidos.

Ese día y noche por primera vez en muchos años Soleil no soñó con los recuerdos durante su coma, pero sí destruyendo excelentes licores y la cara de horror de muchos de sus compañeros fanáticos del alcohol.

A la mañana siguiente, Soleil quedó estupefacta enfrente de la universidad por la persona que vio esperándola.

Cinco Años Antes

Habían llegado al hospital.

Soleil despertó por unos segundos y observó un montón de rostros borrosos que estaban junto a ella, empujando la camilla dónde estaba.

Eso fue lo último que vió antes de volver a caer en la inconsciente.

Cuando volvió a despertar, Soleil no sabía cuanto tiempo había pasado, pero ya no sentía que moriría por su estómago, solo que se sentía incómoda por otros factores. Primero, había un olor a quemado que entraba por los orificios de su nariz. Segundo, fue el terrible dolor de cabeza que tenía. Por último y no menos importante, un extraño ruido que llegaba de vez en cuando y ella no podía discernir que era.

A pesar de todo, Soleil no quería abrir los párpados y mirar a su alrededor porque su dolor de cabeza actuaba como si su cerebro comenzará palpitar y parecía gustarle chocar contra su cráneo, proveyendo así la creencia de que su cerebro explotará dentro de poco.

Todo se sentía tan extraño y diferente de cuando estaba en su casa, por lo cual llamó solo pensó en el único ser que pidiera ayudarle.

«Necesito llamar a mamá» pensó a la vez que la llamó.

—¡Mamá me siento mal!

El tiempo pasó y su madre no llegaba, generando en ella gran extrañeza y por eso mismo tuvo que abrir los ojos para ver qué ocurría, descubriendo así un bosque y que ella se encontraba en un campamento. El olor a quemado, era el pescado que se había dejado muy cerca de la hoguera para cocinar. No había una carpa en el campamento y Soleil solo estaba cubierta por una simple capa.

Esto la dejó con gran estupefacción hasta el punto de casi darle un ataque de pánico.

Lo que más le llamó la atención de toda esta situación a Soleil fue el sitio donde se encontraba, antes de dormirse ella estaba en su cálida cama y al despertar estaba durmiendo en el frío suelo de un bosque.

Inconscientemente, ella se llevó una mano a la cara por culpa del dolor, dándose cuenta que tenía puestos unos guantes negros. También se vio a sí misma y ya no tenía su pijama, esta había sido sustituida por una camisa negra y un pantalón de cuero verde oscuro. Sus pies ya no estaban desnudos, ahora tenían unas botas negras sin tacón que le llegaban a la media rodilla.

Otra cosa que había cambiado, era su cabello castaño, el cual era más corto y estaba sobre los hombros. Cuando Soleil llevó sus manos a sus orejas, sintió que algo no estaba del todo bien en ellas. Estás estaban más curvadas hacia arriba, como si se las hubiera cortado.

Como había un pequeño lago al lado del campamento, Soleil gateó hacia el lago y se miró a sí misma, viendo algo que la dejó atontada. La mujer reflejada en el lago es diferente a la que vio a lo largo de su vida. Sus aburridos ojos marrones fueron sustituidos por dos grandes cuencas verdes brillantes y vivaces, sus rasgos eran finos y su nariz ya no era ligeramente respingada, ahora era recta.

El chapoteo de los peces la sacó de su ligero aturdimiento.

De repente suena ‘¡Boing!’ y enfrente de Soleil, aparece una pantalla mediana y transparente con la palabra Sakura Beaulieu en la parte de arriba, centrada y siguiéndole aparecieron, 6 pestañas: rasgos psicológicos, rasgos físicos, estado actual, atributos, habilidades y notificaciones. Solo las pestañas de notificaciones y de atributos estaban abiertas, pero esta última mostraba signos de interrogación en los seis atributos que permitían y en la primera salían varias notificaciones sucesivamente.

[Sakura Beaulieu]

|------- Rasgos psicológicos -------|
|----------- Rasgos físicos ------------|
|----------- Estado Actual -----------|
|--------------- Atributos --------------|
| Fuerza:3 | Sabiduría:3 |
| Agilidad:4 | Percepción: 3 |
| Resistencia:2 Carisma: 3 |
|------------ Habilidades -------------|
|------------ Misión Actual -----------|
|- Notificaciones -|

[¡Bienvenida Sakura Beaulieu!]

[¡Tus rasgos físicos han sido añadidos!]

[¡Tus habilidades han sido añadidas!]

[¡Tu personalidad ha sido añadida!]

La que más le había llamado la atención fue una donde decía el nombre de un personaje que ella misma creó para el rol.

Eso fue lo último que vio Soleil antes de caer inconsciente. Ella no sabía cuánto tiempo estuvo desmayada, pero cuando se despertó el cielo se estaba volviendo de un tono anaranjado, por lo que pudo discernir que era a mediados de la tarde.

Su cabeza ya no le dolía como antes, pero cerró sus ojos, ya que hormigueaban un poco.

Repentinamente escucha un ruido diferente del chapoteo ocasional de los peces, así que Soleil mueve la cabeza de lado a lado buscando la fuente del ruido.

Caminando lentamente y con la vista siempre en Soleil, era un jabalí, el cual ella pensó que era muy parecido a Kumba, un personaje de una película que había visto “La Reina Ballena”. El jabalí tenía la piel de color marrón oscuro, dos colmillos a los lados de su boca y en la corona de la cabeza había una mata de pelo negro. La única diferencia de este animal con el animado, era que este se veía más feroz, era más feo y había un poco de baba saliendo de la comisura de los labios dándole un aspecto más rabioso.

Vuelve a sonar un ‘Boing’ y aparece de nuevo la ventana con una nueva notificación.

[Puedes hacer una de estas dos misiones: ‘Huir de la Bestia’ o ‘Derrota a la Bestia’]

Soleil maldecía internamente después de leer las notificaciones mientras, lentamente se levantó del suelo, ella realmente no sabía qué hacer en estos momentos. Sólo había miedo en su sistema nervioso. Que había hecho ella para merecer tal atrocidad.

Al notar como el animal se acercaba, Soleil daba pasos hacia atrás. Esto se repitió varias veces hasta que Soleil chocó contra un árbol, al cual le dio la vuelta y comenzó a correr como loca.

El ruido de las pezuñas contra la tierra sonó más fuerte, el Jabalí la estaba persiguiendo. Si ella paraba seguramente iba a ser pisoteada e incluso golpeada con esos cuernos.

A veces buscar algo con fervor no garantiza que lo conseguirás con facilidad. A Soleil le tocó está afirmación porque la mayoría de las farmacias del área estaban cerradas y la única abierta tenía agotado lo que tanto anhelaba.

Para una mujer llena de ansiedad cada segundo se volvía una eternidad en su mente, produciendole un miedo sin precedente.

Ser una mujer embarazada, estudiante y sin pareja era difícil. Más si eres la otra en la relación o la comida rápida del día.

Por esta razón, Soleil no iba a permitir que ese escenario se cumpliera.

—El alcohol es el peor enemigo del ser racional y conciso como yo... no volveré a caer en estos instintos primitivos, ni que yo fuera un animal —masculló para sí misma con frustración a la vez mientras, encendía su celular por primera vez en el día.

No pasaron ni cinco segundos, cuando la pantalla del celular se llenó de múltiples notificaciones, entre ellas, dieciocho llamadas perdidas de su señora madre y diez llamadas perdidas junto con un mensaje texto de una compañera y amiga llamada Laura Monsalve.

Incluso comenzó a sonar, alertando que había una llamada.

«Vaya» pensó Soleil sorprendida, sin esperar este desenlace. Ni siquiera podía bromear consigo misma porque era consciente que lo que venía no era nada bueno.

«Soy una mujer adulta de veintidós años» pensó la castaña, tratando de armarse de valor, pero se desinfló con otro pensamiento «pero vivo bajo el techo de mi madre y se volverá loca si no tengo un título antes de un bebé».

Por fortuna, la persona que la llamaba en estos momentos no era su madre, pero sí era Laura Monsalve. Ambas estaban estudiando la misma carrera y tenían gustos similares, por lo que se llevaron bien el primer día.

También, su amiga la estaba cubriendo.

Soleil le había dicho a su madre que como la fiesta era de noche, se quedaría con Laura Monsalve porque vivía más cerca.

Ahora, el único motivo que Soleil pudo prever de porque la llamaron a esta hora fue debido a Melissa LeBlanc.

Soleil contestó con cierta renuncia la llamada.

—¡Soleil al fin respondes! Tu mamá ha llamado tres veces por el teléfono de la casa y le he dicho que no te puedes levantar aun porque disfrutaste hasta el máximo de esa fiesta —contó Laura aliviada.

Incluso si Soleil conocía que su madre la buscaba, todavía sintió miedo.

Soleil de pronto imaginó diversos futuros en los que diría y haría Melissa LeBlanc si por caso hipotético, ella estuviera embarazada.

De solo visualizarlo, la tez de Soleil se volvió más blanca de lo usual, por lo cual respiró profundamente para intentar calmarse, pero fue sin éxito y solo la hizo caminar de forma acelerada a la parada de autobuses. Ella no corría, solo caminaba rápido.

Soleil lo había decidido. No se iba a ir sin nada que la previniera de un embarazo.

—¿Sol estás? —pregunta Laura al no recibir respuesta.

Recordando de nuevo a Laura, antes de apagar el celular y guardarlo, le contesto:—Hola Lau ¿Qué tal? Ya estoy despierta y en unos treinta minutos voy a mi casa. Cuando llegue te escribo y no estoy segura si te cuento… Todo fue una locura y no en el buen sentido.

—Si hubiera insistido más, te habrías venido conmigo, lo siento —comentó pesar Laura. Puede que no sepa nada de lo que pasó, pero podía inferir por lo que dijo Soleil que no pasó algo bonito.

Soleil no le respondió a Laura y simplemente colgó, no quería hablar más de eso y tenía una misión.

En el primer autobús que pasó, se subió y se sentó en uno de los puestos vacíos.

No pasaron ni dos minutos cuando surgió otro problema.

Había un automóvil parado al frente del autobús dónde estaba Soleil y el conductor de ese auto, le gritaba que se bajará a alguien dentro del autobús desde la puerta. Al parecer, por los ojos de la gente era una chica que estaba agarrada fuertemente del pasamano, ella se veía asustada.

Soleil no comento nada y también tenía miedo, además, por el rabillo del ojo pudo ver qué había dos personas más al lado del hombre y se movían, viendo por las ventanas del autobús.

«Hay que llamar a la policía» pensó Soleil apunto de agarrar su celular, pero viendo que la señora sentada a su lado lo estaba haciendo, se contuvo.

La señora habló en voz baja en el celular por temor a ser descubierta, incluso se tapó la boca para que no la vean realizando movimientos.

Mientras ella hablaba, la chica que buscaban se bajó y nadie comentó nada porque no querían lidiar con eso.

Había una señora bastante mayor que comentó mientras, se comenzaba a mover de nuevo el autobús:—Aquí no hay hombres, solo señoritas asustadizas.

Todos los hombres ignoraron el comentario y siguieron con lo suyo. Nadie dijo nada más hasta que alguien dijo en voz alta que vio a la policía acercándose al sitio donde estaba la chica.

Cuando vieron que era verdad, muchos en el autobús se levantaron, pidiendo al chófer que se regresará. Este último hizo caso y se devolvió, incluso él mismo se bajó y le contó todo lo que vio a la policía.

La chica ya estaba en el auto del hombre resignada a su destino.

Después, el chófer volvió y siguió conduciendo su ruta. Cuando Soleil pudo bajarse cerca de una farmacia, ella corrió hasta pasar por la puerta.

El guardia se le quedó mirando, Más la mujer lo ignoró y busco lo que necesitaba.

Por suerte, está farmacia que consiguió si tenía lo que quería y pudo comprarlo junto a un jugo.

Después de salir de allí, se sentó en los escalones que estaban en la salida de la farmacia e ingirió dos pastillas, seguidas del el juego para que corrieran más rápido por su garganta.

En todo este trajín, se hicieron las ocho de la mañana, tardando más de lo que había previsto.

Se levantó y se fue a su casa, llegando quince minutos después a la puerta de entrada del apartamento donde vivía.

Soleil llamó a su mamá por el celular en frente de la puerta del departamento.

—Hola mamá ¿dónde andas? —pregunta Soleil recostandose un poco sobre la puerta.

—Eso debo preguntarte yo a ti callejera. Tu padre me acaba de llamar, pidiendo que cenes con él y su nueva pareja —responde la madre de Soleil.

—Oh, se acordó de mí —comentó casualmente Soleil, abriendo la puerta del departamento y encontrándose así con su madre que estaba semi recostada en el sofá de la sala.

—¡Hasta que apareces! —exclama levantándose del mueble y acercándose a Soleil, pero cuando estaba a unos pasos de ella se detiene, tapándose la nariz.

—No, quédate allí. Primero vaya a bañarse —dice Melissa, tapándose la nariz— .Dios mío… Es que acaso en donde Laura no hay agua para bañarse.

—Sí —admitió la castaña—. Pero cierta persona estaba apurada porque yo llegará —recalca las palabras “cierta persona”, denotando que la causante fue otra.

—No me responda señorita —ordenó la madre asqueada por la repugnancia que entraba sus fosas nasales—. También toma una ducha —añadió.

—Sí mamá… —responde Soleil, dirigiéndose directo al baño donde se encerró por una hora.

«Mami ya no soy señorita» pensó Soleil al momento de meterse en la ducha.

Si la madre de Soleil pudiera leer la mente y estuviera, es probable que Soleil reciba una buena paliza, pero como esas dos variables son imposibles de cumplir Soleil estaba tranquila y cansada.

Cuando salió, se lanzó en su cama, quedando boca arriba. Su cabello empapó la almohada. Las gotitas de agua fueron absorbidas como esponja por la tela y contenidas en el relleno.

Más a Soleil no le importaba ese hecho y simplemente se fue a dormir por unas horas.

Eran las seis de la tarde en el tiempo que abrió ambos ojos. Se sentía mucho mejor y también tenía la mente más clara.

«Creo que he enloquecido» pensó Soleil con la mente más clara.

Lo que pasó con su psicólogo no debió de suceder.

De repente, sus ojos se llenaron de lágrimas y solo pudo esconder su rostro contra su almohada. Decirle a su madre, significa escuchar una respuesta que no quería oír.

«Hice lo que más odié» pensó Soleil suspirando.

El celular sonó de nuevo y Soleil lo revisó, viendo varios mensajes de diferentes personas, entre ellos, los de Laura, a la cual no le había dicho ni una palabra desde temprano en la mañana.

Soleil le escribió a Laura:—Hola Laura ¿Qué tal? Disculpa por no escribirte antes. Es que estaba realmente cansada y solo al tocar la almohada me dormí.

Pasó un rato antes de que Laura respondiera, diciendo en su mensaje:—No hay problema. Ahora cuéntame y no te escatimes en ningún detalle.

Soleil al leer el mensaje hizo un puchero y no sabía que decirle a su amiga, más bien no le provocaba responder eso. Sin embargo, recordando todo lo que la otra hizo por ella, respondió.

—Laura para ser franca creo que la que me pasó he sido yo. Estaba loca… La bebida sacó algo que yo no era… Bueno, mejor dicho salió a la luz un lado feo de mi.

Laura de inmediato le respondió:—No te entiendo Solo… Se que te fuiste con el psicólogo que de por sí estaba como quería y algo pasó, solo no se que ocurrió aunque me imagino algo.

Soleil LeBlanc mandó una carita amarilla llorando y escribió:—Ya no quiero hablar de esto más. Solo digamos que en esos momentos yo era mi exnovio con él.

Su amiga mando una carita tímida y redactó un consuelo cortito:—Vaya. Bueno, no pregunto más porque siento que me deprimiras culpándote. Aunque creo que al final los dos tenían la culpa, no uno, los dos.

Soleil sopesó lo que dijo Laura y murmuró para sí misma:—Puede que ella tenga razón.

Soleil apagó su celular y lo puso a cargar, luego, siguió durmiendo. Puede que haya dormido antes, pero el cansancio persistía y no tenía ganas de nada.

Tenía que dormir bien, ya que mañana era lunes y tenía que ir a la universidad. Lo que pasó entre el sábado y domingo, solo quedaran clasificados en la lista de Soleil como errores más grandes cometidos.

Ese día y noche por primera vez en muchos años Soleil no soñó con los recuerdos durante su coma, pero sí destruyendo excelentes licores y la cara de horror de muchos de sus compañeros fanáticos del alcohol.

A la mañana siguiente, Soleil quedó estupefacta enfrente de la universidad por la persona que vio esperándola.

Cinco Años Antes

Habían llegado al hospital.

Soleil despertó por unos segundos y observó un montón de rostros borrosos que estaban junto a ella, empujando la camilla dónde estaba.

Eso fue lo último que vió antes de volver a caer en la inconsciente.

Cuando volvió a despertar, Soleil no sabía cuanto tiempo había pasado, pero ya no sentía que moriría por su estómago, solo que se sentía incómoda por otros factores. Primero, había un olor a quemado que entraba por los orificios de su nariz. Segundo, fue el terrible dolor de cabeza que tenía. Por último y no menos importante, un extraño ruido que llegaba de vez en cuando y ella no podía discernir que era.

A pesar de todo, Soleil no quería abrir los párpados y mirar a su alrededor porque su dolor de cabeza actuaba como si su cerebro comenzará palpitar y parecía gustarle chocar contra su cráneo, proveyendo así la creencia de que su cerebro explotará dentro de poco.

Todo se sentía tan extraño y diferente de cuando estaba en su casa, por lo cual llamó solo pensó en el único ser que pidiera ayudarle.

«Necesito llamar a mamá» pensó a la vez que la llamó.

—¡Mamá me siento mal!

El tiempo pasó y su madre no llegaba, generando en ella gran extrañeza y por eso mismo tuvo que abrir los ojos para ver qué ocurría, descubriendo así un bosque y que ella se encontraba en un campamento. El olor a quemado, era el pescado que se había dejado muy cerca de la hoguera para cocinar. No había una carpa en el campamento y Soleil solo estaba cubierta por una simple capa.

Esto la dejó con gran estupefacción hasta el punto de casi darle un ataque de pánico.

Lo que más le llamó la atención de toda esta situación a Soleil fue el sitio donde se encontraba, antes de dormirse ella estaba en su cálida cama y al despertar estaba durmiendo en el frío suelo de un bosque.

Inconscientemente, ella se llevó una mano a la cara por culpa del dolor, dándose cuenta que tenía puestos unos guantes negros. También se vio a sí misma y ya no tenía su pijama, esta había sido sustituida por una camisa negra y un pantalón de cuero verde oscuro. Sus pies ya no estaban desnudos, ahora tenían unas botas negras sin tacón que le llegaban a la media rodilla.

Otra cosa que había cambiado, era su cabello castaño, el cual era más corto y estaba sobre los hombros. Cuando Soleil llevó sus manos a sus orejas, sintió que algo no estaba del todo bien en ellas. Estás estaban más curvadas hacia arriba, como si se las hubiera cortado.

Como había un pequeño lago al lado del campamento, Soleil gateó hacia el lago y se miró a sí misma, viendo algo que la dejó atontada. La mujer reflejada en el lago es diferente a la que vio a lo largo de su vida. Sus aburridos ojos marrones fueron sustituidos por dos grandes cuencas verdes brillantes y vivaces, sus rasgos eran finos y su nariz ya no era ligeramente respingada, ahora era recta.

El chapoteo de los peces la sacó de su ligero aturdimiento.

De repente suena ‘¡Boing!’ y enfrente de Soleil, aparece una pantalla mediana y transparente con la palabra Sakura Beaulieu en la parte de arriba, centrada y siguiéndole aparecieron, 6 pestañas: rasgos psicológicos, rasgos físicos, estado actual, atributos, habilidades y notificaciones. Solo las pestañas de notificaciones y de atributos estaban abiertas, pero esta última mostraba signos de interrogación en los seis atributos que permitían y en la primera salían varias notificaciones sucesivamente.

[Sakura Beaulieu]

|------- Rasgos psicológicos -------|
|----------- Rasgos físicos ------------|
|----------- Estado Actual -----------|
|--------------- Atributos --------------|
| Fuerza:3 | Sabiduría:3 |
| Agilidad:4 | Percepción: 3 |
| Resistencia:2 Carisma: 3 |
|------------ Habilidades -------------|
|------------ Misión Actual -----------|
|- Notificaciones -|

[¡Bienvenida Sakura Beaulieu!]

[¡Tus rasgos físicos han sido añadidos!]

[¡Tus habilidades han sido añadidas!]

[¡Tu personalidad ha sido añadida!]

La que más le había llamado la atención fue una donde decía el nombre de un personaje que ella misma creó para el rol.

Eso fue lo último que vio Soleil antes de caer inconsciente. Ella no sabía cuánto tiempo estuvo desmayada, pero cuando se despertó el cielo se estaba volviendo de un tono anaranjado, por lo que pudo discernir que era a mediados de la tarde.

Su cabeza ya no le dolía como antes, pero cerró sus ojos, ya que hormigueaban un poco.

Repentinamente escucha un ruido diferente del chapoteo ocasional de los peces, así que Soleil mueve la cabeza de lado a lado buscando la fuente del ruido.

Caminando lentamente y con la vista siempre en Soleil, era un jabalí, el cual ella pensó que era muy parecido a Kumba, un personaje de una película que había visto “La Reina Ballena”. El jabalí tenía la piel de color marrón oscuro, dos colmillos a los lados de su boca y en la corona de la cabeza había una mata de pelo negro. La única diferencia de este animal con el animado, era que este se veía más feroz, era más feo y había un poco de baba saliendo de la comisura de los labios dándole un aspecto más rabioso.

Vuelve a sonar un ‘Boing’ y aparece de nuevo la ventana con una nueva notificación.

[Puedes hacer una de estas dos misiones: ‘Huir de la Bestia’ o ‘Derrota a la Bestia’]

Soleil maldecía internamente después de leer las notificaciones mientras, lentamente se levantó del suelo, ella realmente no sabía qué hacer en estos momentos. Sólo había miedo en su sistema nervioso. Que había hecho ella para merecer tal atrocidad.

Al notar como el animal se acercaba, Soleil daba pasos hacia atrás. Esto se repitió varias veces hasta que Soleil chocó contra un árbol, al cual le dio la vuelta y comenzó a correr como loca.

El ruido de las pezuñas contra la tierra sonó más fuerte, el Jabalí la estaba persiguiendo. Si ella paraba seguramente iba a ser pisoteada e incluso golpeada con esos cuernos.

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