Después de dos años del conflicto volvieron y Yumeko se presentó al pueblo como la princesa desaparecida, Yumeko Kagamine. Todo el pueblo la vio como una luz en la oscuridad que se había creado y la celebraron. Yumeko contó todo lo ocurrido desde su adolescencia y que permaneció oculta hasta ese día y no mencionó nada que fue sirvienta de Yune ni el plan para salvarla.

Yumeko: Yo, Yumeko Kagamine, juro proteger este reino con mi vida y...- con una seña hace que destrocen la guillotina y se deshagan de ella- buscaré modos distintos de hacer justicia, no seguiré los pasos de mis antecesores y tomaré mi propio camino, Tristan aquí presente y el siguiente heredero al trono será mi mano derecha

Yune:- disfrazada aún de Tristan los saluda sin hablar-

Yumeko: juramos cuidarlos a todos- entran al palacio-

Yune: Sabes que no soy Tristan pero porque le dices eso al pueblo

Yumeko: para darte una segunda oportunidad como reina y te orientaré por el mejor camino de ser reina, podes retirarte linda- al irse entran el príncipe azul y la guerrera roja

P. Azul: nos alegra tenerte de regreso y te quería proponer... querrías ser mi reina y podemos aliar nuestros dos reinos

Yumeko: con gusto me encantaría, aunque... a mi prima le hubiese gustado estar contigo

P. Azul: lamentamos su fallecimiento

Yumeko: pero por la alianza con los reinos acepto tu propuesta príncipe del reino azul, que sea por La Paz de nuestros pueblos

La Paz era algo difícil de obtener en esos tiempos de guerra ya que mucho buscaban apropiarse del territorio y tener alianzas era lo mejor que podían hacer y así lo hicieron. Se casaron al siguiente mes ya que debían tener esto asegurado lo más pronto posible. Mantuvo siempre una sonrisa por más que odiase ser reina pero nunca dejó que su odio afectara sus emociones y así también le enseñó a Yune que siguió los pasos de su prima y logró mejorar sus actitudes. Yumeko falleció a sus 30 en batalla contra los enemigos fuera del reino de los 5 colores. Yune asumió al trono como el príncipe Tristán. Cuando la paz llegó, Yune aprendió que era la verdadera tranquilidad, reinó el resto de su vida hasta fallecer con una sonrisa segura que cuando reencarnase podría reencontrarse con sus primos que la guiaron por el buen camino.