Muerte al rey caído.
"Isildalf"
Ellos son muy extraños, pude ver que ellos festejan algo que yo no entiendo, ¿pero que es lo que festejan exactamente?, yo no creo que ellos entiendan lo que acaban de hacer, ¿Qué tienen en mente estos dos cabezas huecas?, el nigromante es algo parecido al orco en la impulsividad de sus acciones, pero sé que en su alma humana se esconde algo, algo que no comprendo, como un elfo me he sentido vacío, en estos días, casi contrariamente a él, aún con todo lo que le ha pasado ese chico parece no importarle mucho lo que hace como a mí si me importa, quizás yo simplemente no lo he visto bien, al final solo fui una marioneta más para alguien, hasta el momento solo desconozco que hacer hasta ahora, estando expectante de un destino que me parece incierto.
Parece ser que yo solo debo de decidir si liberar estas bestias o ser un traidor para aquellos quienes seguí durante un gran tiempo.
Ellos no dejaban de poner comida en aquella cinta, plato tras plato ellos no pararon, algo tenían en mente, como sea me parecía estúpido su plan, ¿estaban envenenados los platos, estaban llenos de agua bendita?
No importa yo me cansé de esperar, fui a ver en una bodega a ver que había, sentía curiosidad así que no perdía nada en curiosear un poco, no sentía interés alguno en lo que estuvieran haciendo, pero escuché algo.
Detrás de aquella puerta, dentro de esa bodega hay algo, sentí demasiado temor en saber que había detrás, ahí había algo, sonaba como el agitado sonido de un órgano moviéndose bruscamente, era atemorizante lo que sea que estuviera escuchando, pero aún así algo me decía que tenía que entrar.
—Isildalf, ven, Ansel y Sög acaban de encontrar una trampilla. —Dijo Azrael mientras se acercó a mi antes de que pudiera entrar a dicha puerta.
—¿Qué es lo que escucho? ¿Qué yace tras esa puerta? —Pregunté sudando frio por tanto miedo y curiosidad.
—Algunas cosas no están hechas para presenciar aún, síguenos estamos muy cerca de la salida de este castillo.
El orco y el joven Ansel han logrado encontrar una pequeña ventila, debido al olor ninguno de nosotros quiso entrar, era demasiado nauseabundo y muy penetrante el aroma y aquellos sonidos de humedad que se oían ahí no hacían más cómodo el querer aventurarse a ver a donde nos llevaba dicha trampilla.
—Ansel, ¿Tienes algún tipo de magia para esto? —Preguntó Sög.
—No creo, la luna llena me drena los poderes, lo peor que podría pasar es que uno de los dos deba de ir. —Aprovechando el momento, respondí con una broma sin esperar respuesta alguna por parte de ellos.
—Muy bien yo digo que debes de ir tú Sög, tú eres el más valiente y fuerte de los tres. —De repente el orco con bastante ira quiso ahorcarme, pero Ansel lo detuvo.
—Sög, ¿no lo ves?, el elfo quiere ir directo a la trampilla, sería una buena idea que él investigue. —Intenté escapar, pero el orco me golpeo en el estómago dejándome sin aire el tiempo suficiente como para atarme a una soga y meterme a dicha trampilla ya tan mencionada.
—Si vez algo peligroso jala dos veces, después de cada diez pasos y si sigues bien jala una vez, si vez algo que te pueda matar únicamente a ti no jales ni una vez.
—Espero no darte el gusto de verme morir. —Contesté a dicho orco burlesco.
—Solo entra a esa cosa y ya. —molesto aquel anciano orco me metió a la fuerza a la trampilla de una patada.
Muy bien para que seamos honestos, ellos no saben de dimensiones, la trampilla no era tan chica y no era una trampilla era un ducto que era lo suficiente grande para mí, y calculo que para aquel chico Ansel, pero para el orco no. El ducto tenía un olor pésimo, era húmedo y bastante sucio, estaba lleno de carne, eso quiero suponer, pero lo peor es que cada que iba más lejos en esto ductos el calor aumentaba de forma más rápida.
Llegué al final sintiéndome muy acalorado y débil, al final había una rejilla y atraves de ella estaba Baal'zebub, aquel demonio horrido cuyo aroma fétido era acompañado por un escenario grotesco, en las paredes de aquella habitación rugían los peores pecadores del vicio de la glotonería aquellos quienes el castigo era el ser alimentados eternamente sofocándose debido a la enorme cantidad de comida que los demonios les embutían en la boca y para más dolor sus cuerpos estaban cortados en canal para que así la comida ya deglutida fuera devorada por aquel horrendo rey por medio de intrincadas tuberías que estaban dentro de aquellos desdichados.
" Sucias almas que aquí yacéis, devorad más rápido la comida que aún tengo hambre, si doloroso y horrendo es este castigo para ustedes, recordad a aquellos hombres que ustedes mataron de hambre, recordad bien, pues este dolor es ínfimo para tamaños pecados que ustedes cargan en sus hombros".
Aquel grito de aquel monstruoso ser hizo retorcer de dolor de forma bestial a los pecadores, uno de ellos, uno de esos seres grotescos se percató de mi presencia, su cuerpo gordo junto con sus ojos perdidos lo hacían ver como una bestia enloquecida, su cabello eran apenas tiras y su boca estaba ensangrentada por las heridas dolorosas que supone el devorar y esforzarse en abrir más la boca para comer más, el grito de aquél ser resulto ser tan afónico que se empezó a agitar hasta vomitar y soltar toda esa comida de una forma tan asquerosa.
—¡Ahí, en las ventilas ahí yace uno de nosotros, ahí háganlo parte de nuestro sufrimiento y aliméntenlo para una eternidad de angustia y dolor! —Jalé dos veces avisando por peligro, rápidamente fui arrastrado mucho antes que aquellos demonios siquiera me encontraran.
Tras ser arrastrado de vuelta por el orco grité a toda fuerza que cerraran esa ventila, la pared de dicha ventila parecía retorcerse lentamente ante mis ojos, Ansel colocó de nuevo la rejilla y la bloqueó con todas las ollas que pudo, movió muebles e incluso intentó usar su magia para soldar aquella ventila, aunque dicho intento fue en vano.
—¿Que pasó orejas picudas, que hay al otro lado? —Preguntó el orco asustado por la situación.
—Baal'zebul al otro lado, uno de sus pecadores me vio, ha alertado a los demonios de mi presencia hay que buscar otra forma de llegar a él sea como sea, sé que me odias, pero hay que sellar esa ventila ahora, hagámoslo o moriremos. 1Sin demora alguna tanto Sög, Ansel y yo estuvimos bloqueando esa misma ventila con todo lo posible, aunque sabíamos que tarde o temprano sería inútil nuestro esfuerzo.
—¡Aventureros síganme que esta es su única oportunidad! —Dijo Azrael apuntando a la puerta que encontré.
—¿No habías dicho que no entrase ahí? —Pregunté nervioso por la situación a la que nos enfrentábamos.
—Ten fe Isildalf. —Comentó como respuesta.
Sög abrió la puerta de una patada detrás de aquella puerta estaba un masa palpitante y rojiza que obstaculizaba la salida.
Ansel fue el primero en atacar, Sög le siguió para atacar a ese horrendo muro de carne, yo sentía asco, no sabía cómo actuar para este momento, aunque es obvio que esperar una muerte inminente no es divertido, por ello me uní en brindarles mi ayuda.
Cortada tras cortada y golpe tras golpe ninguno logró hacer un gran daño, incluso con mi apoyo no logramos gran cosa, cuando aquel muro empezó a ceder escuchamos que la ventila empezó a agitarse, aquellos demonios estaban persiguiéndonos, tuvimos que cortar y golpear con todas nuestras fuerzas fue tanta nuestra desesperación que incluso tuvimos que abrir nuestra salida no solo con cortes sino también por medio de la fuerza de nuestros brazos y manos empujando la carne que nos estorbaba, después de tan forcejeo pudimos dar con unas escaleras, por nuestra desesperación subimos sin siquiera tomarnos el tiempo de pensar que había arriba.
Es poco lo que nos importaba lo que hubiese arriba que con prisa corrimos hacia el piso de arriba, teníamos miedo, corrimos cuanto pudimos hasta que alcanzamos el segundo piso habían diversos mecanismos complejos que nunca habíamos visto tubos de un metal oxidado y mal oliente, por lo que pude ver el número de estos parecía ser el mismo que el de los pecadores que vi al otro lado y estos tubos se unían a una extraña cama que mezclaba cada cosa sea lo que fuere dichas cosas que transportasen esos tubos.
Nuestro temor e incomodidad fue bastante ante este tipo de maquinarías tan viejas y aterradoras que si me no me equivoco sirven para alimentar al rey de la gula, ante esta situación y dándome prisa quise ver que era dicha máquina que estaba ligada a esos tubos vi diversos mecanismos, palancas, válvulas y varios botones de por medio, Azrael nos comentó que hiciéramos lo que hiciéramos debíamos de cerciorarnos de hacerlo bien.
Sög y yo comenzamos a cerrar y abrir varias válvulas y bajando varias palancas, de pronto sentiríamos un movimiento muy fuerte que fue directo a dichos tubos, dicho movimiento provenía de la maquina misma empezó a bombear sin control fuertes chorros de líquidos que por las fugas recién nos habíamos cuenta que era acido, sin control y por los gritos que casi grasientos bombeo tras bombeo por las cantidades descomunales que eran llevadas al nivel inferior la maquinaria se empezó a agitar violentamente hasta enviar flujos descontrolados de dicho ácido todos pudimos escuchar el ruido de dolor del rey de las moscas que cada vez era más sonoro y agónico y ahogado, la maquina cada vez sacaba más fugas y en cualquier momento podía estallar ahora las hordas demoniacas nos habían acorralado, y no había forma de escapar.
Pelear nos tomaría tiempo y tiempo es justamente lo que no teníamos con una extraña máquina que se agitaba violentamente y cuyos extraños relojes parecían llegar a un símbolo de calavera.
Ansel nervioso conjuro un hechizo para sacarnos de este cuarto, aunque donde nos llevó fue a la parte de abajo, el cuarto de Baal'zebub.
—¡Mortales, ustedes me están matando, ustedes nos están matando! —Aquel monstruoso demonio mientras se derretía gritaba maldiciones mientras intentaba zafarse del tubo que lo alimentaba, los pecadores intentaban también romper los tubos que estaban conectados a sus estómagos, gritaban y sollozaban sus palabras poco sentido tenían ahora.
Salimos corriendo hacia la puerta que estaba detrás nuestro, Sög y Ansel la intentaron derribar con sus armas, con una embestida entre todos la pudimos abrir, abrí la lampara y quemé las puertas y todo cuanto pudiese ser quemado, salimos corriendo y entre mandobles y golpes a los demonios que se nos acercaban nos las arreglamos para encontrar una salida de aquí.
Era difícil entrar de habitación en habitación e intentar escapar, aun contando que dejaba un rastro de fuego y con todo y que dichos seres estaban inhalando el aroma de las entrañas de un pez.
Entre habitación y habitación encontramos una que nos llevó de nuevo a la entrada, vi que mi rastro de fuego empezó a hacer efecto cuando todo el castillo yacía en llamas lo que nos ayudó a mermar las hordas enemigas y déjame recordar que no es fuego común y corriente, es fuego bendito, esto los debe de estar como mínimo hiriéndolos o de plano matándolos lentamente, por ello es que la poca resistencia en la entrada nos supuso una sorpresa agradable, aunque no por mucho tiempo.
Tan pronto como salimos de este castillo volví a incendiar las puertas para que así fuese nula la probabilidad de que esos malditos seres sobrevivieran si deseaban escapar de este castillo maldito, aún con todas las llamas devorando el lugar escuchábamos el grito monstruoso de ese pútrido monstruo, hasta que del techo lo vimos salir casi consumido entre las llamas y derretido por el ácido, su aspecto vagamente humano con ojos de insecto le daban aspecto repulsivo sus brazos largos y velludos y sus tres pares de piernas lo hacían repulsivo por el aspecto viscoso que ahora tomaban.
Su boca exhalaba sangre de manera exagerada, su estómago estaba abierto casi dejando expuesto el corazón viendo su tórax casi consumido, sus alas se cayeron por la salpicadura de ácido, sus ojos izquierdos estaban realmente tapados por carne derretida de forma que parecía cera cayendo por su cara, cayéndose y levantándose, aquel demonio se movía violentamente hacia nosotros.
—Ustedes guerreros de Dios, os hundiré en mis entrañas y os haré sufrir en el eterno dolor que es este anillo, vuestra carne servirá para mis crías, malditos mortales ustedes jamás lograran vencerlo.
De un salto bajó del techo al suelo, con un golpe hizo temblar la tierra, Sög y Ansel embistieron al rey de este círculo, dicho ser moviéndose rápido como un relámpago a pesar de estar herido nos sorprendió debido a su mortal agilidad que conservaba.
Usé mi lampara, aunque su luz estaba tenue, abrí el desfogadero lo que hizo rugir de dolor al demonio, en lo que yacía aquel monstruo gritando de dolor, corté su brazo con el filo de mi espada, el corte fue asombrosamente limpio que bastó para arrancárselo, con su otro brazo me agarró y me sostuvo con todas sus fuerzas su cara semi-humana retorcida y quemada me veía con un odio insano.
El orco golpeo cada una de sus piernas con ira y velocidad suficiente para romper sus huesos con tan solo unos pocos movimientos con una fuerza descomunal, Ansel cortaría el resto de las piernas siendo las que él cortó las izquierdas, ambos hicieron que esta bestia cayera sin poner gran resistencia.
Ellos golpearon y separaron el brazo donde yo era sujetado, Ansel acercándose remató a dicho ser que yacía tirado en el suelo, Ansel acuchilló varias veces el corazón para asegurarse que no siguiera con vida, una estocada tras otra, cada estocada era más profunda que la anterior, solo se detuvo cuando Azrael se acercó.
—Lo sé, me detendré ahora, pero dime, ¿en serio nuestra alma recibirá perdón, en serio somos tan dignos como se dice en aquellos libros de los hijos de Arendel? —Preguntó Ansel viendo aquel corazón agujereado y sangrante de aquel demonio que se iba consumiendo lentamente en cenizas sucias y lóbregas, Ansel se veía nervioso y muy impaciente por lo sucedido.
—No me es permitido mentir, siendo su guía, me siento en conflicto con lo que esto viene a representar, ustedes mismos aceptaron venir aquí abajo, ustedes sabían a lo que se enfrentaban, solo ustedes decidirán por el rumbo de sus acciones que camino tomarán, ¿lo harán por motivos banales o lo harán por un motivo superior a todo conocimiento?, ¿se dejarán consumir por la oscuridad misma o se unirán a la luz y su infinita gloria? Aquellas decisiones marcarán el destino de este mundo hasta que el final de los tiempos llegue, hasta que él vuelva a traer las buenas nuevas, son ustedes quienes desde ahora contra todo pronóstico deberán enfrentarse a señores del abismo que serán más peligrosos, más astutos y más retorcidos, cuya sed de sangre y destrucción podría suponer el fin de la vida misma.
Cuando Ansel se bajó de aquella bestia, Azrael nos señaló donde debíamos de ir ahora, las almas de estos guerreros se desvanecieron, hasta dejar únicamente aquellas estacas sumidas en suelo, el cuerpo de Baal'zebub se consumió en un fuego de olor nauseabundo, las bestias de este círculo, se quedaron petrificadas, este anillo terminó por secarse hasta convertirse en un páramo gris y frio, solo quedaban las almas de los pecadores llorando y sufriendo pero ahora los demonios que cuyo festín se daban en el castillo, como los demonios de carne y pasando por los nubarrones de esporas y las legiones, todos ellos se volvieron piedras mórbidamente detalladas de demonios que trabajaban incansablemente, pero no para castigar al pecador sino para planes aún más crudos y horrendos que descubriríamos más adelante en nuestro viaje.
Ahora que lo pienso, vaya viajecito, no creo que quiera volver a este circulo pronto de haber olvidado algo, como sea, al menos hice arder el castillo de un demonio y parte de sus legiones se han vuelto piedra, que suerte la mía, espero mis aventuras hayan valido la pena, este viaje largo no hace más que empezar y los horrores son demasiados en diversas ocasiones, y mira que un elfo como yo no debería de sumirse en peleas como estas por su estatus.
Espero hayas disfrutado este capitulo, porque narrar para mí es algo que consume mi tiempo y mi tiempo vale oro.
¡Tu tiempo vale lo mismo que el nuestro, cierra tu hocico blandito, elfo de porquería!
—Sög.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro