Carne retorcida.
"Sög"
Habíamos llegado ya al tercer anillo, donde la glotonería era castigada, aquellos quienes veía aquí estaban unidos unos a otros, creando estructuras de carne de formas tan horripilantes como asquerosas.
Fue producto de este anillo el que ahora sintiéramos terror en nuestros corazones, mi aprendiz Ansel junto a mí sentimos repugnancia al ver completamente este recinto, el pobre Ansel vomitó aquel pez que comimos en la cueva al ver estos horrores con los que nos topamos debido a lo mórbido y grotesco de las enfermedades que aquí los castigados sufrían.
Había nubarrones enteros de moscas esparcidas en todo el cielo, el zumbar de estos insectos era frenético y molesto.
Los seres que aquí yacían eran asquerosos y retorcidos, eran seres de carne sanguinolenta que vagamente parecían humanos sus caras eran apenas visibles, sus piernas eran alargadas y huesudas al igual que los brazos, sus manos tenían forma de garras largas y membranosas, casi parecidas a la de la mala hierba o las de un árbol moribundo, estos seres eran apenas más grandes que un humano adulto.
De sus cabezas, en donde debería de estar su cara en raras ocasiones yacía algo como orificios y estos hablaban en un idioma arrastrado y lento que eran gritos asquerosos en pocas palabras, en todo este averno había un calor insoportable, en el cielo era de un color verde nauseabundo y en el ambiente predominaba un olor fétido que salía de montañas de cuerpos en pena que cada que suplicaban clemencia liberaban nubes lóbregas con dicho aroma, si el anterior anillo era vagamente aterrador para nosotros este solo era una abominación antinatural.
Cada paso era espantoso, en cada que podíamos veíamos como cada alma en este lugar era alimentada por estos pesadillescos seres descarnados, estas cosas, del espacio donde debía ir la boca les brotaba un tentáculo que cuya prolongación no parecía conocer limite hasta llegar a un punto de la víctima que era alimentada dejaba de moverse durante un largo tiempo, no me quiero imaginar que les daban para comer.
Era difícil ignorar el hecho de que muchas almas aquí estaban cubiertas de heridas y agujeros que sanaban con una velocidad de vértigo, Ansel ya no quería caminar más, en un punto del camino se echó a llorar, pero aquel ángel que nos acompañaba en más de una ocasión lo ayudó a seguir adelante, sus palabras eran relajantes y su calor reconfortante, su luz nos ayudó a concentrarnos en nuestra misión, Isildalf extrañamente se mantenía con la cabeza gacha junto a Azrael, esta vez Isildalf yacía cayado y mostraba un miedo muy autentico ante las atrocidades que aquí ocurrían, en un momento él se acercaría a mí para decirme algo que no me reconfortaría mucho que digamos:
—Si algo te puedo decir viejo orco, es que Baal'zebub en este anillo no perdona a nadie, su insana unión política con Asmodeo aquel rey del segundo circulo ha traído aquí a muchos pecadores que cuyas almas están conectadas a ambos círculos, incluso y si me lo perdonas, aquí es donde los caníbales y aquellos con fantasías y fetiches de devoramientos suelen parar, si hay un señor al que nunca le di pleitesía en mis días oscuros fue a este ser, solos los más enfermos y enloquecidos de mi orden lo obedecían, que te quede en claro lo que puedes en este abismo cruel. —Con esa misma seriedad se mantuvo en todo el viaje en el tercer anillo.
Nunca me paré a pensar en lo horrible de los castigos que podría recibir el hombre, mi raza no cree en esto, pero yo, yo estoy sufriendo al ver esta locura y cada instante es un terror blasfemo que solo devora mi juicio, por siglos mi gente vivió un hambre brutal, muchas veces iniciamos guerras por la hambruna y ahora veo esto, Ansel de mala gana puede y quiere seguir con esto, en ciertos momentos lo he escuchado convencerse de que esta idea fue suya y que debe seguir adelante.
—Ansel, no tienes que hacer esto, yo... Mira, cuando volvamos a casa y hayamos desterrado a estos horrores te prometo que jamás volverás aquí, que toda dolencia solo habrá sido momentánea. —Incluso con sus dieciséis años él ha adoptado mi madurez, él sabe que tal vez no volvamos, pero en vez de actuar groseramente según él acepta su culpa, solo para que yo no me moleste.
—Esto es culpa mía, lo siento Sög, no debí haber aceptado esto, entiendo si quieres dejarme aquí e irte, es al final mi culpa este sufrimiento. —Como pude intenté consolarlo pero no parecía mejorar su ánimo.
Aquel elfo se acercó con aquel ángel a Ansel y le dijo así:
—Si lo ves como una ayuda ahí a lo lejos está guarida del señor de las moscas, ahí es donde debemos ir, ahí es donde deberemos descender para llegar al cuarto anillo, mientras sigamos cerca de Azrael, estos demonios nos ignorarán, ven es muy peligroso quedarse aquí.
A unos cuantos metros se podía percibir el lamento de un hombre que suplicaba perdón incansablemente, yacía enterrado en el suelo, su boca estaba manchada tal vez por el vómito, nos acercamos a él, yo me dispuse a hablar con dicho hombre, pues ya vi de lo que es capaz de hacer Ansel con estas personas:
—Pecador de este asqueroso reino cuéntame que penas te han traído aquí, así mismo también la razón del porque lloras tan desconsoladamente. —Dije con el lenguaje más educado posible, pues en este lugar abunda mucho el vocabulario refinado y rimbombante, supongo que es por lo diversa que es la gente y los tiempos en los que murieron.
—Mi nombre se ha olvidado en el tiempo, mi casa, mi sustento, mi vida, todo se ha perdido, incluso el estatus de mi familia ha caído a este abismo por mí, yo pasaba mis días en el placer pero eso, eso no me satisfacía tanto como las delicias que mis cocineros me preparaban, siempre en cada ocasión me veía azotado de un hambre brutal que carcomía mi ser, me invadía la culpa y en cada ocasión deseaba morir por mis acciones, por ello es aquí en donde resido, mis sirvientes solo veían los banquetes que servía a mis invitados, y cuanto de mis exigencias solo eran consumidas, merezco estar aquí pues me olvidé de las leyes sagradas, me olvidé de aquellos quienes me servían, a ellos su vida manejé como meros peones desechables y mira aquí y mira a sus hijos viviendo ahora, ellos el día de mi muerte se llevaron todo cuanto valor albergase, como lo siento.
El escucharlo fue triste pero no es algo que me hiciera lagrimar, este hombre en las riquezas absolutas vivió, él no sabe que es el sufrimiento de verdad y ahora solo vive una cuarta parte de lo que en vida sintieron sus sirvientes.
—¿Oh ser que planeas hacer conmigo? Ya he sufrido bastante por dichos seres pútridos, lo único que deseo es solo descansar de sus tormentos. —Comentó con un llanto insoportable, aunque con lastima respondí a su pregunta.
—Nada, no soy parte de ellos, no tienes por qué temer, desgraciadamente no te puedo garantizar que salgas de aquí pronto. —Respondí mientras me agachaba para consolarlo con una ligera palmada en el hombro.
—Aunque no sanaste mi dolor, me siento un poco mejor al respecto de haberle contado esto a alguien, gracias. —Exhaló aquel tipo, con bastante cansancio, tuvimos que irnos lo más rápido posible antes de encontrarnos con esos monstruos infernales.
Caminando más allá de lo que creímos posible y sin habernos caído a la locura por lo horrendo de este círculo, encontramos varios demonios uniéndose creando así una extraña masa sin forma y sin sentido, de esa masa brotaron tentáculos y ojos por igual, sus fauces se extendían de formas abominables y dolorosas por todo su cuerpo y cada que las abría sonaban como el lamento de mil almas sumidas en perpetua desgracia.
Dicho ser se arrastraba de forma grotesca y al contrario de un Kaskabal de la mitología de las tribus del sur de Aldrem esta cosa solo era una carne gelatinosa que sollozaba y comentaba frases sin sentido, mientras el Kaskabal solo devora al desdichado ser que ande cerca para aumentar su número de apéndices, conservando una forma hasta cierto punto más comprensible por decir algo, estos seres eran llevados a la superficie cargados por lo que dilucidamos eran ángeles caídos.
Estos ángeles caídos tenían una sonrisa marcada en su rostro que parecía porcelana rota, dicha sonrisa era una malsana y desquiciada muestra de maldad, esta mostraba el oscuro deseo de volver a la luz del cielo a cualquier costo, su cuerpos estaban rotos y llenos de grietas como si fueran porcelana, donde más se encontraban dichas grietas era en la cara de estos malignos ángeles, uno de ellos fue agarrado por la criatura y fue asimilado lentamente por dicha asquerosa masa de carne, lo último que escuchamos fue su risa enloquecida antes de que un chorro de sangre negra saliera de dicha asquerosidad deforme.
No quisimos saber más de dicha masa deforme, pero no pudimos huir de tan atónitos que estábamos, a dicha masa de carne tras unos instantes le brotó unas alas membranosas casi parecida a la textura del cuero desgastado, por sí misma esa cosa subió por una grieta cuya luz apenas era visible por los nubarrones de moscas que aquí predominaban.
Eso fue lo último que vimos de dicho ser, pero aquello nos hizo preguntarnos acerca de la función de dicha pútrida alimaña.
Ya nos estábamos acercando al palacio del Baal'zebub, era tan horrible el ver de cerca su retorcida torre que parecía un castillo ruinoso, era tan enorme y tan enfermizamente decorado con los cuerpos de los guerreros que quisieron cruzar por esas tierras así como aquellos quienes lo retaron y perdieron, ellos sollozando estaban mientras su dolor era extendido de formas inhumanas por su falta de muerte, incluso te puedo decir que no estábamos ni tan cerca de la puerta y ya sabíamos que llegar hasta la entrada de dicho palacio sería un reto, encontrábamos horrible el pasar cerca de estos hombres caídos varios de ellos de épocas pasadas a la nuestras incluso de incontables siglos atrás, casi y sin equivocarme de mucho antes de los eventos de la gran llamarada.
Sabes estimado amigo, me temo que no he sido del todo honesto contigo, si algo me preocupa de estar aquí no es la muerte únicamente, lo que más me preocupa incluso por encima de perder mi dinero es que le hagan daño a mi familia, a mi hija y a mi esposa, si bien sé que mi hija ya es una adulta y dentro de poco se hará una gran cazadora, me temo que si algo le pasara, jamás me lo perdonaría, pues ella y mi esposa son mi tesoro más preciado y por ellas daría mi vida.
Solo espero que ellas estén bien, me da miedo que esto se extienda más allá y afecté a quienes amo.
Ahora lo veo, y creo que ahora es claro debemos de escapar de nuestro pecado, no solo escapar de él sino también vencerlo y aceptarlo, no sé si estoy listo para una revelación de este tipo, no sé qué es lo que aguarde para un orco como yo al final, pero mientras haya algo que pueda hacer para salvar a quienes quiero así sea, pues la muerte no me será un impedimento para que ellos vivan y disfruten la vida que les queda.
Vimos que cada vez más cerca de la entrada el dolor de los guerreros era incontenible sus gritos eran imparables, por piedad Ansel preguntó a Azrael por ayudarlos, la respuesta de nuestro guía nos impresionaría por lo difícil del procedimiento.
—Si desean liberarlos de la agonía que ellos sufren me temo que su deber será matar a Baal'zebub, ellos intentaron hacer lo mismo que ustedes pero cayeron presa de las trampas del emperador de la gula, el ejército de engendros de este anillo los atraparon hasta hacer de ellos la fuente de alimentación de los pecadores de este círculo, parte del sufrimiento de estos guerreros no es solo del dolor de estar empalados y desangrándose eternamente, también proviene del hecho de que sus heridas sanan pero el malestar jamás desaparece, su corazón puro no los pudo salvar de una tortura espantosa, muchos de ellos tenían ideales nobles, si desean liberarlos y matar a este tirano necesitaran que sus armas sean bendecidas. —Azrael comentó esto de una forma que me hizo pensar aún más del destino que nos aguardaba, no quería dar mi martillo, ¿qué otra opción tenía aparte de la más dolorosa de las muertes?, ninguna realmente.
—Azrael, este martillo lo bendijo un padre en la superficie, ¿Porque debería de volver a ser bendecido? —Pregunté mientras de mis ojos se veía el miedo, estaba sudando del puro nervio que sentía, porque volver a bendecir mi arma, ¿es que en la superficie no le hicieron nada?
—Puedo decirte amigo orco que no lamentaras la bendición en tu arma, esta será más efectiva contra enemigos del infierno y verás que esta te brindará más premios en tu cacería estando aquí. —Sonaba bien aquellos términos, yo fui el primero en arrodillarme y pedir que bendijeran mi martillo, si iba a morir que sea matando a estas cosas pero que no toquen a mi familia, que no maten a mis hermanos de mi tribu, y por último que no sea matando a mis posibles clientes.
—Azrael, bendice mi arma, permíteme proteger a mi familia y a mis hermanos por medio de este martillo, sea así para arrastrar a estos seres conmigo en el salón de la sangre. —Comenté mientras con humildad supliqué su apoyo.
—Así será viejo orco, tu amor a tu familia te guiará en este viaje, recuerda por quienes luchas, pues este martillo ahora será la perdición de los demonios que se crucen en tu camino, mi padre y su hijo te ayudaran, pero recuerda, lo único que te separa del infierno a tu destino es por quien luches al final, así como olvidar los placeres vacíos de esta vida, recuerda ser cauto. —Contestó Azrael tomando mi martillo, y su respuesta fue con una sonrisa leve.
Un fulgor plateado iluminaba el entorno, apenas pude ver qué pasaba hasta que por unos instantes nuestro guía ya había terminado.
Mi parecía conservar su forma, pero se veía recién forjado, era perfecto de alguna manera, muchas partes desgastadas parecían reemplazadas como algunos tornillos que sujetaban la cabeza del martillo como la misma agarradera del arma. Ahora se veía más limpio, más fuerte y resistente, la madera que usaba parecía la misma, pero era menos porosa mejor trabajada para ser exactos incluso estaba barnizada.
No sé qué pensaría mi tío Barleen, pero opino que ha sido mejorado hasta un punto en el que me es difícil quejarme de los cambios.
—Sög, el martillo se ve...—Interrumpí a Ansel de inmediato.
—Lo sé, pero si me ayuda a matar a estas cosas que Azrael haga lo que crea necesario. —Ahora contaba con finos detalles que pertenecían a las hazañas de mi raza, el metal seguía siendo el mismo, era plata, pero su fulgor era imponente y su brillo denotaba la fuerza y su historia con mi tío y mi abuelo, era y es mi deber cuidarlo, así como es mi deber el matar a estos seres.
Ansel se acercó con Azrael, mi aprendiz comentó que su cuchillo no es suficiente para poder matar a un demonio por sí mismo, aquel arcángel agarró el cuchillo de mi aprendiz y con un solo ademan bastó para romperlo por la mitad, y convertirlo en trozos más pequeños, los pedazos de metal desgastado flotaron en el aire y crearon de esta forma una espada la cual fue completada con un poco de un material que salió de literalmente de las manos de Azrael.
Lo sé, por más extraño que suene el sacó un material parecido al acero y lo mezcló con dichos pedazos que se habían vuelto un líquido en el aire y con un rezo en un idioma que no comprendí recitó una bendición si no me equivoco.
יהי זה על שמך אביך, מברך את החרב החדשה הזו, ובכך מנחה את לב המשתמש שלה, תמיד עוזר למטרתך, עוזר למקד את כוחותיו בדרך האור כשאני מבקש ממך להפוך את האפוקליפסה האיומה והחולית הזו.
Traducción: (Sea en tu nombre padre el bendecir esta nueva espada, así como el guiar el corazón de su usuario, siempre ayudando siempre a tu causa, ayúdalo a enfocar sus poderes al camino de la luz pues así yo te suplico para revertir este horrible y profano apocalipsis)
אם כן הוא נכשל, החרב הזו איתו תלך, כיוון שהאור המרהיב שלך לעולם לא יכול לשמש את החושך עצמו.
Traducción: (Si él llegase a fallar esta espada con él se irá, pues tu luz magnifica jamás podrá ser usada por la maldad misma)
Vi como aquel ángel cambió su forma mientras aquella espada era hecha de una forma extraña para nosotros, dicha forma era como un ser humanoide con una piel demasiado pálida solo poco detalles eran visibles dado al radiante resplandor que emanaba de Azrael, tenía varios pares de alas con un color gris apagado, la capucha de su túnica ocultaba su rostro, su cuerpo flotaba y con movimientos gráciles formaba una espada tallando diversos objetos y materiales con solo mover las manos unas pocas veces.
Mientras tanto la espada estaba rodeada esferas brillantes de energía la cual fue combinada con lo que parecía ser un alma, pero al contrario de los experimentos que haría Ansel, esta parecía estar a favor de ser usada para combinarse en dicha creación del arma, en el centro una luz dorada movía aquellos materiales cada vez haciéndolos ver como una espada uniéndolos a toda velocidad, esta espada tenía un filo curvo de coloración negra, cuya empuñadura era de color cobre con muy pocos detalles más allá de un relieve con forma de ojo en el pomo.
Al terminarla se la entregó a Ansel con una vaina solida de madera finamente tallada algo tenía esa espada escrita que hizo ver a Ansel que lo espantó sorpresivamente, me preguntó que podrá haber sido.
"Por medio de esta Kabila deberás de limpiar los errores de antaño para que así en el presente superes a tus demonios".
"Narratio Azrael"
Es así como pude ver al orco y al nigromante entender mejor su destino, ellos lo aceptaron con duda, vi al joven Ansel con miedo suficiente como para gritar pero no lo hizo, aunque ellos no lo sepan sé que es lo que piensan y se de sus problemas, no pienso en cambiar su fe, solo creo que ellos deben por el momento limitarse a cumplir con poder retrasar o de ser posible destruir este apocalipsis que está arrasando con la gente de la superficie, y es que ya hay más grietas y no solo en su país, estas están extendiéndose por el mundo, aunque en su hogar está a mayor escala la invasión.
Debemos continuar mi estimado lector, veamos pues los temores de Ansel.
"Ansel"
Esta espada, hay algo en ella, debí de saberlo, ¿Qué es eso que veo?
Desde su inscripción debí de qué haberlo previsto, no sé a quién metió en esta cosa, pero algo era claro, ese tipo estaba loco y sus experimentos eran tan horribles y malsanos incluso para el nigromante más despiadado.
Sus experimentos no eran solo convertir a la gente en seres necróticos sin pensamiento alguno, lo cual es algo normal en el oficio y eso no es lo que me aterra, eran los métodos utilizados, y su crueldad era lo único que sobresalía, dichas personas incluso eran esclavizadas en diversas formas y utilizadas en diferentes experimentos de naturaleza oscura inclusive dentro de lo que rozaba la religión de los dioses mágicos, y si lo sé, estos no tienen un método único de adoración, maldita sea, muchas veces este tipo sumía en la locura absoluta a sus víctimas incluso antes de siquiera usarlas como mero sacrificio a los dioses como Tha'agath o Yog-Aldar.
Si no explico mucho de sus experimentos es porque, aunque sintiese la curiosidad de ver más acerca de la naturaleza de dichos hechizos, así como de lo que era capaz de llegar a hacer en los procedimientos es por lo brutales y desgarradores que fueron para mí, incluso más de lo que he podido leer en los tomos más antiguos de nigromancias que poseo, ¿Qué era lo que me estaba diciendo Azrael?, ¿Quién era este tipo?
—Azrael, ¿Quién este hombre y porque sus experimentos son tan sangrientos y crueles?, he visto en mis libros los rituales más horribles que un nigromante puede tener la desdicha de hacer para obtener poder, pero este tipo, este tipo me revuelve el estómago. —Comenté con mucho temor, no podía soltar esta espada, parecía que estaba unida a mí ahora, de una forma u otra no podía soltarla.
—Para poder enfrentarte a este círculo y a los discípulos de Baal'zebub deberás de expiar tus pecados, ese hombre y sus sacrificios sangrientos de naturaleza canibalística no es más que una de tus vidas pasadas, una de las muchas que tuviste, y todas ellas relacionadas a la magia, si deseas poder sobrevivir a este lugar maldito deberás de ver todo lo que te muestra espada, incluso por doloroso que sea lo que veas debes de resistir para poder seguir adelante con esta misión.
Volví a ver el filo de esta espada, lo siguiente no era mejor, en diversas ocasiones deseé el tirar lejos esta cosa, era tan horrendo, tan repulsivo, aquel hombre en un punto de su vida dejo de ser humano para pasar a ser un monstruo que solo se arrastraba por medios tan antinaturales ya ni siquiera era cercano a un monstruo, era un abominación mágica errante poseyendo un cuerpo ya desgastado y que cuya fealdad en su rostro por toda su infinita maldad lo hizo merecedor de una máscara sellada para contener su poder.
Dicha mascara fue creada por los dioses y lo único que consiguieron fue solo atrasarlo en sus planes fuesen cuales fuese. Fue entonces que este energúmeno solo encontraría su fin al ser drenado de toda su magia por un hombre santo de una iglesia antigua, no era un hijo de Arendel, tenía una armadura de placas de metal, con un ropaje de un profundo rojo y un desgastado blanco, con una cruz plateada en mano, y una espada dorada en la otra, no hace falta ser muy listo para saber cómo termino aquella abominable criatura que era mi encarnación pasada, y digo creatura, porque de hombre solo tenía el cuerpo pero el resto era un terror en cuanto a los detalles de su vida y sus prácticas.
Para disgusto mío cualquier cosa que pueda ver después de este círculo y esta encarnación solo serán pura tontería, ojalá pueda olvidarme de eso pronto.
Tras ver eso me di cuenta de que no era casualidad estar aquí al menos en mi caso, si eso es la primera vida en la que en sí estoy como un ser mágico, entonces no es casualidad que en este círculo yo esté sufriendo tanto, que sienta tanta lástima y que me sienta invadido de un desesperación absoluta viendo a estas personas, viendo a los pecadores del canibalismo siendo devorados por cerbero, tengo tanto miedo de ver que es lo que hay detrás de la puerta de aquel enorme castillo de aspecto grotesco y retorcido, decorado con los cuerpos de los guerreros que cayeron en manos del impío rey del tercer anillo.
El resto del camino fue escabroso y el terreno era irregular, en ocasiones era fangoso y en otras era como pisar piedras de algún tipo, tal vez escombro, entramos por dichas puertas esperando una resistencia feroz, pero solo eso, esperamos.
A la mera entrada, y dentro de aquella fortificación el lugar era lo más extraño y desquiciado que un humano podría imaginar, la arquitectura no tenía sentido, las paredes se inclinaban de maneras tan incomprensibles para nuestra mente, mi mentor se quedó atónito al ver la locura de este lugar, demonios de todos tamaños iban y venían de un lado al otro con comida, muchos pedazos de carne eran de ovejas, otros tantos de vacas o cerdos, y el resto era de pecadores ya cosechados, el lugar era iluminado por unas luces tan insanas y centelleantes que hacían sentir a cualquier persona desorientado, tuvimos que cruzar rápido este lugar, sentí en todo momento la sensación de nauseas estando aquí adentro de esta extraña antesala por decirle de algún modo a lo que fuese esa enloquecida zona.
La siguiente habitación estaba llena de puertas con diferentes números, cada puerta llevaba a un lugar cada vez más insano y aterrador, según dijo nuestro guía Azrael, mi mentor con miedo tuvo que elegir una de entre muchas de las puertas que había, pues detrás de cada una existía una aberración diferente, y aquello que detrás se pudiera ocultar solo estaría envuelto por una capa de terror a lo desconocido que jugaba con la poca cordura que nos pudiese quedar.
No tuvimos tiempo para planes, mi maestro eligió una puerta de la izquierda con el número 56, dentro había un frio mortal, y daba hospedaje a criaturas parecidas a las del exterior, aquellos seres descarnados que alimentaban a los pecadores, pero estos estaban con una forma más parecida a la de una araña y estaban cubiertos de rostros sollozantes que suplicaban clemencia entre gritos ahogados por saliva y pus, esas cosas eran comandadas por un hombre cuyos ojos eran en su totalidad rojos, con una piel que estaba despellejándose lentamente, a la par que dejaba escuchar un chillido agudo, y señalándonos con su guadaña hizo que dichas bestias corrieran directo a nosotros.
Isildalf ni corto ni perezoso alzó su linterna que la carga desde que Azrael lo rescató de morir en el lago, su forma era como de cualquier linterna de parafina solo que su luz era de había un color amarillo puro y limpio
Alzándola con fuerza cegó a dichas bestias y un solo corte de su espada bastó para cortarle la cabeza a la más grande, levantó la tapa de esa lampara y del desfogadero salieron vapores que hicieron que el resto de las de alimañas se pelearan entre sí, usando mi Kabila pude ser testigo de su filo sin igual, pude rebanar dos de las cuatro membranosas patas de estas cosas aracnoides, y dicho corte era tan fino y apenas sentí el haber cortado algo.
A dicha cosa a la que corté empezó a emitir rugidos de dolor y su piel pareció mostrar señales de quemadura, aquello hizo que peleara sin temor y con ferocidad, vi algunos cadáveres sin consumir por la carne maldita de estos seres, con un hechizo el cual se llevó parte de mi fuerza pude invocar una pequeña horda de zombis que ofrecieron una distracción para poder ayudar a Sög y poder matar al tipo descarnado que contralaba a los monstruos de carne.
Isildalf y yo repartíamos estocadas y cortes a diestra y siniestra, los vapores de la lampara no cesaban y eso ayudaba a que las bestias reaccionarán más lentamente, pero una de ellas cuyo gigante tamaño hacía palidecer al resto, ese enorme ser me hirió en el brazo izquierdo dislocándolo por medio de un golpe de uno de sus brazos el cual era una amorfidad dura y pegajosa que salía de un torso que apenas era aguantado por unas débiles piernas humanas, en la cara de aquel ser cernía una rostro de agonía que gritaba agónicamente por una muerte la cual pudiera calmar su dolor.
Ahora me debatía si usar a los no muertos para abrirle camino a Sög o comandarlos para mi ayuda, el tiempo pasaba muy rápido y cada segundo era más asfixiante que el anterior sentía que aquella decisión que eligiera poco importaría pues la muerte seguramente reclamaría su premio este día, por ello sin importar nada si alguien iba a morir que fuera yo, pues quería ver como Sög terminaría por aplastarle la maldita cabeza a dicho imbécil que comanda a estas malnacidas cosas.
Aquellos zombis que había comandado estaban siendo lentamente consumidos y dicha bestia que me dislocó el brazo, ahora con su garra izquierda la cual era inhumanamente larga y con espinas, me alzó con tanta facilidad como si se tratara de un pequeño costal de papas.
A sus fauces esta bestia me acercó, y déjame comentarte algo, su aliento era tan fétido que en serio me hizo vomitar y como me puso encima de su cabeza para comerme pues ya te haces una idea de lo que pasó, esa cosa probó mi vómito y a la primera me tiró al suelo, Isildalf viendo cómo me encontraba me echó una mano con esa cosa, cortó las patas delanteras de esa cosa, pero tuvo que darse prisa antes de que esa bestia gigantesca se recuperara.
Me levanté lo más rápido que podía, me dolía todo mi cuerpo, esa bestia iba me las iba a pagar fuera como fuera, nadie me hiere y termina creyendo que puede sobrevivir más de dos minutos, si bien sabía que esto me iba a consumir aún más mi fuerza invoqué a las mantícoras para terminar este trabajo, dichas mantícoras empezaron a desmembrar dicha bestia mordida a mordida.
Los humos de la lampara de Isildalf facilitaban el trabajo a las mantícoras de poder destazar a ese gigante de carne, una vez esa cosa ya no tenía sus brazos corrí directo para clavarle mi espada en el corazón, si eso no lo mataba nada lo haría.
Cojeando y sin detenerme incluso cuando no paraban de salir más de esas malditas cosas del suelo y de las paredes me preparé para darle una estocada, dicho y hecho, esa cosa tenía un corazón muy membranoso y supe que di al blanco cuando esa cosa empezó a sacar a chorros sangre por su boca y así mismo empujé su cadáver con mi pie para poder sacar mi espada, a lo lejos vislumbre a Sög enfrentarse a dicho bastardo despellejado.
ese tipo arremetía con su hoz a mi mentor, pero no se esperaba a un orco veterano, el esperaba un orco cuya función fuese ser carne de cañón, Sög atacaba a los flancos de ese tipo, el hechicero ese apenas mostraba resistencia ante los brutales ataques de mi maestro, como última medida ese imbécil levantó su hoz instando cortar la cabeza de Sög.
Ante ese error el mago demostró que nunca había peleado contra un guerrero antes, Sög aprovechó que el inútil alzó sus brazos durante unos pocos segundos, entonces ahí mi mentor asestó un golpe directo a las costillas de aquel tipo.
Para reclamar su recompensa mi mentor pisó fuerte en la espalda a aquel hechicero y posando mi mentor sus manos en la cabeza del tipo ese, Sög con todas sus fuerzas hundió sus dedos en la carne y tiro de la cabeza con tal fuerza que al momento de arrancarla la sangre salpicó al suelo llegando a largas distancias, tras la muerte de aquel tipo despellejado estas bestias dejaron de salir y murieron no sin antes emitir chillidos agudos.
Las paredes se retorcían, todos tuvimos que salir de esta habitación antes de que algo ocurriese, no queríamos saber si se estaba derrumbando o si iba a digerirnos pero cualquier cosa que fuese no era nada bueno, de todos yo era el que más lento corría por mis dolores y heridas en la batalla, Sög nos esperaba en la puerta, en un acto amable Isildalf a punto de llegar a la puerta volvió a ayudarme una vez más, tuve que apoyarme de su hombro para poder avanzar más rápido, casi no salimos a tiempo, Sög cerró la puerta pero pudimos escuchar latidos cada vez más rápidos hasta que poco tiempo después fueron cesando, el miedo y el silencio en ese momento que había en ese instante fue abrumador, esta fue nuestra primera pelea sin contar esa ocasión en la que una me encontré con esa mandrágora infernal y su ejército de cultistas horrendos.
La habitación en la que estábamos estaba vacía, esto nos ayudó a descansar un momento de aquel combate que acabamos de tener, por el amor de los dioses mágicos, si es que mis huesos y mi cuerpo me dolían, le pedí ayuda a Sög de que me recolocara mi brazo izquierdo, lo cual fue una mala idea pues aunque lo hizo bien, lo que sentí hizo que de alguna manera mi cuerpo ignorara todo dolor del resto de mi cuerpo y haciendo que dentro de mi brazo sintiese como si me metiesen un maldito clavo dentro de mi nervio, ese dolor me hizo gritar tan fuerte que Isildalf me tapó la boca con su mano, la cual apenas ejercía presión por lo cansado que se sentía ese elfo.
Espero que hayas disfrutado leer esta desventura amiga o amigo mío, porque en serio que nosotros sufrimos como tú no tienes idea, tener las agallas necesarias para enfrentarnos con asquerosos y mil veces malditos monstruos hechos de partes humanas y viseras es más difícil de lo que parece, y es que ya estábamos cerca del rey de este anillo.
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