SORPRESA INESPERADA
La mañana era tan fresca que las nubes grises amenazaban con una pronta tormenta. Para ser un fin de semana, estaba perfecto el ambiente para Aldair que, trataba de descansar lo suficiente. Era lo que le había recomendado la doctora. Ese día era el cumpleaños diecisiete, no quería hacer más que estar en su cuarto. Once horas de descanso al parecer no le bastaba.
Hasta que la puerta de la habitación abrió.
Flo el perro de la casa termino por abrir completamente una puerta que estaba entre ajustada. Nemo no era de pasarle seguro a la puerta de su habitación, pero al escuchar a Flo jugar cerca deseo haberlo hecho.
¬ ¡Flo por favor! ¬ Jadea sin ánimos de levantarse. Acomodo un poco la almohada y la voltea finalmente para sentir la parte fría de esta.
¬Feliz cumpleaños¬ la voz gruesa de su padre lo sorprendió.
Abrió los ojos como plato y tartamudeo. Aldair sabía que, en alguna parte de su corazón, su padre no era tan frio. Aquel pastel de zanahoria le había alegrado la vida esa mañana. Su padre lo abrazo, pero no dijo nada. Tomo un pedazo del pastel y se marchó de la habitación de Nemo.
Era increíble, pensó que su padre le reprocharía por algo. Todavía estaba esperando el regaño monumental que le debían y junto a eso el castigo del año, pero no fue así. Nemo tomo un pedazo de pastel y lo compartió con Flo qué, lo miraba ya de hace rato.
¬Feliz cumple para mi Flo.
Sonó el timbre y Aldair quiso apresurase para abrir él. Pero cuando llego a la puerta, su padre se le había adelantado. La intriga lo desesperaba, un Nemo que no recordaba cuando fue la última vez que el timbre de la casa había sonado.
El sonido de una puerta muy antigua de madera abriéndose lentamente, mantenía los ojos y el oído de Aldair a la expectativa. ¬ ¡Hola! Señor papá de Nemo ¬ Aldair sintió la presión desde donde estaba y frunció el ceño casi que de inmediato. ¬Discúlpeme, ¿Señor?
¬ ¿Buscas a alguien? ¬ La mirada del padre era tan fría como nieve. No era necesario esperar una respuesta por parte del padre de Aldair para saber su carácter.
¬Me dijeron que aquí vivía Aldair. ¬ La misma voz femenina de aquella noche. Nemo podía reconocerla en seguida.
¬ ¿Allison? ¬ No podía responder que hacía visitándolo, se sentían impresionado por tal visita. De inmediato sus piernas no dejaron de hacer movimientos involuntarios y comenzaron a temblar, escondido mientras escucha una conversación incomoda. Entro a su cuarto apresuradamente y trato de buscar una bermuda que fuera acorde para atender a la visita.
Consiguió en el armario unos de rayas y no demoro en colocárselos. Igual a de parecer un loco con lo que se pusiera, al menos así se sentía. Lavo su rostro y cepillo sus dientes tan rápido como pudo y se dirigió apresuradamente hacia el salón principal de la casa que conectaba con la puerta a la entrada.
Y allí estaba...
La curva de una sonrisa no demoro. La falda corta tipo campana de color negro se perfeccionaba con un infausto negro mate de sus botas. Blusa sin mangas, clara como la nube durante un día soleado, sus ojos marrones se intensificaban con un bonito aire de lucidez plena.
¬Su cabello. ¬Aldair casi que babeando la observa posada junto a un florero que mantenía su padre en un mesón de madera. Tal vez deseándola en sus pensamientos lujuriosos, provocados por fugaces recuerdos que se le venían por segundos de aquellos besos ansiosos, mientras la mantenía encima de él aquella noche de descontrol.
Los pensamientos de Aldair expiraron tan rápido cuando su padre carraspeo y puso un vaso con agua encima de la mesa.
¬Gracias señor ¬ Allison bajo la mirada e hizo silencio absoluto al no saber el nombre del padre de Nemo.
¬Señor Suárez. Señorita. ¬ espeta. Miro erguido a su hijo y se abrió paso para no incomodar a la visita.
Aunque Allison ya estaba incomoda, se alegró al ver a Aldair bien.
¬ ¡Aldair! ¡Qué bueno verte! ¬Se adelanto para un abrazo inusual y soltó un suspiro de calma. ¬Juro que no quería que pasara todo lo de esa noche. Bruce se puso como loco y no pensé que se comportaría de esa manera. Pensé que te había disparado a ti. ¬Aldair separó su cuerpo y concluyo el abrazo.
Tomo sus hombros y justo frente a ella jadeo inquietante. ¬ ¿Quién me golpeo esa noche?
Entre titubeos Allison baja la mirada. ¬Stephen lo hizo. ¬ replico. ¬Todo se volvió un desorden y empezaron a correr. Andrew te levanto del piso después de que detonara el arma.
¬Pero. ¿Como llegue al hospital? ¿Quién llamo a mi padre? Allison...
¬No lo sé, todo paso muy rápido.
¬ ¿Como no vas a saber? ¡Por favor!
¬Yo solo... ¬Allison mantenía el vaso con agua entre sus manos sudorosas. Le estaba empezando a faltar el aire y comenzaba a respirar agitada. ¬Andrew hizo todo después... ¬Tomo un sorbo de agua fresca y al instante devolvió el vaso a encima de la mesa. ¬Tuve que irme esa noche. Tenía que salir de ese lugar lo más rápido posible. Tú no conoces a Bruces.
¬No lo conozco. Pero pronto el me conocerá. ¬ La mirada de Aldair se perdía. Sus pensamientos no eran tan buenos.
En sus diecisiete años recién cumplidos, Nemo jamás había tenido alguna discusión de gran magnitud con alguien afuera. Nunca lo habían apuntado con un arma y mucho menos había sentido tal energía ante la muerte. Tenía sus peleas tontas como cualquier niño o adolescente y pequeñas amenazas inofensivas, al menos así lo pensaba. Pero lo de esa noche lo había marcado de alguna manera, casi le costaba la vida.
A pesar que todo fue a causas de sus decisiones Aldair pensaba en volverlo hacer, pero esta vez quería aprender del mundo que casi le quita la vida. Allison lo miro y supo enseguida que estaba perdido algún pensamiento de aquella noche, así que para sacarlos de aquellos deseos lo sorprendió tocando su entre piernas.
¬Esa noche estabas fuerte aquí abajo. ¬ Allison paso su lengua por sus labios suavemente y afinco su mirada a los ojos de Aldair.
Nemo sacudió sus pensamientos para observar a Allison, pero se detuvo al recordar de que él no le había dado esa noche la dirección de la casa a ella. ¿Como supo donde vivía?
¬ ¿Como llegaste hasta aquí? ¬Airoso.
¬Tome un taxi ¬Volteo los ojos.
Aldair se empezaba a reír en sus pensamientos, pero sostenía la cara cruda como si no le hubiese causado gracia la respuesta.
¬ ¡Claro! vale...
¬¿Que quieres que te diga? ¬Allison mantenía su mano tentante por encima de la bermuda de Nemo. Estaba acostumbrada a seducir, podía conseguir lo que le placiera y Aldair le gustaba mucho.
¬Allison ¬Empezaba a ceder, su erección comenzaba anotarse. ¿Vienes a qué?, ¿Quién te dio la dirección?
Sonrisa burlona iniciaba ¬Vengo porque quería saber de ti.
¬Te la compro.
¬Créeme que estaba preocupada por lo de esa noche.
¬Tan preocupada estabas que ahora tocas mi pene por encima de mi ropa.
¬Si... ¬ Curveo su sonrisa e hizo notar su hoyuelo.
Aldair le parecía fascinante, al ver sus hoyuelos y su hermosura de cerca sabía que tal oportunidad de admirarla le iba a traer muchos problemas. Pero la deseaba.
¬ ¿Si qué? ¬Replico.
¬Si que me preocupaba no volverte a ver. ¬Poso sus dos manos suavemente sobre el cuello del Aldair. Y se dirigió a un beso, pero antes Nemo hizo pausa y la detuvo.
¬No me has dicho ¿quién te dio mi dirección? ¬ Insistió. Nadie sabía la dirección en donde vivía Nemo y él sabía que no había hablado antes sobre ese tema con alguien más.
El gesto de Allison cambio drásticamente, para ella darle tanta importancia por parte de Aldair le parecía patético e insignificante. ¿Como supo la dirección? no era importante.
¬ ¿No te gusta verme? ¬ frunció el ceño. Allison tenía que hacer un poco más para hacer que Aldair no les diera tanta importancia a sus preguntas.
Tomo las manos de Nemo ligeramente mientras su sonrisa pícara retornaba y aparecía. La palma de Aldair fue paseada involuntariamente por el cuello y por encima de blusa de Allison, pasando por el pecho hasta llegar a uno de los senos, con un apretón mínimo manipulado por los movimientos de Allison, Aldair empezaba a olvidar las preguntas.
Pego el cuerpo de la chica al suyo para un beso lento, y acomodo su posición para bajar su mano hacia la cintura. Allison tenía experiencia en manipular a hombres, su gran belleza le facilitaba las cosas y espetó con aire de grandeza. ¬Te enseñare como se hace... ¬Levanto su falda e hizo que Nemo apretara gustoso su trasero. El descontrol como aquella noche volvía, pero esta vez en casa y con el padre de Aldair cerca.
La idea de un posible escape hacia el cuarto parecía descabellada. Pero para Allison no, Aldair sabía que su padre estaba en algún lugar de la casa escuchando todo, pero en su intento de prevenir su incomodidad, el tote queo fue tentador.
Los besos pasaron hacer más picantes y acelerados con mucha pasión y deseo, al igual que los toques continuos, todo por encima de la ropa. Hasta que los detuvo el sonido del vaso quebrandose contra el piso.
¬ ¡Ay carajo! El vaso de mi padre. ¬La cara de susto y a la vez de risa por parte de Nemo era evidente. Sabía que su padre aparecería de inmediato y fue así.
¬Aldair... ¿Qué haces? ¬ La figura del padre apareció y vio sus rostros de sorprendidos.
¬ ¡No me digas que fue el vaso más caro!
¬ ¡Padre fue un accidente!
¬Si, ya veo que fue un accidente. Disculpa, ¿quién eres tú? ¬Señala pulsante a Allison quien se extrañó de inmediato por la pregunta.
Aldair en su desespero por recoger los pedazos de vidrios en el piso, se asombró por tal pregunta y miro detalladamente a su padre que parecía no saber quién era la chica que tenía frente a él.
¬Padre, es Allison. No hace mucho le abriste la puerta. ¬Inquirió preocupado. No era la primera vez que el papá de Aldair actuaba de una manera extraña y esta vez lo estaba haciendo.
¬No la conozco y no recuerdo haberle atendido antes. Mucho gusto, señorita. Señor Suárez para usted.
Entre miradas inquietantes Allison no entendía y decidió no decir nada y ayudar a Aldair a recoger.
¬Tu padre es muy gracioso. ¬añade.
Todo era sorpresivo para Aldair que se preguntaba ¿Qué rayos estaba pasando?
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NOTA DE AUTOR:
Gracias por estar, por existir y ser parte de esta historia.
Cuando lees aprendes cosas nuevas. Aprendemos que somos libres y que nuestra mente es el único limitante, aprendemos que todos somos libres de vivir lo que nos gusta, que la vida es simple cuando ayudamos hacer mejor las cosas, sin dañar, sin juzgar y creyendo que cada historia nos puede marcar de manera significativa. Pueda que esta historia no cumpla tus expectativas, pero me ayudaría más, saber que puedo mejorar y eso sería gracias a ti.
Gracias por el apoyo y por todas las cosas buenas.
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