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NADA CLARO

¬Su hijo tuvo una conmoción cerebral causada por un golpe fuerte, Señor Suárez¬. 

Las sábanas blancas, el aire acondicionado en dieciséis grados, alto resplandor por la luz que se filtraba por los ventanales. Aldair le fastidiaba el esplendor en ese momento, el dolor de cabeza era insoportable, quizás era la causa de la resaca por la noche anterior. Los pitidos en sus oídos lo desorientaban. 

¬Sería bueno dejarlo descansar. ¬La voz femenina se escuchaba a lo lejos. Era una conversación que a Nemo se le dificultaba oír.  

No recordaba cómo había llegado aquel lugar. No estaba en la casa en lo absoluto, tampoco se le parecía conocido el lugar. Pero lo que alcanzaba a observar le describía que estaba en una especie de clínica. 

¬ ¿Clínica? ¬Aldair empezó a tocarse desesperadamente, buscando alguna herida de bala. Pero mientras lo hacía sintió la pulsada en su cabeza.  ¬ ¿Que había pasado? 

No era ningún cielo donde estaba, pero prefirió estarlo cuando vio que su padre entro por la puerta. Era el mismísimo infierno. 

¬Tu desobediencia va acabar conmigo ¬Inocultable enojo. El padre observa fúrico la hoja que la doctora le había entregado. Eran los resultados de la evaluación médica que le habían hecho a Aldair.   Para alivio de ambos el golpe que Nemo había recibido no paso a mayores. 

Era de día, habían pasado al menos ocho horas desde que el revolver de Bruces se disparara. Nemo pensó que la bala lo había atravesado, pero no fue así. Simplemente lo dejaron inconsciente con un golpe fuerte. ¬ ¿Pero de quién? ¬Igual sus preguntas no las podía responder, se sentía cansado, lo único que quería era dormir. 


<< Ladridos>> 

Nuevamente el bullicio se hacía presente, Aldair ya no estaba entre las sábanas de una clínica, sino que descansaba en la cárcel sin barrotes ¬Según como él lo veía, ¬esta vez el perro de la casa había invadido la habitación.  Los ladridos de "Flo" había interrumpido el sueño de Nemo. No le quedaba otra opción que despertar. De seguro su padre lo estaba esperando para tragárselo con las palabras o al menos eso era lo que pensaba Aldair. 

Arreglarse para salir le parecía tentador, pero sabiendo que tenía el castigo de su vida encima no se atrevía a salir del cuarto. 

Por más que le diera a la mente para recordar lo que había sucedido con él después del alboroto. Solo le venía a la memoria la imagen tétrica ante el sonido de la detonación, y el destello de luz cegador. 

El hambre no se hizo esperar, la única forma de saciarla era salir de las cuatro paredes y eso hizo. Noto que la puerta del cuarto de su padre estaba abierta, pero era mejor hacer como si no existiese.  Paseo por el pasillo hasta llegar a la cocina sin hacer mucho ruido, lo menos que quería era que su padre se enterara que él, ya estaba despierto. 

Al intentar prepararse algo para comer, noto que algunas cortinas no estaban recogidas, su padre acostumbraba recogerlas para que entrara claridad por los grandes ventanales. Pero esta vez no fue así, supo inmediatamente que la presencia del padre no estaba. Que el desorden que Flo había dejado todavía seguía intacto y pensó por un momento en donde podría haber salido su amargado padre. 

Aldair salió de casa para ver si lo veía cerca y con una sonrisa amigable fue atendido. Una señora con manos temblorosas, túnica larga y piel muy arrugada, le describía que lo había visto salir desde temprano, mientras cortaba algunas flores marchitas en su jardín. Algo que dejo pensativo a Nemo por la forma en la que se fue, dejando la puerta de su habitación abierta y dejando un desorden, algo que no era común en él. 

Tal vez ¬Pensaba Nemo ¬estaba tan decepcionado de él y sus actitudes, tanto que quería largarse sin más a distraer la mente. De cierta forma saber que el padre no estaba en casa lo aliviaba, pero sabía que algún regaño monumental le esperaba. 

Nemo arreglo un poco la casa, acomodo algunas cosas y espero a que su padre entrera por la puerta. Tenía mucha expectativa, mordía ansioso las uñas de sus manos, era desesperante para él. Estaba preparado psicológicamente para lo que se venía. A lo que verdaderamente no estaba preparado Aldair era que su padre no llegaría durante el día y mucho menos en la noche.  

Espero, pero su padre esa noche nunca llego. 

La llamada al teléfono local a las tres de la mañana despertó la intriga y el nerviosismo, Nemo consideraba que alguno de los amigos de su padre lo llamaba para ir a buscarlo por una borrachera. Nunca se imaginó que la llamada era todo lo contrario. No era ningún amigo de su padre. La voz de Andrew en la línea desconcertó los pensamientos de Nemo. ¿Porque Andrew llamaría a esa hora? ¬Se pregunto. 

¬Tu padre. ¬Voz nerviosa. Andrew no sabía cómo explicar que el padre de Aldair se había parecido tocando la puerta de su casa.  Simplemente se limitó a advertirle que lo fuera a buscar. 

¬ ¿Como había aparecido allá? ¬Se preguntaba Nemo. Aun sin saber la dirección de la casa de Andrew.  Convencido que era una borrachera Aldair tomo algunas cosas y busco el número del amigo taxista que su padre tiene en sus contactos de libreta. 

Al esperar un poco, el taxi llego. 

Se puso de acuerdo con Andrew y este le dicto la ubicación exacta de donde estaban. Según la dirección lo enviaba hacia la carrera 7.ª con calle 165.  Tomo el riesgo de ir sin conocer el camino. Al conocer el peligro de las madrugadas Aldair se le paso por mente todas las cosas malas que le pudo haber pasado a su padre en su condición. No era la primera vez que su padre tomaba alcohol sin control, solo que las demás veces quedaba en casa de sus amigos y volvia en la mañana siguiente esta vez, no fue así. 

 Cuando llegaron notaron que la casa quedaba frente toda una avenida.  Era inmensa, tanto que Nemo no sabía dónde quedaba su verdadera entrada. Cuando se dio cuenta que en una de las ventanas lo estaban observando, hizo algunas señas moviendo sus manos para que le atendieran per, no recibió respuesta. 

  Aunque era de madrugada todavía, se le paso por la mente que era muy probable que se tratara de alguna especie de broma de mal gusto por parte de Andrew. Pero no quiso darle tanta importancia a eso y prosiguió a tocar la puerta inmensa de madera. 

<< ¡TOC, TOC!>>

Al parecer lo estaban esperando, la puerta ajustada se movió un poco y Aldair no pensó para entrar. ¬ ¿Andrew? ¬Camino un par de metros hasta que la señora Esmeralda apareció. Esta mujer era la misma que estaba en la ventana. Se veía joven a pesar que su carácter lo reflejaba en su mirada. Era fría y a su vez tenía ese aire de tranquilidad.  Dicen que las personas frías son las más puras o al menos eso pensó Aldair cuando quedo petrificado al tener la presencia de la mama de Andrew frente a él. 

¬Hola hijo ¬Sonaba extraño, pero esas fueron las primeras palabras de la Señora Esmeralda. ¬ ¿Como has estado? ¬ Nemo solo asiente con la cabeza ya que el habla no le daba. ¬Disculpa. Tú padre está en el sofá de la sala, ¡Esta muy mal! ¬. 

Efectivamente el padre de Aldair se encontraba en el sofá reposando. Andrew parecía dormido en un sillón al otro lado. Para Nemo era extraño de que su padre apareciera por esos lares, más intriga le daba al saber que era en la casa del amigo que no tenía mucho tiempo de haberlo conocido.   

¬ ¿Como apareció aquí? ¬Quiso preguntar. La respuesta fue inmediata. La versión que la madre de Andrew daba, era que el padre de Nemo caminaba cerca de la avenida como sin rumbo fijo. La única casa en donde hizo pausa fue esa. 

Aldair no estaba convencido, pero no quiso indagar más.  Simplemente tomo a su padre, lo cargo con fuerza en sus hombros y lo acomodo muy bien en el carro que esperaba en las afuera de la casa. Se despidió con algunas que otras palabras y se marchó. Durante el camino Nemo pensaba en que, si su padre se metía droga o algo parecido, mientras lo veía analizaba que el rostro estaba más demacrado. Sintió tristeza y no aguanto las lágrimas. 

Una vez más se sentía solo en el mundo. 

La imagen del padre cuidador, noble, responsable y sobre todo amoroso de su niñes se había desvanecido. 

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