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LA VIDA Y SU MANERA DE COBRAR

Buscar a alguien que no quiere ser encontrado, es como buscar una aguja en un pajar. Tal vez las personas que se aíslan por completo tienden ser personas cambiantes. El único problema es,  ¿En que se terminan convirtiendo?

No es como ese simple "Vuelvo mañana", para nada.  Es más bien como, "no vuelvo nunca". Por más que le des la vuelta al asunto sabes que ese tipo de personas, no vuelven siendo los mismos. O tal vez nunca terminan de aparecer como queremos.

Bueno en realidad lo que preocupaba a el padre de Aldair era conseguir a su hijo a toda costa. Eso sin mencionar lo mal que la estaba pasando Allison en la comisaría. Doce horas detenida por ser supuestamente un primer sospechoso. 

Y sabiendo la relación con su padre, sabía que nadie más se preocuparía más que su mamá.

Andrew seguía con su molestia comprimida y aunque pudo desahogarse contra su padre, sentía que al ayudar a buscar a Aldair era como un pequeño perdón y en el fondo, él no quería perdonalo o, al menos así pensaba por momentos.

Su madre la señora Esmeralda por instantes pensó, que era mala idea unir a su hijo Andrew y a su ex marido en un mismo interés. Sabiendo que no se llevarían para nada bien.

Un amor que en el pasado dio como fruto a un hijo y que en el proceso ese amor desapareció, daba como resultado un presente turbio en las emociones de un hijo que no aceptaba por completo su realidad.

Cuando el padre de Aldair y Esmeralda eran mas jóvenes se conocieron en un pueblo llamado "Santa Cruz". El padre de Aldair era conocido como el "joven Suárez", reconocido por su buen desempeño como albañil en la zona. Pero lejos de ser un joven tranquilo. El joven Suárez era el hombre más mujeriego y sin vergüenza de aquel lugar.  Podría estar comprometido y decirle a su próxima víctima que era el soltero más desinteresado y con más disposición que existía. Pero en la versión más simple de él, era todo un picaflor.

Ya tenía un hijo llamado Isaac al que nunca le puso interés.  Era simplemente un adolescente cuando empezó a dejar hijos por ahí. Al poco tiempo de tener al primero,  tuvo otro hijo con otra chica del pueblo llamada Lucia. Pero este segundo hijo, no lo presento.

Solo sabía que lo tenía por lo comentarios de las señoras en el pueblo y para variar tenía mucho parecido en la barba desordenada e incompleta que caracterizaban a los Suárez, no podía negarlo.

Se enamoró por fin de Esmeralda y tuvieron su bello romance de juventud, hasta que Esmeralda quedó embarazada. Todo estaba supuestamente bien, y aunque Esmeralda sabía que ya el tenía hijos por ahí, decidió de todas formas vivir su amor como si el joven Suárez nada más tuviera ojos para ella y su pequeño, hasta que todo cambio...

En sus celos sin ánimos Esmeralda había notado que el joven Suárez estaba ocultando algo y fue así que cuando el pequeño Andrew cumplió los siete años, decidió destapar todo lo que había descubierto.

Cartas, regalos y una familia por fuera, sería todo un detonante para una separación dolorosa. Andrew vivió con esa imagen de su padre y aunque quería que todo fuese diferente no pudo hacer nada.

Aquel padre que no vió las consecuencias que acarrearía sus actos, simplemente se marchó con su otra familia e hizo como si Esmeralda y el pequeño Andrew no existiesen en el mundo.

Andrew y Aldair son coetáneos en edad. El padre había conocido a la madre de Aldair unos meses después que conoció a Esmeralda, todo lo hacía al mismo tiempo, promesas de amores y una vida de cuentos de hadas para las dos.

Las dos salieron embarazadas y aunque él ocultaba muy bien sus dos vidas, ya había sido descubierto completamente.

Fue entonces que quiso criar a Aldair y hacerle creer que eran la familia perfecta o quizás, no tan perfecta.

La vida le cobraría todo lo que había hecho y fue cuando se enteró que su primer hijo había muerto,  consecuencias de una plaga de delincuencia.

Esa noticia que le habian dado una tarde en su trabajo le había dejado un bajón emocional tremendo. Aún así, no fue a su velorio.

Tiempo más tarde se enteró que su segundo hijo había tomado la decisión de irse con un grupo rebelde. El pequeño nunca lo conoció. Pero Lucia, la madre, lloraba desconsolada día tras día, después de saber esa noticia tan angustiante. Jamás se volvió a saber de su segundo hijo.

Pero el Padre hacia como si nada lo afectase, el rudo, el machista, el que siempre tenia razón. La vida, le estaba cobrando poco a poco.

Pasaban los años y el adolescente Aldair seguía creciendo sin saber nada de la vida pasada de su padre. Simplemente era la familia perfecta.

Hasta que la mañana de un mes de Abril con la puesta del sol en lo más alto, el corazón de una madre dejó de latir. La madre de Aldair murió debido a un paro cardíaco a la edad de cuarenta y siete años.

Un dolor inevitable que consumía las ganas de vivir de un hijo y que el padre sentía como si le estuviesen cobrando cada segundo de vida por lo que había hecho desde joven.

Así fue que creció el joven Aldair, con un padre que poco a poco fue siendo más estricto y que no dejaba que su hijo decidiera por si solo, por el temor de que no le pasará nada malo.

La vida nunca le aviso que le cobraría nuevamente con las decisiones de su hijo Aldair y aunque el padre no quería admitir que estaba haciendo las cosas mal, quiso con todas sus fuerzas que todo fuese diferente.

Ahora le quedaba encontrar a su hijo desaparecido y tratar de ser un padre diferente, un padre que de vez de educar con regaños, se pudiera sentar a hablar con su hijo y preguntarle cuáles son sus verdaderos problemas.

Hay hijos como el joven Aldair, que simplemente se cansan y se van. No porque precisamente sus planes eran así, irse y no saber nada más; No.

Sencillamente lo hacen porque sienten que están estancados emocionalmente.

Hay padres que educan para que sus hijos sean independiente desde temprano y otros que solo encierran en un bucle el desarrollo pleno de sus hijos. 

Si hubiera una escuela para padres, el padre de Aldair no lo pensaría dos veces para tomar lecciones de como criar a su hijo.

Pero ya que...

Aldair había tomado la decisión.







Nota de autor:

Hay momentos en la vida donde como hijos, queremos que nuestros padres sean perfectos, que nos comprendan siempre. Pocas veces nos detenemos a pensar todo lo que ellos como padres pasan.

¿Quien más puede comprenderlos a ellos que sus hij@s?

No hay un manual para ser padre o madre, simplemente nos educan con lo que han aprendido en el camino. Y le debemos todo lo bueno que nos enseñan.

Abracen a su padre, madre.  Y háganle saber que ellos valen🌟

Bendiciones.

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