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Capítulo 7

El trabajo se me ha hecho más difícil desde que salí con ella hace unos días, es complicado verla de lejos y no poder hablarle, sin duda alguna el que va a salir mal parado de todo esto soy yo, ella regresara con su familia después de darle su merecido al papá, pero yo, no sé lo que pueda pasar conmigo...

De nuevo después de terminar mi charla interna, decidí continuar con mi trabajo, hoy era uno de sus días tranquilos porque solo había estado tres horas en clase, había salido con Catalina y ahora iban con dirección a su casa, tenía que estar muy pendiente, al parecer iba a ser una noche larga, cuando llegara a su casa, definitivamente la iba a llamar.

Cuando estuvimos estacionados frente a su casa, decidí que era hora de llamar.

Después de tres tonos pude oír la hermosa voz de Lorena, —Hola Martín ¿cómo estás?

—Bonita, que placer oírte, estoy bien y ¿tu? —le dije con voz acaramelada.

—Muy bien, que bien que llamaras.

—Todavía no me rindo contigo bonita, tú me atraes y no pienso parar hasta que lleguemos a ser amigos y quizás algo más.

Soltando una carcajada me responde algo más tranquila—, claro, espero ver tus intentos, sabes que el persevera, alcanza.

Solté una carcajada por su dicho, estaba aprendiendo que era muy típico de ella —Bonita ¿qué estás haciendo?

—Estoy con mi amiga la de la otra noche, mi familia y los papás de ella, vamos a comer algo.

—Que bien Lore y ¿para mí no tienes una tardecita libre?

—Si, pero no puede ser hoy, quizás el próximo jueves, hoy tengo clase en la tarde noche.

—¿Clases? No recuerdo de que.

—¿No te dije? Lo siento, son clases de danzas

—Por eso bailas tan bien, me encanta eso, ¿algún día podré verte en acción?

—No lo sé, creo que sí, déjame ver que días puedes ir, es que estamos preparando una muestra y estos serán una locura, además llevo varios días sin ir y necesito ponerme al corriente.

—Perfecto, avísame, porque obviamente necesito verte bailando, si así eres espectacular, no me imagino como serás en clase.

Solo de imaginármela me emociono, ella se está convirtiendo en alguien muy importante para mí, será complicado lo que viene, sé que es muy pronto desde que hablo con ella, pero prácticamente la conozco, nunca había ido a la compañía de danza porque no quería levantar sospechas, pero ahora, esto me va a permitir acércame.

—Eso suena bien, Martín tengo que colgar, me están llamando y si no voy te aseguro que me van a someter a un interrogatorio tipo B.

Con una tonta sonrisa me despedí de ella, aunque me gustaría poder hablar muchísimo más. De ahora en adelante tengo que estar más pendiente y alerta, no puedo cometer errores que me alejen de mi objetivo. Necesito acercarme más rápido, el tiempo no juega a mi favor y si no consigo lo que me ordena el jefe, será mi fin.

******************

Mientras estaba en esa comida, me llamó Martín, sin duda fue algo emocionante, por poco y decido no contestar, me siento atraída, no sé porque, pero él es capaz de hacer que las mariposas revoloteen, aunque me repita mentalmente que lo conozco hace poco, es inevitable.

Un rato después todos se despidieron de nosotros y yo salí de mi casa en dirección a la academia de danzas, había pedido unos días porque no me había sentido muy bien, estuve con dolor en uno de mis tobillos y tuve que ir al médico, donde por fortuna me dijeron que no era grave, solamente un mal movimiento que había afectado mis tendones.

Tenía muchas cosas en la cabeza, entre ellas Martín, pero tenía que dejarlo a un lado, para poder prepararme para la muestra que se avecinaba en la academia. Mientras caminaba hacia la academia, me puse a pensar en las grandes metas de mi vida, en llegar a ser una gran abogada, una gran bailarina, pero sabía que mis dos polos opuestos no eran tan fáciles de complementar, por fortuna ya estaba a un paso de culminar mi carrera, por lo que esta presentación que venía era la última al menos de este año, ya que tenía que concentrarme en finalizar la carrera.

Por fortuna cuando no me distraía y salía con suficiente tiempo, podía llegar caminando, por ello, mientras meditaba un poco sobre mis planes a futuro, tuve la sensación de que alguien me observaba, era algo muy extraño, algo que me había pasado unos días atrás pero que nunca le había dado importancia, nunca he sido paranoica, pero después de la actitud que ha tenido mi padre conmigo, siento que algo no encaja, algo para bien o para mal esta fuera de lugar y temo que ese algo tenga que ver con migo o peor aún con mi familia.

Aun sobre todas las cosas, decido ser positiva y trato de enfocarme en que nada me va a pasar, este siempre ha sido un lugar tranquilo y aquí debo estar segura, por ello acelerando un poco más el paso llego a la academia, Milakhova es ese lugar perfecto para escapar de todo, más que una academia, era mi segundo hogar, allí tenía unas amigas que más parecían mis hermanas, unos maestros excelentes y porque no decirlo, gracias a la academia conocí a mi primer amor, con quien tuve una relación de dos años y que por cuestiones laborales de él tuvimos que dejarlo, esa fue la primera relación que rompió mi corazón, era más joven, inexperta y hasta un poco ingenua.

Cuando entro a mi salón de clase, mi queridísima Aleksandra me recibe con una sonrisa y me apremia para que vaya a cambiarme para empezar. Estando en el saloncito donde nos cambiamos y dejamos las maletas y bolsos, me encuentro con las chicas quienes ya están casi listas.

—Buenas tardes bombones.

Lady una chica un año mayor que yo me saluda muy efusivamente. —Llego el bombón mayor, nuestra estrella.

—Gracias, gracias, no se amontonen por saludarme, —les digo mientras hago reverencias, consiguiendo que las chicas se rían un poco.

—Lorena, hoy te vez mejor, ¿Cómo sigue el pie? —pregunta esta vez Karen otra de mis compañeras.

—Bien, por fortuna no fue grave, solo tendones y la solución más obvia fue el reposo.

—Nos alegra mucho.

—Gracias chicas, las quiero mucho.

Mientras nos damos el abrazo de grupo que consideramos como ritual antes de entrar a clase, llega Aleksandra y se une a nosotras, poco después nos dice que nos espera en el salón, que ya va a empezar la clase.

—Bueno chicas, me alegra verlas aquí, me emociona que todas estén bien y que Lorena esté de vuelta, ahora, a lo que vinimos; Lorena quiero que hagas una pieza de ballet con Julián, hoy no pudo venir, pero ya le informe y mañana empiezan sus ensayos. Karen, Lady y Ginna tendrán una pieza de jazz. Y, por último, Sofia quiero que presentes un dueto con Lorena, todavía no les confirmo que va a ser, a más tardar mañana organizamos bien eso. ¿todas están de acuerdo?

—Si Aleksandra. —Respondimos al unísono.

—Bueno, empecemos.

Así estuvimos en calentamiento media hora y después de eso ella nos mostró una idea básica de lo que quería que cada una profundizara, la idea era que cada uno aportara un poco a la coreografía, ya que era parte de nuestro proceso evaluativo.

Cuando terminamos la clase casi tres horas después, me dispuse a ir a cambiarme para salir; estando en el saloncito, me tome mi tiempo mientras revisaba mi celular, allí tenía varios mensajes en WhatsApp, pero solo uno llamo mi atención, era de Martín

Martín: ¿Cómo estuvo la clase?

Martín: Asumo que si no me contestas rápido es porque todavía estas allí

Esos mensajes eran de hace más de dos horas, por lo que me apuré a responder.

Yo: Hola 😊, acabo de salir, la clase bien y ¿tu?

Martín: Bien, ¿puedo llamarte? Quiero escuchar tu voz bonita.

Yo: ¡Oh!, pues si, puedes llamarme, ya estoy fuera del salón, así que no hay problema.

—Aló

—Hola preciosa, no sabes cuánto me alegra oírte.

—Oh, hola, pues a mí también me alegra, ¿Cómo estás?

—Mejor ahora que te oigo, estaba desesperado por poder hablar contigo.

Cuando dijo eso me sonrojé, muchísimo, lo que hizo que mis compañeras empezaran a cuchichear entre ellas y hacer gestos.

—También me gusta oírte.

Bonita, ¿te gustaría que nos viéramos mañana?

—Mmmm, ¿Por qué no? Pero tengo que estar en la academia antes de las seis, no puedo faltar.

—Bien, perfecto, te parece si me dices donde nos vemos, paso por ti y hacemos algo y luego te dejo en tu clase.

—Si, suena bien

—¿Dónde nos vemos?

—Te parece en el centro comercial Porto Alegre, a eso de las cuatro, es que antes voy a pasar un rato con mi mejor amiga.

—Perfecto, vas a disfrutarlo.

—Espero que sí, hasta mañana.

—Gracias, preciosa, un beso. Mañana te vas a sorprender.

Tan pronto colgué, me termine de alistar y guarde mis cosas para salir de la academia, a esta hora siempre esperaba taxi, porque me daba miedo caminar tan tarde y sola, aunque no fuera lejos la academia.

Unos minutos más tarde, llegue y como estaba tan cansada, me limite a saludar a mis padres y luego fui a mi cuarto para acostarme a dormir.

Al día siguiente todo fue un poco traumático para mí, puesto que por alguna maldita casualidad no recordé revisar la alarma y me quedé dormida, no fue hasta que mi madre me despertó que reaccioné sobre la hora que era y por mi estúpido descuido voy llegando casi una hora tarde a mi clase, que da la casualidad de que era a las 7:30am y son las 8:25am.

Por suerte la clase de Derecho Laboral era con un profesor bastante amable y como nunca llegaba tarde solo me advirtió que eso no se podía repetir, era una de las ventajas de ser monitora.

Después de tratar temas de contratos y despidos, salimos de clase y le pedí a una de mis compañeras que me prestara sus apuntes para tomarles foto, luego de eso, me fui corriendo a mi siguiente clase, ya que por lo visto hoy el tiempo no estaba de mi parte.

Tres bellas horas más tarde, logré salir de la universidad, llevándome la sorpresa más grande al encontrar a Cata en una camioneta, más específicamente la de su mamá, con todo el gusto del mundo fui hacia ella y la salud por la ventanilla. Después de un breve saludo, me subí al carro y nos fuimos.

Curiosamente lo primero que me dijo fue: —Lore, confías en mi ¿verdad?

Con una sonrisa un poco forzada por saber que era de las primeras veces que ella manejaba sin la compañía de su hermano o su mamá le respondí. —Ehhh. Si nene, claro que sí.

—Mentirosa, pero bueno, allá vamos.

—Clarooooo, ¿Dónde vamos a almorzar?

—Al frente de ese club que está en Colina, en ese restaurante que tanto nos gusta.

—Vamos pues.

Durante el camino, debo confesar que iba más nerviosa que nunca, pero obviamente no podía transmitirle eso a Lore, así que hice todo lo posible por calmarme y seguir tranquila cantando con ella cada que nos deteníamos en algún semáforo. Como raro en esta bendita ciudad, nos demoramos casi una hora más de lo normal, el trancón sumado a la hora que era no ayudaba mucho, pero si incrementaban mis nervios, aunque después de llevar tanto tiempo en el carro, tuve más confianza ella, con creces me había demostrado que no era tan mala al volante y que ella podía con ese carro grande, que ser bajita no nos impedía manejar como los mejores.

Cuando llegamos al restaurante, nos relajamos y disfrutamos de un buen almuerzo, algo fuera de lo común para nosotras, pero que nos encantaba, el ambiente del lugar y la tranquilidad que emanaba era la receta perfecta para charlar con Cata, sin sentir presiones.

El tiempo pasó volando, cuando me di cuenta de la hora, ya quedaban 20 minutos para encontrarme con Martín, así que le Conte a mi amiga y como no, pegó un grito de la emoción y salimos del local, como no tenía mi carro, ella me hizo el favor de llevarme, antes de bajarme me despedí con un fuerte abrazo y luego proseguí mi camino para verme con el hombre que hoy por hoy me traía tonta.

Cuando entre al centro comercial, lo llame.

—Hola, Martín, ya llegué, estoy cerca de la tienda de Flores para regalo.

—Hola cariño, ya voy para allá, espérame y no te muevas.

—Dale, aquí te espero.

Colgamos e inmediatamente me puse a ver la vitrina de esa tienda, estaba tan concentrada que no sentí esa presencia detrás mío, hasta que me pusieron unas manos en los ojos.

—Hola preciosa, me alegra tanto verte —dijo Martín muy cerca de mi oído, erizándome la piel y haciendo que mi corazón latiera a cien mil por hora.

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