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Capítulo 17

Cuando llegamos a mi casa, me sorprendió totalmente que las luces estuvieran apagadas, eran las 7 y mis padres normalmente estaban y tampoco tenía mensajes, así que, sin mucho afán, invite a Martín a entrar, era lo justo, quería hacer algo de comer, algo sencillo para nosotros.

—Martin, ¿quieres entrar?

—¿Segura amor? ¿No se molestarán tus papás si llegan y nos ven?

Dándole una mirada sugerente y sonriendo pícaramente le dije: —Martin, no vamos a hacer nada malo.

El soltó una carcajada que me llenó el corazón y el estómago de mariposas, era algo tonto, pero así me sentía después de la maravillosa tarde en su casa, me sentía por decirlo así, pletórica, emocionada.

—Está bien bonita, vamos.

—Bueno. —Sonriendo me acerque y le di un beso, luego bajamos del carro, así tal cual, cada uno por su propia mano, porque para ser sincera, me gustaba tomar la iniciativa, no solo esperar a que el reluciente caballero me abriera la puerta, porque hoy, los príncipes estaban lejos de ser de cuento de hadas, algunos no le alcanzaban ni para ser sapos.

Cuando estuve frente a la entrada, esperé a Martín y ambos entramos, caminamos un pequeño trayecto desde la entrada principal hasta la puerta de la casa, mi papá a veces era un poco paranoico y por eso teníamos una reja en la calle.

—Martin, esta es mi casa. —Le dije abriendo lo brazos, me parecía correcto hacerle un pequeño tour, no era muy grande, pero si quería que lo conociera porque obviamente después de esto, íbamos a pasar mucho tiempo aquí.

—Es muy bonita, amor.

—Sígueme —señalando cada lugar por donde íbamos, le mostré mi casa. —Mira, allí la sala y el comedor, ahí casi nunca comemos, porque preferimos la cocina que esta a tu derecha, por allí el jardín de mi madre, donde están sus tesoros. Vamos arriba —luego de subir las escaleras le seguí mostrando el lugar. —Mira, mi cuarto, el de mis padres, el estudio y dos habitaciones más, para invitados principalmente, y arriba, el santuario de mi papá, no te llevo porque él odia que vaya cuando no está. ¿Quieres algo de comer?

—Amor esto es precioso, y muy grande.

—Naaa, ahora dime ¿si quieres algo?

—No tengo precisamente hambre de comida mi amor. —Cuando dijo eso sus ojos brillaron perversamente. —Aunque un sándwich no vendría mal. —Se me acercó con su sonrisita de satisfacción, era obvio que le gustaba provocarme y hacerme poner como un tomate.

—Bueeeeno, vamos entonces por ese sándwich, pervertido.

Media hora después ambos estábamos en la cocina comiendo, charlando y riéndonos, era un ambiente muy bonito, estábamos en calma. Estuvimos mucho tiempo hablando, de vez en cuando me robaba algunos besos, pero nada más que eso, parecíamos más unidos, más cercanos.

Cuando me di cuenta, eran las diez y mis padres aun no llegaban y yo tenía que madrugar, tenía que ir a la academia, no podía descuidarlo más. —Martin, no es por echarte, pero...

—Ya es tarde, lo sé, tu sutil intento de que me fuera ha funcionado a la maravilla. —Sonriendo se acerco a mi cuerpo y me tomo de la cintura, por Dios eso me ponía a mil con solo recordar lo de esta tarde, parecía una adolescente hormonal.

—¡Perdón! No quería que sonara así, pero es cierto, mañana me levanto temprano. Tengo que ir a la academia a llevar los papeles de las muestras y tengo que aprovechar para ensayar con mi parejo.

Se quedó mirándome fijamente —¿Tengo que estar celoso o algo por el estilo?

—Para nada, ni siquiera sé quién es la persona en cuestión.

—Perfecto. ¿puedo ir a verte?

—Mmmm, no sé, déjame mañana pregunto, porque es un ensayo más temprano de lo habitual.

—Bien. Esperare tu llamada, creo que ahora si me voy.

Lo acompañe a la puerta y cuando estuvo en el carro, me arrime por el lado del conductor, obligándolo a que bajara el vidrio.

—Martin, gracias por lo de hoy, fue un día perfecto.

—Todo por ti, todo amor.

—Gracias. —Me acerqué nuevamente y le di otro beso, no me cansaba de hacerlo.

—Nos vemos mañana bonita.

Cuando volví al interior de la casa, llame a mis padres, quienes me informaron que llegarían más tarde porque la mamá de Catalina los había invitado de paseo y como estaban un poquito desocupados, se fueron. Así que me fui a dormir, no sin antes organizar la cocina.

A la mañana siguiente, me desperté muy muy feliz, no sabia a que horas llegaron mis papás, supongo que estaba tan cansada que me dormí profundamente. Me levanté y me bañe rápido, no quería que se me hiciera tarde, aunque usualmente esa fuera mi rutina. Me arregle, pero no me maquille, ir a danzas maquillada era tedioso, porque después el maquillaje se pegaba a la cara y parecía una mancha mal difuminada, por eso prefería ir al natural. Cuando bajé a desayunar, me encontré a mi adorada mamá en pijama todavía, preparándome algo rápido, no acostumbraba a comer mucho en las mañanas, así que un chocolate y unas galletas con queso, fue todo lo que mi organismo recibió. Luego de acabar me cepillé los dientes y volví a la cocina a despedirme, también fui al estudio de papá y me despedí, era una costumbre, nadie salía sin despedirse así estuviéramos enojados.

Como tenía tantas cosas por hacer me lleve el carro, no era que me agradara mucho, pero tenía que hacerlo, además por ahora no era capaz de irme caminando y mucho menos sola. La academia, mi otro hogar no era muy lejos, por lo que llegue en menos de 15 minutos, rápidamente parquee el carro en la bahía que nos tenía Aleksandra y me fui hacia la oficina, llevándome mi bolso.

—Buenos días Clari, ¿Cómo estás?

—Bien mi niña, me enteré de lo que pasó, espero estés bien. —Se levantó de la silla y me dio un abrazo.

Le devolví el abrazo, era imposible no hacerlo. —Si Clari, fue un horrible susto, pero nada más. No fue nada grave.

—Me alegra mi niña. ¿y ese amigo tuyo? El delicioso hombre que vino la otra vez ¿Dónde está?

—¡Clari! ¡Por Dios! Me estás haciendo sonrojar.

Soltando una risita maldadosa me dijo: —¡Pillada! Eso vas más rápido de lo que pensé.

Me tapé la cara porque ella tenía razón y porque tenía ese don de hacerte poner colorada como tomate, era especialista en eso. —Mi niña, no te avergüences, es normal, además algunos caprichitos le hacen bien al cuerpo.

—¡Por Dios! No se que comiste hoy, pero tu mente calenturienta va a mil. Mejor dime por favor si la jefa esta, necesito entregarle los formularios, además le escribí temprano porque me dijo que si hoy podía ensayar con mi parejo.

—Claro mi niña, Aleksandra está en la sala 4, lleva allí desde temprano, esta con este chico que no te puedo decir quién es y me dijo que si venias, que te fueras directo a ensayo.

—Esta bien, voy para allá. Gracias. —le di un beso en la mejilla y me encaminé hacia mi salón, necesitaba cambiarme antes de entrar a ensayar.

Una vez cambiada y con el cabello milimétricamente organizado, le mandé un mensaje a Martin avisándole que no podía verme en el ensayo porque era cerrado, y que no sabía a qué hora salía; después de eso, me fui hacia el salón, allí estaba un chico hablando con Aleksandra, pero no podía ver su reflejo por que ella lo estaba tapando. Cuando me vieron entrar, ella se puso contenta y la persona que estaba en frente se giró, dándome la mayor sorpresa del día.

—¡Buenos días!

No lo podía creer, esto era lo máximo. —¡Santiago! No lo puedo creer. Esto es una sorpresota ¿Cuándo volviste?

—Mi Lady, volví hace una semana, pero infortunadamente mi pareja de baile tuvo un problema y hasta hoy nos volvemos a ver.

—Noooo. ¿Eres tu el hombre misterioso del que Aleksandra omitió hablar?

—Efectivamente Lore, aquí —dijo señalando a la jefa. —Me invito hace un mes a la gala anual de la academia, y obviamente el buen hijo siempre vuelve.

—Estoy emocionada. —No pude contenerme, lance un grito y me lance a sus brazos, apretándolo como un miquito, Santi era una bonita parte de mi vida, era la chispa que me alegraba mientras mi Cata no estaba, aunque cuando se juntaban, la tierra echaba chispas, esos dos eran pura adrenalina.

Cuando me di cuenta, Aleksandra nos estaba tomando una foto, era un momento especial para ella también, porque éramos sus dos hijos, sus alumnos estrella.

—Cuéntame cómo te va por Londres, qué tal la academia de danza.

—Lore, estoy feliz de verte, me emociona que sigas siendo teniendo esa chispa, me hiciste falta. —Como todavía me tenía cargada, me dio un beso en la nariz, siempre éramos así de cariñosos, aunque tuvimos historia, entendimos que eso no iba para ningún lado, pero seguimos manteniendo esa química. Me bajo y ahí sí me contestó. —Lore, estoy muy bien, mi vida allí dio un giro de 365 grados, estoy en la compañía de ballet de Charlie Brown, es excelente, aunque muy estricto, estoy enamorado de Londres, aunque el frío me mata, pero uno se acostumbra. Ahora vine porque la temporada recién terminó y nos dieron libre un mes y algo más, así que aproveché para verte.

—¡Que emoción! No puedo, es como si me hubiesen inyectado adrenalina.

—Te entiendo perfectamente.

—Bueno chicos, ya que este momento fue mejor de lo que planee, quiero contarles sobre los ensayos, por hoy quiero que empiecen las rutinas normales, calienten y hagan un poco del baile del año pasado, quiero ver cómo están sus movimientos y que recuperen la química de siempre.

Así empezaron dos horas de emoción y pasión en estado puro, eso éramos nosotros bailando un par de amantes, pero sin ninguna relación más allá de la amistad, el baile del año pasado fue un Tango, y de segundo plato fue algo más movido, una Salsa. Como Aleksandra quería ver más química de la que estábamos mostrando, nos pidió una Bachata, bastante sensual.

Cuando terminamos el ensayo éramos nada, estábamos agotados pero felices, tanto que no podíamos parar de sonreír, así que estiramos un poco y fuimos a cambiarnos por algo más cómodo que los uniformes de ensayo. En el camerino, siempre habíamos compartido espacio, no solo porque fuéramos compañeros, sino por la historia que teníamos, además del profundo respeto que ambos nos profesábamos, él me ayudó a soltar mi cabello, era su costumbre, otra cosa que nos hacía parecer pareja.

—Lore ¿vamos por algo de tomar o tienes mucho por hacer?

—Es perfecto Santi, hoy no tengo más que hacer, además no regreso a clases hasta el lunes porque esta semana nos cancelaron todo y como estaba incapacitada no me perdía de mucho; si quieres podemos ir a donde te estés quedando, buscamos tu ropa y te vas para mi casa y llamamos a Catalina, podemos salir más tarde los tres a divertirnos un ratito. A mamá le va a encantar tu visita.

—Esa es mi chica, vamos pues.

Santiago me abrazo por la cintura, como siempre hacía y salimos hacia mi carro, obviamente no sin antes despedirnos de la dulce Clari, quien al vernos abrazados nos dio una mirada de aprobación y nos dijo: —Bombones pásenla bien, muevan esas caderas por mí, y cuídense por favor.

—¡Calma mujer! Esta preciosura y yo solo somos amigos, muy buenos amigos y nada más va a pasar, eso es historia.

Cuando terminamos de salir, le escuche que dijo algo sobre los jóvenes tan modernos, con sus palabras complicadas. Seguimos abrazados y de un momento a otro Santi me giro hacia él y me dio otro abrazo, cuando nos separamos me dio un beso en la nariz.

—No sabes cuanto me alegra verte, mi Lorena.

Antes de subirnos al carro, le envié un mensaje a Martín, ya que no me había acordado de él.

Yo: Martín, hoy no nos podemos ver, voy a salir esta noche. Hablamos después 😊

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Estuve tres malditas horas sentado en ese carro, estaba cansado y con ganas de verla mas de cerca, pero ella me mando un estúpido mensajito diciendo que no podía ir a verla en el ensayo, era frustrante, pero no podía hacer mayor cosa. Estuve pendiente de todo, de todas formas, no podía olvidarme de que debía ser su sombra.

Estaba a punto de llamarla a ver como estaba cuando la vi salir por la puerta de la academia, iba con un idiota que la tenía abrazada por la cintura, eso me exasperaba porque solo yo tenia el derecho de agarrarla como ese idiota la tenía. Lo que más me sorprendió fue cuando, el muy pendejo la volteo tan rápidamente y la abrazo y ¡bingo! La cereza del pastel le dio un beso, que desde donde me encontraba parecía el que dos amantes apasionados se dan.

Estaba hirviendo de furia, tanta que me costó una eternidad verlos así y no poder moler a golpes al idiota ¡mierda! Me sentía a punto de reventar, si no me iba de ahí, esto podría complicarse, maldita la hora en que involucre mis sentimientos y maldita la hora en que el pendejo ese apareció.

Cuando parecía que nada podía empeorar, recibí un mensaje de Lorena

Amor: Martín, hoy no nos podemos ver, voy a salir esta noche. Hablamos después 😊

Con ganas de estampar el teléfono contra el piso, le respondí con un frío "Está bien". No tenía ni las ganas, ni la tranquilidad para escribir nada más, así que, olvidándome por un rato de mis obligaciones, me fui al bar de la última vez a buscar una puta que me sacara la frustración de encima.

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Bueno, primero que nada, les pido disculpas por la demora, pero estaba en parciales y era difícil equilibrar todo.

Ahora, espero les guste el capítulo!!!

Nos leemos pronto.

Liz

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