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Capítulo 12


Después de que mi padre se recuperara del susto ante lo que le dije, me pidió que le avisara a mamá que él tenía que hacer unas llamadas y tenía que ir a la oficina, realmente no entendía absolutamente nada de lo que le estaba pasando, pero no me dio ni tiempo a preguntarle, estaba tan cansada y todavía un poco asustada que le dije que no había problema y me acomodé en la cama.

Cuando mamá llegó, estaba en ese punto donde estas mas dormido que despierto, pero puedes escuchar todo aunque a un ritmo diferente, casi como cuando tomas y empiezas a sentir que tus sentidos van captando todo más lento de lo que te imaginas, por eso cuando la vi llegar y me fue a dar un beso, estando medio dormida le dije que papá se había ido y que tenía mucho sueño, ella como siempre me apoyo y me invito a dormir para reponerme del susto.

De nuevo soñé con ese instante antes de ser golpeada y cerrar los ojos, justo estaba reviviendo eso, cuando por primera vez en mi sueño o recuerdo como se le pueda llamar, vi un detalle que antes había olvidado, unos ojos que me hacían recordar a alguien, unos ojos que pude leer y supe que lo más le martirizaba era hacerme daño, "Amor, perdóname" fue lo último que volví a escuchar antes de despertarme, pero esta vez no estaba tan asustada, tan solo sentía un vacío en mi pecho y un mal presentimiento.

Me sentía tan extraña, jamás en mis años de lucidez recuerdo haber estado en un hospital, menos como paciente, nunca ni por un segundo llegue a pensar que iba a estar allí, víctima de un suceso inesperado, me parecía todo tan surrealista, que no había tenido oportunidad de pensar en nadie más, olvidé por completo que tenía una mejor amiga que se podría preocupar al no responderle los mensajes o ¡mierda Martin! ¿Cómo pude olvidarlo a él también? Iba a pasar por mí, no recordaba nada de eso, estaba tan ensimismada en mis problemas que había olvidado un poquito de mi entorno y mi realidad.

Por Dios, Aleksandra nos iba a dar una buena noticia, mi solo iba a definirse hoy, mi baile en pareja hoy iba a conocer a quien me acompañaría, ¡esto era tan injusto! No puedo creer como te puede cambiar la vida en 10 minutos.

Me senté en la cama, ya tenia que ir al baño, todo ese suero y los benditos medicamentos, ya me tenían a punto de matar mi vejiga, tenía que ir urgentemente, mi mamá se asustó al verme ahí sentada.

—¿Amor qué haces levantada?

—Mami, tengo que ir al baño, no me demoro.

—Te ayudo Lorena.

—Gracias. Mami, será que puedo bañarme. Me siento sucia y me gustaría quitarme un poco de todos estos recuerdos.

—Nena, voy a preguntar, ya regreso.

Cuando volvió el médico le había dicho que si, que tenia que tener cuidado de no quitarme los líquidos, pero que podía bañarme.

Después de un baño, que me regreso un poco más a la tierra, decidí hablar con Cata, era lo justo y de paso disculparme con Martin y Aleksandra.

—Nene mía, de mi corazón.

—Hola Cata —mi voz sonaba algo rasposa y gruesa.

—Lorena Ramírez ¿Qué carajos te paso? Tu no eres así de calmada, dime que tienes.

—Cata, tuve un accidente y estoy hospitalizada.

—¡Noooo! ¿Qué dices? ¿Es enserio?

—Si Cata, pero estoy bien, solo fue el susto.

—Tengo que ir, solo vengo de paso y justo sucede esto. ¿Dónde estás?

—Hospital Militar Cata, mañana me dan salida, tengo que estar hasta mañana, solo para ver mi evolución.

—No lo puedo creer, pero ¿segura que estas bien?

—Si amiga, no te preocupes, si quieres nos vemos en la casa.

—Bueno Lore, avísame cuando estés allá.

—¿Te puedo pedir un favor?

—Dime, tú sabes que aquí me tienes.

—Puedes ir a la academia y hablar con Clara, necesito los documentos de las inscripciones, pero alguien tiene que ir por los formularios.

—Listo nene, nos vemos mañana.

—Bye amiga.

Poco después de colgar mamá salió a preguntar algo, no sé qué, pero aproveche ese momento para llamar a Martín, no podía ser tan mala persona y no disculparme, aunque no llegará por falta de voluntad.

Le hice como unas 4 llamadas y en ninguna contestó, me pareció absolutamente raro, porque él siempre me contestaba, seguramente se había enojado por haber ido a la academia y dejarlo plantado, en vista de que no pude contactarlo, decidí enviarle un mensaje.

Yo: Martín lo siento, no quise dejarte plantado, pero tuve un pequeño accidente y estoy en el hospital, luego cuando puedas llámame. Un beso. Lore.

Estuve cada dos segundos revisando mi celular, confirmando una vez más que no había ninguna respuesta y confirmando sin necesidad de nada más que Martín estaba enojado conmigo.

*************************

Este ya era como mi... no sé, ya perdí la cuenta de cuantos tragos llevaba, estaba en un estúpido bar de poca monta que era de propiedad del jefe y al que acudíamos de vez en cuando, hoy estaba en uno de mis días límite, no podía con el cargo de conciencia, Lorena estaba ganando terreno en mi corazón rápidamente y era muy estúpido de mi parte dejar que hiciera eso, pero era inevitable, lo intentaba, pero no podía.

Seguí y seguí tomando, definitivamente esta conciencia mía era una puta completa. Como este era el bar que siempre frecuentaba cuando no estaba en mi papel, tenia mis amigos, pocos, pero de confianza, lo bueno de la organización es que se podían forjar amistades de verdad, era muy raro, pero aun así se podía.

Estuve mucho tiempo allí, ya no era tan coordinado y estaba hablando demás, pero estaba en confianza, mi mejor amigo Pablo estaba allí, cuidando mi espalda y mi boca, no podía seguir cometiendo errores, no ahora que el jefe estaba un poco más tranquilo.

Estaba muy borracho, pero no tanto como para no notar que mi celular tenía varias llamadas perdidas y unos cuantos mensajes, como pude los revise, aunque no entendí la mayoría, solo uno se me clavo en el corazón.

Lorena: Martín lo siento, no quise dejarte plantado, pero tuve un pequeño accidente y estoy en el hospital, luego cuando puedas llámame. Un beso. Lore.

Mierda, así era mas complicado todo esto, ella no debería estar dándome explicaciones, debería ser yo el maldito que las da, me siento tan idiota. En este estado era mejor no responder, quien sabe que iba a decir.

—Hermano, es tarde, vámonos ya, tienes que descansar, recuerda que tienes algo entre manos y no puedes quedarle mal al jefe.

—Nooo me digas. —Lo sé sonaba muy extraño.

—Vamos, levántate. —Dijo halándome del brazo.

—Yaaaa, esta bieeen. —Me sentía tan tonto, no era la primera vez, pero sabia que cuando estaba borracho tendía a alargar las vocales de las palabras.

Cuando estábamos afuera del bar, apareció la novia de Pablo, junto a una amiga, para que me voy a engañar, aun estando ebrio podía reconocer una hermosa y sensual mujer, así que sin esperar mas las invite al interior del bar, aún en contra de lo que pensaba mi amigo.

—Vaaamos preciosa, tomate algooo con migoooo. —Sin más la chica de quien no recuerdo el nombre siguió conmigo y empezamos a tomar algo más.

Realmente ya no era dueño de mis acciones y lo último que recuerdo de ese momento es que nos tomamos varios tragos y ella me propuso ir a su apartamento, a lo cual no pude negarme, era inevitable, estaba tan buena que olvidé todo lo que tenía a mi alrededor.

*********************

Después de que mi celular sonara muchas veces, decidí contestar, ese molesto ruido estaba molestando a mi hija, debía ser importante si no paraba. Cuando lo tomé para contestar, vi que era un número desconocido, era muy extraño, porque normalmente solo mi familia y amigos tenían este número personal.

—Manuel, Manuel, Manuel, ¿qué tal te pareció mi sorpresa?

Bajando la voz para no alertar a Lorena, le dije: —Mierda, Tomás, ¿qué quieres de mí?

—Nada, simplemente cobrar lo que me debes.

—¿De qué hablas? No te debo nada.

—No estés tan seguro, tu hijita tuvo que estar muy contenta con su sorpresa ¿no?

—Deja de hablar estupideces, por tu maldita culpa está asustada.

—¡Bien! Esa es la cereza del postre. —Dijo con un tinte de ironía en su voz.

—Te juro que me las pagas.

—Manuelito, no te preocupes, el que golpea primero, golpea dos veces, relájate hermano.

—No me llames hermano, no entiendo qué quieres conseguir.

—Todo, absolutamente todo a su tiempo. Por favor, salúdame a tu hija, dale un besito y dile que espero que salga pronto del hospital.

—Desgraciado, ¿nos estas vigilando?

—Manuel, yo que tu andaría alerta. Nos veremos pronto.

Con eso colgó, dejándome con una sensación que se asemejaba bastante al miedo y la preocupación.


Les dejo un nuevo capitulo, espero les guste!!!

Nos leemos pronto.

Liz

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