
La historia de mi vida
La ves.
La ves correr de techo en techo, como si lo hubiera hecho toda la vida. La ves hacer una, dos, tres volteretas sobre una chimenea. Sabes que presume, que quiere que le sigas el paso. Y no puedes evitar caer aun más en el hoyo de adoración que le has cavado desde que la conociste.
La oyes.
Su risa resuena en tu cabeza. Piensas que es la melodía perfecta. Tan meliflua, tan armoniosa. Pagarías toda tu fortuna si eso significa que ella reirá así todo el tiempo. Irías al fin del mundo con mantenerla feliz. El corazón se te oprime.
Sígueme, gato tonto, te dice.
Dejas esos pensamientos de lado; tu dama espera.
Hasta el fin del mundo.
Ella no sabe la profundidad de tus palabras.
La sigues.
Te gusta verla balancearse de aquí a allá, sabes que ella lo ama, sabes que la hace feliz. Y si ella es feliz... nada más importa mucho.
La sientes.
Sientes su hombro rozar con el tuyo cuando se sienta a tu lado. Sientes su respiración todavía agitada y crees que oyes su corazón todavía palpitando con fuerza.
Sientes su presencia. Y te sientes como si nada estuviera mal en el mundo.
La miras.
Tiene los ojos cerrados. Y por primera vez, no es el cansancio. Hoy sólo hay paz. No hay expresión de preocupación en su cara, ni ceño fruncido en su frente. Luce hermosa.
Entonces te preguntas ¿y si...? No hay más peligro. No hay más barreras. Ella está aquí, con sólo alzar la mano...
Eso, te das cuenta, es mentira.
Ella no pertenece contigo. Ella pertenece al aire, al cielo oscuro de París. Y tú, tú sólo eres un gato de callejón.
No puedes retenerla. No puedes evitar que vuele hacia donde debe estar. Si intentas atraparla, se te deslizará entre los dedos y no la verás otra vez.
Duele, ¿verdad? Quedarte en el suelo mientras la ves batir sus alas fuera de alcance, cada vez más lejos, más una ilusión y menos real.
Sabes que podrías atraparla, si así lo quisieras. Pero la ves tan diminuta, tan infinitamente frágil a comparación con tus garras tan destructoras.
Así que te quedas tranquilo y mantienes tus manos lo más lejos posible. Todo lo que puedes hacer es mirarla, y esperar que, si algún día llega a caer, estarás ahí para atraparla.
La dejas sola.
Pero sólo por esta noche.
Sabes que seguirás volviendo hacia ella.
[15/10/17]
Palabras: 411
Edit. [21/10/18]
Algo viejito ligeramente editado para que no se olviden de mí, y para que vean que no me he olvidado de ustedes.♥
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