El tiempo fue pasando, y la pequeña bebé fue creciendo poco a poco junto a Gerald, María y Shadow, nombre que recibió aquella criatura que ella sacó de su cápsula, y que resultó ser un erizo.

La pequeña al principio no quería separarse del erizo, y pronto descubrieron el por qué gracias a unas pruebas.

Y es que Shadow estaba muriendo lentamente en la cápsula al no liberarlo de esta a tiempo por el miedo de Gerald a que no estuviera listo, y si no hubiera sido por Alba, en efecto se habría convertido en un sujeto fallido.

Eso explicaba el por que al principio el erizo no aguantaba demasiado de pie o llegaba a cansarse con cierta facilidad, aunque con entrenamiento y unas cuantas pruebas para comprobar que todo seguía bien, pronto se recuperó por completo, tranquilizando a la bebé.

En cuanto a su propio crecimiento, cada vez intentaba caminar sobre sus piernas más seguido, así como empezaba a balbucear, y aunque aun no era capaz de decir ni una palabra, parecía que pronto sería capaz de hacerlo.

Esa tarde, María y Shadow estaban a una cierta distancia, teniendo María a la pequeña sujeta de sus manos mientras esta estaba de pie y más o menos estable

-Venga pequeña, ve junto a Shadow -la anima la chica soltando sus manitas.

Esta rió y empezó a dar pasitos cortos hacia el erizo, que la esperaba con una sonrisa, y entre los dos la animaban a avanzar. Sin embargo, ella se acabó cayendo a medio camino, y aunque María intentó ir a ayudarla a levantarse, ella poco a poco lo iba haciendo sola.

Una vez de pie de vuelta, rio nuevamente y siguio avanzando, hasta que finalmente llegó junto al erizo, que la cargó sonriendo más amplio por la risa de esta.

Sin embargo, esa felicidad cambió a sorpresa por parte de ambos por lo siguiente que hizo la pequeña

-¡Shaow! -dijo entre risas acurrucándose en los brazos del erizo.

Nada más dijo eso, ambos la miraron fijamente, y fue el erizo quien acabó preguntando -¿Qué dijiste pequeña?

-Shaow -repitió riendo alegre, recibiendo caricias en su cabeza por parte del nombrado mientras este sonreía de oreja a oreja.

-Que suerte tuviste Shadow -dice María sonriendo también -Su primera palabra fue tu nombre, eso es que te quiere mucho, ¿verdad que si Alba?

-Chi Mallia -respondió esta dejándolos impresionados de nuevo.

-Bueno, el tuyo esta entre las tres primeras -comenta el erizo, que aunque no quisiera admitirlo del todo, que su nombre fuera la primera palabra de la pequeña lo había emocionado bastante, y ahora más que nunca sentía la necesidad de protegerla de todo mal.

Lo que ninguno de los tres sabía en ese momento de alegría por el crecimiento de la pequeña, es que un gran peligro se acercaba.