El tiempo fue pasando y cada ve, la pequeña confiaba más en los humanos de blanco, que por lo que había entendido eran científicos que ayudaban al abuelo de María en sus investigaciones.

Cuando estos supieron que ella los entendía a la perfección, le explicaron sobre su gran proyecto, la creación de una forma de vida definitiva, pero no le había quedado muy claro el motivo de su creación.

Aún así quiso ayudar a su creación, así que les enseñó la gema que siempre llevaba con ella en su crin, aunque solo se la mostró a María y su abuelo.

Cuando este último investigó la gema, se sorprendió al notar que la energía desprendida era muy similar a la de la pequeña potrilla, pero aun así era una energía muy poderosa, por lo que le agradeció y combinó un poco de esa energía con el ADN de la criatura que se formaba en la cápsula que Alba había visto el primer día.

En sus ratos libres se la pasaba jugando con María, e incluso le trajeron algunos juguetes, aunque su favorito era sin duda la pelota, podía pasarse horas persiguiéndola sin descanso.

Sin embargo, a pesar de la tranquilidad, pronto sus traumas hicieron acto de presencia en forma de pesadillas, despertando muchas veces a María por sus chillidos y llanto.

No hubiera sido mucho más problema de no ser porque a veces tenía alucinaciones y creía de verdad que aquel ser que asesinó a su madre estaba delante de ella, y en una ocasión llego a atacar al científico a su cargo mientras hacían unas pruebas, volviendo a llorar cuando volvió a la realidad.

Aunque María siempre intentaba distraerla, el miedo poco a poco volvió a ella, y ahora no quería ni seguir con los estudios, llorando al instante si la chica no estaba con ella y poniéndose nerviosa si no la tenía en sus brazos.

Debido a esto, el abuelo de esta habló con la chica aprovechando que Alba dormía.

-¿Estas seguro de que sea buena idea? -le pregunta preocupada.

-Si sigue así todo puede ir a peor, no hay otra forma de que vuelva a estar tranquila.

-¿Pero y tus estudios sobre ella? -no muy convencida.

-Ya tenemos bastante información, y cuando sea algo más mayor le diremos todo para que recuerde -apoya su mano en su hombro -Tranquila, va a estar bien y podrá tener una infancia feliz -le sonríe.

La chica suspira y acepta la propuesta de su abuelo, "resetearle" el cerebro para que creyera que era una humana, y hacer que use su poder dormida para cambiar su apariencia a la de un bebé humano.

Tras ir a buscarla y cargarla con cuidado, María la colocó en la camilla donde se haría el cambio, y mientras la acaricia, su abuelo le inyecta morfina para que no se despertara en el proceso y tuviera un sueño profundo sin pesadillas.

Tardaron bastante en terminar, pues su cerebro era tan complejo que lo único que pudo hacer era esconder sus recuerdos pasados en lo profundo de su memoria, y con ayuda de la gema que ella siempre llevó consigo, "programa" su cerebro para que al contacto con esta cambie su apariencia, cosa que funcionó.

Cuando terminaron, la potrilla que había en la camilla se convirtió en una bebé de piel clara y cabello castaño que dormía plácidamente.

-Ya esta... Ahora hay que esperar que despierte.

La chica acarició a la ahora bebé cargándola con cuidado -Me pregunto por qué esos recuerdos aparecieron de la nada...

-Creo que se por qué -la mira -En sus recuerdos vi que uno de los primeros es que una especie de cyborg asesina a la que parece ser su madre biológica, y como empezaba a mirarte como una segunda madre, tenía miedo de que vinieran y te mataran a ti también.

-Oh... -mira a la bebé y la apega a ella -Así que es eso, ¿eh chiquita? -sonríe un poco enternecida de que la mirara como su madre, y ahora esa idea iba a ser más real aún por su nueva apariencia.

Una hora después, la bebé despertó por fin mostrando sus ojitos color chocolate -¿Agu?

-Buenos días dormilona -le sonríe María, que seguía cargándola.

Que ella fuera la primera persona que veía ayudó a que su cerebro terminara de asimilar su nueva "identidad", por lo que rió y alzó sus bracitos hacia ella sonriente.

-¿Quieres jugar pequeña Alba? -sonríe frotando su nariz con la de ella, a lo que esta ríe y apoya sus manitas en las mejillas de la chica -Pues vamos a jugar -le dice también riendo aliviada de que volviera a sonreir.

Y así comenzó un nuevo capítulo en la vida de esa pequeña potrilla, que ahora era una bebé humana.