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Capítulo 2

La pequeña nunca sabría cuanto tiempo estuvo inconsciente, lo único que sabía es que nada más despertar estaba en una jaula con una manta bajo sus patas.

Confundida y asustada, observó a su alrededor intentando averiguar más de aquel lugar, notando que encima, debajo y hacia los lados de su jaula había muchas más, no podía ver bien cuantas al no poder sacar su cabeza  por la reja de la entrada, pero lo que si pudo ver es que había otras criaturas dentro de éstas, todos iguales a los que ya había visto.

Nerviosa empezó a buscar la forma de escapar, pues sabía que no estaba en condiciones de usar ninguno de sus poderes, así que solo le quedaba su escasa fuerza física, pero no perdía nada por intentarlo, por lo que con su cuerpo empezó a golpear las rejas.

El ruido que hizo pareció alarmar a algo, y cuando se quiso dar cuenta, más de esas criaturas altas entraron en la sala, por lo que retrocedió asustada bajando las orejas.

-Tranquila amiguita, no tengas miedo, nadie te va a hacer daño -le dice una de las criaturas abriendo la jaula para después intentar tocarla.

Pero ella no se dejó, y nada más notar sus intenciones escupió una pequeña llamita que hizo retroceder a la criatura y cerrar la jaula de nuevo.

-I-imposible, ¿q-que clase de caballo es este? -dice la criatura que iba con la que intentó tocarla.

-No lo se... parece ser que aquel hombre tenía razón, es un potro muy extraño, además de pequeño... -mirándola un poco con nerviosismo, mientras que la pequeña se hizo bola mirándolos asustada mientras hacía ruidos lastimeros.

Ambas criaturas se van de la sala y ella empieza a llorar nerviosa y asustada, no quería seguir allí, quería ir con su madre y pensar que todo aquello era una pesadilla, que pronto despertaría y estaría en el prado verde de su hogar junto a ella, y que ella la calmaría lamiendo su cabeza y abrazándola con su ala.

Entre sus lágrimas y aquellos pensamientos, finalmente se quedó dormida sin saber que es lo que aquellas criaturas iban a hacer con ella.

Para cuando volvió a despertar, estaba en una jaula distinta bastante más pequeña a la otra, ni siquiera podía ponerse de pie aun con su pequeño tamaño, además de que se sentía algo mareada y aturdida.

Para colmo, tenía algo en la boca que le impedía abrirla, y con sus patitas intentó quitárselo con nerviosismo, pero solo se hacía daño con sus propios cascos, así que dejó de intentarlo y fijarse en lo que sucedía a su alrededor.

Así pudo darse cuenta de que, estuviera donde estuviera, se estaba moviendo, pero ya no podía saber a donde, pues apenas veía que había a su alrededor. Lo que también pudo notar es que había alguien más allí, y parecían hablar de ella.

-¿En serio es mejor mandar a esta criatura a ARK? -pregunta una de las criaturas.

-Así lo mandó el jefe, tenemos ya dos testigos de que esta criatura es capaz de escupir agua y fuego, tal vez le sea de ayuda a Robotnik con sus experimentos.

-Ya pero, ¿y qué si se sale de control y provoca la destrucción del lugar?

-Para eso los veterinarios la drogaron y nosotros volvimos a hacerlo. Además, sin poder abrir la boca ya no es un peligro, y siempre podemos drogarla de nuevo.

Aquella conversación asustó a la pequeña aún más, y al sentirse indefensa empezó a llorar de nuevo y a intentar quitarse aquella cosa de la boca, y fue por su llanto que notaron que estaba despierta.

-Ey, tranquila pequeña, no te vamos a hacer nada, solo estate tranquila y ahora te quitamos eso ¿sí? -le dice la primera criatura que habló girándose para mirarla y sonriéndole

Sin embargo, logró el efecto contrario, poniéndola aún más nerviosa mientras intentaba levantarse.

-Mejor déjala, ya se cansará de intentarlo y se dormirá de nuevo -dice el segundo sujeto manteniendo la vista al frente.

La criatura que intentó ser amable con ella suspiró y la dejó tranquila mirando al frente de nuevo.

Tras un rato llegaron a su destino, y las criaturas salieron del lugar donde estaban, y el amable agarró la jaula de la pequeña sacándola de aquella máquina que la noche anterior la había "atacado".

Ella siguió llorando y haciendo ruidos lastimeros intentando escapar, pero era inútil, nada ni nadie la ayudaba en su escape, y eso la ponía más nerviosa, sobre todo al ver una especie de nave a la que se dirigían.

Para cuando se quiso dar cuenta, ya estaba dentro de la nave y pudo escuchar la cuenta atrás de lanzamiento, chillando como pudo asustada cuando inició el despegue.

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