Capítulo 18
Después de su charla con Michael, el pelirrojo va directo a su casa, esperando que allí se encontrara la chica y rezando porque no estuviera demasiado grave.
Sin embargo, ella no estaba allí, maldiciéndose a si mismo al pensar que ella no conocía el exterior del piso y no sería capaz de reconocer este, pero aún así decide dejarle las ventanas abiertas por si acaso aparecía y se daba cuenta de que era allí, y así pudiera entrar por estas sin problema.
Mientras tanto, la chica estaba sobrevolando la ciudad a la altura de los rascacielos, empezando a ver algo borroso por el dolor en su cuerpo y el que sus heridas siguieran sangrando, hasta que llega un momento en el que ella misma tropieza con sus propias alas y se cae en la parte alta de uno de los rascacielos, levantándose adolorida para poder asomarse y tratar de reconocer donde estaba, pero no conocía la ciudad, lo cual estaba jugando en su contra al no saber por donde seguir.
Ya que estaba perdida, se acaba sentando en el suelo para, con cuidado, sacarse con ayuda de su telekinesia tanto los cristales incrustados en sus alas como las balas de su cuerpo, aunque tuvo que agarrar su arma y ponérsela en la boca para morderla y no gritar por el dolor, jadeando agotada cuando finalmente logra quitarse todo, mirando ahora hacia el cielo entre lágrimas por el dolor en su cuerpo.
Cuando vuelve a mirarse y nota que la sangre seguía brotando de sus heridas, hace un esfuerzo por levantarse y, aún adolorida, reemprender el vuelo en búsqueda del piso de James, cuanto antes regresara, antes estaría a salvo.
Las horas siguieron pasando, y ya James se estaba empezando a poner nervioso, la había buscado por todas partes sin éxito, había esperado horas asomado a la ventana para que lo viera, y ya era la hora en la que Michael llegaría, aunque de esto se da cuenta más bien por el sonido del timbre de su puerta, yendo a esta corriendo al pensar que sería la chica, llevándose una decepción al ver que no fue así.
Tras unos minutos, ya Michael había llegado a su puerta y, en efecto, no llevaba su uniforme, y aparentemente no tenía ningún arma encima.
-¿Y bien? ¿Dónde está? -le pregunta este al pelirrojo.
-Eso me gustaría saber a mi también. -le responde cerrando la puerta una vez su amigo de cabellera rubia entra por la puerta.
-¿Cómo que no lo sabes? ¿No iba a estar aquí? -le cuestiona algo molesto.
-Eso pensaba, pero ya no sé si es que se está escondiendo de todo el mundo, si es que la están siguiendo, o si ya le habrán hecho algo -le responde preocupado por ella, mirando de vuelta al reloj -La he buscado por todas partes, y no tengo forma de saber si algo le ha pasado o no... Sólo es una niña perdida e indefensa... -comenta expresando de nuevo esa preocupación.
-Bueno, indefensa no creo que le vaya bien precisamente, pudo contra 5 hombres más grandes que ella, y sigue pudiendo volar y mover cosas sin tocarlas... Si es que no tiene más habilidades, claro -comenta frunciendo el ceño -Bueno, como sea, desde cuan...
El rubio es interrumpido por un golpe seco seguido de un quejido de una voz femenina y unos sollozos
-¡¿Alba?! -pregunta el pelirrojo dándose la vuelta, ya que era la única explicación que se le venía a la cabeza a aquellos sonidos tan extraños, dirigiéndose casi corriendo a la habitación que le había dado a ella, encontrándosela en efecto a la chica tratando de levantarse con bastante sangre en sus alas, brazos y piernas, recibiendo de ella una mirada dolorida acompañada de sus orejas bajándose -Tranquila, tranquila, ya está -le dice mientras se acercaba a ella y la ayudaba a sentarse aunque fuera en el suelo, acariciando su cabeza para tratar de aliviar su dolor, aunque fuera un poco.
Esta por su parte se deja ayudar mientras sollozaba y apega su cabeza a él, aunque empieza a gruñir en cuanto escucha unos pasos ajenos acercarse, incrementando la intensidad de estos y frunciendo el ceño mientras echaba sus orejas hacia atrás en cuanto ve al rubio en la puerta de la habitación, tratando de esconder las heridas de su cuerpo mientras de las puntas de su cabello salía algo de humo.
Al verla allí, este saca de entre su pantalón y camisa una pistola, que apunta hacia ella con una expresión seria por la agresividad que ella mostraba -James, aléjate de ella, es peligrosa -le pide.
Al ver el arma, la chica gruñe aún más fuerte y su cabello se prende en llamas, teniendo un ligero brillo rojizo en mirada mientras gruñía, al menos hasta que James se interpone entre ambos.
-Ya basta, los dos -les dice serio, para luego mirar a Michael molesto -Te dije que nada de armas idiota, ¿cómo quieres que no esté a la defensiva si la apuntas con esa cosa? -le pregunta molesto, extendiendo su mano para que se la diera.
El rubio duda, mirando luego a la chica, que parecía estar atenta aún con su cabello en llamas a lo que fuera a hacer, aunque es en ese momento que nota las pequeñas lagrimitas en sus ojos, que en gran parte se evaporaban por el calor que ella misma emitía, y tras soltar un suspiro pesado, le da su arma al pelirrojo.
Ante eso, Alba seguí dudando de ese desconocido, pero por lo menos ya era algo más complicado que le hiciera daño, por lo que poco a poco apaga su cabello y trata de acomodarse como buenamente puede, soltando un quejido de dolor al intentar moverse mientras jadeaba agotada, hacía un buen rato que estaba demasiado débil como para moverse.
Al escucharla, James mira atrás nervioso y preocupado al verla tan lastimada, y mira de vuelta a Michael -Anda, ayúdame a curarla -le pide para luego ir a por el botiquín.
Aunque a regañadientes, este le ayuda a tratarla, y si bien la chica estaba tensa por tenerlo tan cerca, por lo menos se dejaba curar, aunque si que cuando le dolía mucho soltaba un quejido y lo apartaba o intentaba pegarse más a James, notando así el rubio que, en efecto, ella se comportaba como una niña de unos 10 años, algo acorde a su aspecto si se ignoraban sus alas y orejas de animal.
Debido a eso y las múltiples heridas de los cristales y las balas de su cuerpo, aún tardaron unos cuantos minutos en finalmente cubrir su última herida con las vendas.
-Te habías perdido, ¿no? -le pregunta James algo más tranquilo ahora, a lo que ella asiente con la cabeza suavemente bajando sus orejas un poco -Tranquila, no pasa nada, lo importante es que estés bien, ¿vale? -nuevamente, ella asiente con su cabeza.
-¿Es muda? -pregunta Michael confundido, pues ya iban varias preguntas en las que ella solo respondía moviendo la cabeza.
-No, es solo que no confía en ti -le responde James, y la mirada desconfiada de la chica es solo una confirmación más a esa misma afirmación -Anda, es mejor que descanses en un lugar más cómodo -dice ayudándola a levantarse para poder acostarla en la cama, y ya que había comprobado que la tranquilizaba, deja la cajita de música con su melodía sonando para que ella pudiera calmarse y relajarse, indicándole con la mirada al rubio que la dejaran sola, cosa que este asiente y se va con él, teniendo ahora muchas más preguntas que antes, mientras que la chica iba cerrando poco a poco los ojos por aquella dulce melodía.
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