Capítulo 17
Por más que intentara entenderlo, no podía. No comprendía como, a pesar de que acababa de salvar a mucha gente de un atraco, y que incluso su vida estuvo en juego por proteger a aquella niña y tratar de no excederse, aún así alguien se atrevió a llamarla "monstruo".
Pero ya no solo era eso, sino que, además, ahora había muchas armas apuntándola, gruñendo levemente ante esa situación, pues desde la muerte de María, detestaba aquellos artilugios, regresando a su mirada un destello rojizo mientras gruñía y entreabría sus alas, como si se preparara para atacar.
-Espera, ¡Molly! -se escucha gritar entre la gente, y aquella niña sale corriendo en dirección a la chica, la cual la mira confundida, quejándose levemente en cuanto esta la alcanza y abraza, dejando a todos confundidos.
-G-grac-cias... -le dice la pequeña entre lágrimas mientras se acurrucaba contra ella, a lo que Alba no sabía como reaccionar, y solo se la queda mirando confundida sin saber que hacer.
Sin embargo, gracias a los sollozos de la pequeña, se termina viendo a si misma reflejada en ella, cuando era más pequeña, cuando tenía miedo.
Al pensar que ella seguía asustada, baja levemente las orejas y, con mucho cuidado, apoya una de sus manos sobre la cabeza de la niña, que la mira con sus ojillos llenos de lágrimas, encontrándose el rostro de la chica que, aunque con algunos rasguños, le sonreía suavemente mientras le daba suaves caricias en su cabeza.
Mientras esa escena se producía, todo el mundo estaba confundido, ya no estaban seguros de si aquel ser tan extraño era peligroso o no, empezando los cuchicheos entre ellos, diciendo los más aventurados que solo se aprovechaba de la inocencia de la pequeña para escaparse.
Debido a ese miedo, de nuevo el padre de la pequeña le dice a esta -Molly, ven aquí, es muy peli...
-¡No! -le responde la pequeña abrazando algo más a la chica -N-no le hag-gan daño... -dice ahora en voz más bajita.
Ante eso, y poniendo una mueca adolorida en el proceso, la chica se agacha un poco para estar a la altura de la más pequeña, dándole un ligero toque a su nariz mientras mantenía una pequeña sonrisa, acariciando luego sus mejillas para secar sus lágrimas, señalando luego con su mirada hacia su padre.
-P-pero... -Molly había entendido perfectamente las intenciones de esta -T-tú me s-salvast-te... -le dice nerviosa, pues temía que lastimaran a aquella chica, que si bien era extraña, la había protegido de aquellos hombres.
Debido a su insistencia, Alba suelta un pequeño suspiro y, tras poner un dedo en sus labios, apoya su otra mano en el suelo para hacer brotar de este una pequeña flor blanca, que luego arranca y le coloca a la pequeña con mucho cuidado en su cabello, volviendo a señalar con su mirada al padre de esta.
De nuevo, la niña duda e iba a contestarle, pero al verla a ella negar con la cabeza y volver a señalarle hacia atrás, la mira triste antes de irse de regreso con su padre.
Todos estuvieron al pendiente de como la niña regresaba, y cuando esta llega con su padre y regresan su vista a la entrada del banco, solo llegan a ver como la chica abría sus alas todo lo que podía, y para cuando intentan dispararle para evitar que escapara, ella ya había alzado el vuelo de un salto, batiendo algo fuerte sus alas para detener las nuevas balas, y si bien alguna llega a atinarle en sus brazos y piernas, al final termina deteniendo el nuevo cargamento contra ella con telekinesia, parándolas a escasos centímetros de su cuerpo para luego soltarlas y que cayeran solas al suelo, y algo arta, alza su mano para, con ese mismo poder, quitarle a todos sus armas, teniéndolos por unos segundos apuntados con estas mientras los miraba con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido, ignorando los gritos de los curiosos que estaban cerca y que ahora se alejaban asustados.
Sin embargo, simplemente se gira para salir de allí volando, soltando todas las armas en cuanto empieza a irse.
-Si le hubiera hecho caso... -menciona James en voz baja, que había estado allí viendo todo, y si bien esperaba que ella no lastimara a nadie, por un momento temió que si lo haría, a fin de cuentas la estaban atacando primero.
-Espera, ¿como que "hacerle caso"? -le pregunta su amigo mirándolo algo incrédulo -¿Acaso conoces a ese monstruo? -le continua preguntando
-Baja la voz -le reclama -No es peligrosa ¿vale? Vosotros la atacasteis primero. Además, ¿qué no ves que salvó la vida de Molly? -le dice en voz más baja señalando a la niña, que ahora parecía enojada con su padre, reclamándole el haber lastimado a la chica.
-De seguro era una trampa, no seas ingenuo. ¿Eres periodista no? ¿Cómo no ves la verdad teniéndola delante? -le pregunta algo molesto por la suposición de su amigo.
-Oh vamos Michael, aunque no te lo parezca, solo es una niña asustada. Y a lo mejor el que no ve la verdad eres tú, hay demasiadas cosas ahora mismo que están pasando que no me huelen bien, y muchas giran alrededor de esa chica. Y adivina, ella no tenía ni idea -continúa el pelirrojo algo ofendido de que su mejor amigo pusiera en duda su reputación.
-Entonces demuéstralo. Demuéstra que es digna de confianza -le reta frunciendo el ceño.
-Pues ve a mi casa a las nueve y media, solo, sin armas ni uniforme, sino ni siquiera te dejaré pasar, ya bastante alterada tiene que estar ahora -le termina diciendo, esperándose la queja del contrario sobre el pedido de ir como un simple civil a "enfrentarse a un monstruo".
Una vez dicho esto, el pelirrojo empieza a caminar en dirección a su casa, esperando que ella estuviera allí, y sobre todo, que no estuviera demadiado grave.
-Señor, ¿lo seguimos? -pregunta uno de los policías a Michael.
-No, déjenlo, ya me encargaré yo -les dice mientras miraba algo serio a su amigo, pensando que este se estaba metiendo en un buen lío si se relacionaba con aquella niña tan extraña.
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