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Capítulo 15

Tras unos minutos andando, James y Alba llegan por fin al banco y, al verlo, la chica baja sus orejas aunque no se vieran por el sombrero que las tapaba.

-¿Ocurre algo? -le pregunta el pelirrojo al notar que ella se había parado en la puerta.

-Tengo un mal presentimiento... -le dice mirando a todas partes un poco nerviosa, no solo por la gran cantidad de gente allí, sino por esos escalofríos que recorrían su espalda de arriba a abajo.

-Vamos, tranquila ¿sí? Todo va a estar bien -le contesta el contrario pensando que solo estaba nerviosa, agarrando así su mano -Anda, cuanto antes acabemos, antes nos vamos -le dice para convencerla.

Ella termina suspirando y asiente con la cabeza antes de seguirlo adentro.

Una vez allí, van a ponerse en la fila para esperar, aunque ella seguía notablemente nerviosa mirando a todos lados, pues algo le decía que había peligro allí dentro.

Ante la incertidumbre, decide aprovechar la larga fila para prestar atención a lo que todos decían, logrando así escuchar un sonido extraño que venía de afuera, pero que le era familiar, aunque no para bien.

-T-tenemos que irnos... -le dice nerviosa al pelirrojo aferrándose a la manga de su chaqueta, volviendo a mirar a todas partes como buscando una salida.

-¿Eh? ¿or qué? -le pregunta bastante confundido, ya que no entendía las prisas, aunque pronto el sonido de un disparo le da la respuesta que buscaba.

-¡¡Todo el mundo al suelo, AHORA!! -se escucha desde la puerta, seguido de bastante griterío por el susto del disparo al aire y el notar que la puerta estaba bloqueada por 5 personas vestidas de negro y con una tela cubriendo sus rostros.

-Por eso... -le dice la chica al pelirrojo nerviosa al ver las armas, no sabiendo muy bien que hacer ahora.

-Bueno, luego lo hablamos, ahora solo hazles caso, cuanto antes se vayan, nosotros también -le dice este con prisa al notar que los asaltantes parecían ponerse nerviosos, tirando un poco de ella para que ambos terminaran tumbados en el suelo.

Una vez todos los presentes estaban tumbados, el mismo que les había dicho eso se acerca al mostrador -Tú, ve a abrir las cajas, ya -le ordena, y aunque en un inicio quien estaba tras este no le hace caso, termina apuntándole con su arma -¿Que acaso quieres morir? ¡Obedece! -le repite ahora gritándole, haciendo luego una seña a uno de sus compañeros para que, junto a él, siguieran a aquel empleado, que se iba nervioso guiándolos.

En cuanto a la chica, esta miraba a todos lados tratando de buscar una forma de escapar sin exponerse, a fin de cuentas, no quería causar una conmoción por su verdadero aspecto ni sus poderes, pero si podía evitarlo, no quería que nadie saliera herido.

Por su parte, uno de los asaltantes estuvo pasando al lado de todos los rehenes, fijándose en dos en concreto, un señor algo mayor con un traje de alta costura que parecía proteger a una niña que temblaba de miedo y, por lo bajo, llamaba a su padre.

Para desgracia de la pequeña, aquel asaltante la había reconocido, sonriendo ampliamente para acercarse a ella, pues esa niña era la hija del presidente actual, agarrándola del brazo para levantarla en cuanto llega a junto ella, provocando que esta comenzara a llorar asustada mientras el hombre que la acompañaba trataba de evitar que la agarraran, pero el asaltando lo golpeó con su arma antes de alejarse junto a sus compañeros junto a la pequeña -Hoy es nuestro día de suerte, de seguro el padre de esta mocosa pagará una fortuna por tenerla de vuelta sana y salva -comenta con cierta burla.

-Lo que sea, entonces llévala atrás y asegúrate de que se queda quietecita y callada, ya está molestando -le contesta uno de sus compañeros molesto por el llanto de la pequeña.

En cuanto a Alba, escuchar y ver todo eso le estaba haciendo hervir la sangre, empezando a salir algo de humo de las puntas de su cabello, empezando a susurrarle al pelirrojo -Cuando te diga, levántate y saca a todo el mundo... -le dice en un tono serio ante la confusión de este, estirando un poco su mano para controlar las plantas que decoraban el banco, y que así unas raíces salieran de sus macetas y se colocaran disimuladamente en el camino de quien se llevaba a la niña, logrando así que se cayera de bruces contra el suelo al no esperárselo.

-¿Pero qué? -sus dos compañeros se giran hacia él para ver el motivo del golpe de su compañero.

En cuanto uno de ellos pasa al lado de Alba para ir a buscar a la niña, que trataba de liberarse del agarre de su captor entre lágrimas y quejas por el golpe, esta se abalanza contra él, no sin antes darle la señal al pelirrojo de que se fueran.

Debido a la sorpresa del ataque de la chica, y el que quien agarraba a la niña y el que quedaba libre empezaban a sentir sus piernas atrapadas por las raíces, James asiente y se levanta del suelo -Rápido, ¡corred! -le grita a la gente.

-¡Que nadie se mueah! -iban a detenerlos, pero Alba rápidamente le quitó su arma a quien había tumbado al suelo, y con un rápido barrido de sus piernas al suelo, hace al que quedaba perder el equilibrio, y por ende no poder disparar a quien se moviera, momento que todos aprovechan para empezar a huir por todas las puertas del banco.

-Si van a querer enfrentarse a alguien... Háganlo con alguien de su tamaño... -dice Alba molesta mientras todos huían y los tres asaltantes seguían en el suelo, yendo así a ayudar a la niña, aunque cuando logra apartarla de quien la tenía aún agarrada, llegan los otros dos asaltantes.

-¡¿Pero que mierda fue eso?! -grita furioso el líder de estos, notándo que sus compañeros aún se levantaban del suelo y como estaban solos ellos cinco, el encargado que se fue con ellos asustado, y dos niñas, una más grande que la otra -¿En serio todo este alboroto por dos mocosas? -pregunta furioso apuntando su arma a Alba -No es tan difícil clavarle una bala entre ceja y ceja estúpidos -les dice molesto, aunque si nota quien era la pequeña, mirando luego al encargado -Tú, di en las noticias que tenemos a la hija del presidente, y ni se te ocurra irte de la lengua. -le dice al encargado, que rápidamente sale corriendo por la puerta dejando así solas a ambas chicas contra los cinco asaltantes.

En cuanto a la chica, ya viendo que estaban solas contra ellos y como la pequeña se aferraba a ella, gruñe molesta echando sus orejas hacia atrás -Primero tendrías que alcanzarme -le dice desafiante, no iba a dejar que lastimaran a aquella niña, e iba a sacarla de allí a como diera lugar.

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