Cuando Alba se despertó, lo primero que sintió fue el suave tacto del césped, el azul del cielo y como unas voces conocidas la llamaban.
Al incorporarse, delante de ella se encontraban María y Shadow sonriéndole
-Vamos dormilona, ven con nosotros, vamos a casa -dice María extendiéndole la mano.
Entre lágrimas, la de cabello castaño aceptó sin darse cuenta de que volvía a tener su apariencia de 5 años.
Sin embargo, a medida que se acercaba parecía que ellos dos se alejaban de ella sin llegar a moverse.
Confundida, aceleró el paso hasta finalmente empezar a correr -¡E-esperadme!
No importaba cuanto corriera, parecía que nunca los alcanzaría. Sin embargo, cuando por fin lo logró y tocó la mano de María, el césped ahora estaba teñido de rojo, había fuego por todas partes y muchas figuras gritando y, aparentemente, luchando.
En medio de ese caos, intentó buscar a la chica y el erizo, pero antes se chocó con una figura mecánica de forma humanoide.
Sin saber que pasaba, nada más ver esa figura empezó a correr para huir de esta y buscar a su familia mientras esa figura la seguía.
Al poco se topó con un muro de roca, y cuando se dió la vuelta, encontró a María ya muerta en el suelo con un agujero de bala en el pecho, mientras que Shadow trataba de liberarse del agarre de esa máquina en su cuello.
Con un grito de miedo y horror trató de ayudar, sin embargo era incapaz moverse, pero todo se puso peor cuando escuchó un chasquido desagradable tras el que el erizo dejó de moverse.
-¡NO! -tras aquella imagen, la chica se incorporó de golpe de la cama en la que se encontraba, ignorando por un momento el dolor de su cuerpo.
Al principio miró a su alrededor confundida, no entendía que había pasado, pero cuando se calmó un poco se dió cuenta de que solo había sido una pesadilla, una desagradable y horrible pesadilla.
A pesar de eso, no pudo evitar taparse la cara con las manos entre lágrimas en cuanto se acostó de nuevo entre quejidos de dolor bajando sus orejas.
Sin embargo, pronto escuchó el sonido de una puerta cerrarse, por lo que alzó las orejas, se secó rápidamente las lágrimas y trató de analizar su situación al mismo tiempo que intentaba saber a que se podía enfrentar con quien quiera que estuviera por allí.
Por lo que pudo escuchar, quien estaba allí llevaba consigo algo de plástico que colocó sobre algún lado, probablemente una mesa, seguido de más sonidos del plástico moverse, aunque no entendía muy bien por qué hacer tanto ruido con eso.
Al poco escuchó el sonido de una puerta abrirse, luego de vajilla chocando entre sí, y posteriormente la misma puerta cerrarse.
Lo último que escuchó antes de unos pasos acercarse a la habitación en la que se encontraba, era como un par de minutos después otra puerta se abría, pero esta era distinta a la otra, y tras colocar en lo que pensó era una superficie de cristal, la puerta se cerró y un sonido completamente desconocido para ella comenzó a hacerse presente.
Dejando eso de lado, observó su alrededor y a si misma, comprobando que en su cuerpo no había ningún tipo de restricción, por lo que no creía que estuviera "en poder" de los soldados, además de que estos no hubieran curado sus heridas, como suponía quien la había llevado allí hizo por los múltiples vendajes en su cuerpo.
Algo tensa al no saber muy bien donde estaba ni con quien, cuando fue más consciente de los pasos acercarse se levanta de la cama con mucha dificultad y reprimiendo sus quejidos, necesitaba encontrar una fuente de luz solar para recuperarse, ya que en su viaje aprendió que la exposición al sol le servía para recargar energías y recuperarse, pudiendo llegar a aguantar días sin dormir.
Al localizar una ventana y ver que estaba cerrada, camina hacia ella apoyándose en su bastón para ayudarse a caminar, pero cuando estaba por llegar, la puerta de la habitación se abrió, mostrando a un hombre pelirrojo de unos veintimuchos años.
-E-ey, no te vayas, aún no te has recuperado -dice este con aparente preocupación al pensar que ella planeaba huir por la ventana, por lo que empezó a acercarse, aunque pronto dejó de hacerlo, pues esta había dividido su bastón en dos partes, y mientras usaba una mitad como punto de apoyo, a la otra le modificó la forma para ser una espada, y apuntar el filo de este hacia él.
Algo nervioso por esa reacción, el hombre levanta las manos -Oye, tranquila, no me acerco si no quieres, pero por favor, tienes que recostarte y descansar, aún estás bastante lastimada -dice ahora haciendo un movimiento de cabeza para señalarle algo.
Cuando ella desvió por un momento su mirada seria y amenazante de él y miró en la misma dirección que él, notó que en su costado la venda se estaba enrojeciendo cada vez más, empezando a costarle un poco respirar sin sentir una punzada de dolor en esa misma zona, bajando un poco las orejas y tensando su cuerpo al intentar mantener la compostura tratando de resistirse al dolor.
-Por favor, te vas a hacer más daño si te quedas así, solo quiero intentar ayudarte -da un par de pasos con algo de calma para no alterarla más, ganándose un gruñido de parte de esta -Anda, déjame ayudarte por tu propio bien, por favor.
La chica no quería su ayuda, después de sus últimas experiencias con humanos, no se creía que ese hombre quisiera ayudarla porque sí, pero este tenía razón en cuanto a su condición, empezando a perder la concentración, y por tanto la fuerza debido al sangrado y dolor en su costado, llegando a dejar caer la espada al pensar que ella misma acabaría en el suelo.
Y eso mismo hubiera pasado, si aquel hombre no fuera junto a ella y la sujetara -Ya tranquila, intenta relajarte, ¿vale?
Alba volvió a gruñir y por un momento intentó alejarse de este, pero no podía mantenerse de pie sola y ni fuerza tenís como pars sujetarse a algo, por lo que relaja un poco su cuerpo mirando a otro lado, estando bastante nerviosa de que la lastimara.
Cuando el chico notó ese cambio en ella, sonríe levemente y con mucho cuidado coloca un brazo en la espalda de Alba y el otro tras sus rodillas para cargarla -No pasa nada, no te voy a lastimar -le sigue diciendo al notarla tensarse un poco.
Y dicho y hecho, caminó hasta la cama y la acostó de vuelta en esta con cuidado, disculpándose al escucharla quejarse por la herida de su costado -Tranquila, ahora regreso para curarte -dice antes de salir cerrando la puerta.
Ahora que estaba sola de nuevo, la chica estaba bastante confundida, ¿en serio ese hombre iba a ayudarla sin más? Pero, ¿y si fingía amabilidad para luego entregarla? ¿O y si él mismo quería aprovecharse de sus poderes?
Esas preguntas azotaban su mente, pero sin embargo su instinto le decía que, si bien ese humano quería algo de ella, no era algo dañino para ella, empezando un arduo debate entre instinto y razón para saber como actuar ante su presencia.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro