Capítulo 37| Intentamos
A I L E E N
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Κοιμήσου, χαδεμένο μου, και εγώ σε νανουρίζω
Κι' εγώ την κουνιά σου κουνώ και σε άποκοιμίζωΚοιμήσου, κοριτσάκι μου, κι' η Μοϊρα σου δουλεύει
Και το καλό σου ροιζικό προικιά σου παραγγέλλει.¹
Las caricias de mi mamá sobre mi cabeza me hacen sentir los párpados pesados, la canción que siempre me suele cantar para dormir suena cada vez más apagada. La hora de dormir no me gustaba tanto porque el cielo se torna oscuro, en la oscuridad siempre pasan cosas malas, pero papá dice que Helios juega a las escondidas con mi hermano Apolo. Todo pierde la luz y no puedo ver más allá de mi nariz, la tía Nyx puso estrellas para que iluminen mi habitación en el olimpo, así los monstruos no vinieran a atacarme. Me calma la canción de mi madre, escuchar su voz logra que los miedos de la noche se calmen y pueda dormir. Papi siempre viene antes de que me duerma a darme un beso de buenas noches y revisar si no hay monstruos bajo la cama.
—¿Mami porque papi todavía no vino? —preguntó cansada, papá no había venido ni siquiera a cenar con nosotras, lo cual resultó muy extraño.
—Está trabajando princesa, ahora duérmete —alegó mi mamá que continuó cantando hasta que no pude escucharla más. Morfeo me llevó al país de los sueños. —Aileen, despierta princesa —exclamó mi madre sacándome de la cama en sus brazos. No comprendía qué pasaba, pero al ver lo asustada que estaba sentí mucho miedo. Frotando mis ojos mientras ella corría a la sala de tronos, se comenzaron a escuchar gruñidos y detrás de nosotros apareció un monstruo que destruyó una pared para seguirnos.
Grité con todas mis fuerzas, era un horrendo monstruo, abracé a mi mamá viendo como esta comenzó a atacar al monstruo con una sola mano. Su poder es fuerte frente al monstruo, pero tenerme entre sus brazos le dificulta la tarea de ganar y más cuando debe esconderse de los ataques de esa temible criatura. Cuando esta intentó golpearnos y mi mami me cubrió para que no me dañara, papi apareció neutralizando el golpe y lanzando rayos al monstruo que no dejaba de gruñir.
—Papi —me removí inquieta en los brazos de mi madre, pero ella comenzó a correr huyendo de la escena hasta encerrarnos en la sala de tronos. Temerosas de que apareciera el monstruo, mi madre me mantuvo en sus brazos y con su mano apuntó a la puerta lista para atacar. Pero se relajó en cuanto vio a mi hermano Ares correr en nuestra dirección confundido.
—¿Mamá qué pasa? —preguntó Ares viendo a mi madre que me entregó en brazos del grandote viendo a la puerta una vez más antes de contestar.
—Mantén escondida a tu hermana y no salgan pase lo que pase —respondió está dejándome con mi hermano que sin esperar nada nos transportó a la habitación de la diosa Afrodita. La imponente fémina estaba durmiendo en su cama y mi hermano me dejó a su lado pidiéndome que guardara silencio. Se giró y fue en dirección de la puerta y la abrió apenas sacando la cabeza, y en el espacio que abrió encima de la puerta se coló una sombra negra que me dio mucho miedo. Grité lo más fuerte que mis pulmones me permitieron, despertando a la diosa de amor que también comenzó a gritar cuando noto la sombra. Ella reaccionó rápido, me abrazó y golpeó con su poder a la sombra que desapareció. Ares se acercó a nosotras y en su mano apareció una espada, le dio la mano a la diosa y ella salió de la cama cargando conmigo.
—Ares mueve tu lindo trasero y protege a tu hermana —bramo la diosa apretando su agarre en mí, escondiendo mi rostro en su cuello. Corrimos de nuevo a la sala de tronos, mis padres estaban allí hablando o gritando, ya no podía distinguir que pasaba, Afrodita me bajo y yo corrí a los brazos de mi papá.
—Papá —grité corriendo a los brazos de mi progenitor abrazándolo con toda la fuerza que poseía, pero un ente me separó de él en contra de mi voluntad.
Auch. Caí al suelo envuelta en las sabanas como si fuera un burrito. La puerta de mi habitación se abrió y por esta apareció mi prima y Alida con dos manzanas en las manos.
—¿Cuál es la emergencia? —interrogó Ylenia inspeccionando mi habitación con dos bolas de agua en sus manos.
—Solo fue una pesadilla, chicas, gracias por venir de todas formas —hablo intentando ponerme en pie, pero como era un burrito andante no pude hacerlo sin la ayuda de ellas.
—¿Pesadillas de qué? —preguntó Alida mientras me ayudaba a desenvolverme de las sabanas y se sentó en mi cama cruzada de piernas.
—Soñé cuando intentaron secuestrarme de pequeña, es un recuerdo que tengo muy vivido en mis pesadillas. En aquel momento tuve que dormir con Afrodita para no tener esas pesadillas, fue casi un mes hasta que Hypnos hechizo mi cama para que deje de soñar esas cosas.
—¿Quién te intentó secuestrar? —curioso mi prima sentándose junto a Alida que me estaba escuchando con atención.
—Fue Prometeo con la ayuda de los monstruos del tártaro y algunos hechizos por venganzas inconclusas —respondo recordando aquellas épocas, un escalofrío me recorrió el cuerpo solo de revivir esas memorias oscuras.
—¿Prometeo no debía estar muerto? —alega Ylenia, confundida, supongo que en el campamento ya no enseñan nada de Prometeo.
—Está vivo porque es un titán prima, además mi difunto hermano Heracles lo liberó disparando una flecha al águila que siempre venía en busca de su hígado —informó sentándome en la cama con ellas tomando una de las almohadas jugando con la tela de esta. No me gusta hablar de ese día en particular.
—Aileen anoche te vi muy alegre con Adam —se rio la pelirroja de mí al ver mi cara de susto, quiero mucho a Adam, pero solo como amigos y mi corazón le sigue perteneciendo a alguien más. Por más que intente borrar su nombre de este no se quita y con mucha más fuerza se queda marcado en este. La pelirroja se tiró encima de mí haciéndome cosquillas —Anda cuéntanos los detalles —no podía dejar de reírme, por lo que le pedí que parara y le diría todo.
—Anoche en la fiesta, Damián habló conmigo en el baño de mujeres y me dijo que Maya es la hija de Prometeo. Que él está bajo un hechizo que no puede romper y que la rubia oxigenada quiere que me aleje de él. Adam solo fue un buen amigo e intentó animarme —respondo soltando un bufido frustrado. Arrojé la almohada contra la cabecera de la cama, me enoja que él siga teniendo el control sobre mí, los sentimientos por él no se apagan y cada vez que lo veo no hacen más que crecer. No quiero hablar de Damián en estos momentos.
—Aileen cuentas con nosotras para lo que sea, ¿lo sabes? —aseguró Alida en cuanto me gire a verlas las dos chicas que me miraban con preocupación. Desde que tengo uso de razón, mi mamá me enseño que no debo demostrar mis sentimientos tristes ante nadie, que eso es una debilidad. Seguir el modelo de mi madre era seguir la perfección, es por eso que acataba cada uno de sus consejos. En momentos como este no sabía que hacer, los sentimientos me estaban desbordados a tal punto que sentía que me ahogaba en un vaso.
—Chicas, no sé qué hacer, por un lado, quiero volver con Damián, abrazarlo, besarle y saber que él es mi novio otra vez. Por otro lado, solo quiero alejarme de él por qué verlo con otra, me lastima y quiero matar a esa perra de Maya porque lo toca, lo besa y hace con él todo lo que yo deseo, pero no puedo. —Al fin solté todo lo que me estaba comiendo por dentro, demostré mis verdaderos sentimientos y me sentía bien al haberlo hecho. Ambas chicas se pararon y me abrazaron sin decir una palabra.
Las puertas de mi habitación se abrieron de par en par asustándonos a las tres que volteamos preparadas para atacar a quien sea que haya entrado de esa manera. Enseguida nos relajamos al ver a Adam y Emma parados frente a nosotras, viendo al castaño frente a Emma que lo abrazaba por la espalda.
—Buenos días —saludó Alida como si nada, a mis amigos que aún seguían pasmados porque tres chicas casi los lastiman con sus poderes.
—Si, buenos días, ¿Aileen puedes llevarnos a casa? —habló Emma soltando a su amigo y dando un paso al frente dejándose ver. Estiré mi cuerpo y les pedí cinco minutos para cambiarme. Todos salieron de mi habitación dejándome sola, tomé una ducha rápida y salí con la ropa interior ya puesta. Sacando de mi armario una remera negra con el estampado de Nirvana que me regaló Demi por mi cumpleaños y la verdad es muy cómoda, un short de jean azul que me puse al instante para ver como me quedaba frente al espejo. Voy de nuevo a mi habitación con la remera en mis manos al escuchar que me llego un mensaje en el celular, dejo la remera sobre mi cama y contesto a mis padres. Pero a mis espaldas se escuchó que algo se caía a mis espaldas y por instinto volteo con rayos en las manos. Delante de mí, con los ojos muy grandes se hallaba Damián y su mirada descendió haciéndome acuerdo que estaba solo en sostén.
—No me mires pervertido —exclamó alarmada cubriendo mis pechos con mis brazos, pero era algo inútil, él ya me vio casi desnuda. La poca dignidad que me quedaba se la llevó este chico al verme en esta situación tan comprometedora. Me sentí aún más avergonzada porque él en ningún momento apartó su mirada de mí, como si temiera que me escapara si dejaba de verme.
—Yo... —hablo Damián repitiendo lo mismo desde hace cinco minutos, parecía tonto al solo pronunciar el yo, es como si su cerebro se hubiera apagado.
—¿Tú qué? —pregunto con las mejillas rojas, estaba tan avergonzada de esta embarazosa situación, pero aun así me agache tomando la remera y dándome la vuelta para colocarla dándole la espalda al pervertido de mi exnovio.
—Lo siento, no debí aparecer así de la nada, es que yo venía a decirte que... —suspiro moviendo su cabeza —No puedo seguir estando así contigo, sé que te lastime, pero por favor no puedo soportar la idea de que no estemos juntos. Te amo más que a nada y si para que estés bien debo perder mi libertad lo haré. Aileen eres lo más importante que me ha pasado en la vida y no voy a perderte de nuevo —aseguro pasando su mano por su cabello desordenándolo.
—¿Qué me garantiza que no volverás a lastimarme?, ya que eso se te da muy bien. También quiero saber que pasara con Maya, que ella no es tu linda novia. Se supone que cuando amas a alguien no deberías lastimarlo, jamás tú mismo me lo dijiste una vez, ¿lo recuerdas? —Toda la vergüenza que antes tenía desapareció a medida que me acercaba a él. Con mis manos apoyadas en su pecho lo empujé. Estaba tan harta de ser la princesa perfecta, harta de ocultar lo que en verdad siento. Pude que lo siguiente que hice resulte estúpido, pero quería hacerlo ya no ser la chica correcta, sino la que rompe las reglas al menos una vez. Tome del cuello de la camisa a Damián y lo empuje hasta que quedamos frente a frente. Sonreí y él imitó mi acción. Probé sus labios, hace tanto tiempo quería hacer esto, sentí que volvía a respirar y profundizando el beso, noté como sus manos viajaron a mi cintura acercándome más a él deteniéndose para que no me alejara. Lo que estábamos haciendo está mal y lo sabemos, pero que bien se siente poder besarle. La falta de oxígeno nos separa, ninguno de los dos soltamos el agarre que tenemos del otro —No te daré una oportunidad, no hasta que arregles tu situación con Maya. Cuando eso, pase, pensaré si quiero volver a intentarlo —respondí soltando el cuello de su camisa y apartando sus manos de mi cintura. Debía llevar a mis amigos al mundo mortal, espero que las nubes de mi habitación no ataquen a Damián.
1 Duerme, prenda mía, yo te
arrullo
Y yo mezo tu cuna y te
duermo.
Duerme, mi hijita, y tu destino
viaja,
Y tu buena suerte te traerá una
rica dote.
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