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Seguido rompió su abrazo para ir a abrazar a su padre, a aquel que tanto había extrañado.
Que bueno es tenerte de vuelta mi luz- dijo Zeus mientras la abrazaba-.
Te extrañé tanto papá... – dijo ilitia - bueno a los dos.
Y bien, - dijo Zeus - ¿cuándo la voy a conocer?
¿De qué hablas cariño? – pregunto hera
Antes de que Ilitia pudiera contestar a la pregunta formulada por su madre el llanto de un bebé la interrumpió.
Ilitia se dirigió hacia su cama, que era en donde gloria estaba recostada, la tomó en sus brazos y cuando la pequeña se tranquilizó se volteó a ver a sus padres.
Ilitia – dijo hera - ¿ de quién es esta bebé?
Mamá tengo que decirte que eres abuela – dijo ilitia
Estas... – dijo hera - ¿queriendo decirme que esta pequeña es tu hija?.
Ilitia asintió con la cabeza mientras se acercaba a Hera que estaba llorando de felicidad, cuando estuvo a su lado le dio a cargar a su hija para que la conociera.
Hera observó cada detalle de aquella pequeña que era idéntica a su madre con el pelo marrón.
Es hermosa hija, - dijo hera - es idéntica a ti.
Gracias madre. Padre - dijo ilitia -, ¿no deseas acercarte?.
Zeus ya sabía que su hija llegaría con su nieta, pero no estaba tan seguro de querer conocerla, pero en cuanto la vio no pudo evitar tomarle un gran amor paternal a la pequeña que yacía en los brazos de su esposa y juro que la protegería como a su propia hija.
Es hermosa, digna de ser una nieta mía – dijo Zeus
Gracias padre – dijo ella - ¿no deseas cargarla?
A pesar de que me gustaría no estoy seguro de hacerlo bien – dijo él - y no creo que ella quiera estar conmigo.
Pero que disparates dices padre – dijo ilitia - Claro que sabrás hacerlo bien y no te preocupes sé que mi pequeña quiere estar contigo.
Agh, bien tu ganas, - dijo Zeus - pero si llora no me haré responsable.
Ilitia y Hera soltaron una pequeña risita, pero en seguida Hera le puso a Zeus en sus brazos a la pequeña gloria, la cual una vez estuvo entre los brazos de su abuelo comenzó a despertarse y cuando abrió por completo sus ojos pudo darse cuenta que estaba en los brazos de su abuelo y sus ojos se toparon con los de él.
Cuando la pequeña topó sus ojos con los de Zeus, este estaba en la espera del llanto de la pequeña, el cual nunca llego, en vez de eso, la pequeña le sonrió y con su pequeña manita toco el rostro de Zeus, el cual al entrar en contacto con la pequeña no pudo evitar sentirse feliz y en paz, lo cual se le hizo raro ya que tenía muchos siglos que no se sentía así.
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