The Child And The Witch
Una vez más, se encontraba preparando sus maletas para la inevitable partida.
Su encuentro con aquella cambiante hacia unas noches atrás aún no dejaba de atormentarla.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la chillona voz de la Señora Hall.
-No entiendo la razón de tu partida.- decía la anciana.- ¿Segura que no deseas quedarte un poco más?.-
Peggy sonrió ante las palabras de la mujer.
-No me mal interprete, Señora Hall.- dijo Peggy.- Estoy muy cómoda aquí, pero no puedo...-
Su oración se vio interrumpida por el fuerte sonido de la puerta abriéndose con brusquedad.
Ambas mujeres voltearon la vista hacia la puerta, encontrándose con el pequeño y agitado Marius.
-¿Que significa esto?- preguntó la Señora Hall con incertidumbre.
Peggy la ignoró para dirigirse hacia el niño.
-Marius, qu'est-ce que c'est? - preguntó Peggy. ¿Marius, que sucede?
El niño la observaba con los ojos cristalizados y labios temblorosos.
-C'est ma mère - respondió el niño con voz quebrada. Es mi madre.
Los ojos de Peggy se abrieron con temor, rápidamente se dio la vuelta, quedando frente a la Señora Hall.
-Llame al médico, de inmediato.- ordenó.- la madre de este niño necesita ayuda. Me voy a adelantar, pero debe darse prisa, Señora Hall.-
Sin darle tiempo de ofrecer una respuesta, Peggy tomó el final de su falda y la subió hasta poder atorarla en su cinturón, dejando expuestas sus botas y parte de su ropa interior.
Sin previo aviso tomo al niño entre sus brazos y comenzó a correr en dirección a la pequeña casa de los franceses.
Desafortunadamente, Peggy comenzó a sentirse cansada, aún faltando mucho que recorrer.
-Lilith.- exclamó Peggy mientras recuperaba su aliento.- necesito un caballo.-
Lilith, quien les había seguido en su forma felina, ahora la veía con confusión.
-¿Que hay del niño?- preguntó Lilith.
-No hay tiempo, Lilith.- exclamó Peggy.
Lilith asintió y se transformó en una gran yegua amarilla con melena negra.
Marius la veía asombrado, pero Peggy no le dio tiempo de hacer preguntas, pues lo monto rápidamente en el lomo de Lilith.
Una vez ella estubo sobre la yegua, se apresuró a seguir su camino.
°°°°
Al llegar a la pequeña casa, Marius la dirigió hacia la habitación de su madre.
La mujer estaba recostada sobre su cama, inmóvil, causando que Peggy corriera hacia ella.
Puso una mano sobre la frente de la mujer, sintiendo la rápida ola de calor, haciéndole entender que la mujer ardía en fiebre.
Sin embargo, al tocar su piel, Peggy pudo sentir su energía. Era débil, casi invisible.
-Mi nombre es Margaret.- le dijo a la mujer, sin saber si esta podía siquiera oírla.
Peggy hizo todo lo necesario para mantenerla estable mientras llegaba el médico, quien no duró mucho para llegar.
Peggy salió de la habitación, dejando a la mujer con el médico. Se encontró con la Señora Hall consolando al pequeño Marius, aún cuando no podía comunicarse con él.
Peggy se sentó en una de las sillas frente a la mesa, fue entonces cuando sintió todo el cansancio de su cuerpo.
Cerró los ojos un momento, mientras se concentraba en respirar profundamente.
Pero, y para su sorpresa, sintió como una pequeña mano se posaba en su pierna. Al abrir los ojos, vio cómo Marius intentaba trepar hasta su regazo.
Un poco insegura, Peggy le ayudó a subir y el niño rápidamente se acurrucó en su pecho.
Una extraña y cálida sensación recorrió el cuerpo de la hechicera, mientras acunaba al niño entre sus brazos.
La Señora Hall la veía en silencio, dedicándole una sonrisa.
-La maternidad te luce muy bien, querida.- dijo la Señora Hall, causando que Peggy rodara los ojos con diversión.
Pasaron tal vez treinta minutos, en realidad no los había contado, cuando el médico salió de la habitación.
Sin levantarse de su lugar, puesto a que Marius aún dormía entre sus brazos, le dedicó una mirada interrogante al médico.
-Me temo que llegamos muy tarde.- dijo el médico.- me sorprendería si sobrevive la noche.-
Aunque Peggy no conocía a la mujer, sintió una gran tristeza invadir su corazón.
La Señora Hall se fue junto con el médico, dejando a Peggy con el niño y la mujer.
Con cuidado se levantó de la silla, aún con el niño en brazos, y se encaminó hacia la habitación.
Al entrar, la mujer le dedicó una triste mirada.
Peggy sintió un escalofrío recorrer su espalda al percibir aquella mirada.
Solo había visto esos ojos tristes y vacíos una vez: en su propia madre.
Se acercó a la cama en silencio y dejó al niño dormir junto a su madre, quien extendía sus brazos para recibirle y acunarle en su regazo.
-Margaret.- dijo la mujer.- ¿Cierto?-
Peggy asintió, sin decir palabra alguna.
La mujer comenzó a sollozar, mientras pasaba una mano sobre los rizado cabellos de su hijo.
La mujer comenzó a hablar al niño en su idioma natal, pero Peggy decidió no escuchar.
Sin embargo hubo una frase que le fue imposible no percibir.
Lo siento.
Su mente la llevó directamente al recuerdo de su madre.
¿Se habría despedido de ella cuando se fue? ¿Su madre se habría preocupado por su bienestar al marcharse?
Jamás lo sabría, pero su madre había pensado en ella, aún cuando su vida abandonaba su cuerpo.
Sin previo aviso, Peggy puso una mano sobre el hombro de la mujer, quien pronto volvió su cristalina vista hacia ella.
-Si me lo permites.- dijo Peggy.- Yo puedo hacerme cargo de tu hijo.-
La mujer la veía con incertidumbre.
-¿Por qué?- preguntó la mujer.
Peggy soltó un largo suspiro, mientras ponía una mano frente a la mujer.
Una pequeña luz amarilla, al igual que una especie de humo, comenzó a brotar de su mano.
La mujer abrió los ojos con sorpresa, para después volver la vista hacia su hijo.
-Eres como él.- dijo casi en susurro.
°°°°
Tal y como el médico había dicho, aquella mujer no sobrevivió la noche.
Murió tranquilamente dormida, con su hijo en brazos.
Ahora era Peggy quien lo sostenia, mientras observaban como el ataud que contenía el cuerpo de la mujer era sepultado bajo tierra.
Una vez que las pocas personas que presenciaban el funeral se habían ido, Peggy se quedó junto al sepulcro.
-Te prometo.- dijo Peggy hacia la tumba.- que mientras yo viva tu hijo estará a salvo.-
Marius no había hablado mucho desde que el funeral había terminado, pero Peggy lo entendía, así que no le había presionado para hablar.
Habían vuelto a casa de Peggy, quien había propuesto comer algunas galletas en un intento de distraer un poco al niño.
Su pequeña mirada se iluminó ante la idea, asi que Peggy se apresuró hacia lo cocina para tomar dichas galletas.
Sin embargo, su mirada se detuvo en un sobre que descansaba sobre la mesa.
Lo tomó con cuidado, abriéndolo lentamente y, una vez que la carta estuvo fuera de su sobre, Peggy comenzó a leer.
“Agatha H.
Salem, Massachusetts. Estados Unidos.
Querida Margaret:
Se que ha pasado mucho tiempo y tal vez ni siquiera quieras saber sobre mi. No te culpo. Para ser honestas, yo tampoco tenía planeado contactarte, pero me temo que este es un asunto de gran importancia.
Tengo noticias sobre cierta persona que, me imagino, han de interesarte.
Morgana, tu querida madre, me ha hecho una visita.
Hay algo que desea decirte, si estás dispuesta a escucharla.
Me imagino que ya sabes donde encontrarme.
Deseando verte pronto.
Agatha H.”
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Hola hola 👀
Un poco más corto de lo usual, pero bueno.
Debo decir que me emociona introducir a Agatha, es un personaje que disfruté crear😌✨
¿Referencias a Wanda Vision? Pfff ceroooooo xd
Espero poder subir más de un capitulo durante las vacaciones de semana Santa.
Y pues si
Adiossss😽✨
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