Secretos Entre Brujas
-Nueva York, Estados Unidos-
-1960-
Zoe era una bruja de muchos talentos, siempre lo había sido.
¿Necesitabas una poción? Zoe podía ayudar.
¿Limpiar tu hogar de malas energías? Ella sabía hacerlo.
¿Tarot? Zoe era la indicada.
Pero en ese momento, rodeada de velas, con un péndulo en mano y sus dos asistentes a cada lado, Zoe se sentía la más incapaz de las brujas.
Habían pasado algunos meses desde que la noticia de la muerte de Peggy había llegado a sus oídos.
Al principio se sintió devastada, pues la Hija de Morgana había sido una buena amiga suya, pero poco después entendio que no encontraría consuelo en las lágrimas, no por mucho tiempo al menos.
-¿Estas aquí, Margaret?- preguntó Zoe, sosteniendo el péndulo en el aire sobre el tablero. Sin embargo este no se movió hacia ninguna dirección.
Después de unos segundos de espera, soltó el péndulo, el cual cayó con estruendo sobre el propio tablero.
Zoe de puso de pie con frustración y se apresuró a encender las luces del apartamento.
-No te pongas así, Zoe.- le dijo Douxie desde su lugar.
-No tiene sentido.- respondió la bruja.-¿Por qué todos los demás espíritus responden pero ella no?-
-¿Quién dices que era esta chica?- preguntó Douxie.
Zoe dudó un segundo en sí contarle quien era a quien trataban de contactar. No es que no confiara en Douxie, de hecho, confiaba en él con su vida, pero a veces pensaba que el joven mago se dejaba llevar por las supersticiones tanto como su viejo maestro.
Aunque a veces le parecía extraño que Douxie no la conociera, puesto a que ambos habían vivido en Camelot.
-Solo una vieja amiga.-respondió Zoe.
-Tal vez solo necesita más tiempo.- respondió Archie.
Zoe volvió a la mesa y comenzó a limpiar y guardar sus artefactos. Sentía un gran vacío en su interior, pues creía que Peggy no quería comunicarse con ella.
La última despedida había sido difícil, pues Zoe encontraba gran alivio y tranquilidad en la presencia de Peggy y sólo lamentaba no haberle dicho lo mucho que sentía por ella aquella última vez que se habían visto.
-Lo intentaremos otra vez en unas semanas.- dijo Douxie.- Cuando vuelva de mi viaje, lo prometo.-
El hechicero se puso de pie y se acercó a la bruja para darle un abrazo de despedida, el cual ella correspondió.
-Que se diviertan mucho.- dijo Zoe.
°°°°
Douxie y Archie se habían ido hacia unos dias, así que Zoe disfrutaba de unas silenciosas y solitarias tardes en su apartamento después del trabajo. A veces le gustaba tomar el té, solo para no perder la costumbre, pero ese día se sentía como que ameritaba una cerveza.
Sentada en el sofá, con los pies sobre la pequeña mesa en la estancia, mientras escuchaba como las gotas de lluvia golpeaban la ventana, se detuvo a pensar en su pasado y en como cada decisión que había tomado la había llevado hasta ese momento.
En cómo había escapado de su hogar en Inglaterra para practicar su magia sin miedo a la hoguera; en como terminó en España vistiendo como un muchacho para ganar algo de respeto; incluso en cómo decidió ayudar a una pobre bruja inglesa a buscar su camino a de vuelta a casa, y en cómo desde ese día, su amistad no había dejado de crecer.
Un fuerte llamado a la puerta la sacó de sus profundos pensamientos. Poniendose de pie con un gruñido, dejó la cerveza en la mesa de la estancia y se apresuro hacia la puerta.
-Ya te oí.- exclamo Zoe cuando la persona al otro lado la llamo con fervor.- dame un momento.-
Zoe no se preocupaba por quien podría estar detrás de esa puerta, probablemente seria alguien de su trabajo en el bar, o tal vez alguien quien requiriera sus servicios como bruja, pero encontrarse con La Hija de Morgana, después de meses de tratar de comunicarse con ella sin resultado alguno. Eso no era lo que esperaba.
-Zoe.- saludó Peggy, Lilith saliendo desde sus cabellos en la forma de un pequeño ratón.
El corazón de Zoe latía a mil por hora y encontrar las palabras adecuadas le costaba mucho trabajo.
Se hizo a un lado, dandoles espacio para que la hechicera y su familiar entraran a su hogar. Una vez dentro, el silencio dominó la habitación, Zoe se acercó a la mesa del salón y tomó su cerveza una vez más.
-Estas viva.- dijo Zoe, sin creer sus palabras.
Peggy sólo encogió los hombros, una sonrisa culposa invadió su rostro.
Zoe sentía como las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos, el nudo de su garganta se hacia más fuerte mientras sus labios comenzaban a temblar.
-Por eso no podía comunicarme contigo.- dijo Zoe con voz cortada.- Porque estas con vida. Y yo creyendo que me odiabas.-
Peggy, al escuchar la última parte, se puso de pie rápidamente y envolvió a Zoe en un cálido abrazo.
-Yo no podría odiarte jamás.- la consoló Peggy.
°°°°
Zoe había insistido en que Peggy descansara de su largo viaje, y la castaña no había puesto queja alguna.
Peggy le había contado como llevaba meses escondiéndose, buscando un lugar silencioso para asentarse, por lo menos hasta que la conmoción de su supuesta muerte fuera historia vieja.
Peggy había pensado que al estar muerta, o al fingir su muerte, el resto de su existencia sería sensilla.
La verdad era todo lo contrario: el rumor se había esparcido por el mundo de la magia casi tan rápido como el viento, poniendo a la Hija de Morgana en boca de todo ser.
Asi que, nuevamente, la hechicera vivía oculta. Y la única persona en la que podía confiar, en ese momento al menos, era en Zoe.
Zoe sabía bien el peso del secreto que ahora debía guardar y no tenía problema alguno en hacerlo.
La existencia de la magia de sombras ya no era un tema tabú, no como solía serlo siglos pasados.
Los magos, por lo menos, se habían vuelto más tolerantes a la idea de las sombras. Sin embargo, aún había uno que otro que les temia. Entre ellos, Hisirdoux Casperan.
Esa era la razón por la que Zoe nunca se había animado a presentarlos, a pesar de saber que se llevarían de maravilla, pues temia que Douxie se dejara llevar por sus supersticiones y su pasado con Morgana.
No pasó mucho tiempo para cuando Peggy despertó de su sueño y acompañó a Zoe en la cocina.
-¿Que haces?- preguntó Peggy, observando cómo Zoe se movía con delicadeza por la pequeña habitación.
-Té.- respondió Zoe, animando la a qué tomará asiento y disfrutara del té con ella.
Ambas tomaron asiento y hubo un ligero silencio entre ellas.
-Agradezco tu hospitalidad.- dijo Peggy al fin.
Zoe sonrió.
-No tienes que agradecerme.- dijo Zoe con serenidad.
Peggy sabía que debía irse, pues invadía un hogar que no era suyo, solo por que deseaba ver a su amiga. Pero ¿como podría irse tan pronto? Habiendo pasado años desde la última vez que se habían visto, desde la última vez que se habían escrito.
Ver a Zoe de nuevo había hecho que su corazón se iluminara y se llenara de calor.
-Debo irme.- dijo, con todo el pesar en su ser.
Zoe bajó su taza enseguida y la vio con tristeza.
-¿Tan pronto?- preguntó, a lo que Peggy asintió con la cabeza.- Pero hay tantas cosas que hacer en la ciudad. ¡Tengo que mostrartelas todas!-
Zoe se había puesto de pie con entusiasmo, tomando a Peggy por la muñeca y arrastrandola hacia la habitación.
Le lanzó uno de sus vestidos a Peggy, mientras ella misma comenzaba a desvestirse de su pillama y a vestirse con otras prendas.
Peggy retiró la vista del cuerpo de Zoe, su rostro completamente sonrojado.
-¿Que esperas?- preguntó Zoe mientras arreglaba su cabello.- No puedes irte sin conocer la ciudad.-
Zoe pasó de ella para dirigirse al baño y hacer su maquillaje, mientras Peggy se vestía.
°°°°
La vida en aquella ciudad le parecía rápida y turbulenta, llena de luz y diversión. Había tanto que sentir, oler y probar que la cabeza le daba mil vueltas a causa de la euforia.
Si, la vida en la ciudad era maravillosa, y no le faltaban ganas para quedarse, pero sabía en su interior que debía irse pronto.
No se habían topado a ningún mago durante su día, ni siquiera recordaba haber sentido alguna presencia mágica. Sin embargo, la idea de volver a encontrarse con Nomura, y que está la matara enserio, le causaba gran temor.
Pero nada le aterraba más que arrastrar a Zoe en sus problemas.
Habían pasado los últimos días juntas, aprendiendo la una de la otra. Zoe le enseñaba todo lo que sabía sobre Tarot, pociones, ungüentos y quiromancia.
Mientras que Peggy le enseñaba sobre los idiomas, hadas y hechizos para plantas que había logrado aprender. Incluso se vio tentada a enseñarle sobre el hechizo para borrar la memoria, ese que había usado sobre Camelot y sobre sí misma. Sin embargo, algo en ese momento la detuvo.
Aquella noche, ambas hechiceras compartieron una misma cama, en más de un sentido.
Ahí, recostada observando el techo, con las cálidas mantas cubriendo su cuerpo y con Zoe durmiendo a su lado, no pudo evitar pensar en todo lo que sentía.
Aun sentía miedo, y comenzaba a hacerse a la idea de que aquel sentimiento jamás la abandonaría. Por otro lado también sentía emoción, pues sabía que le esperaban grandes días y noches como aquella, probablemente todas al lado de Zoe.
Si, la libertad definitivamente era algo que disfrutaría en grande.
Una vez llegó la mañana, decidió hacer algo lindo por Zoe preparando el desayuno para ambas.
Lilith decidió que quería ayudar, así que Peggy se lo permitió tanto como podía.
Sin embargo, el llamado de la puerta hizo que detuvieran su tarea.
Se acercó con cuidado a la puerta, encontrando una energía mágica del otro lado. Usó el visor en la puerta para ver de quien se trataba, encontrando a un joven rubio esperando a ser atendido.
Peggy abrió la puerta, olvidando por una fracción de segundo que debía ocultarse de los hechiceros.
Los azules ojos del joven la veían con confusión.
-¿Esta Zoe en casa?- preguntó, y ella sólo asintió.- Necesito que me lea las cartas.-
Peggy asintió de nuevo, moviéndose de la entrada para que el joven entrará.
Se apresuró a la habitación, dejando al joven en la sala de estar, para avisar a Zoe sobre su inesperada visita.
Planeaba quedarse en la habitación y esperar a que el joven se fuera, pero se dio cuenta que Lilith no estaba con ella.
Con incertidumbre, caminó de regreso hacia la sala de estar, y encontró a Lilith observando al joven sentado en el sofá.
-Es un gato muy grande.- dijo el rubio, sin quitar la mirada de la felina.
-A veces es inofensiva.- respondió Peggy.
Estaba dispuesta a irse, cuando él joven volvió a hablar.
-¿Es tu familiar?- preguntó el joven, sin darle tiempo de responder.- El mío murió hace unos años.-
-Lo siento mucho.- respondió la castaña.
El muchacho aún la veía con cuidado, deteniéndose en sus ojos, su cabello, y el cristal colgando de su cuello.
-Mi nombre es Ronnie.- dijo el chico, esperando a que ella también dijera su nombre, pero no sucedió.
-Cuando era pequeño vivía en un clan de brujas, hace mucho tiempo.- habló de nuevo el joven.
Peggy no entendía por qué de pronto estaba relatando la historia de su vida, y poco le importaba, pero el joven no se detuvo.
-Las ancianas solían relatar sobre una bruja aprendiz de la Dama Pálida.- continuó el rubio.- decían que era tan bella como la luna llena, con largos y frondosos cabellos castaños, ojos verdes como dos finas esmeraldas.- decía él.- se decía que el sol colgaba de su cuello, y era protegida por un gran felino.-
Su mirada debió delatarla, pues el joven sonrió con malicia.
-Yo le temía a aquella bruja sin rostro.- dijo el joven.- Parecía sólo un mito entonces. Sin embargo, aquí estas, Hija de Morgana.-
El muchacho se puso de pie y se acercó a ella, era mucho más alto, por lo tanto ella se vio en la necesidad de mirar hacia arriba para poder verle a los ojos.
-Eres más pequeña de lo que hubiera pensado.- dijo él.- Pequeña e indefensa. Que decepción.-
-Ronnie.- escuchó llamar a Zoe.
El joven se separó de Peggy, caminando hacia la otra bruja, quien le indicó que fuera hacia la cocina.
-Peggy.- la llamó Zoe, acercándose a ella. -¿Estas bien?-
Peggy solo asintió, asi que Zoe se retiro sin decir más.
Sentía las lágrimas en sus ojos, el nudo en su garganta, la presión en su pecho.
Alguien la había descubierto, alguien más aparte de Zoe sabía que estaba con vida.
Otra vez sentía miedo.
Miedo de que este sujeto liberara su secreto. Miedo a que Nomura la encontrara de nuevo. Miedo a morir enserio.
No le hubiera importado morir hace años, sabía que debía pasar. Pero el mundo había cambiado tanto, en tantas formas y seguiría cambiando.
Si en 1600 le hubieran dicho que existiria algo tan maravilloso como la electricidad, les hubiera tachado de locos.
Sin embargo, ahí estaba, disfrutando de la dichosa electricidad, las malteadas y la música en radio.
¿Como morir ahora que el mundo cambiaba tanto?
¿Como podría irse, sabiendo que había tanto de lo que podría perderse?
Así, sus pensamientos la seguían guiando, sin darse cuenta de lo rápido que pasaban los minutos y la rapidez con la que Zoe terminaba de leer las cartas del joven Ronnie.
Les vio salir de la cocina y supo lo que debía hacer.
-Pero mis calcetines izquierdos siguen desapareciendo.- se quejaba el joven.
-¿Para que querría un trol tus calcetines izquierdos?- respondía Zoe, sin embargo no obtuvo respuesta por parte del joven, pues este cayó al suelo dormido.
Peggy se apresuró hacia él, mientras Zoe les veía con confusión y pánico.
-¿Que crees que haces?- preguntó Zoe, viendo cómo Peggy comenzaba a conjurar un hechizo en el joven.
-Él sabe quién soy.- respondió Peggy con voz temblorosa.- Borro su memoria.-
Zoe se acercó a ella y la tomó de los hombros, obligándola a verla a los ojos.
-¿Puedes hacer eso?- preguntó, su mirada se suavizaba, sus pensamientos rápidamente la guiaron hacia Douxie. - ¿Eso fue lo que le hiciste a Doux?-
Peggy ni siquiera se molestó en mirarala.
-¿Quién?- preguntó, mientras seguía con el encantamiento.
Después de unos segundos, se puso de pie y corrió hacia la habitación para preparar sus maletas, siendo seguida por Zoe.
-¿Solo te iras?- preguntó con irritación.
-No pienso arriesgarme a qué me encuentre otra vez.- respondió Peggy.
-Pues yo iré contigo.- retó Zoe.
Fue entonces cuando Peggy volteó a verla.
-No.- respondió.-No pienso involucrarte en esto.-
Zoe no la escuchó y empezó a hacer sus propias maletas.
-No fue una pregunta.- dijo.
-No quiero que tu mueras también.- soltó Peggy de pronto, causando que Zoe se detuviera y la observara.- Es como si todo lo que ellos dicen fuera verdad, como si mi presencia si fuera un mal augurio. Todos a los que amo han muerto, y no quiero que tu seas la siguiente, Zoe.-
°°°°
En la puerta del departamento, ambas brujas se abrazaban, transmitiendo todo el amor que sentían la una por la otra.
Zoe se había resignado a no poder seguirla, pero le había prometido que se volverían a ver. Na sabia cuando, pero así sería.
Antes de irse, Zoe le entregó una pequeña maleta de cuero, diciéndole que en algún momento podría usar lo que había dentro.
-Trata de no morir, por favor.- dijo Zoe, antes de plantarle un beso en la mejilla.
-Lo voy a intentar.- respondió Peggy en broma.
Y así, se fue del lugar.
Caminaba a paso veloz, mientras sentía las lágrimas caer por sus mejillas.
Si no hubiera abierto la estupida puerta, hubiera podido disfrutar un poco más de su tiempo con Zoe.
Las lágrimas nublaron su vista y justo cuando salía del edificio, se topó con alguien a quien no pudo ver y cayó al suelo.
-Lo siento mucho.- se disculpaba él joven de cabellos negros, mientras se apresuraba a ayudarla.
-No te preocupes.- dijo Peggy, levantándose con ayuda de aquel joven, sin embargo no deseaba quedarse más y siguió con su camino.
-¿Segura que estas bien?- preguntó el joven al alcanzarla, pero ella solo asintió, pues sabía que sí hablaba rompería en llanto.
Supuso que el joven ya no la seguía, pues dejó de escucharlo. Pero, aún cuando estaba lejos, podía oler su perfume.
Un fugaz recuerdo cruzó su mente. La imagen de unos vivos y brillantes ojos avellana invadió su memoria.
Pero solo eso.
No había nombres, ni rostros que pudiera relacionar a aquellos bonitos ojos.
Ojalá pudiera recordarlos algún día.
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Hola hola
Cuando dije que Peggy y Zoe habían sido novias me deje llevar, creo que fue mas como un "romance de verano" o algo así jaja
No se por que este capítulo fue tan difícil de escribir, pero creo que salió bastante bien😌
Solo por si las dudas, el chico al final del cap es Douxie quien volvía de sus vacaciones para seguir ayudando a Zoe
Él y Peggy jamás logran verse con claridad en esta historia😼🤣
En fin nos vemos en unos días, que estén super biennnn❤️
Pd. Ojo con los errores de ortografía chicxs😗✌🏻
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